De la sabiduría ecológica a la acción conjunta: Estudio sobre la construcción de una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido

From ecological wisdom to joint action: A study on building a China-Latin America ecological community with a shared future

Dra. C. Meng Xiayun

Doctorado en la Literatura Latinoamericana. Directora del Centro de Estudio de los Países Hispanohablantes de la Universidad de Asuntos Exteriores de China. Investigadora de la literatura y cultura de América Latina. Miembro del Consejo de la Asociación China de Estudios Latinoamericanos, Miembro del Consejo de la Asociación Nacional China de Estudiantes Retornados de Países de Iberoamérica y el Caribe, miembro de la Sociedad de Derechos de Autor de Obras Escritas de China y miembro de la Asociación de Literatura Extranjera de la Provincia de Shaanxi. Beijing, China. 137879025@qq.com 0000-0002-5571-1913

Cómo citar (APA, séptima edición): Xiayun, M. (2025). De la sabiduría ecológica a la acción conjunta: Estudio sobre la construcción de una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido. VII (Nro. 4), 299-318. https://doi.org/10.5281/zenodo.17306214

https://doi.org/10.5281/zenodo.17306214

 

Recibido: 6 de julio de 2025

Aprobado: 19 de agosto de 2025

publicado: 20 de octubre de 2025

 

RESUMEN La propuesta de construir una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido se basa en el concepto de “comunidad de futuro compartido para la humanidad” impulsado por China, el cual fusiona elementos del marxismo y de la tradición cultural china con los desafíos globales actuales. Este artículo explora, desde una perspectiva histórico-filosófica y geopolítica, las raíces del pensamiento ecológico tanto en la antigua China como en las culturas prehispánicas de América Latina, y analiza el consenso ecológico alcanzado por ambas regiones en la era contemporánea. A partir de ello, se delinean cinco vías principales de cooperación que abarcan desde la protección ambiental hasta la educación ecológica y la gobernanza climática. La construcción conjunta de esta comunidad ecológica no solo fortalecerá el desarrollo sostenible bilateral, sino que también ofrecerá una solución inclusiva y solidaria a la crisis ecológica global.

Palabras claves: Comunidad de futuro compartido, cooperación ecológica, civilización ecológica, China-América Latina, pensamiento ecológico, desarrollo sostenible

ABSTRACT The proposal to build a China–Latin America ecological community with a shared future is rooted in the concept of a “community with a shared future for mankind,” promoted by China. This concept integrates Marxist principles with traditional Chinese culture while responding to today’s global ecological challenges. This article explores the ecological thought in ancient China and pre-Hispanic Latin American civilizations, analyzing the contemporary ecological consensus between both regions. It then outlines five key pathways for cooperation, including environmental protection, ecological education, and climate governance. Jointly building this ecological community will not only enhance sustainable development for both regions but also contribute inclusive and cooperative solutions to the global ecological crisis.

Keywords: Community with a shared future, ecological cooperation, ecological civilization, China–Latin America, ecological thought, sustainable development

INTRODUCCIÓN

La Comunidad de Futuro Compartido es un nuevo concepto sobre la sociedad humana que el gobierno chino ha enfatizado repetidamente en los últimos años, y después de un gran tiempo de implementación ha obtenido un amplio reconocimiento por parte de la comunidad internacional. El informe del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China enfatiza que la humanidad solo tiene una Tierra y todos los países comparten un mundo, y se debe fomentar la conciencia de “la comunidad de futuro compartido para la humanidad” (Diario del Pueblo, 2012). El fundamento de este concepto proviene del marxismo y también incluye la vasta y profunda cultura china. Es la gran práctica del pensamiento marxista de la “verdadera comunidad” en la nueva era, y también refleja la idea de “la visión del mundo unificado” o “la armonía entre todas las naciones” de la antigua China.

Cuando Xi Jinping asumió por primera vez como secretario general, en su primer encuentro con extranjeros, declaró que la comunidad internacional se ha convertido cada vez más en una “comunidad de futuro compartido” donde todos están vinculados entre sí, y que, frente a la compleja situación económica mundial y los problemas globales, ningún país puede actuar solo. Después del XVIII Congreso Nacional del PCCh, el secretario general Xi Jinping incorporó de manera creativa el discurso sobre cuestiones ecológicas en el pensamiento de la comunidad de futuro compartido para la humanidad, fusionando el pensamiento de la civilización ecológica con el pensamiento de la comunidad común, lo que sentó las bases para el pensamiento de una comunidad ecológica de futuro compartido. En el XIX Congreso Nacional del Partido, el secretario general Xi Jinping nuevamente enfatizó la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad en el ámbito ecológico, afirmando que “debemos adherirnos al respeto al medio ambiente, cooperar para abordar el cambio climático y proteger la tierra, nuestro hogar común en el que la humanidad se basa para sobrevivir”(Xi, 2017). Esto muestra que la comunidad ecológica de futuro compartido se ha convertido en una propuesta china para abordar los problemas ecológicos globales, fortalecer la cooperación ecológica internacional y promover la gobernanza ecológica global.

En 2014, el presidente Xi Jinping propuso la idea de que China y América Latina trabajen juntos para construir una comunidad de futuro compartido. Promover la construcción de una comunidad China-América Latina de futuro compartido es una parte importante de la estrategia diplomática de gran alcance de China, y también es uno de los pasos prioritarios que China ha propuesto para promover conjuntamente la construcción de la gran causa de la comunidad de futuro compartido para la humanidad en el ámbito internacional. Al extender aún más las dimensiones de la construcción de la comunidad China-América Latina de futuro compartido, además de la comunidad común en áreas como la política, la economía, la cultura y la sociedad, China y América Latina también tienen una base sólida y una visión esperanzadora para construir una comunidad ecológica de futuro compartido en el ámbito ambiental.

La trascendental 15ª reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15) se celebró en Kunming, China, en el año 2021. El enfoque principal de esta reunión fue “Civilización Ecológica: Forjando un Futuro Compartido para la Vida en la Tierra”. Durante este evento, representantes de los países signatarios del convenio, así como organizaciones internacionales, regionales, ONGs, comunidades locales y pueblos indígenas, se juntaron con el propósito de diseñar un “Marco Global para la Diversidad Biológica posterior a 2020”. Este marco buscaba resumir el progreso y la experiencia acumulados en la última década en la implementación de los objetivos globales para la diversidad biológica. El encuentro manifestó la firme determinación de la comunidad internacional para proteger la biodiversidad y fomentar la construcción de una civilización ecológica a nivel mundial, representando así un paso significativo hacia la hermosa visión de 2050, en la cual la humanidad y la naturaleza coexistan en armonía. Sin lugar a duda, esta reunión se consolidó como uno de los hitos más trascendentales en la historia de las Naciones Unidas en el ámbito medioambiental y ecológico. Destacando la relevancia y alcance de la COP15, distinguidos representantes de 17 países de América Latina y el Caribe también se hicieron presentes (Report of CBD, 2021), expresando su compromiso y voluntad para colaborar en la mejora del desarrollo ecológico y el bienestar humano de manera conjunta.

DESARROLLO

I. Pensamiento ecológico de las civilizaciones antiguas1

1.1 Pensamiento ecológico en la antigua china

La cultura china tiene una larga historia y es profundamente rica. Uno de los elementos centrales de la cultura china es la noción de “armonía”. Desde tiempos antiguos, la cultura de la “armonía” ha implicado una cosmovisión de la unidad entre el cielo y el hombre, una perspectiva internacional de la concordia entre todas las naciones, una concepción social de la armonía en la diversidad, una ética que valora el corazón humano y la bondad, y una escala de valores que da prioridad a la justicia. Hace hincapié en la armonía, la coordinación y la unidad entre las personas, la naturaleza y la sociedad, y es una parte fundamental de los valores tradicionales chinos. Esta noción cultural ha tenido un impacto positivo en la preservación de la estabilidad social, el fomento de relaciones amistosas entre las personas y la protección del medio ambiente.

