Inversión extranjera y economía digital: impactos y desafíos en el siglo XXI

Foreign investment and digital economy: impacts and challenges in the 21st century

Dra. C. Elaine Valton Legrá

Doctora en Ciencias Económicas. Profesora Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. Máster en Administración de Negocios, e-mail: elaine@isri.minrex.gob.cu



Recibido: 3 de mayo de 2019 Aprobado: 15 de junio de 2019



RESUMEN A partir de las tendencias y cambios basados en la rápida globalización de los mer- cados, la crisis sistémica del capitalismo, el capital transnacionalizado y los efectos de una economía digital sustentada en el valor del conocimiento, la tecnología y la innovación, el trabajo aborda las nuevas tendencias de la inversión extranjera directa, su interrelación con la cuarta revolución industrial y los desafíos para los países subdesarrollados. Así, en un entorno de economía digital se deben impulsar los procesos de integración económica regional y una mayor inversión en investi- gación, desarrollo e innovación, como estrategia integradora para aprovechar las oportunidades en los diversos campos del conocimiento, el comercio internacional y la inversión extranjera para el crecimiento económico y un desarrollo sostenible.

Palabras clave inversión extranjera, economía digital, integración, desigualdad social



ABSTRACT Based on trends and changes based on the rapid globalization of markets, the sys- temic crisis of capitalism, transnational capital and the effects of a digital economy based on the value of knowledge, technology and innovation, the work addresses the new trends of foreign direct investment, its interrelation with the fourth indus- trial revolution and the challenges in underdeveloped countries. In a digital economy environment, it is essential to promote regional economic integration processes and greater investment in research, development and innovation, as an integrating stra- tegy, to take advantage of opportunities in the various fields of knowledge, interna- tional trade and foreign investment for the economic growth and sustainable deve- lopment.

Key words foreign investment, digital economy, integration, social inequality




INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia y desarrollo de la huma- nidad el progreso tecnológico y científico ha pro- vocado disrupciones profundas en la economía. Al respecto existe un amplio consenso en la literatura académica en torno al incuestionable papel que ejercen –en el crecimiento económico de largo plazo y en otras esferas del desarrollo humano–, los pro- cesos de innovación permanentes como fenómenos portadores del progreso técnico.


Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International, que permite su uso, distribución y reproducción en cualquier medio, siempre que el trabajo original se cite de la manera adecuada.

De este modo, a partir de la década de los años ochenta, la irrupción de un escenario caracterizado

por el dinamismo del avance tecnológico, la entrada de nuevos y numerosos competidores, la globaliza- ción de los intercambios, la rápida renovación del conocimiento y la reducción del tiempo de desa- rrollo del producto, ha obligado a las empresas su adaptación a este proceso, de forma que mayores serán las posibilidades de éxito a largo plazo.

Asimismo, las tecnologías de la información y las comunicaciones están teniendo un importante y positivo impacto en las economías de los países y en la economía global en general. Sin embargo, plantean la necesidad de adaptación por parte de


los Estados y los sectores productivos y sociales a una realidad en rápida evolución.

Esta vez, serán los robots integrados en sistemas ciberfísicos los responsables de una transformación radical. Los economistas le han puesto nombre la Cuarta Revolución Industrial. Marcada por la con- vergencia de tecnologías digitales, físicas y bioló- gicas, anticipan que cambiará el mundo tal como lo conocemos y que transformarán a los mercados internacionales con la introducción de diferentes innovaciones: impresoras 3D, inteligencia artificial, robots, biotecnología, nanotecnología e internet de las cosas (IoT).

Una innovación radical en un mundo globali- zado, dinámico y turbulento caracterizado por la introducción en el mercado de nuevos productos y servicios con ciclos de vida cada vez más cortos, que imponen modos de vida para los países desa- rrollados con base en el consumismo, la concentra- ción y la acumulación del capital en poder de las transnacionales.

En la actual coyuntura internacional los centros de poder mundial adoptan un conjunto de estrate- gias capitalistas cuyo objetivo es proteger y expan- dir las posiciones de poder de las corporaciones dominantes para fortalecer su dominio frente a otros países o grupos de países.

