Oportunidades y retos de Cuba para avanzar como socio de desarrollo de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (2020-2024)
Opportunities and challenges for Cuba in becoming a development partner of the Association of Southeast Asian Nations (2020-2024)
Lic. Yasmín Fagundo Alonso
Licenciada en Relaciones Internacionales. Especialista del Ministerio de Relaciones Exteriores. La Habana, Cuba.
fagundoalonsoyasmin@gmail.com 0009-0006-5524-8865
Cómo citar (APA, séptima edición): Fagundo Alonso, Y. (2025). Oportunidades y retos de Cuba para avanzar como socio de desarrollo de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (2020-2024). Política internacional, VII (Nro. 4), 230-246. https://doi.org/10.5281/zenodo.17305991
https://doi.org/10.5281/zenodo.17305991
Recibido: 14 de agosto de 2025
Aprobado: 19 de septiembre de 2025
publicado: 20 de octubre de 2025
RESUMEN La adhesión de Cuba al Tratado de Amistad y Cooperación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en 2020, durante la presidencia pro témpore de Vietnam, marcó un hito en la política exterior cubana, pues fue necesario para la institucionalización de sus relaciones con el bloque. Este paso le ha ofrecido oportunidades tanto políticas como económicas, dentro de las que destacan el consenso del apoyo a Cuba en organismos multilaterales y frente al bloqueo impuesto por Estados Unidos; el acceso a mercados asiáticos en sectores en los que la nación cubana tiene ventajas comparativas, como la biotecnología y los servicios médicos; y la cooperación en diversos ámbitos. Sin embargo, este paso inicial debe ser considerado como una base sobre la cual construir una relación más profunda y estructurada. En un contexto internacional caracterizado por la reconfiguración de los equilibrios económicos y por la búsqueda de nuevos socios estratégicos, resulta pertinente que Cuba aspire a avanzar hacia el estatus de socio de desarrollo con la ASEAN, pues supone una relación más asequible a sus condiciones; ello no solo se refleja en lo comercial, sino también en la cooperación, donde entra una gran amplitud de áreas de colaboración con el grupo regional. Este artículo pretende analizar las oportunidades y retos que ha enfrentado Cuba en el periodo 2020-2024 para su progreso como socio de desarrollo de la ASEAN.
Palabras claves: Cuba, Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, socio de desarrollo, cooperación
ABSTRACT Cuba’s accession to the Treaty of Amity and Cooperation of the Association of Southeast Asian Nations (ASEAN) in 2020, under Vietnam’s pro tempore presidency, marked a milestone in its foreign policy by institutionalizing relations with the bloc. This step opened both political and economic opportunities, including ASEAN’s multilateral support for Cuba against the Unitet States of America embargo, access to Asian markets in areas where Cuba holds comparative advantages such as biotechnology and medical services and the prospect of broader cooperation in diverse fields. Nevertheless, this achievement should be understood as a starting point for building a deeper and more structured relationship. In the current international context, shaped by the reconfiguration of economic balances and the search for new strategic partners, advancing toward ASEAN development partner status emerges as a pertinent goal for Cuba. Such status would provide a framework more compatible with Cuba’s conditions, encompassing not only trade but also wide-ranging cooperation in sectors of mutual interest. This article examines the main opportunities and challenges faced by Cuba between 2020 and 2024 to progress toward becoming a development partner of ASEAN.
Keywords: Cuba, Association of Southeast Asian Nations, development partner, cooperation
INTRODUCCIÓN
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) es una organización regional ubicada al sur de China, entre los océanos Pacífico e Índico. Sus miembros son Brunéi Darussalam, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam. Esta organización ha sabido cohesionar los intereses de una región con una gran diversidad política, económica, social, cultural y religiosa mediante su método diplomático ASEAN Way, basando su accionar en el diálogo, el consenso, la cooperación y a la no injerencia en asuntos internos. Consecuentemente, se ha consolidado como uno de los mecanismos de integración regional más dinámicos y heterogéneos del mundo.
La dinámica económica cohesionada como mercado común de la ASEAN y los estrechos vínculos en las cadenas de valor con las principales economías de la región y el mundo ha condicionado un constante crecimiento del Sudeste Asiático. El bloque ocupa el tercer lugar entre las economías regionales de Asia y el quinto entre las economías mundiales. En 2023, su PIB total fue de casi 3,8 billones de dólares estadounidenses (Aseankorea, 2023). A ello, hay que sumar que la ASEAN es un mecanismo integrador con las principales economías de la región: China, Japón y Corea del Sur (mediante ASEAN+3), así como con India, Australia y Nueva Zelanda mediante los mecanismos ASEAN+1. Estos factores, junto a su participación activa en los principales foros del Asia-Pacífico, hacen que la Asociación tenga una gran relevancia en el panorama internacional, particularmente para las potencias externas.
La evolución de la política exterior de la ASEAN refleja un giro desde el regionalismo de sus primeras décadas hacia una apertura de las relaciones, materializada en las asociaciones de diálogo, de diálogo sectorial, y de desarrollo. Este modelo ha permitido al bloque diversificar sus asociaciones sin comprometer su autonomía. Un elemento clave de la proyección externa de la ASEAN es el Tratado de Amistad y Cooperación (TAC, por sus siglas en inglés). Este instrumento se ha convertido en la puerta de entrada formal para establecer relaciones con el bloque, dado que constituye el primer documento jurídicamente vinculante y el principal documento orientador para las relaciones interestatales de la ASEAN.
Para Cuba, su adhesión al TAC en 2020, durante la presidencia pro témpore de Vietnam, marcó un hito en su política exterior, pues fue necesario para la institucionalización de sus relaciones con la ASEAN. Además, le ha ofrecido oportunidades tanto políticas como económicas. En lo político-diplomático se resalta el consenso del apoyo a Cuba frente al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos en organismos multilaterales. En lo económico, le ha permitido explorar mercados asiáticos en sectores como la biotecnología y los servicios médicos, áreas donde la nación cubana tiene ventajas comparativas. En un contexto de crisis económica interna agravada por las sanciones estadounidenses y la pandemia de Covid-19, este paso reflejó la estrategia de Cuba de diversificar alianzas, acceder a nuevos espacios de cooperación multilateral, consolidar los existentes y fortalecer sus relaciones con los miembros de la Asociación.
Debe destacarse que esta incorporación al Tratado fue fundamental para que Cuba pudiera fortalecer su presencia en la región. Sin embargo, este paso inicial debe ser considerado como una base sobre la cual construir una relación más profunda y estructurada. En un contexto internacional caracterizado por la reconfiguración de los equilibrios económicos y por la búsqueda de nuevos socios estratégicos, resulta pertinente que Cuba aspire a avanzar en el nivel de relaciones con el bloque. En este sentido, el estatus de socio de desarrollo con la ASEAN supone una relación más asequible a las condiciones de Cuba, pues no solo se refleja en lo comercial, sino también en la cooperación, donde entra una gran amplitud de áreas de colaboración con el grupo regional.