El pensamiento ecológico en la antigua China temprana se centraba en la adoración de la naturaleza, tanto en la adoración de animales como en la adoración de fenómenos naturales, lo que promovió el surgimiento del pensamiento ecológico en sus inicios. Con la llegada de la era agrícola, los seres humanos gradualmente adquirieron conocimientos y tecnologías para utilizar la naturaleza, dándose cuenta de que la supervivencia humana dependía del entorno natural. Así, evolucionaron desde la adoración de la naturaleza hacia un pensamiento ecológico que enfatizaba la igualdad y la reciprocidad entre los seres humanos y todas las criaturas, así como la armoniosa coexistencia entre los seres humanos y la naturaleza. Con el tiempo, se formaron conceptos como “Armonía entre el Cielo, la Tierra y el Hombre”, “Coordinación de Yin y Yang” y “Armonía del Cielo y el Hombre”.

Los clásicos confucianos contribuyen especialmente al desarrollo de estas nociones. El estudio de Confucio plantea que el cielo es el origen de todo y la fuente de la creación de la vida. La doctrina de los Libros de los Cambios propone una idea fundamental que se basa en el pensamiento de Confucio: “la creación ininterrumpida es el cambio”, “la gran virtud del Cielo y de la Tierra es la creación de vida”(Ye, Zhu, 2008:60), Como proceso natural de la creación de la vida, el Cielo ha creado todas las cosas y los seres humanos nacieron de él. Por lo tanto, los seres humanos tienen la responsabilidad de proteger sus vidas y establecer el orden en el mundo. Mencio expuso la relación entre el hombre y la naturaleza con el concepto “honestidad”, y considera al Cielo, la Tierra y los seres humanos como una totalidad integrada, y de ahí que se promueva la idea de amar a los seres queridos y a las personas, a todos los seres vivos. Los pensadores confucianos han heredado la idea de que “el Cielo y la Tierra tienen a los seres vivos como su núcleo”, abogando por el principio de amar a la gente y a los otros seres vivos. Es decir, extienden el principio de la benevolencia desde los hombres hasta la naturaleza misma, y elevan los sentimientos de cuidar el ambiente como una exigencia ética de los hombres; El taoísmo es una filosofía clásica china que contiene muchas estructuras de pensamiento ecológico, que aboga por el cuidado de la naturaleza, por la gobernanza simple o la no-acción. Lao Zi promueve que todo el mundo funcione de acuerdo con la ley en sí, que es la vía. La vía del Cielo y la Tierra corresponde a la ley de la sociedad humana; Zhuangzi también expresó su idea de cumplir con las leyes de la vía, con el fin de lograr la armonía entre el hombre y la Tierra. Laozi y Zhuangzi defienden la no-acción, el silencio y la inacción con menos deseo. Es decir, los seres humanos deberían ajustarse a las leyes de la naturaleza en el proceso de vivir en ella y no dañarla, logrando al fin la unidad del hombre y la naturaleza;El budismo aboga por el concepto de compasión para toda la vida. Cree que todas las cosas en el universo: el Buda, los seres humanos, los animales, las plantas y las materias inorgánicas, son iguales y tienen en sí la budeidad. No solo los seres humanos tienen la budeidad, sino que las flores y los árboles sin emociones también la poseen. Por lo tanto, se anima a los seres humanos a cuidar el mundo natural y a construir un entorno que sea interdependiente y armonioso. La manifestación más alta de la preocupación del budismo por la vida es el espíritu de compasión por todos los seres vivos, e incluye en sus reglas varias formas de vida como la liberación, el vegetarianismo y no matar. Amar a los seres sensibles y darles alegría, llorar por los seres conscientes y quitar su sufrimiento.

Los antiguos pensamientos ecológicos chinos se concentran en las doctrinas del confucianismo, el taoísmo y el budismo, y han madurado y mejorado gradualmente a través de varias generaciones. Sobre la base de la práctica, los antepasados compilaron una serie de puntos de vista e ideas por medio del conocimiento y la experiencia, convirtiéndose en la sabiduría ecológica de la civilización china. Este tipo de sabiduría ecológica no solo proporciona una base moral para la continuación de los cinco mil años de historia china, sino que también proporciona una premisa teórica para el desarrollo sostenible del pensamiento ecológico contemporáneo y la construcción de una civilización sostenible.

I.2. Cosmovisión ecológica de la antigua cultura prehispánica

La primera influencia de la civilización latinoamericana actual fue la antigua cultura aborigen antes de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano en 1492. Desde sus inicios, estas antiguas culturas tenían una concepción ecológica de veneración hacia la naturaleza y la convivencia armoniosa. En las herencias culturales de las tres grandes civilizaciones: los mayas, los aztecas y los incas, se pueden encontrar rastros del pensamiento de “convivencia pacífica de todas las cosas”. El Popol Vuh de los mayas presenta leyendas sobre la creación del mundo por seres humanos y dioses, “mostrando su pensamiento ecológico de adorar a la creación natural y abogar por una convivencia armoniosa con la naturaleza, y reflejando la actitud optimista de los mayas hacia la naturaleza y el destino humano”(Meng, 2015). Los manuscritos legados por las culturas aztecas e incas también registran que los dioses naturales actúan en la sociedad humana, y la gente adora a la naturaleza y a los dioses naturales. Los aztecas consideraban a la naturaleza como la encarnación de los dioses, como el caso de su creencia en que “las curvas del suelo, las cuevas, los picos y los arroyos eran las encarnaciones de la deidad del agua y de la tierra, Tláloc”(Shawn, 2022: 49). Ellos adoraban a la naturaleza y a los dioses, celebraban rituales religiosos y adoraban al Dios de sol Inti, al Dios creador Viracocha y a la diosa terrenal Pachamama, entre otros. Valoraban especialmente la relación entre las mujeres y la naturaleza, creyendo que las mujeres tenían una capacidad de fertilidad similar a la de la tierra, con una vitalidad y creatividad especial. Los indígenas consideraban que las mujeres tienen una sensibilidad y una ternura innatas, pueden acercarse mejor y cuidar de la naturaleza. A menudo asocian a las mujeres con la naturaleza y llaman a la tierra que alimenta a los seres humanos como “Madre Tierra”, considerando que la tierra, al igual que las mujeres, engendra y nutre a los hijos, siendo la base de la existencia de la vida. Ellos creían que cualquier actividad humana afectaría al universo y que el funcionamiento natural del universo tendría un efecto sobre la humanidad, por lo tanto, veían la armonía e interacción entre la humanidad y la naturaleza como clave para mantener el orden cósmico y la estabilidad social. Buscarían bendiciones y protección a través de rituales y ceremonias, expresando así su respeto y gratitud hacia los espíritus de la naturaleza. Tanto los mayas, los aztecas como los incas, así como otros pueblos indígenas de América, durante miles de años, “han creído en la continuación de la vida en armonía con la naturaleza, respetando la diversidad de la vida natural y el equilibrio del mundo. Mantuvieron una actitud de reverencia y adoración hacia la naturaleza, creyendo que todas las cosas naturales tienen espíritu, y que cada flor, cada árbol y cada criatura tienen almas dignas de veneración por la humanidad, y que tienen una conexión especial con los seres humanos” (Meng, 2016). La concepción de la naturaleza de los indígenas americanos está arraigada en su cultura y creencias religiosas, y esta ha moldeado su estilo de vida, valores y organización social, demostrando su respeto, humildad y gratitud hacia la naturaleza.

