El ascenso de China como potencia global visto desde su participación en el movimiento olímpico

China's rise as a global power as seen from its participation in the Olympic movement

 

M. Sc. Josué Efraín Herrera Orea

Maestro en Relaciones Internacionales. Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales en la UAM-X y docente de asignatura en la Universidad Rosario Castellanos. Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, Universidad Rosario Castellanos. Ciudad de México, México. 2231802692@alumnos.xoc.uam.mx; 0009-0007-5681-9188

Cómo citar (APA, séptima edición): Herrera Orea, J. E. (2025). El ascenso de China como potencia global visto desde su participación en el movimiento olímpico. Política internacional, VII (Nro. 3), 262-276. https://doi.org/10.5281/zenodo.15759216

https://doi.org/10.5281/zenodo.15759216

 

Recibido: 18 de marzo de 2025

Aprobado: 16 de abril de 2025

publicado: 7 de abril de 2025

 

RESUMEN Este artículo analiza la participación de China en el movimiento olímpico, centrándose en el periodo comprendido entre las elecciones de 2000, que seleccionaron a Pekín como sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 2008 y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022, que se celebraron en la capital del país asiático. Se sostiene que China ha utilizado su participación en el movimiento olímpico como componente de una política más amplia de acercamiento y demostración, a través de la cual ha tratado de mostrar su ascenso y emergencia como potencia mundial. Esta política se ha caracterizado por centrarse en maximizar las medallas de oro y asegurar las sedes olímpicas, junto con otros objetivos políticos que encuentran su expresión en el ámbito del desarrollo deportivo.

Palabras clave: Juegos Olímpicos, política de acercamiento y demostración, potencia global, sedes olímpicas.

 

 

ABSTRACT This paper analyzes China's involvement in the Olympic movement, focusing on the period from the 2000 election that selected Beijing as the host of the 2008 Summer Olympics to the 2022 Winter Olympics, which were hosted by the Chinese capital.It is contended that China has utilized its participation in the Olympic movement as a component of a broader policy of rapprochement and demonstration, through which it has sought to showcase its ascent and emergence as a global power. This policy has been characterized by a focus on maximizing gold medals and securing Olympic venues, along with other political objectives that find expression in the arena of sports development.

Keywords: Olympic Games, rapprochement and demonstration policy, global power, Olympic venues.

 

 

INTRODUCCIÓN

El ascenso de China como potencia global es algo fuera de toda duda. El alto crecimiento económico presentado en las últimas décadas y el magnetismo comercial derivado de este, así como su relevancia política internacional, demuestran lo anterior. Aun cuando nunca ha abandonado su posición como un actor estratégico, el desarrollo alcanzado lo ha posicionado como el gran contendiente frente a la potencia hegemónica. En este sentido, la afirmación de Kissinger (1995) respecto al papel de Estados Unidos dentro del nuevo orden internacional como una potencia entre otras, primus ínter pares, es en la actualidad más que en otro momento acertada.

No obstante, el ascenso de China no ha sido del todo compatible ni amigable a los ojos del Orden Internacional Liberal (OIL). Según Owen (2019) el OIL ha permanecido funcional porque China se ha integrado a él. Desde hace aproximadamente 40 años adoptó ciertos elementos, de tal suerte que se ha consolidado como la segunda economía más grande del mundo. China ha formulado un internacionalismo con características propias, el cual implica una batalla por el ideario, una confrontación contra los principios liberales que han sostenido a la hegemonía estadounidense, enfrentamiento que deja ver que elementos tales como la democracia y los derechos humanos no han sido enteramente establecidos en China según el modelo prevaleciente en Occidente, ante lo cual su ascenso no ha sido amable a los ojos del OIL. Asimismo, Owen cuestiona cuánta confianza podrían tener los socios de China, lo cual podría dar una muestra de su futura hegemonía.

Desde la década de 1970, China ha aumentado significativamente su participación e influencia en los asuntos internacionales, logrando expresar su ascenso en asuntos políticos, económicos y geopolíticos. Sin embargo, este país ha comenzado a desempeñar también un papel relevante en otras áreas, tal es el caso del deporte, el cual ha sido utilizado en diversas ocasiones por los Estados como herramienta política, así como detonador de sentimientos nacionalistas. Al respecto, Hunt (2011) señala que el barón Pierre de Coubertin, fundador del olimpismo moderno, argumentaba que el nacionalismo debería contar con un lugar especial dentro de las competencias deportivas. No obstante, era consciente de los peligros que podría engendrar la combinación entre nacionalismo y deporte, ya que daba paso a ilusiones peligrosas. En este sentido, se puede mencionar el uso que Estados Unidos le ha dado al deporte olímpico para la instauración, mantenimiento y expansión de su hegemonía desde la Guerra Fría hasta el orden internacional contemporáneo (Herrera Orea, 2025).