Esta categoría permitiría un diálogo más técnico y programático en las áreas de interés común, como la educación, la biotecnología, la salud pública, el cambio climático y la seguridad alimentaria, todos ellos sectores donde Cuba posee ventajas comparativas o una sólida trayectoria de cooperación Sur-Sur. Además, implicaría un plan de acción conjunta entre la nación cubana y la organización regional, así como el acceso a fondos para el desarrollo y un mayor acercamiento en las relaciones económicas, comerciales y financieras.
En este sentido, el artículo pretende analizar las oportunidades y retos que ha enfrentado Cuba en el período 2020-2024 para su progreso como socio de desarrollo de la ASEAN.
DESARROLLO
La adhesión de Cuba al TAC en noviembre de 2020 marcó un hito significativo en las relaciones exteriores de la Isla con la ASEAN. Este instrumento representa un compromiso político con los principios de no injerencia, solución pacífica de disputas, y cooperación regional. Al convertirse en miembro del Tratado, Cuba no solo reafirmó su voluntad de respetar estos principios, sino que también consolidó formalmente su disposición a establecer un marco diplomático y político estable con los Estados miembros del bloque, aun cuando ya lo mantenía de manera bilateral con varios de sus integrantes.
Este acto representó el reconocimiento, por parte de la nación cubana, del creciente peso geoeconómico y político de la ASEAN, y una señal de que La Habana busca diversificar sus relaciones internacionales más allá del eje tradicional euro-latinoamericano. Además, la adhesión al TAC permitió institucionalizar una serie de contactos bilaterales y multilaterales que venían desarrollándose de forma dispersa desde la década de 1990. Para Cuba, la Asociación constituye un actor unificado en el apoyo en el enfrentamiento al bloqueo económico y financiero, aun cuando hay países con fuertes compromisos con Estados Unidos como son los casos de Singapur, Tailandia o Filipinas. De hecho, varios países miembros de la ASEAN, como Vietnam, Laos y Cambodia, han mantenido relaciones históricas y estrechas con Cuba, lo cual sirvió como punto de apoyo para el avance hacia un vínculo más multilateralizado y coordinado con el conjunto del bloque.
Convertirse en socio de desarrollo facilitaría la participación cubana en mecanismos de cooperación práctica con la Asociación, tales como los Foros de Desarrollo o las Reuniones Sectoriales, ampliando así su margen de influencia y presencia en Asia-Pacífico. Asimismo, sería una vía para diversificar sus alianzas en un momento de crisis económica interna agravada por las sanciones externas, la pandemia de COVID-19 y las disrupciones del comercio global. Desde esta perspectiva, avanzar hacia ese estatus no solo es deseable, sino también necesario para dotar de contenido tangible la relación con el bloque y evitar que la adhesión al TAC se quede en un gesto meramente protocolar.
En este sentido, debe valorarse en el corto o mediano plazo, la opción de convertirse en socio de desarrollo de la ASEAN mediante solicitud formal al grupo. Cabe señalar que, para obtener la concesión de ese estatus, es necesario cumplir con ciertos requisitos como la colaboración en comercio, inversión, seguridad, cultura y desarrollo socioeconómico, así como participar en diálogos, proyectos y programas para fortalecer la cooperación regional. Además, el país interesado debe presentar una solicitud formal a la ASEAN, generalmente a través de una carta dirigida a su secretario general. La carta debe expresar el deseo de establecer una relación de cooperación y los objetivos específicos para su ejecución. Para solicitar ese nivel de asociación, debe considerarse la presidencia pro témpore del bloque para el proceso de introducción en la agenda (González, 2024b).
A partir de ese paso, corresponde a la ASEAN evaluar la solicitud. De ser aceptada, se iniciarán negociaciones para establecer los términos de la asociación de desarrollo. En consonancia, se definirán áreas de cooperación, mecanismos de diálogo y compromisos mutuos. El proceso puede durar más de un año, en dependencia de las gestiones y el apoyo de los miembros del bloque. Una vez que se alcance un consenso, se firmará un acuerdo formal que establezca los términos de la asociación. Este acuerdo puede ser un Plan de Acción Conjunto, una Declaración Conjunta o un Memorando de Entendimiento.
Por otra parte, cabe destacar que la consolidación de las relaciones con el grupo regional posibilitará mantener el apoyo de sus miembros en temas como la condena al bloqueo y el rechazo a la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (Panton, 2025). Una muestra de ello se evidenció en 2024 durante la votación en Naciones Unidas sobre la resolución 78/7, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, donde el representante de la ASEAN expuso que su organización se sumaba a los países que pedían el fin del embargo económico, la salida de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba (Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba [MINREX], 2024b).
Este propósito de avanzar hacia un nivel más elevado de vinculación encuentra sustento en una serie de oportunidades que se han presentado entre 2020 y 2024 tanto por factores endógenos como exógenos. Entre ellos destacan el fortalecimiento de las relaciones bilaterales con países clave de la ASEAN, el interés del bloque en expandir su proyección hacia América Latina y el Caribe, las potencialidades de cooperación en agricultura, educación, deporte, gestión de desastres naturales, y la creciente visibilidad de Cuba en áreas estratégicas como la salud y la innovación biotecnológica.
En el corto plazo resulta necesario potenciar las oportunidades que implica la adhesión al TAC para la política exterior cubana, desde los puntos de vista diplomático y económico. Así, Cuba podría promover el interés de los miembros de la ASEAN en concederle el estatus de socio de desarrollo del bloque. De hecho, la propia suscripción del Tratado y el hecho de ser la primera nación del Caribe y la quinta de la región latinoamericana constituye una oportunidad que debe ser aprovechada para maximizar los lazos diplomáticos, económicos y la cooperación con todos los Estados de grupo.
Oportunidades de Cuba para avanzar como socio de desarrollo de la ASEAN
En el periodo, los vínculos entre Cuba y la Asociación se estrecharon como resultado de la institucionalización de las relaciones. En 2022, se creó el Comité de la ASEAN en La Habana (ACHC) conformado por los representantes de Cambodia, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar y Vietnam. Su objetivo es fortalecer las relaciones y la cooperación entre el grupo regional y el país caribeño. En este sentido, sus miembros se han comprometido para mejorar las relaciones económicas, comerciales y de inversión, así como colaborar en sectores relacionados con la cultura y el turismo. En función de ello, el ACHC ha realizado reuniones y ha organizado eventos con funcionarios a todos los niveles.