Además de las civilizaciones maya, inca y azteca, América también albergó muchas otras antiguas civilizaciones que aplicaron de manera única sus propias formas de desarrollo ecológico adaptadas a su entorno natural. Un ejemplo es la cultura Mapuche en Chile, que posee una rica tradición cultural y religiosa, estrechamente conectada con la naturaleza. “Mantienen una relación de reciprocidad con todos los elementos que conforman la naturaleza, ya sean aves, animales, insectos, plantas, piedras, aguas, e incluso seres espirituales que habitan estos espacios, esto ha sido ampliamente documentado desde los primeros cronistas que llegaron a Chile hasta investigadores contemporáneos” (Cebollas, 2012:314). La filosofía de origen del pueblo Mapuche se basa en sus mitos y creencias religiosas tradicionales, interpretando el origen y la relación entre los seres humanos y el universo. Ellos creen que el universo surge de una energía común llamada “Newen”, que simboliza la vida y el poder, y es la base de todas las existencias, incluidos los seres humanos (“Chen”) y la Tierra (“Mapu”). A diferencia de la concepción occidental que ve a los seres humanos por encima de la naturaleza, los Mapuche consideran que los seres humanos y la Tierra son interdependientes y están conectados; los seres humanos son parte de la Tierra y coexisten con otras criaturas y elementos naturales en el universo. Por lo tanto, la relación entre los seres humanos y la Tierra es tanto espiritual como material; los seres humanos mantienen esta relación interactuando con la Tierra, y los dioses les confían la responsabilidad de habitar y proteger la Tierra, para “allí esperar la llegada de y todos los espíritus a este mundo” (Héctor, 2013:36). La cultura Mapuche ve a la Tierra como una presencia sagrada, una madre que da vida. Asocian las fuerzas naturales con las cuatro direcciones de la Tierra, cada una representando diferentes elementos y energías naturales. Buscan el equilibrio y la armonía interactuando con estas cuatro direcciones y expresan su respeto por las fuerzas naturales a través de rituales y ceremonias.

Otro ejemplo es la cultura Zenú desarrollada en las regiones pantanosas del Caribe colombiano, donde “el hombre manejó los humedales aprovechando la riqueza de la fauna acuática y controlando las aguas de inundación, con el fin de proteger las viviendas en un comienzo y, eventualmente, enriquecer con sus sedimentos las zonas de cultivo. Este fue un proceso lento, iniciado durante el segundo milenio antes de Cristo, que se prolongó en algunas áreas hasta la época de la conquista española”(Clemencia y Falchetti, 1993). Durante dos mil años de existencia, basándose en “las condiciones naturales del río y de un proceso de coadaptación de los seres humanos y su entorno acuático”(Sembrando Capacidades, 2021:7), los habitantes locales establecieron sistemas agrícolas complejos en las áreas fluviales y pantanosas, desarrollaron canales de riego y sistemas de drenaje, aprovechando plenamente las condiciones climáticas y ventajas geográficas locales para crear un sistema ecológico armonioso adaptado a su desarrollo.

Además, los Tupíes, que viven en la selva amazónica de Brasil, rechazan la codicia y no explotan en exceso la naturaleza en beneficio de las generaciones futuras. Disfrutan relajadamente de los regalos que les ofrece la madre naturaleza. Muchos chamanes en las tribus de las antiguas civilizaciones americanas también creían que la naturaleza tenía vida y espíritu, llenaba de poder y sabiduría divina, lo que ayudaba a los seres humanos a entender el mundo y vivir en él. Por lo tanto, los chamanes observaban los fenómenos naturales, estudiaban animales, plantas, astros, geología y clima, para comprender el funcionamiento del universo y la relación entre los seres humanos y la naturaleza. A la vez, desempeñaban el papel de guardianes ecológicos, preservando la salud del ecosistema a través de rituales y prácticas tradicionales.

En general, después de miles de años de vivir en el continente americano, los indígenas desarrollaron un pensamiento ecológico distinto al del mundo occidental, y esta idea se ha impregnado en todas las facetas de la vida, incluso desde la infancia de los indígenas. “Desde la niñez hasta la juventud, los adultos los alientan a ponerse en contacto con la naturaleza y a través del diálogo con ella pueden observar cada cambio e influencia en las actividades humanas. Educan a sus hijos para que valoren el don de la naturaleza, y a no desperdiciar recursos. Se debe respetar cada vida, cada flor y cada criatura como se respeta a su familia. Se cree que los animales y las plantas son hijos de los dioses, como lo son los seres humanos. Además, también valoran la relación entre las mujeres y la naturaleza, creyendo que son sensibles y amables, capaces de acercarse y cuidar mejor al entorno.” (Meng, 2021). Esta idea se ha convertido en un principio arraigado en la cultura indígena durante miles de años, guiando sus esfuerzos y creencias en la preservación del equilibrio ecológico.

II Consenso ecológico en la civilización moderna

II.1. Pensamiento ecológico contemporáneo de China

Desde la reforma y apertura de China, la economía y la industrialización se han desarrollado rápidamente y con éxito en solo treinta años. Sin embargo, esta situación es responsable de un gran desperdicio de recursos naturales y un deterioro del medio ambiente. Frente a los problemas ecológicos cada vez más graves, el gobierno chino comenzó a reflexionar desde las últimas tres décadas sobre su responsabilidad al buscar un desarrollo rápido a expensas de la naturaleza; revisó de nuevo la actitud indiferente sobre el medio ambiente y pensó en cambiar la estrategia de desarrollo, tratando de explorar un camino sostenible promoviendo la construcción de una civilización ecológica.

El desarrollo del pensamiento ecológico chino contemporáneo está estrechamente relacionado con la toma de decisiones políticas. Desde la fundación de la Nueva China, con el fin de deshacerse de la pobreza y el sufrimiento, el gobierno alentó́ a las personas a lograr el desarrollo económico a pasos agigantados, haciendo que la gente abandonara temporalmente la antigua sabiduría del pensamiento ecológico. Con las consecuencias de la contaminación ambiental y la destrucción ecológica provocadas por el desarrollo tecnológico y económico, el pueblo ha vuelto a reconocer la importancia de proteger el ambiente ecológico.

Desde 1990, China ha mostrado su posición fundamental y los puntos principales del desarrollo sostenible en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo(Li, 2015:26).En 1994, el gobierno chino formuló la “Agenda China del siglo XXI-Libro Blanco del Medio Ambiente y Desarrollo de China en el siglo XXI”(Yan, Yang, 2009:161). En 1995, el Estado declaró que la estrategia de desarrollo sostenible es una gran maniobra para el futuro del país y ajusta el modo de crecimiento económico extensivo a un modo de crecimiento intensivo. En el siglo XXI, el gobierno chino ha presentado su concepción de desarrollo científico; en el informe del XVII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, la construcción de una civilización ecológica fue considerada como la nueva exigencia para construir una sociedad acomodada. El informe del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China propuso la integración de la civilización ecológica con la construcción política, la construcción económica, la construcción cultural y la construcción social. A partir de esto, se puede ver que el gobierno chino ha prestado una gran atención a los problemas del medio ambiente y ha incorporado la construcción de la civilización ecológica como una importante práctica social en la agenda de la vida cotidiana. China liderará la implementación de la guía de convivencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza, desarrollando y utilizando racionalmente los recursos naturales según las leyes naturales, esforzándose por lograr un desarrollo sostenible de la sociedad humana y la naturaleza.

Desde el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el secretario general Xi ha aclarado al mundo la estrategia y el pensamiento de la construcción de la civilización ecológica de China en muchas ocasiones internacionales, ha presentado el concepto de promover la construcción de la civilización ecológica global y una serie de pensamientos políticos ecológicos y contramedidas derivadas de ello. Por ejemplo, durante los trabajos de inspección en varias provincias señaló que “la construcción de la civilización ecológica depende tanto de lo material como de lo espiritual”(Xi, 2022:66-69), y en la séptima reunión del Comité Central de Finanzas y Economía señaló que “la construcción de la civilización ecológica es un plan del milenio relacionado con el desarrollo sostenible de la nación china, y el desarrollo económico y social debe planificarse desde la altura de la convivencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza”(Xi, 2022:249).