De ahí que hoy la geopolítica y su interrelación con los problemas económicos globales debe ser comprendida de forma mucho más abarcadora, en tanto es un conjunto de estrategias de política mundial dirigida por diversos actores con sus múl- tiples intereses y medios e instrumentos, a conser- var o recomponer en función de sus intereses de hegemonía global, el orden global y cuya dirección depende de los actores que la promuevan. Las grandes transnacionales han hecho pleno uso de las teorías geopolíticas ajustándolas a la nueva era y a los cambios tecnológicos, que han permitido la metamorfosis de la geopolítica en geoeconomía, como una forma virtual de colonización y efectos económicos globales (Cadena, 2010).

De este modo, la geoeconomía1es el análisis de las estrategias de orden económico y comerciales, decididas por los Estados en el contexto de las polí-



1 Se entiende por geoeconomía: “El uso de instrumentos eco- nómicos para promover y defender los intereses nacionales y producir resultados geopolíticos beneficiosos; y los efectos de las acciones económicas de otras naciones en las metas geopolíticas de un país” (Olier, 2012).

ticas conducentes a proteger las economías nacio- nales, a adquirir el dominio de ciertas tecnologías claves o a conquistar ciertos segmentos del mer- cado mundial relativos a la producción o comerciali- zación de un producto o de una gama de productos sensibles, sobre los cuales su posesión o su con- trol confiere a los detentadores –Estado o empresa transnacional– un elemento de poder o de proyec- ción internacional y contribuye al reforzamiento de su potencial económico y social.

De esta manera, irrumpe una nueva dimensión del binomio “geopolítica-geoeconomía, el poder tecnológico y su influencia en la economía y en los mercados financieros, que será un factor de domi- nio que redelineará el sistema de relaciones inter- nacionales del siglo xxi. Entonces son acciones de geopolítica tanto las de orden militar, político, mediá- tico, como las de carácter económico, financiero, científico, tecnológico, que realizan los centros de poder mundial para alcanzar sus objetivos de hege- monía y dominación global.


DESARROLLO

Sin duda, el acelerado desarrollo de la tecnología ha irrumpido en todos los ámbitos y niveles sociales, de modo que en los tiempos actuales la nueva tecno- logía se ha convertido en uno de los productos funda- mentales del consumo de la modernidad, así como de dominio por los centros de poder, en particular, de sus principales agentes, las empresas transnaciona- les, que le ha permitido gradualmente ir consolidando y ampliando su creciente dominio en la economía mundial. Además de ser las grandes beneficiadas por las políticas neoliberales y la inversión extranjera directa al controlar los sectores de alta tecnología y, por ende, estratégicos de la economía digital.

Todo lo contrario ocurre en los países subde- sarrollados, ya que en la mayoría de los países la inversión extranjera directa ha estado focalizada en las industrias extractivas con la explotación indis- criminada y la apropiación de sus recursos natura- les sin tener en cuenta la protección ambiental, el mantenimiento de un patrón comercial basado en la exportación de materias primas y productos de bajo valor agregado. Con el consiguiente aumento de la desigualdad y la exclusión social, evidenciando el carácter desigual del desarrollo capitalista y de las medidas neoliberales impuestas por los centros de poder y los organismos internacionales, reforzando el carácter injusto del actual “orden” mundial.

De este modo la revolución tecnológica no hará sino aumentar la desigualdad en el reparto del ingreso, el aumento de la brecha digital y condu- cirá a un conjunto de complejidades de seguridad geopolítica en función del poder tecnológico de los países.

Asimismo, las nuevas tecnologías inciden en los flujos de inversión extranjera y en la economía digi- tal, con impactos en el comercio mundial y la socie- dad, lo que significa un gran desafío para los países subdesarrollados en el siglo xxi.


Nuevas tendencias de la inversión extranjera directa

La inversión extranjera directa, de conjunto con los esfuerzos nacionales, es determinante en el desarrollo y el crecimiento económico de los paí- ses en desarrollo, sin embargo, el alto desarrollo tecnológico alcanzado por los países desarrollados producto de la revolución tecnológica, y un entorno internacional caracterizado por múltiples cambios globales, la revolución industrial 4.0, los conflic- tos económicos y militares, la crisis sistémica del capitalismo–económica, financiera, tecnológica, medioambiental, social–,entre otros factores, crean un ambiente nada favorable para el flujo de inversio- nes hacia los países subdesarrollados.