Por otra parte, la participación de Cuba en reuniones o foros de la ASEAN promueve la presencia de la isla en el Sudeste Asiático y el interés en los temas relacionados con ese mecanismo. Así lo ha evidenciado la asistencia del Parlamento cubano como observador en la Asamblea Interparlamentaria de la ASEAN en 2023 y en 2024. Este tipo de escenarios ha sido propicio para compartir experiencias y debatir tópicos de interés para las partes como el adelanto de las mujeres, por citar un ejemplo. A partir de ello, Cuba podría continuar el acercamiento entre los parlamentos a través de este foro para ampliar el diálogo y la cooperación en ese ámbito.
Desde el punto de vista multilateral, existe una confluencia de intereses y posturas en varios temas de la agenda internacional como la cuestión de la no injerencia en asuntos internos, la no proliferación de armas nucleares en las respectivas zonas geográficas de cada parte, entre otros. Además, tanto el bloque como sus miembros, apoyan el papel de Cuba en la ONU y otros organismos multilaterales, por ejemplo, la elección de Cuba al Consejo de Derechos Humanos para el período 2024-2026. Del mismo modo, se mantienen a favor del levantamiento del bloqueo estadounidense a la nación cubana. En este sentido, se identifica como una oportunidad la posibilidad de posicionar los temas estratégicos de la política exterior cubana, como la lucha contra el bloqueo; la coordinación en eventos multilaterales sobre temas de interés mutuo como el cambio climático y la necesidad de establecer un nuevo orden económico internacional (Panton, 2025).
Otro espacio que se puede emplear para el acercamiento de Cuba y la ASEAN en cuestiones multilaterales es el Foro de Cooperación de América Latina y el Caribe -Asia del Este (FOCALAE). Este es de relevancia para América Latina, pues constituye el foro político y de discusión más importante para el relacionamiento general entre la región latinoamericana y el Sudeste Asiático. En él, participan 20 Estados latinoamericanos y 16 de Asia del Este, entre los que se encuentran Cuba y los diez Estados miembros de la ASEAN. FOCALAE está enfocado al fortalecimiento de las relaciones políticas, culturales, educativas, sociales, económicas y de ciencia y tecnología. Funciona a través de dos países coordinadores (uno por cada región), con reuniones bianuales de ministros de Relaciones Exteriores y reuniones anuales de altos funcionarios y de grupos de trabajo (Política, Cultura, Educación y Deporte; Economía y Sociedad; y Ciencia y Tecnología).
Además, la nación cubana, como único país del Caribe en pertenecer al TAC hasta el momento, podría capitalizar su membresía para convertirse en un puente de las relaciones entre la ASEAN y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Incluso, el secretario general de la Asociación, Dr. Kao Kim Hourn, alentó a la nación cubana a fortalecer su compromiso con el grupo a través de su papel en la CELAC (MINREX, 2024a). Por lo tanto, esto constituye una oportunidad para consolidarse como un actor clave en la región caribeña y fomentar el interés del bloque regional en afianzar los nexos con Cuba.
En el ámbito diplomático, la nación cubana tiene como ventaja las relaciones en el plano bilateral con cada miembro del bloque. Un ejemplo son los consolidados vínculos con Vietnam, país que desempeña un rol protagónico dentro de ASEAN (Panton, 2025). Entre 2020 y 2024, se realizaron intercambios por diversas vías, así como visitas de los más altos niveles en ambos sentidos. Un ejemplo de ello fue la gira oficial del secretario general del Partido Comunista y presidente de Vietnam, To Lam, en septiembre de 2024. La visita constituyó la segunda al exterior tras haber asumido sus responsabilidades. De esta forma, se demuestra la relevancia de Cuba en la política exterior vietnamita y su interés de afianzar los lazos de amistad especial y tradicional (González, 2024a). En este sentido, las relaciones bilaterales con Vietnam pueden constituir un referente positivo de los nexos entre Cuba y la ASEAN.
Otro país que considera a Cuba como un socio estratégico en el Caribe es Indonesia. Según su embajadora Nana Yuliana, constituye hoy una prioridad reforzar los nexos en el plano político, económico, el comercio y las inversiones. En el periodo, ambos Estados intensificaron los acuerdos vigentes en materia de cultura, agricultura, deportes, salud e incluso, en las esferas de intercambio de información, como el convenio entre Prensa Latina y Antara, y recientemente el memorando de excepción de visa para diplomáticos y otros representantes oficiales (Prensa Latina, 2023). Así, el reforzamiento de los vínculos con esa nación clave del bloque pudiera constituir una oportunidad para el acercamiento a la Asociación.
Por otra parte, para Malasia, Cuba representa un importante mercado potencial para el caucho y el aceite de palma, así como para impulsar la cooperación en el sector de procesamiento de alimentos. En este sentido, ha reafirmado su compromiso de potenciar las relaciones comerciales y de inversión con la nación caribeña, ofreciendo nuevas posibilidades para maximizar el potencial entre ambos países. Además, han colaborado conjuntamente en organismos multilaterales, pues pertenecen al MNOAL, al G77 y China, en los que Malasia considera que Cuba desempeña un papel relevante. Asimismo, en 2024 los dos Estados se convirtieron en miembros asociados del BRICS+ (Prensa Latina, 2025).
De igual manera, la histórica relación con Laos, pudiera favorecer los vínculos con la ASEAN. En abril del 2024, el miembro del Buró Político y secretario permanente del Comité Central del Partido Popular Revolucionario Lao, Bounthong Chitmany, realizó una visita oficial a Cuba. Durante su estancia, tuvo lugar el segundo seminario teórico entre ambos Partidos, cuyo objetivo principal fue compartir experiencias en la labor del Partido para el fortalecimiento de su liderazgo y en el impulso del desarrollo económico de ambos países (Panton, 2025).
Cambodia es otro miembro con el que las relaciones bilaterales son históricas. Entre 2020 y 2023 se apreció el avance de los nexos entre Cuba y esa nación. En este sentido, cabe destacar que hubo un incremento del diálogo de alto nivel, apoyo en temas multilaterales y ejecución de acuerdos de colaboración en áreas de interés común que tributaron a superar barreras geográficas, culturales, así como diferencias del modelo del sistema político y de gestión económica (Rodríguez, 2023).
Otro elemento que debe señalarse es que, en cuanto a las representaciones diplomáticas de los países miembros de la ASEAN en América Latina y el Caribe, seis de ellos tienen embajadas en Cuba. Además, tres de estos, Cambodia, Laos y Myanmar solamente tienen sedes diplomáticas en La Habana. Esto demuestra el interés de los países del grupo regional por acercarse a la nación caribeña y fortalecer los vínculos bilaterales.
De acuerdo con González (2024c), durante este periodo y desde los años anteriores al mismo, las relaciones han condicionado un volumen amplio de acuerdos bilaterales, más de una decena de protocolos adicionales de cooperación, convenios de colaboración, amistad, económico-comercial y científico-técnico que abarcan áreas como la salud, la biotecnología, la educación, el deporte, la innovación, el medio ambiente, la agricultura y la cultura. Dichos sectores representan prioridades nacionales para Cuba, las cuales han sido reflejadas en su Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030 (PNDES 2030) (Ministerio de Economía y Planificación de Cuba, 2019). A su vez, constituyen áreas de interés estratégico para los Estados miembros del bloque, que buscan diversificar la cooperación Sur-Sur.