En 2017, en el informe del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, mientras expresaba su imaginación de “acelerar la reforma del sistema de civilización ecológica y construir una China hermosa”, propuso además el concepto de “una comunidad de vida para el hombre y la naturaleza” y planteó el concepto de construir un “mundo limpio y hermoso” como nuevo objetivo de la construcción socialista. En 2022, en el informe del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el secretario general enfatizó “promover el desarrollo verde y promover la coexistencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza”, y propuso acelerar la transformación verde del modo de desarrollo, promover la prevención y el control de la contaminación ambiental, y mejorar la diversidad, la estabilidad y la sostenibilidad del ecosistema, y la iniciativa para promover la neutralidad de carbono y pico de emisión de carbono. En 2021, en la “Cumbre Climática de Líderes, el secretario general expresó la voluntad de la comunidad internacional de discutir en conjunto estrategias para enfrentar el desafío del cambio climático, buscar una forma de convivencia armónica entre el hombre y la naturaleza, y construir conjuntamente una comunidad de futuro compartido entre el hombre y la naturaleza. Propuso adherirse al principio de “coexistencia armoniosa entre el hombre y la naturaleza, desarrollo verde, gobernanza sistemática, multilateralismo orientado a las personas y responsabilidades comunes pero diferenciadas”(Xi, 2022:274-276). En octubre, en la reunión de la COP15, el Secretario General presentó por primera vez el concepto de “una comunidad con un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”, señalando nuevamente que la civilización ecológica es la tendencia histórica del desarrollo de la civilización humana, y la comunidad internacional debe “defender el concepto de civilización ecológica, ser responsable de las generaciones futuras y construir conjuntamente la ‘comunidad con un futuro compartido para toda la vida en la Tierra’” (Xi, 2022:294), lo que demuestra la profunda connotación del pensamiento de civilización ecológica de China, y es de gran importancia para promover el desarrollo común de todos los países del mundo y comenzar un nueva jornada de desarrollo humano de alta calidad.

La comunidad con un futuro compartido en la Tierra es la sabiduría china y el plan presentado por el secretario general en respuesta a la crisis ecológica global, que muestra cada vez más las características de la universalidad global y el salto de especies. Piensa en el equilibrio de todo el ecosistema terrestre con un alto grado de comunismo, y desarrolla aún más los conceptos de la comunidad con un futuro compartido para montañas, ríos, bosques, campos y lagos, y la comunidad de vida para el hombre y la naturaleza. También es la extensión y reproducción de la tesis de que “el hombre y la naturaleza son una comunidad de vida” en el campo de la protección de la biodiversidad. Si la idea de una comunidad con futuro compartido para el hombre y la naturaleza es la connotación básica de la teoría de la civilización ecológica, entonces la comunidad con un futuro compartido para toda la vida en la Tierra es un resumen de alto nivel de la relación entre el hombre y la naturaleza y es la esencia de la teoría de la civilización ecológica. La comunidad con un futuro compartido vitalicio en la Tierra enfatiza la diversidad de organismos en la naturaleza y su relación inseparable entre sí, y la interdependencia entre las personas, entre las personas y la naturaleza, y aboga por el desarrollo sostenible y la gobernanza sistémica general de la ecología de la tierra.

Puede decirse que el concepto de civilización ecológica de China se materializa en la idea de construir dos “comunidades de vida” planteada por el secretario general Xi, es decir, construir una “comunidad con futuro compartido para el hombre y la naturaleza” y una “comunidad con un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”. Ha formado una ontología ecológica que resuelve las contradicciones entre el hombre mismo y la naturaleza, y guía a las personas a tratar dialécticamente la relación entre el desarrollo económico, la innovación tecnológica y el entorno ecológico. En el camino hacia la construcción de una civilización ecológica, China siempre se ha adherido al concepto de gobernanza ecológica socialista de “combinar la moral y la ley”, integrando orgánicamente los objetivos de eliminación de la pobreza, la gobernanza ambiental global, y defensa de los derechos de desarrollo nacional y derechos ambientales para promover la prosperidad global común. Hoy en día, la construcción de la civilización ecológica es una característica importante del socialismo con características chinas en la nueva era. No solo es una guía científica para que China tome el camino del desarrollo de la civilización ecológica, sino que también tiene un valor de liderazgo y guía para la gobernanza ecológica en la dimensión mundial.

II. 2. Visión ecológica moderna y contemporánea latinoamericana

Desde el descubrimiento del Nuevo Continente por parte de Colón, América Latina ha sufrido una larga dominación y explotación colonial por parte de occidente. Los pueblos indígenas han sido esclavizados y oprimidos, mientras que la ecología local ha sido dañada y erosionada. Bajo la presión de sobrevivir, los indígenas se vieron obligados a someterse al dominio de los colonizadores y se convirtieron en mano de obra y trabajadores asalariados para la explotación sin restricciones de los recursos naturales latinoamericanos por parte de los colonizadores. La colonización cambió el paisaje de América. A partir del siglo XIX, los países latinoamericanos comenzaron a independizarse uno tras otro, experimentando movimientos revolucionarios y guerras por la libertad. El pueblo latinoamericano, oprimido políticamente, luchaba por la supervivencia y el sustento, sin tiempo para prestar atención a la crisis del medio ambiente local, lo que resultó en su descuido y desprecio hacia el entorno natural.

A fines del siglo XIX, aunque América Latina se liberó del dominio colonial portugués y español, los Estados Unidos tomaron su lugar, convirtiéndose en nuevos colonialistas que esclavizaron a los países y pueblos latinoamericanos. Los países de América Latina también trabajaron arduamente para cambiar su estado económico subdesarrollado, promoviendo enérgicamente el desarrollo industrial necesario y la integración económica regional, y buscando establecer un nuevo orden económico internacional. Impulsados por una combinación de imperialismo, neocolonialismo y necesidades sociales, los países de América Latina aceleraron su ritmo de desarrollo económico, lo que provocó una serie de problemas sociales y ecológicos, y la degradación severa del entorno natural.

El proceso de globalización capitalista del siglo XX aceleró la entrada de capital extranjero en América Latina, y los países utilizaron inversiones extranjeras para importar tecnologías y equipos avanzados, estableciendo sistemas industriales que incluyen sectores industriales como energía, metalurgia, automóviles, maquinaria, química y electrónica. La industrialización de América Latina tuvo éxito económico en sus primeras etapas, pero se basó en una alta dependencia de la explotación de recursos naturales. Por lo tanto, desde la segunda mitad del siglo XX, con el progreso de la modernización, los problemas de recursos y medio ambiente en América Latina han empeorado continuamente. América Latina, una vez descrita como la “Tierra Santa”, “El Paraíso” y “la región más transparente”, fue perdiendo parte de su encanto, convirtiendo muchos de sus espacios en “lugares muy contaminados” (Meng, 2016).

Desde mediados del siglo XX, influenciado, también, por las olas ambientalistas europeas, han surgido organizaciones no gubernamentales en América Latina, con la finalidad de prestar atención a la crisis ecológica. “Las organizaciones y las actividades donde participan los ambientalistas, mujeres urbanas y rurales, personas locales y trabajadores están comprometidas en una lucha contra los empleadores y los países sobre las condiciones de producción ecológica, humana y pública” (Water, 2017:25).

Afectados por el trabajo de propaganda ambiental gubernamental y privada, cada vez más personas en América Latina creen que se debe dar prioridad a la protección del ambiente por sobre el crecimiento económico. Y los residentes rurales son más activos en este tema que los urbanos. Puede observarse que la conciencia de la gente en América Latina de ser amable con la naturaleza ha despertado completamente. En el documento icónico para América Latina, Nuestra propia agenda sobre desarrollo y medio ambiente (Cepal, 1990), están desarrolladas las cuestiones tradicionales acerca de la preocupación ambiental. Y autores como Nicolo Gligo, Osvaldo Sunkel y Jorge Morello expresaban sus preocupaciones y analizaban los caminos de la región hacia la sustentabilidad. “En esos tiempos, los movimientos ecologistas, particularmente los construidos desde el propio movimiento social de base, comenzaron a emerger con mayor fuerza y se fueron posicionando para incorporar las voces de los excluidos dentro de estos diálogos formales e informales” (Pengue, 2017:25).