Los asuntos relacionados con el deporte, tal como se mencionó, han incrementado tanto en volumen como en importancia dentro de la agenda del gobierno chino. De tal suerte que el deporte podría en algún momento derivar en una palanca política para obtener influencia o simplemente para demostrar el arribo chino a la élite de la política internacional. Ante la creciente importancia del deporte cabe cuestionarse cómo China ha utilizado su participación en el movimiento olímpico para expresar su ascenso como potencia.

El objetivo del presente trabajo es analizar el uso que China le da a su participación en el movimiento olímpico para expresar su ascenso como potencia global, centrándose en el periodo que comprende de la candidatura para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 (hecha en el año 2000) a la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022. Al respecto, la hipótesis del trabajo es que la participación de China en el movimiento olímpico del año 2000 al 2022 ha sido parte de una herramienta de acercamiento y demostración para expresar su ascenso y consolidación como potencia global.

DESARROLLO

Marco teórico conceptual.

El OIL confeccionado por Estados Unidos ha sido una de las manifestaciones de su hegemonía, así como uno de los instrumentos más importantes para sostenerla, ya que le permitió ir más allá de la superioridad económica y militar y fue capaz de poder difundir valores y modos de entender el desarrollo. Sin embargo, actualmente este orden se encuentra bajo un escrutinio continuo, ya que hay signos que pueden diagnosticar el declive estadounidense.

Al respecto, Carr (2004) menciona que la hegemonía:

[…] es en sí misma un desafío a los que no participan de ella, y para mantenerse ha de contener un elemento de toma y daca, de sacrificio por parte de los que la tienen, lo cual la hará tolerable a los restantes miembros de la comunidad mundial (231).

Conjuntamente, Gilpin (1981) sugiere que existen diferentes maneras en cómo suceden las alternancias en el liderato del sistema internacional, entre las que se encuentran, en primer lugar, el cambio en la naturaleza de los actores que conforman al sistema; en segundo lugar, un cambio que implique una nueva estructura, y en tercer lugar uno que permita el cambio de reglas, el cual puede ser paulatino o repentino. Asimismo, menciona que los cambios paulatinos son una suerte de equilibrio homeostático, es decir, no se vulneran del todo los pilares estructurales del sistema.

China se ha encargado de difundir el desarrollo que ha logrado a partir de sus propias estrategias. Su expansión se ha hecho visible en muchos aspectos de la vida internacional. No obstante, dicho éxito se ha presentado en el marco del OIL, lo cual embona con el tercer tipo de cambio hegemónico de Gilpin, así como en la intención china de establecer un ascenso pacífico (Weixing, 2016). En este sentido, una de las maneras más vistosas de exhibir el modelo chino ha sido mediante su participación en el movimiento olímpico, específicamente mediante la búsqueda por albergar Juegos Olímpicos y la exportación de deportistas de talla internacional, estrategias que forman parte de dicha exhibición, máxime cuando el deporte presenta un espacio en donde la muestra de poder se puede dar de manera suave.

Los esfuerzos chinos en el deporte internacional han tenido como pináculo la obtención de las sedes olímpicas de Beijing 2008 y 2022, los cuales forman parte de una política de acercamiento y demostración, que se pueden entender como una variante del poder suave aplicado al deporte. Sin embargo, tiene objetivos que trascienden al ámbito deportivo. Nye (2004) define el poder suave como la habilidad para delinear las preferencias de otros, la química de la atracción. Asimismo, argumenta que implica una especie de compraventa de valores, es decir, la aceptación de ciertas posturas que conllevan a la afinidad. El autor citado subraya que dicha manifestación de poder genera los vínculos de cooperación a partir de la capacidad de dar forma a la agenda y las preferencias de otros, lo cual descansa en el atractivo cultural.

Nygård y Gates (2013) argumentan que el deporte cuenta con el potencial para ser un instrumento político, particularmente desde el punto de vista de la diplomacia y la política exterior. Los autores citados mencionan que la creación de imágenes y plataformas para el diálogo, de confianza, de reconciliación e integración pueden ser entendidas como mecanismos que la política deportiva utiliza. Respecto al primero, señalan que la organización de mega eventos otorga al anfitrión gran cantidad de atención durante un número considerable de días, lo cual permite la movilización de capital y de recursos humanos. Asimismo, los autores advierten sobre los factores confusos que pueden derivar de eventos de dicha clase, en donde la volatilidad económica puede jugar como un doble filo, ante una buena gestión puede resultar en un estímulo económico y en el caso de la ciudad sede, en el rejuvenecimiento de estas. No obstante, también se pueden agotar recursos y derivar en severas crisis.