En este sentido, se identifica la cooperación en sectores estratégicos como un componente esencial para proyectar las relaciones entre Cuba y la ASEAN hacia un estadio superior. Los intereses comunes podrían posicionar a la nación cubana como un socio estratégico de la ASEAN en áreas donde el país tiene ventajas comparativas. Debe tenerse en cuenta que aprovechar estos espacios de cooperación sectorial requiere de una estrategia articulada que combine la diversificación de socios, la especialización de la oferta cubana y el fortalecimiento institucional de los mecanismos de diálogo existentes.
Dos de los sectores con mayor dinamismo son el de la salud y el de la biotecnología. Particularmente, durante la etapa de pandemia por Covid-19, Cuba mostró al mundo sus capacidades de organización y control de la enfermedad. Asimismo, se evidenciaron sus avances biotecnológicos en la creación de vacunas para atacar el virus, a pesar de los obstáculos existentes como el recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos, que dificultó la obtención de materias primas necesarias para el desarrollo de medicamentos y otros productos biotecnológicos en la nación cubana. Además, cabe destacar la colaboración con Vietnam, país para el cual se fabricaron cinco millones de dosis Abdala para combatir la epidemia en ese territorio asiático en 2021.
También en ese año, se celebró de forma virtual la Primera Reunión Técnica entre expertos de salud de Cuba y de la ASEAN. En la cita, ambas partes intercambiaron información y experiencias acerca de los protocolos implementados para la contención y prevención de la Covid-19. Además, los especialistas cubanos explicaron la estrategia de la respuesta de Cuba a la pandemia, sobre la base del carácter universal del sistema de salud y su sólida red de atención primaria. Los representantes del grupo regional, por su parte, se refirieron a las potencialidades para la futura cooperación a partir de su interés en el elevado nivel de conocimientos y habilidades de los científicos cubanos y la efectividad de los variados productos farmacéuticos mostrada en los ensayos clínicos y divulgadas en publicaciones médicas (MINREX, 2022).
Como resultado del desarrollo de la industria biofarmacéutica cubana, con productos de reconocida eficacia a nivel internacional como el Heberprot-P, el Policosanol (PPG), el Nimotuzumab, entre otros, se ha despertado un marcado interés en países como Vietnam, Singapur, Malasia, Tailandia y Brunéi, cuyas autoridades sanitarias han manifestado su voluntad de ampliar los lazos en materia de investigación, formación de recursos humanos y transferencia tecnológica. En este sentido, destacan la realización de ensayos clínicos vinculados con la biotecnología cubana en varias naciones, a partir del funcionamiento de empresas mixtas en Singapur y Tailandia, así como la transferencia de tecnología a esos países. Mientras que Malasia y Brunéi tienen interés en conocer la experiencia cubana en el campo de la biomedicina y colaborar en el desarrollo de vacunas.
Por otra parte, Cuba cuenta con fortalezas en los servicios de la salud. En ello ha jugado un papel fundamental la experiencia del personal médico en naciones del Sudeste Asiático. Este sector podría ser una plataforma para colaboraciones con países de la ASEAN, especialmente en formación de recursos humanos y transferencia de tecnologías sanitarias. La Isla podría potenciar la cooperación con países como Laos, Cambodia y Myanmar, cuyas autoridades han expresado su voluntad en adquirir conocimientos del sistema y organización de la salud cubana, así como mejorar su infraestructura de atención médica y el acceso a la experiencia en salud. Por ejemplo, Cambodia considera promisoria la cooperación en atención primaria, el tratamiento contra el cáncer y la diabetes, así como la producción de medicamentos y vacunas, teniendo en cuenta el prestigio cubano en esas áreas (Rodríguez, 2023).
Como se puede constatar, los ensayos clínicos conjuntos, visitas técnicas, y la firma de memorandos como el establecido con Myanmar en el área de salud pública, dan cuenta de un creciente reconocimiento del valor que Cuba puede aportar a los sistemas de salud de la ASEAN, muchos de los cuales enfrentan el doble desafío de expandir cobertura y mejorar calidad. De igual manera, la experiencia cubana en biotecnología y productos farmacéuticos presenta interesantes oportunidades de colaboración. Ambos sectores no solo son estratégicos para la nación cubana, sino que poseen un alto potencial que Cuba debe explotar para fortalecer su presencia en los mercados de la Asociación. Además, constituyen pilares para promover la cooperación Sur-Sur con el bloque.
La Isla también tiene oportunidades para ampliar la cooperación en la agenda medioambiental y de innovación. Los países de la ASEAN como Filipinas, Indonesia, Brunéi, Malasia y Vietnam, comparten con Cuba, vulnerabilidades comunes frente al cambio climático y desastres naturales. En este sentido, la nación y la Asociación pueden intercambiar experiencias y acciones conjuntas para el enfrentamiento a este fenómeno, especialmente los huracanes en Cuba y tifones en la ASEAN. El Estado cubano pudiera aprovechar sus experiencias a través del sistema de alerta temprana de la Defensa Civil, así como la capacitación de las autoridades político-estatales y de la sociedad en general, para promover el desarrollo conjunto de capacidades, tanto en términos de prevención como de resiliencia.
Por su parte, cabe resaltar que la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) destaca como un actor clave en la respuesta a desafíos globales, como la pandemia de Covid 19. Su participación en redes internacionales y en posibles proyectos de cooperación técnica y científica con la ASEAN propician espacios para fortalecer los vínculos en el campo de las innovaciones.
Desde el punto de vista de enfermedades tropicales, estas constituyen un grave problema del Sudeste Asiático. De acuerdo con González (2024b), ello abre una ventana de oportunidades para que Cuba pueda cooperar e investigar, no solamente con los países miembros, sino también con el bloque en carácter de socio, pero para ello es importante que el país avance hacia un nuevo estadio de relacionamiento. Según esta misma fuente, el aporte mayor cubano pudiera estar en la creación de un Centro Conjunto para la Identificación y Prevención de Enfermedades Tropicales Cuba-ASEAN e incluso en la investigación y producción de vacunas, lo que se pudiera crear en alguno de los Estados o incluso en Cuba.
A esto se suma, en el marco de los avances de la ciencia y la tecnología, que la ASEAN es vanguardia en el impulso de la Cuarta Revolución Industrial. Incluso, el bloque ha proyectado que la Inteligencia Artificial (IA) podría impulsar el producto interno bruto de la región entre un 10% y un 18%, sumando un billón de dólares para 2030 (VietnamPlus, 2024). En relación con esto, el Gobierno cubano apuesta por la innovación y el propósito de lograr generación, a partir de la IA, de productos y servicios necesarios para la población (Presidencia y Gobierno de la República de Cuba, 2024). En este sentido, pueden determinarse espacios para la promoción de la colaboración en este ámbito, particularmente en la transferencia de tecnologías y capacitación técnica desde el bloque hacia Cuba.