En este contexto de fuertes transformaciones tecnológicas y tensiones geopolíticas, las nuevas tendencias de la inversión extranjera directa según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe se encuentran en:


Igualmente, la inversión extranjera directa tiene un papel relevante en estas empresas en la trans- misión de conocimiento, pero lo que cambia es el modo de entrada de estas empresas en el mercado con algunas características específicas, por una parte, muchas de estas empresas no necesitan una presencia física en los países en los que operan o, si la tienen, es muy leve en términos de capital y, por lo tanto, prácticamente no se refleja en los flujos de inversión extranjera directa. Por otra parte, la digita- lización permite la distribución en mercados interna- cionales con muy poca presencia directa en el país. Otro elemento a resaltar es la necesidad que tie- nen los países del acceso a más información para diseñar políticas de inversión extranjera directa ade- cuadas y lograr su inserción en la economía digital, a partir de una mejor comprensión de la manera en que las cadenas globales de valor evolucionarán

con la economía digital.

Asimismo, la economía digital representa gran- des desafíos para atraer inversión extranjera hacia América Latina, que implica la necesidad de políti- cas públicas integradas con una mirada inclusiva. Al mismo tiempo, se debe establecer un marco regula- torio adecuado para la inversión coherente con los objetivos nacionales de desarrollo sostenible, for- talecer la infraestructura digital, crear autoridades regulatorias que garanticen la protección de datos de los usuarios y que en su conjunto contribuyan a atraer inversiones asociadas a la revolución digital del siglo xxi.

En la región los proyectos de inversión deben ser tratados como una oportunidad de desarrollo sos- tenible con igualdad social, teniendo en cuenta la creación de empleos, la incorporación de nuevas


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Fuente: UNCTAD, Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2018.

Fig. 3. Entradas de inversión extranjera directa, 20 principales economías receptoras (en miles de millones de dólares).


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Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de cifras y estimaciones oficiales al 6 de junio de 2018.

Fig. 4. América Latina y el Caribe (regiones y países seleccionados): flujos de entrada de inversión extranjera directa, 2016-2017 (en miles de millones de dólares).


tecnologías, las buenas prácticas sociales y medio ambiental, y el valor agregado que aporta a los paí- ses en materia de innovación y formación de capa- cidades. Pero, un aspecto central que debe tenerse en cuenta es la necesidad de vincular al mundo digi- tal con las actividades productivas para diversificar las economías y de incrementar la productividad en los sectores estratégicos de mayor impacto en las economías nacionales y la región.

De la misma manera, el comercio, la inversión y los servicios en una economía digital están interco- nectados, de ahí que la inversión extranjera directa se dirige hacia las actividades de mayor contenido tecnológico concentradas en las empresas digitales transnacionales, como las plataformas de internet y las empresas de comercio electrónico y contenido digital, las que están creciendo a un ritmo notable- mente más rápido que otras empresas multinacio- nales y marcan estándares en los flujos mundiales de inversión hacia las economías avanzadas.

De esta forma, las nuevas tendencias tecno- lógicas constituyen una auténtica revolución en la economía digital y en las corrientes de inversión

extranjera en la actualidad y en el futuro. El compor- tamiento entre 2010 y 2015 muestra que el número de empresas de tecnología se duplicó con creces y los activos de esas empresas se incrementaron el 65%, y sus ingresos aumentaron aproximadamente el 30% en relación con otros tipos de empresas mul- tinacionales que figuran entre las 100 principales a nivel mundial (UNCTAD, 2017).

Al respecto algunos países están examinando con profundidad las absorciones desde el extranjero para su aprobación, en particular cuando se refie- ren a activos nacionales estratégicos y empresas tecnológicas. Una encuesta realizada por la Con- ferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo entre las empresas multinacionales, Estados Unidos es el país más atractivo en térmi- nos de inversión extranjera directa para el período 2017 a 2019, por delante de China e India (UNCTAD, 2017).

Un estudio del comportamiento del ranking mun- dial de las empresas muestra que las empresas tecnológicas continúan ganando posiciones entre las empresas más grandes del mundo en los últi-

mos años. En 2013 solo había tres empresas tec- nológicas y en 2019 ya son ocho las empresas más grandes del mundo y de ellas siete son empresas relacionadas con la tecnología.