Muchos otros expertos han escrito libros y manifestado su opinión sobre la protección del medio ambiente y el mantenimiento del desarrollo ecológico de América Latina, como Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina (1980) de Osvaldo Sunkel y Nicolo Gligo, Ecodesarrollo, el pensamiento del decenio (1983) de Margarita Marino de Botero y Juan G. Tokatlian. Como mostró, por ejemplo, Fernando Estenssoro en su libro Historia del debate ambiental en la política mundial (2014), varios intelectuales latinoamericanos tuvieron incidencia en la gestación de la noción de desarrollo sostenible en los años setenta y ochenta del siglo XX. Al entrar en el nuevo siglo, han surgido más obras reflexivas sobre el tema medioambiental bajo el contexto de la globalización como Repensando la historia perdida (2012) de Héctor Sejenovich, El pensamiento ambiental del Sur (2017) de Walter Alberto Pengue y los trabajos de María Luisa Eschenhagen, entre otros.

Así́, desde finales del siglo XX, América Latina ha tratado de buscar un camino armonioso para desarrollar la economía y mantener el equilibrio ecológico. El concepto de desarrollo sostenible orientado al bienestar ha ido poniendo un lugar cada vez mayor en la mentalidad de los habitantes de los países latinoamericanos hoy.

Al entrar en el siglo XXI, los países latinoamericanos han promovido vigorosamente políticas de protección ecológica, enfatizado la importancia del medio ambiente natural desde la altura del gobierno e implementado la protección ecológica como política nacional. Los países andinos han vuelto a respetar y aprendido el concepto ecológico de los indígenas que antes marginaron la sociedad dominante hacia la naturaleza. Los gobiernos de Ecuador y Bolivia también han incluido el concepto indígena de “Buen Vivir” en sus constituciones y políticas nacionales, reafirmando los derechos de la “Madre Tierra” y de la naturaleza, y proponiendo un modelo de desarrollo armonioso de “humanidad-naturaleza-sociedad”, que hace que se vuelvan a enfatizar los derechos de los indígenas, las criaturas naturales, las mujeres y otros grupos marginales (Meng, 2017:138). Se puede decir que los países latinoamericanos han formado un camino de protección ecológica y ambiental, desde arriba hacia abajo, desde el gobierno hasta el sector privado. Ecuador también ha emprendido el camino de explorar el “Socialismo del sumak kawsay¨, es decir, combinar el concepto ecológico indígena tradicional con el modelo de desarrollo socialista moderno. Como resultado, “Buen Vivir”, como el “nuevo” punto de vista del posdesarrollismo se ha incorporado al proceso de juego de la teoría occidental (Han, 2019:40).

El concepto de desarrollo sostenible ha ido propagándose gradualmente en la región de América Latina, y los países latinoamericanos han vuelto a adoptar las antiguas filosofías de los pueblos indígenas. Sobre esta base, han propuesto la teoría política del posdesarrollismo "buen vivir", y así han ido formando una vía alternativa al neoliberalismo y al capitalismo. La gente ha comenzado a reconocer la relación entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente, y enfatizan el equilibrio entre el ambiente, la sociedad y la economía.

III. Construir juntos una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido

III.1 Consenso ecológico entre China y América Latina

La civilización humana depende de la naturaleza y, ante ella, la humanidad es frágil y pequeña. Tanto China, que busca construir una comunidad de vida armoniosa entre el ser humano y la naturaleza, como América Latina, que aspira a crear una vida próspera y un nuevo hogar tropical, necesitan coexistir de manera más armoniosa con la naturaleza si desean que la civilización humana perdure. Todo esto depende de cambios en la propia humanidad. Es reconfortante ver que cada vez más personas en el mundo están dispuestas a sacrificar intereses humanos en busca de un mejor equilibrio ecológico, persiguiendo el objetivo final de la convivencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza. Los temas ecológicos no se limitan a un país aislado, son de alcance global y en el trabajo para gestionar el entorno ecológico, ningún país puede mantenerse al margen. Para construir una comunidad China-América Latina de futuro compartido es imprescindible buscar una colaboración conjunta en el ámbito ecológico.

Al analizar las concepciones ecológicas de China y América Latina, podemos ver que, tanto en la antigüedad como en la época moderna, ambos comparten ciertas similitudes en la manifestación del pensamiento ecológico y en las ideas políticas relacionadas con el medio ambiente. Tanto la antigua China como las antiguas civilizaciones indígenas de América Latina enfatizan el respeto y la veneración a la naturaleza, considerando que el ser humano y la naturaleza son interdependientes y están interrelacionados. La antigua China promovía la idea de la armonía entre el cielo, la tierra y el ser humano, la coordinación del yin y el yang, y la unidad entre el cielo y el ser humano. Del mismo modo, los antiguos indígenas de América consideraban a la naturaleza como sagrada y mantenían una relación de igualdad y beneficio mutuo con el mundo natural. Ambas civilizaciones tenían la noción de adorar a tótems, honrando a animales y plantas, así como fenómenos naturales como divinidades, con ceremonias de adoración a los tótems. También tenían chamanes, mensajeros espirituales que facilitaban el intercambio entre el ser humano y la naturaleza, y que seguían principios ecológicos de moderación en el deseo humano y la explotación oportuna y adecuada de los recursos naturales.

Tanto la China moderna como América Latina son países en desarrollo que enfrentan necesidades reales de reforma social y desarrollo económico. También han experimentado una deterioración del entorno ecológico causada por el desarrollo tecnológico moderno. Ambos se enfrentan al desafío de lograr una coordinación entre el desarrollo económico y la protección ambiental. En condiciones de desarrollo similares, las concepciones ecológicas contemporáneas de China y América Latina deben tener partes similares y superpuestas. Especialmente en los últimos años, América Latina ha presentado la idea de “buen vivir”, reafirmando los derechos de la naturaleza, enfatizando el equilibrio armonioso entre el ser humano y la naturaleza, y promoviendo una visión holística de la coexistencia mundial, una visión que coincide con la idea de “civilización ecológica” promovida por el gobierno chino, así como las ideas del presidente Xi Jinping de “comunidad con futuro compartido para el hombre y la naturaleza” y “comunidad con un futuro compartido para toda la vida en la Tierra”.

Por ejemplo, en China, la noción de “civilización ecológica” y su construcción fue incluida explícitamente en la Constitución en 2018, lo cual es el primer acto en la historia constitucional de China. La declaración sobre la civilización ecológica en la constitución enmendada es consistente con el informe del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China. El preámbulo incluye un nuevo desarrollo que incluye el desarrollo verde, la civilización ecológica, la belleza y otros conceptos, agregando el contenido de “construcción de la civilización ecológica”. Ha formado un sistema normativo de varios niveles relativamente completo para el sistema de civilización ecológica en la constitución, que ha desempeñado mejor el papel de la constitución en la regulación, orientación, promoción y garantía, es también representante del alto grado de unidad de la propuesta del partido, la voluntad del país y del pueblo. Además, el país ha implementado políticas nacionales contundentes, como el Plan Nacional de Protección del Medio Ambiente (2016-2025), que prioriza la protección ecológica en todas las áreas del desarrollo económico y social. En el caso de América Latina, Ecuador y Bolivia incluyeron en 2008 sucesivamente el concepto “Buen Vivir” en sus constituciones y legislaron para proteger el derecho a la vida de los indígenas y los derechos de la naturaleza. Ecuador fue pionero al consagrar en su Constitución de 2008 (Artículos 71 a 74) los derechos de la naturaleza, reconociéndola como sujeto de derechos, lo que permite su defensa legal en caso de daño ambiental. Asimismo, Bolivia adoptó en 2010 la Ley de Derechos de la Madre Tierra, que otorga personalidad jurídica a la naturaleza e incorpora principios indígenas del buen vivir en su marco legal. La constitución boliviana declaró los derechos de la Madre Tierra cinco veces, mientras que Ecuador anunciado 27 veces (Cletus, 2014:14). En general, tanto China como América Latina, al heredar las antiguas concepciones ecológicas de sus respectivas culturas y combinarlas con la práctica de estrategias de desarrollo endógenas, comparten puntos en común en la protección del ecosistema terrestre, la búsqueda de una vida próspera y el equilibrio entre las demandas de su pueblo y los derechos de la naturaleza. La incorporación de estos principios en las constituciones y leyes nacionales representa un paso decisivo hacia su institucionalización y cumplimiento efectivo.