En el plano agroalimentario, energético y de sostenibilidad, también se vislumbran oportunidades concretas. Estados como Cambodia, Vietnam, Malasia y Singapur han expresado disposición para colaborar en sectores que hoy resultan cruciales para la seguridad nacional y el bienestar social en Cuba, como la producción de alimentos, la transición energética hacia el consumo de fuentes de energía renovable, transporte y reciclaje. En este sentido, cabe resaltar los proyectos existentes en la Isla en colaboración con la nación vietnamita sobre la producción familiar de arroz, maíz y soja y la acuicultura. Mientras que, Cambodia por su parte, coopera con la nación caribeña en el estudio y evaluación en el país de variedades de semillas de arroz de Cambodia (MINREX, 2025).
Estos países cuentan con capacidades tecnológicas y experiencia acumulada que podrían transferirse en el marco de iniciativas conjuntas, lo que contribuiría a avanzar en metas compartidas de la Agenda 2030 y en desarrollo de las relaciones económicas, comerciales y financieras. La complementariedad entre las necesidades de Cuba y las fortalezas de ciertos miembros de la ASEAN refuerza el carácter mutuamente beneficioso de este tipo de cooperación. En este sentido, constituye una oportunidad el interés de actores clave de la ASEAN en promover un acercamiento a la nación caribeña en temas de amplio interés como las energías renovables y la resiliencia agrícola.
En los ámbitos educativo, deportivo y cultural, Cuba ha sostenido una larga trayectoria de colaboración con países asiáticos en la formación de profesionales, el intercambio académico y la promoción de su modelo de alfabetización. Esta experiencia ha sido reconocida por países como Laos, Camboya, Malasia, Vietnam y Filipinas, en los que se han desarrollado exitosamente programas de formación de personal médico, becas universitarias e iniciativas culturales conjuntas. El papel de Cuba como oferente de cooperación Sur-Sur en estas áreas ha sido altamente valorado por los países del bloque. Por tal motivo, constituye una plataforma para promover el entendimiento mutuo y vínculos interpersonales a través de intercambios pueblo a pueblo.
La colaboración en el campo educativo pudiera ser beneficiosa en ambos sentidos. Por ejemplo, Cuba es uno de los países del Sur Global que se ha beneficiado del Programa de Cooperación Técnica de Malasia, al cual su gobierno asigna fondos como parte de su política de cooperación Sur-Sur (Prensa Latina, 2025). Asimismo, podrían potenciarse los intercambios académicos entre Cuba y la ASEAN a través de la realización de talleres virtuales o mediante el otorgamiento de becas a jóvenes profesionales. A través de estas, también se podría fomentar el intercambio de experiencias y conocimientos entre los centros de investigación de la Asociación y la nación cubana. Ello promovería una mejor imagen y entendimiento de la Isla dentro del bloque y viceversa.
Mientras que, en el ámbito deportivo, el potencial cubano es reconocido por países como Laos, con el que se ha concretado un gran volumen de proyectos (Sihaphom & González, 2024). Estas experiencias podrían ser replicadas en otras naciones de la subregión que han expresado su interés en adquirir conocimientos. Por su parte, el intercambio cultural se ha fomentado hasta la fecha por medio de múltiples actividades que incluyen exposiciones fotográficas, muestras culinarias y textiles y donaciones al sistema educativo (Prensa Latina, 2023). Esta área es fundamental para fomentar los nexos entre Cuba y los miembros de la ASEAN, particularmente a través del intercambio pueblo a pueblo.
Actualmente Cuba debe aprovechar sus potencialidades y una de las que se ha ido reduciendo la atención es la enseñanza del idioma. Cuba fue el primer país que contribuyó a la enseñanza del español a estudiantes de Vietnam, Laos, Cambodia, entre otros. Sin embargo, en los últimos años, han disminuido las potencialidades brindadas para esta cooperación, las que han sido aprovechadas fundamentalmente por España y Colombia, a pesar de tener mejor relacionamiento estos países con la Isla que con los mencionados (González, 2024b). En este marco Cuba tiene una gran experiencia con diversos programas reconocidos. Además, la enseñanza del idioma podría convertirse en un escenario para difundir la cultura cubana y promover una imagen país positiva dentro de la ASEAN.
Por otra parte, cabe destacar que la ASEAN y Cuba comparten un rico patrimonio cultural que fomenta el entendimiento y el aprecio mutuos. Ambas regiones cuentan con tradiciones artísticas, diversos paisajes culinarios y un fuerte patrimonio natural. En este sentido, podría potenciarse la colaboración en el sector del turismo, que también está contemplado como eje prioritario dentro del PNDES 2030 (Ministerio de Economía y Planificación de Cuba, 2019). Ambas regiones podrían beneficiarse de un aumento de los flujos turísticos.
Con respecto a las relaciones comerciales, de modo general, Asia y Oceanía ha sido la tercera región de mayor vínculo con Cuba. Sin embargo, el comercio con la esta ha decrecido en los últimos años, como consecuencia principalmente de las dificultades financieras que ha venido presentando la nación cubana, derivadas de las sanciones estadounidenses; así como de la política de reducción de sus importaciones y la crisis agravada por la Covid-19. Pese a que existe un balance deficitario de la Isla con Asia, en los últimos años se ha producido un ligero aumento de las exportaciones cubanas, centradas fundamentalmente en la venta de productos biotecnológicos y otros bienes competitivos como la miel, ron, tabaco, entre otros (González, 2024c).
Las relaciones comerciales y financieras entre Cuba y la ASEAN todavía se encuentran en una fase incipiente y marcada por diversas limitaciones. En 2022, el comercio bilateral entre la nación caribeña y el bloque no arribó apenas a los 300 millones de dólares (González, 2024b). Solo con Vietnam, como socio principal de Cuba dentro de la Asociación, se concentra más de la mitad de ese volumen. Por ejemplo, en 2022, el intercambio comercial de mercancías con la nación vietnamita fue de aproximadamente 225 millones de USD (Oficina Nacional de Estadística e Información [ONEI], 2024).
Otro caso es Indonesia, país con el que el intercambio comercial aumentó en medio de la pandemia. Las exportaciones de Cuba a Indonesia crecieron 30 por ciento en 2022, en particular las referentes a insumos médicos y tabaco. Sin embargo, en palabras de la embajadora de Indonesia en Cuba, Nana Yuliana, existe la posibilidad para que este volumen crezca y la Isla pueda incrementar exportaciones al mercado indonesio de productos como tabaco y azúcar, pues están creadas las condiciones para avanzar hacia una mayor colaboración en el área económico-comercial (Prensa Latina, 2023).