En ese orden, la rentabilidad de las empresas transnacionales digitales crece exponencialmente por el impacto de la cuarta revolución industrial en la economía digital. En la tabla 2 se muestra como el ranking de las empresas mundiales con mayores valores de capitalización hasta febrero 2019, está dominado por Estados Unidos, contando con 53 en el listado de las 100 empresas más grandes. Por su parte China cuenta con 11 empresas entre las 100 más grandes del mundo, mientras que Reino Unido se sitúa en tercer lugar con un total de nueve empre- sas (Economipedia, 2019).

Lo anteriormente expuesto muestra que el sector que domina el ranking mundial es el tecnológico, marcando el atractivo reiterado de las empresas de tecnología en el entorno de la economía digital.

Sin embargo, en América Latina las empresas digitales son relativamente pocas y en general pequeñas, pero importantes por su capacidad de innovación y su papel de facilitadores de la econo- mía digital en su conjunto. En este sentido resulta interesante señalar que el sector automotriz en México ha mantenido su dinamismo en el mercado, al diversificar su cartera de productos con un cam- bio hacia la automatización de los vehículos, entre otras propuestas avanzadas.

Se espera que en 2020 como impacto de la cuarta revolución industrial y a la difusión de la eco- nomía digital cerca del 75% de la producción serán vehículos conectados y aparecerán las primeras versiones comerciales de automóviles totalmente autónomos (CEPAL, 2018).

De manera general, las perspectivas de la inver- sión extranjera directa siguen siendo poco atracti- vas y las proyecciones a nivel mundial muestran un crecimiento débil, se prevé que los flujos mundia- les en 2018 hayan tenido un fuerte descenso de la inversión a nivel mundial y se mantengan por debajo de la media de los diez últimos años, ya que los riesgos son significativos y el aumento de las ten- siones comerciales y la incertidumbre política, entre otros factores, podrían afectar las perspectivas eco- nómicas y a las inversiones en las cadenas de valor mundiales, con efectos significativos en los patro- nes mundiales de inversión en varias regiones, con mayores riesgos y desafíos para los países menos desarrollados.

Considerando estas perspectivas, y la perma- nencia en América Latina y el Caribe de un modelo de inversión e inserción comercial que no se ade- cua a la transformación tecnológica y a la velocidad requerida por el nuevo contexto global marcado por las asimetrías existentes entre el norte y el sur, se prevé que los flujos de inversión extranjera directa hacia la región no crezcan en el 2018.


Tabla 2. Ranking de empresas tecnológicas en el mundo. Datos de cierre del 15 de febrero de 2019 (en miles de millones de euros)


No.

Empresa

País

Sector

Capital bursátil

1

Microsoft Corp

Estados Unidos

Tecnología, software

733,27

2

Apple Inc

Estados Unidos

Tecnología hardware

709,69

3

Amazon Com Inc

Estados Unidos

Tecnología y distribución

697,54

4

Alphabet Inc

Estados Unidos

Tecnología, internet

685,44

5

Berkshire Hath

Estados Unidos

Financiero

446,60

6

Facebook Inc

Estados Unidos

Tecnología, internet

409,59

7

Alibaba Grpdr

China

Tecnología y distribución

380,37

8

Tencent

China

Tecnología, internet

357,65

9

Johnson &Johnson

Estados Unidos

Farmacia

323,03

10

JPmorgan Chase

Estados Unidos

Banco

309,99


Fuente: https://economipedia.com/ranking/empresas-mas-grandes-del-mundo-2019.html

Los impactos y desafíos de la revolución tecnológica en el siglo xxi

Los avances tecnológicos han representado un impacto en todos los aspectos de la vida de las per- sonas y en las últimas décadas han producido una verdadera revolución en la producción y en la eco- nomía, en la prestación de servicios, la medicina, la educación, la mecánica y las relaciones interperso- nales, así como también en la forma como se reali- zan y dirigen los procesos.

La revolución tecnológica será más rápida y más profunda que la vivida estos últimos años. Tecno- logías como la fabricación aditiva, la computación cuántica o el coche autónomo, tendrán un enorme impacto en las organizaciones, y se prevé que la complejidad de la cuarta revolución industrial creará una transformación total en la estructura econó- mica, política y social de las naciones, y el proceso de transformación beneficiará principalmente a las empresas transnacionales y por tanto a los ricos del mundo, con una mayor concentración del capital.

