A mediados de la década del 70, América del Sur se encontraba sumergida en dictaduras militares, mientras que en América Central actuaban diver-sos movimientos revolucionarios. En este contexto, militantes e intelectuales de izquierda de distintos países latinoamericanos trasladaron su residencia a México. Este país fue lugar de observación, estudio y discusión de los procesos en marcha en las socie-dades latinoamericanas. En el país azteca se llevó a cabo la publicación de textos vinculados al mar-xismo, así como la realización de encuentros entre intelectuales. Uno de los eventos más relevantes fue el Seminario de Morelia en 1980, en el que se dis-cutió la funcionalidad metodológica y política del concepto de hegemonía. El seminario se propuso analizar “cómo podía construirse una hegemonía proletaria, o popular (...) capaz de provocar una transformación radical” (Aricó, 1985, pág. 11).

En esta época la intelectualidad de izquierda eje-cuta la relectura en nuevos códigos de la obra de Gramsci. En esta nueva perspectiva, se puso el acento en el Gramsci teórico de la hegemonía y se introduce un cambio de lógica en el pensamiento de la transformación social en América Latina. Las anteriores matrices de discusión y difusión de su obra y de otros autores del llamado marxismo oc-cidental estaban regidos por la lógica del asalto al poder, teoría de la cual Lenin es el más relevante teórico. Sin embargo, en el nuevo eje de reflexión, de la lógica del asalto al poder se pasa a la lógica de construcción de nuevos poderes, la lógica de la construcción de hegemonía.

La teoría leninista de la revolución, a los tradicio-nales conceptos del materialismo histórico, agre-ga elementos tomados fundamentalmente de la Revolución Rusa, que especificaban los problemas práctico-políticos de la revolución. Con la nueva ló-gica de la construcción de la hegemonía se pien-sa la revolución como un proceso en el cual se van construyendo nuevas relaciones de poder y nuevos niveles culturales y organizativos de la sociedad. De esta forma, la idea de asalto al poder es desplaza-da por la idea de construcción de nuevas relaciones

de poder y conquista de la hegemonía. Aquí, la de-mocracia política es pensada como terreno nece-sario para la construcción del proyecto estratégico transformador. De esta forma, los movimientos de la sociedad civil adquieren un lugar predominante en el proceso de proyección y construcción de una nueva sociedad. Además, se construye una nueva idea del sujeto de la transformación pensado como bloque social múltiple y heterogéneo. Este permiti-rá dar cauce a los diversos tipos de reivindicaciones de las clases y sectores subalternos que dinamizan el proceso transformador. Por último, se construye la concepción de la relación partido-movimientos sociales basada en las ideas de autonomía, auto-gestión y democracia participativa. En esta nueva perspectiva el partido es pensado con una función de articulación de fuerzas y de representación de intereses en las instancias de gobierno, pero en una relación de iguales con los movimientos sociales (Burgos, 1997).

Basado en una ponencia presentada por José Aricó en un seminario sobre Antonio Gramsci realizado en Ferrara, Italia en septiembre de 1985, se publicó “La cola del diablo”. En este texto, el autor intenta reconstruir el itinerario de las ideas gramscianas en América Latina y contribuir a la comprensión de la realidad americana. Este libro fue publicado previo al colapso del socialismo realmente existente y en plena ofensiva neoliberal. En esta etapa fue disuel-to el Partido Comunista Italiano y se desarrollaba la llamada “década de las luces apagadas” en cuanto al interés por las ideas gramscianas en aquel país.

Aricó planteaba que, si bien no se podía descono-cer la influencia de Lenin sobre Gramsci, tampoco se podía reducir el concepto gramsciano de hegemonía al de alianza de clases, atribuyendo a Lenin una lec-tura de hegemonía reducida a esa idea. De esta for-ma, el intelectual argentino entendía la hegemonía gramsciana como una concepción que permitía pen-sar la constitución de sujetos sociales más amplios que los de clase. Esta idea invitaba a una reflexión sobre su traducción al contexto latinoamericano. Ex-puso, además, la magnitud de lo que denomina la