En cuanto a los acuerdos comerciales y/o de protecciones de inversiones existentes de manera bilateral destaca el Acuerdo Bilateral Comercial con Vietnam puesto en vigor en 2020, que es el más amplio de su tipo. También se encuentran los Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones con Indonesia, Malasia, Laos y Cambodia. Sin embargo, estos deberían renovarse para dinamizar el intercambio, especialmente la inserción de productos cubanos de mayor competitividad (González, 2024b). Esta realidad evidencia que se han desaprovechado oportunidades en un espacio con elevado dinamismo económico como lo es el Sudeste Asiático.
Además, Cuba podría evaluar las inversiones existentes en el área con el propósito de facilitar la reexportación teniendo en cuenta las reglas de origen de la ASEAN. Destacan los casos de la presencia de Labiofam Asia y Labiofam Vietnam, así como proyectos biotecnológicos en Tailandia. En su momento hubo con Malasia y podrían abrirse con Indonesia si se explora detalladamente. Cabe destacar que países como Vietnam, Singapur e Indonesia han incrementado su perfil inversor, y ya mantienen vínculos económicos concretos con Cuba.
La presencia de firmas como la cadena hotelera indonesia, Archipelago International, o la administración de la Terminal de Contenedores del Mariel por la Autoridad Portuaria de Singapur (PSA, por sus siglas en inglés), revela una base sobre la que se puede potenciar la atracción de inversiones provenientes de la ASEAN. En el primer caso, tras la apertura de las relaciones diplomáticas de Cuba con Corea del Sur en febrero de 2024, podría retomarse el proyecto del vuelo directo Seúl-La Habana impulsado por Air Premia para beneficiar el turismo de este grupo hotelero. Singapur por su parte, con menor presencia en Cuba, ha expresado sus intereses de ampliar los negocios en el territorio. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la agudización del bloqueo económico y financiero estadounidense y la incorporación de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, elevan la preocupación de algunos países de la ASEAN, para los cuales Estados Unidos es uno de sus principales socios comerciales.
En el caso de Vietnam, este país destaca por ser el principal inversionista asiático en Cuba. Asimismo, constituye el segundo inversor en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) con siete proyectos hasta 2024, que se enfocan en las energías renovables, la producción de alimentos para animales y de productos para el consumo del hogar, así como la comunicación y publicidad para la exportación. Bajo la égida de las inversiones vietnamitas se ha creado en la ZEDM un parque industrial que funge como receptor para las inversiones provenientes de la ASEAN. Sin embargo, hasta el momento no ha sido posible atraer nuevas empresas de otras naciones del bloque como consecuencia de la inestabilidad financiera, la poca disponibilidad de divisas y el bloqueo impuesto por Estados Unidos (Ana Igarza, comunicación personal, 11 de junio de 2025).
Por otra parte, Cuba podría aprovechar las oportunidades de cooperación triangular con el apoyo de actores clave como China, país con el que el país caribeño, al igual que la ASEAN, tiene fuertes lazos económicos. En ese sentido, la integración de Cuba en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), liderada por Beijing, puede abrir puertas para financiamiento de programas alineados con los intereses del bloque regional. Particularmente, la IFR ofrece potencialidades en sector de la conectividad e infraestructura; mientras que la Isla puede aprovechar sus ventajas en sectores como biotecnología, turismo, medicina, educación, transporte, comunicaciones, entre otros.
Esta dinámica de cooperación podría aprovecharse para sortear las restricciones impuestas por el bloqueo económico y financiero de Estados Unidos, que no solo afecta a Cuba sino también a empresas asiáticas con intereses en el país caribeño. No obstante, el aprovechamiento efectivo de estas oportunidades exige la mejora del clima de negocios, la simplificación de los marcos regulatorios y la creación de incentivos atractivos para los inversores extranjeros.
Por otra parte, si bien hoy Cuba es un puente de acercamiento al Caribe para Vietnam, Laos, Cambodia y Myanmar, también pudieran potenciarse proyectos triangulares. De no evaluarse y aprovecharse bien, otros actores de la región latinoamericana y caribeña con mayor activismo lo harán como ya han iniciado Chile, Perú y Colombia (González, 2024b). Para ello se pudiera explorar de forma más proactiva la posibilidad de implementar, en esos países, proyectos de cooperación triangular en sectores como la salud o la biotecnología (Panton, 2025), que incluyan el financiamiento del mecanismo subregional o de actores como China, Japón o Corea del Sur.
El espacio comercial y financiero entre Cuba y la ASEAN se presenta como un campo de oportunidades para fortalecer las relaciones bilaterales, aunque el mismo ha presentado (y presenta) diversos retos que pueden obstaculizar el progreso de Cuba hacia un nivel superior de asociación con el grupo regional. En este sentido, la clave estará en cómo la nación cubana logre articular su inserción en esta región desde la lógica de la cooperación con los miembros de la ASEAN, el reforzamiento de los vínculos diplomáticos y económicos, así como la transformación del ambiente de negocios en Cuba de forma proactiva.
Retos internos y externos de Cuba para avanzar como socio de desarrollo
El camino de Cuba para convertirse en socio de desarrollo de la ASEAN se encuentra lleno de complejidades estructurales, financieras y geopolíticas que han condicionado tanto sus posibilidades como sus márgenes de acciones. Estos retos internos y externos marcan el ritmo al que el país puede insertarse con un bloque caracterizado por su dinamismo económico, su integración productiva regional y sus vínculos con las principales potencias regionales y globales. En tal sentido, además de identificar los principales obstáculos en su progreso, Cuba debe enfrentarlos con medidas que no atenten contra la continuidad del socialismo cubano y su soberanía.
La inserción de Cuba en el Sistema Financiero Internacional es necesaria para el desarrollo económico y social del país, pues la obtención de financiamiento externo constituye uno de los requisitos para el incremento de la producción nacional. Como resultado del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, Cuba tiene prohibido su ingreso a instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) (Sánchez, 2019). Igualmente, el Estado cubano constantemente es sancionado por el uso del dólar y del sistema SWIFT, lo que agudiza la deformación estructural económica cubana y obstaculiza el desarrollo del país (Benítez, 2023).
El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos constituye el principal obstáculo externo para la proyección económica de Cuba y su acercamiento a la ASEAN. No solo limita las capacidades financieras de la Isla, sino que también tiene efectos disuasorios en actores internacionales que podrían tener interés en establecer relaciones más profundas. En el caso de la ASEAN, esto se traduce en una constante tensión entre el interés de ciertos países por cooperar con Cuba y el temor a sanciones o represalias por parte de Washington.