La cuarta revolución tecnológica modificará fun- damental mente la forma de trabajar y vivir de la sociedad y en cómo las personas se conectan en los sitios más distantes del planeta, lo que repercute indudablemente en los mercados económicos y los procesos sociales a escala global.

De ahí que en el contexto internacional actual caracterizado por la crisis sistémica del capitalismo,

los impactos del cambio tecnológico son impredeci- bles para la sociedad y afectarán principalmente a la estructura socio-laboral y ocupacional, así como a la economía productiva con la sustitución de mano de obra por la automatización, con la reducción de los costos y una mayor eficiencia (Fig. 5).

Por una parte, el progreso tecnológico hace avan- zar a la sociedad en general y a pesar que genera un gran valor añadido a los bienes y servicios, al mismo tiempo puede dejar a muchas personas des- empleadas, por ejemplo, el impacto de los robots llevará a un cambio estructural en la sociedad. Tam- bién los cambios tecnológicos están afectando a la organización del trabajo y su gestión, donde las nuevas tecnologías pueden causar la desigualdad de oportunidades que se está produciendo entre las personas que disponen de conocimiento para acce- der a empleos especializados y los que no tienen acceso a la educación y la capacitación por falta de financiamiento.

Esta diferenciación social, en función de los conocimientos tecnológicos, afecta a los países subdesarrollados que no disponen de las capacida- des nacionales y los recursos financieros necesa- rios para el aprendizaje y el desarrollo tecnológico sobre bases de igualdad social.

La nueva tecnología de la información está redi- señando los procesos laborales y, por lo tanto, el mercado del empleo y la estructura ocupacional. No solo ha incrementado las relaciones humanas, sino


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Fuente: CEPAL, sobre la base Sirkin, H., Zinser, M. y Rose, J. (2014). The shifting economics of global manufacturing: how cost competitiveness is changing worldwide. The Boston Consulting Group y The Conference Board “International comparisons of hourly compensation costs in manufacturing, 2015”.

Fig. 5. Evolución del costo de un robot soldador y de la mano de obra promedio en manufactura.

que ha generado una compleja actividad econó- mica, al haber revolucionado el sistema productivo en los últimos años, el crecimiento de las teleco- municaciones y su utilización en los intercambios comerciales y financieros.

En relación a la estructura económica produc- tiva, la nueva tecnología para el mundo económico capitalista significa un aumento creciente del capital y en consecuencia desarrollará las actividades pro- ductivas, comerciales y financieras que le aporten un aumento de la tasa de ganancia a favor de la acumulación capitalista.

En consecuencia, el desarrollo tecnológico afecta a todos los habitantes, pero no de la misma forma, y puede traer un aumento de las desigualdades socia- les y económicas. De hecho, el capitalismo neoliberal lleva a cabo un entramado estructural y estratégico enfocado a fortalecer el sistema de poder transna- cional y las redes globales de capital que conjugan la producción, las finanzas, el comercio, los servicios y el dominio de la tecnología para expandir el ámbito de dominio del capital monopolista, lo que provoca la injusta repartición de la riqueza en el planeta y la concentración del capital en poder de pocas empre- sas transnacionales en los últimos años.

De esta manera, la inversión extranjera directa se convierte en un motor de la acumulación de capi- tal mediante los derechos de propiedad intelectual, aspecto a considerar dentro de la economía digital, debido a que la mayor parte del valor añadido en los bienes y servicios se concentra en las etapas de investigación y desarrollo (I+D) y diseño, generado en los centros de investigación de las economías desarrolladas. Todo lo contrario ocurre en los países subdesarrollados que producen productos de bajo valor agregado y mantienen una dependencia tecno- lógica permanente de las empresas transnacionales. En este contexto cada día será más difícil para los países del Tercer Mundo acceder por medio de la inversión extranjera directa a la transferencia de tecnología para su desarrollo sostenible y la mejora

de la calidad de vida de la sociedad.

Una mirada en perspectiva infiere que la cuarta revolución industrial se convierte en un gran nego- cio para las empresas transnacionales por medio de la inversión extranjera directa en las nuevas tecno- logías, con el propósito de obtener mayor plusvalía, pero, a su vez, incrementa los problemas de exclu- sión social en que viven los pobres del mundo.