En general, tanto China como América Latina, al heredar las antiguas concepciones ecológicas de sus respectivas culturas y combinarlas con la práctica de estrategias de desarrollo endógenas, comparten puntos en común en la protección del ecosistema terrestre, la búsqueda de una vida próspera y el equilibrio entre las demandas de su pueblo y los derechos de la naturaleza. Ambas partes han incorporado sus concepciones ecológicas en sus constituciones y políticas nacionales, logrando así una juridificación de dichas concepciones ecológicas.

La coincidencia en el pensamiento ecológico y la protección del medio ambiente entre China y América Latina puede deberse, tal vez, a cierta similitud en algunas etapas históricas que ambas partes han experimentado: tanto China como América Latina han tenido gloriosas y brillantes antiguas civilizaciones, pero también han sufrido invasiones de potencias occidentales y han pasado por históricos momentos de opresión, explotación y esclavitud. Ambos también han protagonizado gestas valientes en la resistencia contra la agresión extranjera, luchando hasta la muerte por la defensa de su independencia y soberanía. En la actualidad, tanto China como los países de América Latina siguen siendo países en desarrollo que enfrentan la ardua tarea de mejorar su economía nacional, mejorar la calidad de vida de su pueblo y promover el desarrollo social. En el ámbito internacional, ambos se enfrentan a nuevos desafíos y oportunidades, compartiendo intereses y voces comunes. Todo esto ha determinado cierta similitud en algunas concepciones culturales e ideológicas entre China y América Latina en el desarrollo histórico.

Comparar y comprender las concepciones ecológicas de China y América Latina desde la antigüedad hasta la actualidad no solo puede proporcionar diferentes perspectivas de referencia para ambas partes en la solución de la crisis ecológica mundial y la construcción de un hogar humano mejor, sino que también puede resumir el consenso y la concordancia en la protección del medio ambiente entre ambas, ofreciendo ideas y lecciones necesarias para la construcción conjunta de una “comunidad ecológica de futuro compartido” y un mundo limpio y hermoso.

III. 2. Camino de realización para construir la comunidad ecológica de futuro compartido

China y América Latina tienen ricos recursos y entornos ecológicos. Como dos regiones importantes en desarrollo, enfrentan desafíos ecológicos globales como el cambio climático, la contaminación ambiental y la pérdida de biodiversidad. En el contexto actual de gobernanza ambiental mundial, la construcción conjunta de una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido se ha convertido en una tendencia inevitable y tiene una gran importancia para ambas regiones. Ambas partes deben esforzarse en la construcción de esa comunidad desde la cooperación en recursos ecológicos, la lucha contra el cambio climático, la protección ambiental, la educación ecológica, la protección y el intercambio cultural de las minorías étnicas, así como la cooperación y el diseño de mecanismos de protección ecológica diversificados.

(1) Fortalecer la cooperación en recursos y protección ambiental:

Tanto China como América Latina poseen abundantes recursos ecológicos, como bosques, recursos hídricos y minerales. Ambas partes pueden promover el uso sostenible, la protección y el desarrollo de estos recursos, fomentando el intercambio y la compartición de los mismos. En materia de protección ambiental, pueden colaborar en el diseño y ejecución de políticas ambientales y compartir tecnologías y experiencias en este ámbito. En primer lugar, China y América Latina pueden establecer un comité o grupo de trabajo especializado en la cooperación de recursos ecológicos y protección ambiental, encargado de coordinar y promover la colaboración en este campo. Pueden crear una plataforma de intercambio de información sobre recursos ecológicos para compartir datos e información y mejorar la comunicación y cooperación. En segundo lugar, pueden fortalecer el intercambio de tecnología y experiencia mediante la organización de seminarios y encuentros académicos sobre temas como recursos ecológicos, sostenibilidad y protección ambiental. En estos eventos, pueden compartir sus experiencias y tecnologías en la gestión de recursos ecológicos, energías limpias, infraestructuras ambientales, entre otros. Es importante profundizar en el intercambio tecnológico y llegar a consensos en la formulación de políticas, para promover conjuntamente la protección ambiental y el desarrollo verde. En tercer lugar, ambas partes pueden colaborar en la presentación y promoción de proyectos de cooperación ecológica, que abarquen temas como protección ambiental, desarrollo y utilización de recursos, monitoreo y control ambiental, prevención y control de la contaminación y turismo ecológico. China puede invertir y apoyar proyectos de energías renovables en países de América Latina, aprovechando las ventajas comparativas de ambas partes, para promover el desarrollo y uso sostenible de energías limpias y fomentar un desarrollo bajo en carbono. Las empresas de ambas partes pueden colaborar en inversiones relacionadas con el turismo ecológico, acordar estándares de certificación para el turismo ecológico y reconocer productos y servicios de turismo ecológico, con el objetivo de lograr beneficios mutuos.

(2) Fortalecer la gobernanza climática global y la cooperación en cambio climático:

El cambio climático y sus efectos perjudiciales son uno de los grandes desafíos que enfrenta la sociedad humana. Tanto China como América Latina se ven afectadas por eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías e inundaciones. Dado que el cambio climático tiene fuertes características de integralidad y efectos externos, abordarlo requiere la coordinación y cooperación de todos los países. China y América Latina deben enfocarse en la gobernanza del cambio climático, el intercambio de experiencias, las tecnologías de reducción de emisiones, la financiación y el comercio de carbono para hacer frente a los desafíos del cambio climático. En primer lugar, pueden establecer un grupo de trabajo conjunto sobre gobernanza climática global entre China y América Latina para coordinar las posiciones y fortalecer el consenso político en el campo del cambio climático (Jiang, 2018:180). En segundo lugar, ambos comparten ubicaciones sensibles al cambio climático a nivel global y enfrentan desafíos climáticos similares, por lo que pueden compartir experiencias y conocimientos, buscar soluciones adecuadas para ambas partes y lograr beneficios mutuos. En tercer lugar, como países en desarrollo, tanto China como América Latina han emitido grandes cantidades de dióxido de carbono debido a la industrialización y al rápido crecimiento económico, lo que los convierte en importantes emisores de gases de efecto invernadero. Mediante el comercio de carbono y otras formas de cooperación, ambas partes pueden implementar medidas de reducción de emisiones y cumplir con las responsabilidades de reducción de emisiones. Por último, ambos pueden fortalecer el intercambio de fondos y tecnologías. China juega un papel importante en la financiación climática global y en tecnologías climáticas, por lo que puede proporcionar apoyo financiero a los países de América Latina para la implementación de proyectos de adaptación y mitigación del cambio climático. Por otro lado, los países de América Latina tienen abundantes recursos naturales y un gran potencial en energías renovables. China puede compartir conocimientos y tecnologías en áreas como energías renovables, eficiencia energética, captura y almacenamiento de carbono con ellos, para ayudarlos a mejorar su capacidad de enfrentar el cambio climático.

(3) Fortalecer la educación ambiental y la conciencia ecológica en todos los niveles sociales:

Fortalecer la educación ambiental y elevar la conciencia ecológica del público son aspectos importantes del trabajo de conservación ambiental. La educación ambiental puede mejorar la conciencia ecológica del público y su voluntad de participar en la protección del medio ambiente, lo que estimula la acción colectiva de la sociedad en cuanto a la protección ambiental.