Cuba debe evaluar las posibilidades reales de desarrollo en un mundo en el que el bloqueo estadounidense permanecerá al mediano y largo plazo, y que continuará siendo el principal freno externo al avance económico del país y su inserción en cadenas globales de valor. Sin embargo, deben explorarse alternativas que mitiguen su influencia. En este sentido, consolidar de forma proactiva el acercamiento a la ASEAN, y con Asia en general, como región más dinámica del planeta, podría apoyar al país a avanzar en medio de la crisis internacional (González, 2024c).
Además, debe tenerse en cuenta que la creciente injerencia geopolítica de Estados Unidos en el Sudeste Asiático, con el interés de contener a China y mantener su dominio hegemónico, representa un entorno desfavorable para Cuba. De igual modo, la narrativa de la amenaza del avance del comunismo, podría incidir en cierta medida, en la proyección de los vínculos de Cuba con algunos miembros de la ASEAN.
La reafirmación de la alianza militar entre Estados Unidos y países como Filipinas, Tailandia o Singapur en 2023 y 2024, así como la consolidación de su asociación estratégica integral con la ASEAN desde 2022 (Panton, 2025), introducen una dimensión de conflictividad potencial que Cuba debe manejar con cautela. A ello se suma la amenaza de la disputa en el Mar del Sur de China, que Estados Unidos pudiera manipular a su favor. Aún así, la diplomacia cubana debe encontrar espacios para consolidar su posicionamiento a través de la promoción de los principios de respeto a la soberanía, cooperación Sur-Sur y no injerencia en los asuntos internos de otros países.
Como se pudo constatar en el análisis de las relaciones económicas de la Isla y el grupo regional, uno de los principales retos para obtener el estatus de socio de desarrollo de la ASEAN, está asociado al bajo nivel del comercio bilateral entre Cuba y la organización, incluso con una gran parte de sus países miembros. A excepción de Vietnam, las relaciones económicas con el resto de los miembros son reducidas y fragmentarias. Esto se traduce en una falta de volumen comercial que limita la credibilidad de Cuba como socio relevante para la región.
Las causas son múltiples, por un lado, se encuentra la limitada variedad y competitividad de la oferta exportable de bienes cubana, que se concentra en productos como medicamentos biotecnológicos, miel, tabaco y ron. Ello ha sido consecuencia de la alta dependencia de insumos importados que, posterior a la caída del campo socialista, impactó negativamente las exportaciones de bienes. Dicha coyuntura obligó a Cuba a trazar una estrategia en cuyo centro se ubicaron un selecto grupo de productos con mayores posibilidades de incrementar rápidamente las ventas externas, y se priorizó la exportación de servicios (Torres, 2020).
Por otro lado, está la política de reducción de importaciones adoptada en los últimos años por la nación caribeña como resultado de la crisis económica interna. Por tal motivo, no se ha consolidado la presencia de productos de la ASEAN en el mercado cubano. A ello debe sumarse la lejanía geográfica entre la Isla y el bloque. En tal sentido, Cuba ha priorizado el intercambio comercial de mercancías con algunos socios de América y Europa como Venezuela, Canadá, México, Brasil, España y Alemania (ONEI, 2024); aunque debe tenerse en cuenta que China sigue siendo uno de los principales socios comerciales de Cuba a pesar de estar situado en Asia. Lo anterior evidencia que no se ha potenciado la diversificación de socios comerciales y la inserción de Cuba en las cadenas de valor asiáticas sigue siendo escasa.
Otro reto es la escasa atracción de inversión extranjera proveniente de la ASEAN. El sistema económico cubano, caracterizado por la limitada capacidad exportadora y la alta dependencia a las importaciones, está sometido a una constante escasez de divisas (Salas & Rodríguez, 2022). Esto, a su vez, provoca un insuficiente ahorro interno y elevados niveles de endeudamiento externo, que dañan el atractivo de Cuba como destino para la inversión extranjera.
En adición, la llegada de nuevas empresas del Sudeste Asiático ha estado condicionada por las limitaciones que posee el entorno de negocios cubano derivadas principalmente de las sanciones y medidas contempladas en el bloqueo económico, comercial y financiero. Este tiene un doble impacto, pues, además de propiciar la inestabilidad financiera y la baja disponibilidad de divisas por Cuba, eleva la preocupación de potenciales inversores del Sudeste Asiático, de los cuales Estados Unidos es un socio comercial estratégico o representa el principal mercado para sus exportaciones. Consecuentemente, estas debilidades restan competitividad a Cuba frente a otros países de América Latina que ya han avanzado en establecer vínculos con la ASEAN como Chile, Perú, Colombia y Brasil.
Si bien se ha priorizado el fortalecimiento de las relaciones con el Sudeste Asiático, aún no se han explotado todas las potencialidades, que además del marco político y de cooperación, abarcan el económico-comercial y financiero. Cuba necesita atraer inversiones para desarrollar su mercado interno, así como para generar espacios de conexión con el mercado más cercano del Gran Caribe. En consonancia, Singapur, Indonesia, Malasia, Tailandia, Filipinas y Vietnam, son potenciales socios con oportunidades sin explotar. En el plano multilateral, la IFR y la ASEAN también abren espacios y requieren de la proactividad cubana. Para atraer a las empresas de las grandes economías de la Asociación debe mejorarse el ambiente de negocios y evadir cuestiones del bloqueo económico y financiero estadounidense (González, 2024c).
Otro obstáculo para capitalizar las potencialidades de los sectores estratégicos de interés común, es la limitada capacidad financiera del Estado cubano para desarrollar proyectos de cooperación ambiciosos. Esto está condicionado entre otros factores por la falta de liquidez, el endeudamiento externo, las restricciones de acceso al crédito internacional y la exclusión de Cuba de instituciones financieras globales como el FMI y el Banco Mundial, que dificultan la captación de inversión extranjera y la inversión nacional en infraestructura.
La proyección de Cuba como socio de desarrollo implica necesariamente poder sostener iniciativas conjuntas con los países del bloque en sectores estratégicos como salud, biotecnología, educación, energía o infraestructura. Sin embargo, sin una base financiera sólida, los grandes proyectos de cooperación no logran concretarse. Consecuentemente, tienden a depender de terceros actores con capacidad de financiamiento. De ahí que la ejecución de este tipo de proyectos sea factible a través de la cooperación triangular. En este sentido, Cuba no solo debe incentivar a los países ASEAN, sino a potencias como China, Japón, Corea del Sur u otros actores extrarregionales.
En relación con la capacidad cubana para sostener un proyecto de cooperación ambicioso, existe un reto adicional derivado de la propia configuración económica de la ASEAN. Aunque el bloque es percibido como una zona de alto crecimiento, no todos sus miembros poseen capacidades financieras significativas para establecer asociaciones grandes con Cuba. Varios de los países del grupo, como Laos, Myanmar y Cambodia tienen un muy bajo desarrollo económico. Por este motivo, sus prioridades están enfocadas en su propia transformación económica y social, así como en recibir cooperación en sectores estratégicos para ellos como la salud y la educación. Así, sus recursos son limitados para destinarlos a la inversión o cooperación con socios externos.