De este modo, la brecha tecnológica será aún mayor entre los países desarrollados y los subdesa-

rrollados, con impactos negativos sobre la sociedad de los países menos desarrollados, con el incre- mento de la pobreza, el desempleo y la desigualdad social. En consecuencia, les será muy difícil el pro- greso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, principalmente los objetivos de erradicar la pobreza extrema, la creación de trabajo decente para todos y enfrentar la crisis climática.


CONCLUSIONES

En las actuales condiciones de revolución tecno- lógica, la inserción de los países subdesarrollados en los flujos de inversiones y el comercio mundial se torna cada día más complejo y desigual, debido a las asimetrías estructurales existentes entre los países desarrollados y los subdesarrollados, que retardan el crecimiento económico y el desarrollo, lo que evidencia la incapacidad del neoliberalismo del siglo xxi, para solucionar los problemas financieros, económicos, políticos, sociales y ambientales que agobian a la humanidad.

A pesar que el desarrollo de la sociedad de la información y el conocimiento se presenta como una oportunidad para el desarrollo en el siglo xxi, la evolución de la economía digital revela desafíos como la necesidad de cerrar la brecha digital y otros relacionados con desigualdades, asimetrías y difi- cultades en el aprovechamiento de sus ventajas. Por eso en la economía basada en conocimiento, la sociedad está llamada a tener una participación más activa y comprometida con su desarrollo inclu- sivo a nivel global.

Y en esta aceleración tecnológica es necesario que los países en desarrollo tengan la capacidad de integrarse e insertarse con rapidez al cambio de paradigma, con especial énfasis en un mayor impulso a las tecnologías de la información y las comunicaciones y el uso de los medios de comuni- cación en función de las necesidades de la sociedad.

Por ende, las políticas públicas deben favorecer la construcción de una fuerte infraestructura de tec- nologías de la información y las comunicaciones, crear las instituciones y promover las políticas ade- cuadas para desarrollar los sectores estratégicos que impulsen las inversiones y el comercio mundial en la economía digital para aprovechar los benefi- cios de la digitalización y facilitar su acceso a los mercados mundiales.

Hoy el desarrollo tecnológico se convierte en el eje central de las estrategias a ser diseñadas por los

países en desarrollo, ya que es un factor de dominio que redelineará el sistema de relaciones internacio- nales del siglo xxi.

Por estas razones es necesario coordinar las políticas públicas y armonizarlas con las estrate- gias de desarrollo en los ámbitos económico, finan- ciero, científico-tecnológico, inversionista, industrial, comercial, educativo, ambiental, social, cultural y ético, que propicie el desarrollo de tecnologías endógenas adaptadas a las características y condi- ciones de desarrollo de cada país.

De esta manera se asegura la integralidad y la complementariedad entre la política tecnológica, la política industrial, la política inversionista y la política comercial, con otras políticas públicas para atraer la inversión extranjera directa en función de las prioridades de desarrollo de los países y en sinergia con la economía digital, que favorezca las relaciones comerciales, crear nuevas fuentes de empleo, el desarrollo de productos innovadores, la utilización de nuevas tecnologías y el crecimiento de la productividad y la economía, en pos de un desa- rrollo sostenible e inclusivo para toda la sociedad.

Asimismo se debe trabajar en el fortalecimiento de la cooperación internacional en ciencia, tecnología e innovación como un factor estratégico en las relacio- nes internacionales para crear nuevas oportunidades en investigación y desarrollo, fortalecer la educación, el aprendizaje permanente y aprovechar las oportu- nidades de captar inversión extranjera directa de alto valor agregado como complemento a los esfuerzos nacionales en los países subdesarrollados.

De ahí que en la actual coyuntura internacional y su probable evolución en las próximas décadas, se requiere una acelerada integración en las cade- nas de valor sectoriales y regionales, y una mayor inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), ante los desafíos y oportunidades que se avizora con la cuarta revolución industrial.

En el contexto internacional actual, caracterizado por un mundo turbulento y globalizado, las relacio- nes internacionales tienen un papel fundamental en aras de potenciar la integración económica regional que impulse la acción conjunta en los diversos cam- pos del conocimiento, la innovación, el comercio internacional y la inversión extranjera directa, orien- tadas hacia una economía digital más inclusiva, más igualitaria y más productiva como alternativa para enfrentar los desafíos actuales y futuros de la revolución digital con justicia social y sostenibilidad ambiental.

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