En primer lugar, China y América Latina pueden integrar continuamente la educación ambiental en sus sistemas educativos, desde la educación primaria hasta la educación superior. A través de la educación en las aulas, se puede fomentar el conocimiento y la conciencia de los estudiantes sobre la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible. Con base a esto, China y América Latina pueden colaborar en la formulación de planes y currículos de educación ambiental, abarcando conocimientos en áreas como ciencias ambientales, conservación ecológica y cambio climático, para construir recursos ricos y diversos en educación ecológica. En segundo lugar, pueden cooperar en la creación de centros de demostración de educación ecológica tanto en línea como presenciales, integrando recursos de datos de reservas naturales, parques ecológicos o centros de educación ambiental de ambas partes, para ofrecer oportunidades virtuales para que estudiantes y el público de ambos países conozcan y aprendan sobre la naturaleza y la protección ambiental. En tercer lugar, pueden promover la producción y difusión conjunta de programas de divulgación científica sobre protección ambiental, utilizando medios de comunicación, internet y redes sociales para aumentar la conciencia del público sobre temas ambientales. También pueden establecer programas de intercambio para proyectos de protección ambiental, alentando a los ciudadanos de ambos lados a participar en actividades y servicios voluntarios en países receptores, involucrándose activamente en acciones de protección ambiental. Finalmente, ambos pueden establecer una conexión entre la educación ambiental en las escuelas, empresas y la sociedad, integrando recursos e información. Las escuelas pueden llevar a cabo cursos y actividades de educación ambiental, las empresas pueden proporcionar apoyo financiero y conocimientos especializados, mientras que las organizaciones sociales pueden participar en la organización y promoción de actividades. Así se puede construir una red de protección ambiental y crear un ambiente propicio para la cooperación ambiental multifacética.

(4) Promover la protección e intercambio cultural de las minorías étnicas de China y los pueblos indígenas de América Latina:

Tanto China como América Latina poseen una rica cultura de minorías étnicas y pueblos indígenas. Ambas partes tienen una antigua sabiduría ecológica que se ha transmitido a lo largo de los siglos, y pueden unirse para proteger esta herencia de sabiduría ecológica y promover proyectos de conservación cultural.

En primer lugar, pueden fortalecer la protección y transmisión de la cultura de las minorías étnicas y los pueblos indígenas, alentando a que sus concepciones ecológicas sean transmitidas de generación en generación. El turismo ecológico puede ser una forma de fomentar el conocimiento y el respeto de las tradiciones culturales locales entre los visitantes. Mediante la creación de centros culturales especializados se puede capacitar a las nuevas generaciones para ser portadoras de estas tradiciones ecológicas, y llevar a cabo la recopilación, organización y protección de la sabiduría ecológica tradicional. En segundo lugar, pueden alentar la participación de comunidades de minorías étnicas y pueblos indígenas en la protección del patrimonio ecológico, especialmente en áreas estrechamente relacionadas con su cultura. Estas comunidades suelen tener un profundo conocimiento del entorno natural y los recursos ecológicos locales, por lo que su participación puede mejorar la protección y gestión del medio ambiente local. En tercer lugar, pueden promover el intercambio cultural en términos de ecología entre grupos étnicos y pueblos indígenas con ideas similares de China y América Latina, organizando visitas de representantes a países de destino para establecer “relaciones de hermanamiento” y transmitir juntos la sabiduría ecológica universal. Finalmente, pueden cooperar con organizaciones e instituciones internacionales y otros países en el ámbito de la herencia de la sabiduría ecológica de antiguas civilizaciones. Mediante esta cooperación internacional, pueden heredar y promover la antigua sabiduría ecológica, combinándola con los conocimientos científicos modernos, elaborando planes de desarrollo sostenible y logrando beneficios mutuos en la protección cultural y ambiental.

(5) Promover la cooperación en mecanismos de protección ecológica diversificados y el diseño de políticas:

Los mecanismos de protección ecológica diversificados pueden garantizar la participación de personas de diferentes niveles y sectores en la protección ecológica. La colaboración entre el gobierno, las comunidades locales y las organizaciones civiles puede generar una fuerza conjunta para proteger el medio ambiente. Por lo tanto, China y América Latina pueden unir esfuerzos para adoptar mecanismos de protección ecológica diversificados, incluidas redes de protección que involucren la colaboración de instituciones gubernamentales, organizaciones civiles, instituciones de investigación, etc., para llevar a cabo trabajos ambientales.

En primer lugar, pueden establecer un marco de colaboración para la protección ecológica diversificada, estableciendo objetivos y principios de cooperación en áreas como protección ambiental y gestión de recursos ecológicos, como base para la colaboración. En segundo lugar, pueden firmar acuerdos bilaterales o multilaterales para aclarar los proyectos de cooperación y la distribución de responsabilidades. Estos acuerdos pueden cubrir áreas como protección ambiental, cambio climático y conservación de la biodiversidad. En tercer lugar, pueden establecer un mecanismo regular de comunicación para fortalecer la comunicación y la cooperación en protección ambiental y otros campos, a través de visitas de alto nivel y reuniones de grupos de trabajo, y trabajar juntos en investigación científica y cooperación tecnológica para resolver problemas y desafíos en la cooperación. Por último, pueden trabajar juntos para establecer organizaciones gubernamentales de protección ambiental y mecanismos de trabajo, o unirse a organizaciones ambientales no gubernamentales de China como el “Global Village” y “Amigos de la Naturaleza”, con organizaciones latinoamericanas como Fundación Ambiente y Medio (Argentina), Ambiente y Sociedad (Colombia) FIMA (Chile) Prisma (Perú) Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Bolivia) Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA) etc.2, para fortalecer la cooperación en campos más amplios de protección ambiental, como campañas de concienciación, educación ecológica, lucha contra la contaminación ambiental y el cambio climático, protección de la vida silvestre y recursos naturales, etc., y promover conjuntamente la protección ecológica y el desarrollo sostenible entre China y América Latina. Además, China y América Latina pueden participar activamente en organizaciones y mecanismos internacionales de protección ambiental, como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cooperar con otros países y regiones en gobernanza ambiental, agenda global y formulación de políticas ambientales, promover el uso sostenible de recursos y el desarrollo de una economía circular, y trabajar juntos para impulsar la protección ambiental global.

IV. Consideraciones sobre los posibles desafíos en la implementación y propuestas estratégicas

Si bien las cinco vías anteriormente planteadas constituyen un marco prometedor para la construcción conjunta de una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido, es fundamental reconocer los posibles desafíos que podrían surgir en su aplicación práctica. Solo a través del análisis crítico de estos obstáculos será posible diseñar estrategias sostenibles, inclusivas y efectivas.

Uno de los principales retos radica en las asimetrías estructurales entre ambas regiones, particularmente en términos de poder político, capacidades tecnológicas y niveles de desarrollo económico. Estas diferencias pueden derivar en desequilibrios en la toma de decisiones, en la distribución de beneficios y en la participación efectiva de algunos países latinoamericanos en las iniciativas conjuntas. Además, persisten desconfianzas geopolíticas en determinados sectores sociales y políticos de América Latina, influenciadas por discursos externos como la llamada “teoría de la amenaza china”, que alimentan el temor a reproducir relaciones de dependencia asimétrica. En este contexto, resulta fundamental el diseño de mecanismos multilaterales de gobernanza ecológica con participación paritaria, así como la creación de comités conjuntos de supervisión que garanticen la transparencia, la equidad y la rendición de cuentas. Asimismo, la promoción de intercambios culturales, programas de diplomacia pública y diálogos intergubernamentales puede contribuir a fortalecer la confianza política y fomentar una narrativa cooperativa basada en la igualdad y el beneficio mutuo.

Las barreras culturales, lingüísticas y epistémicas constituyen otro obstáculo relevante, en tanto dificultan la comunicación efectiva y la implementación fluida de los proyectos. La cooperación entre China y América Latina abarca múltiples países y regiones, con diferencias culturales y lingüísticas, incluidas divergencias en ideologías, sistemas políticos y estructuras sociales, así como perspectivas y enfoques distintos para abordar problemas. Estas diferencias pueden generar obstáculos en la comunicación y la colaboración, provocando malentendidos y dificultades en el diálogo.

Por ello, es imprescindible fomentar procesos de diálogo intercultural e interepistémico que reconozcan y valoren la legitimidad de los conocimientos tradicionales en la formulación de políticas ambientales. La inclusión de programas de mediación lingüística, formación intercultural y participación activa de representantes y expertos de ambas partes desde las etapas iniciales del diseño hasta la ejecución y evaluación de los proyectos resulta clave para construir una cooperación verdaderamente inclusiva y sensible a los contextos territoriales.