Además, las asimetrías entre los países de la ASEAN en cuanto a desarrollo institucional, capacidad financiera y agenda política interna, hacen que el interés hacia Cuba no sea homogéneo. Esto obliga a la parte cubana a diseñar estrategias diferenciadas, adaptadas a los intereses específicos de cada país miembro, para maximizar su potencial. Por ejemplo, Vietnam y Laos presentan un interés natural por los vínculos con Cuba debido a su afinidad política-ideológica, mientras que países como Singapur o Filipinas podrían mostrar reservas sobre compromisos prolongados con un país cuya situación financiera e institucional sigue siendo incierta.
Frente a este panorama de desafíos, existen algunas alternativas que pudieran ser aprovechadas para mitigar los efectos de los principales obstáculos identificados. En primer lugar, Cuba debe explorar posibilidades para la diversificación de los mecanismos financieros. En este sentido, la entrada de Cuba en sistemas financieros alternativos al SWIFT o al FMI, como el Sistema de Pagos Transfronterizos (CIPS) de China, o a los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) como el NBD del grupo BRICS+, ofrece posibilidades concretas para canalizar financiamiento e inversión en divisas alternativas al dólar (Benítez, 2023).
Una oportunidad en el campo financiero que pudiera explorarse es la posibilidad de inserción de Cuba en la banca islámica, cuya base de negocio, aunque es similar al de la banca tradicional, se caracteriza por la prohibición del pago o la aceptación de tasas de interés por préstamos o la colocación de dinero, respectivamente. Además, tanto el prestamista como el prestatario deben ser partícipes tanto de las pérdidas como de las ganancias derivadas del negocio o proyecto objeto del dinero prestado.
Indonesia y Malasia, están conectados con importantes centros financieros islámicos de Oriente Medio, que son de interés para Cuba como son Irán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Este último país ha ganado experiencia con relación a los bloqueos de otras naciones. Particularmente el Maybank de Malasia fue la quinta institución financiera islámica de mayor relevancia en el mundo en el 2023 (González, 2024b). El acercamiento con este tipo particular de institución financiera pudiera implicar nuevas formas de relacionamiento sobre la base del beneficio mutuo, siempre que se logren cumplir los compromisos contraídos.
En tercer lugar, Cuba podría aprovechar su inserción en los BRICS+ para elevar la cooperación con algunos países miembros de la ASEAN que se han incorporado en diferentes grados a este mecanismo como Indonesia, Malasia, Vietnam y Tailandia. Ello permitiría trazar acciones estratégicas, no solo con la ASEAN, sino en otros grupos multilaterales. Por otra parte, la Unión Económica Euroasiática (UEEA), de la que Cuba es Observador, pudiera ofrecer oportunidades para la concertación de proyectos conjuntos. Estos espacios de integración regional apuntan a reducir la dependencia del dólar y a promover mecanismos de comercio y finanzas más autónomos. De acuerdo con Benítez (2023), el uso del renminbi (RMB), la promoción de swaps de divisas, el uso de plataformas tecnológicas no sujetas al SWIFT, son instrumentos que podrían emplearse para sortear las restricciones actuales derivadas de las sanciones financieras estadounidenses.
Por otra parte, la participación de Cuba en la IFR pudiera repercutir en una mayor utilización de otras divisas como el RMB en las transacciones internacionales cubanas. Esto, además, compensaría las reservas de la nación. La IFR y los proyectos de cooperación triangular con la ASEAN pudieran incrementar la inversión destinada a la digitalización e informatización del sistema financiero cubano, y a su vez, buscar mecanismos alternativos que impliquen la evasión del bloqueo económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba.
Finalmente, es imperativo continuar el intercambio de experiencias con Vietnam y Laos sobre el liderazgo del Partido en la conducción de los procesos económicos, que tributen a la implementación efectiva del PNDES 2030, acorde con los lineamientos del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). Estos vínculos deben ser plataformas que marquen los vínculos con el Sudeste Asiático. A partir de ello, el Estado cubano deberá enfocarse en el estudio de las medidas fundamentalmente de carácter económico implementadas por esos países, mediante Seminarios Teóricos entre Partidos (Panton, 2025).
En este sentido, debe tenerse en cuenta el reconocimiento de la existencia de varios modelos dentro del sistema socialista, acorde con las experiencias y recursos con los que dispone cada país. Las políticas a implementar para la construcción de un proyecto socialista deben estar basadas en las condiciones histórico-concretas de cada país, no obedecen a un modelo único, por lo cual el intercambio de experiencias es esencial.
CONCLUSIONES
Durante el periodo 2020-2024, se demostró una intensificación del acercamiento entre Cuba y la ASEAN, sustentado en coincidencias políticas, solidaridad histórica con varios de sus miembros y potenciales de colaboración en múltiples ámbitos. El apoyo a la Isla en espacios multilaterales, la participación cubana en foros interparlamentarios y el interés regional en temas de salud, biotecnología, educación y cambio climático consolidan espacios concretos de oportunidad para una relación más estratégica y programática con el bloque.
La cooperación sectorial, especialmente en salud y biotecnología, constituye uno de los pilares más prometedores para el progreso de Cuba como socio de desarrollo. Asimismo, las experiencias cubanas en gestión de riesgos naturales, educación, medio ambiente, cultura y deporte han sido valoradas por miembros del bloque, configurando una agenda de cooperación amplia, viable y mutuamente beneficiosa.
Aunque con un volumen aún modesto, las relaciones comerciales entre Cuba y algunos países de la ASEAN han mostrado señales de dinamismo. Vietnam lidera el intercambio, seguido por avances con Indonesia y Malasia. Existen acuerdos de protección recíproca de inversiones con varios países del bloque, y una base inicial de presencia empresarial que podría ser ampliada.
Sin embargo, el impacto del bloqueo estadounidense, las dificultades internas, el bajo nivel comercial y la poca atracción de inversores provenientes de la ASEAN, han limitado el aprovechamiento pleno de este potencial. Esto indica la necesidad de diversificar estrategias, impulsar proyectos triangulares y reformar el entorno de negocios cubano.
Cuba debe identificar nichos de complementariedad con actores claves de la ASEAN y emplear alternativas que mitiguen los posibles impactos negativos en las esferas económica, comercial y financiera para lograr un acercamiento a estos países y, a su vez, posicionarse como un Estado que sea de interés para el bloque.
El éxito cubano para avanzar hacia un nuevo estadio en las relaciones con la ASEAN dependerá, entre otros factores, de acciones proactivas que tengan en cuenta, por una parte, la relevancia de explotar las potencialidades cubanas en sectores de interés común con la ASEAN, y por otra, la solicitud formal a la Asociación de convertirse en su socio de desarrollo, valorando condiciones vinculadas con la situación nacional, internacional, a lo interno del bloque y su presidencia rotatoria.
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