Las restricciones financieras que enfrentan muchos países latinoamericanos suponen un obstáculo adicional para la materialización de infraestructuras ecológicas, la promoción de la educación ambiental y el fomento de la innovación tecnológica sostenible. Esta dificultad se ve agravada por la estructura productiva basada en la explotación intensiva de recursos naturales y por la alta dependencia del comercio de bienes primarios, especialmente en sectores de alta emisión como la minería o la agroindustria. En este sentido, la cooperación financiera de China podría orientarse hacia el apoyo de proyectos comunitarios sostenibles, diseñados y gestionados de manera conjunta bajo criterios claros de inclusión social, sostenibilidad ecológica y control institucional. Paralelamente, se requiere facilitar la transferencia tecnológica y promover inversiones en sectores verdes y de baja emisión, tales como las energías renovables, el turismo ecológico o la economía circular.

Asimismo, las diferencias en las trayectorias de desarrollo y en las prioridades nacionales representan un desafío sustancial para la armonización de objetivos y la ejecución coordinada de estrategias conjuntas. Mientras que China se posiciona como una potencia emergente con una visión de desarrollo de largo plazo, América Latina presenta una realidad heterogénea, con países que atraviesan diversas fases de crecimiento económico y estabilidad política. Esta heterogeneidad puede generar divergencias en las metas, expectativas y capacidades de implementación de los proyectos de cooperación. Para responder a esta complejidad, se propone adoptar modelos de cooperación flexibles y diferenciados, que permitan ajustar los ritmos y escalas de los proyectos según el contexto nacional. Resulta igualmente necesario establecer grupos de trabajo técnico sino-latinoamericanos que evalúen de manera periódica los avances, identifiquen desafíos operativos y ajusten las estrategias conforme a los objetivos acordados. La planificación conjunta de programas de desarrollo sostenible centrados en la protección ambiental, la gestión de la contaminación y el uso racional de los recursos puede contribuir a una mejor articulación de intereses.

Por último, la fragmentación en los posicionamientos dentro de los foros de gobernanza ambiental global puede dificultar la articulación de una voz común frente a los desafíos ecológicos planetarios. Las divergencias en marcos jurídicos, agendas nacionales y capacidades institucionales entre los países latinoamericanos y China pueden debilitar su influencia conjunta en espacios multilaterales clave como la Conferencia de las Partes (COP) o el G20. Para hacer frente a este problema, es crucial establecer plataformas bilaterales o regionales de consulta previa que permitan construir consensos estratégicos antes de las principales cumbres internacionales. De igual manera, se debe fomentar la diplomacia ambiental Sur-Sur mediante la conformación de coaliciones temáticas en áreas prioritarias como la biodiversidad, la Amazonía o la desertificación, que integren la experiencia técnica y los recursos financieros de China con los saberes locales y las demandas ambientales latinoamericanas.

En suma, enfrentar los desafíos de la cooperación ecológica sino-latinoamericana exige una mirada integral, sensible a las asimetrías existentes y comprometida con la justicia ambiental, el respeto intercultural y la participación plural. Solo a través de una planificación inclusiva, el involucramiento activo de actores estatales, comunitarios y de la sociedad civil, y el diseño de mecanismos institucionales robustos de diálogo, evaluación y monitoreo, será posible avanzar hacia una colaboración equitativa y ambientalmente sostenible, capaz de contribuir de manera efectiva a la construcción de una comunidad ecológica de futuro compartido entre China y América Latina.

El compromiso y la base de cooperación en materia de protección ambiental y preservación de la ecología son comunes entre China y América Latina. A través de las vías de cooperación mencionadas, ambas partes pueden impulsar conjuntamente la gestión sostenible, protección y desarrollo de los recursos ecológicos, fomentar el intercambio y la compartición de tecnología y experiencia, promover el desarrollo verde de manera continua, llevar la cooperación ambiental a niveles más profundos y amplios, y gradualmente construir una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido. Esta construcción de comunidad no solo beneficiará el desarrollo común de ambas partes, sino que también contribuirá a la protección global del medio ambiente y al logro del objetivo de “un mundo limpio y hermoso”. Tanto China como América Latina, y otros países del mundo, deben basarse en la comprensión de las ideas y la conciencia ecológica de otros países o de sus propios países, reflexionar sobre el camino correcto de la relación entre el ser humano y la naturaleza, aprender de las experiencias y lecciones, construir conjuntamente la comunidad ecológica de futuro compartido, participar y formular conjuntamente las reglas internacionales de gobernanza ecológica, abordar conjuntamente los desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental, y asumir conjuntamente la responsabilidad de proteger el medio ambiente de la Tierra, para resolver finalmente la crisis ecológica global, lograr el desarrollo sostenible de la humanidad en su conjunto y una civilización ecológica global, y construir juntos un hermoso hogar de armoniosa convivencia entre el ser humano, la naturaleza, la sociedad.

CONCLUSIONES

La construcción de una comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido representa una propuesta estratégica que articula saberes ancestrales y compromisos contemporáneos en torno al desarrollo sostenible. A lo largo de este estudio, se ha demostrado que tanto China como América Latina poseen tradiciones ecológicas profundamente arraigadas —desde el pensamiento armónico de la antigua China hasta la cosmovisión integral de las culturas prehispánicas latinoamericanas— que constituyen una base cultural e ideológica propicia para el diálogo y la cooperación ecológica.En el contexto de los desafíos globales actuales, ambas regiones han logrado establecer un consenso progresivo en torno a la necesidad de fortalecer la protección ambiental, impulsar la educación ecológica, valorar los saberes originarios y construir una gobernanza ambiental basada en la equidad y la corresponsabilidad. Sobre esta base, el presente trabajo ha identificado cinco ejes fundamentales de cooperación que pueden orientar la construcción de esta comunidad: la gestión conjunta de recursos y la protección ambiental, la cooperación en transición energética y gobernanza climática, la promoción de la educación ambiental y la conciencia ecológica, la salvaguarda e intercambio de las culturas ecológicas de pueblos indígenas y minorías étnicas, y el diseño colaborativo de políticas y mecanismos de gobernanza ecológica. No obstante, el estudio también ha identificado una serie de obstáculos que podrían dificultar la implementación de estos objetivos comunes, tales como las asimetrías de poder, las barreras culturales o lingüísticas, las limitaciones financieras, los intereses económicos divergentes, etc. Superar estos desafíos requiere un enfoque integral que combine planificación estratégica, voluntad política, diálogo intercultural y mecanismos sólidos de evaluación y seguimiento.

De cara al futuro, se sugiere como línea de investigación pendiente el análisis empírico de experiencias concretas de cooperación ecológica sino-latinoamericana, con el fin de evaluar su eficacia, replicabilidad y sostenibilidad. Asimismo, resulta pertinente profundizar en el estudio comparado de los marcos jurídicos ambientales y en la integración de saberes tradicionales en las políticas públicas como vía para construir una gobernanza ambiental verdaderamente intercultural. En definitiva, la comunidad ecológica China-América Latina de futuro compartido no solo constituye una respuesta bilateral frente a la crisis ecológica global, sino también una propuesta alternativa para repensar las relaciones entre el ser humano y la naturaleza. Su realización exige no solo compromiso político e innovación institucional, sino también una nueva sensibilidad ética orientada al cuidado de la vida y a la construcción de un destino común para la humanidad.

notas

1 Parte de las ideas de la I y II sección fueron extraídas del artículo de la misma autora: Xiayun, M(2021). China y América Latina: Territorios ancestrales de sus culturas para las ideas y la acción ecológicas. Cuadernos de China, Edición especial N° 10, Avech Ula, Universidad de los Andes.

2 Referencias a sitios web de diversas organizaciones no gubernamentales: https://periodistasambientales.org/ongs-ambientales-de-america-latina/. Consultado el 22 de mayo de 2023.

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CONFLICTO DE INTERESES

La autora declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.

AGRADECIMIENTOS

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