Rhamey y Early (2013) mencionan que es posible argumentar que el uso político del deporte tiene por objetivo central la obtención de prestigio. En particular, los Juegos Olímpicos se configuran como un espacio para la búsqueda de estatus, en donde los Estados pueden dar a conocer su importancia y capacidad política. Asimismo, los autores abrevan de la teoría de la identidad social para sugerir que los Estados otorgan un profundo significado emocional a su posición relativa en la jerarquía social, y que dicha categoría conlleva la obtención de membresías que pueden brindar ciertos privilegios.

Tomando en consideración los aportes teóricos anteriores se puede argumentar que la participación de China en el movimiento olímpico ha sido puesta en marcha a partir de la implementación de una política de acercamiento y demostración, la cual puede ser entendida a partir de una negociación o compraventa de determinados valores. En el caso del tema a estudiar, dicho intercambio se ha dado entre las potencias en pugna por la hegemonía. Asimismo, incluye los elementos que forman parte del poder suave, tales como la capacidad de atracción y la generación de vínculos de cooperación y entendimiento. Por otro lado, en cuanto a la demostración, implica una exhibición de capacidad política y económica. En este caso, comprendida dentro de la participación en el movimiento olímpico, escenario en donde se muestra la recuperación ante crisis pasadas, lo cual a su vez lleva el mensaje del éxito de una idea o modelo al tiempo que cuestiona la validez o efectividad de otros.

Antecedentes históricos.

El primer contacto entre China y el movimiento olímpico se dio a finales del siglo XIX con la fundación del Comité Olímpico Internacional (COI). Con la intención de que dicho país, entonces gobernado por la dinastía Qing, participara en la primera celebración de los Juegos Olímpicos de Atenas 1896, envió una carta con el exhorto de llevar un deportista. Sin embargo, esto no se cumplió. Posteriormente, durante la segunda década del siglo XX se iniciaron formalmente las relaciones entre China y el COI, específicamente con el reconocimiento de este a los Juegos del Campeonato del Lejano Oriente en donde China participaba activamente, así como con la elección de Wang Zhengting, entonces ministro de relaciones exteriores, como el primer miembro chino del COI (COC, 2004a).1

La participación de China en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 fue un acontecimiento que daría ejemplo del uso político del deporte. Poco antes de la inauguración, las autoridades deportivas chinas habían decidido no participar en los juegos. Sin embargo, Manchukuo, el cual era visto como un Estado títere japonés, tenía intenciones de enviar un par de atletas, ante lo cual, tanto como el comité organizador como el COI, conducidos por la doctrina Stimson2 (DOS, 2018), se negaron a recibir una delegación bajo la bandera de Manchukuo, abriendo la puerta a la participación de China, quien posteriormente accedería a enviar un atleta que representase al Estado legítimamente reconocido. Liu Changchun compitió en los 100 y 200 metros planos sin conseguir quedar dentro de los primeros seis clasificados. Sin embargo, logró darle eco al caso de Manchuria, así como mostrar a China como un país dispuesto a competir, igualmente como para extender sus lazos con el exterior (Xu, 2008).

Después de 1932, China participaría en los juegos de Berlín 1936 y Londres 1948. Tras la revolución y la posterior fundación de la República Popular de China (RPCh) comenzaría una nueva etapa en la relación del recién formado Estado y el COI. Con un apremio similar al de 1932, en la antesala de los juegos que se celebrarían en Helsinki en 1952, China logró enviar una pequeña delegación, siendo esta la primera vez en que la bandera de la RPCh ondearía en la villa olímpica. Sin embargo, y ante el enojo de la delegación y el gobierno chino, el COI invitaría a la delegación de Taiwán a participar en las competencias. No obstante la disputa política y los pobres resultados deportivos, el primer ministro Zhou Enlai reafirmó la mayor importancia de la exposición y la participación a nivel internacional (COC, 2004a).

La Revolución Cultural iniciada por el gobierno de Mao Zedong tendría consecuencias importantes para la participación china a nivel olímpico y para el deporte en general. En 1968 se suspendieron la mayoría de las actividades deportivas, se eliminaron las competencias y los equipos representativos interrumpieron su participación internacional. No obstante, se consideraba que la actividad física componía una parte fundamental de la educación socialista (Zheng et al., 2018). Sin dejar de lado el hiato deportivo durante la Revolución Cultural, China ha sabido utilizar al deporte como una herramienta útil para su política internacional; entre los hechos más reconocidos se encuentran los sucedidos en la misma década de 1970.

En primer lugar, se pueden señalar los sucesos ocurridos entre abril de 1971 y febrero de 1972, mejor conocidos como “la diplomacia del ping-pong”, que concluiría con la visita de Richard Nixon a China en febrero de 1972 y que posteriormente fuera la antesala para la reanudación de las relaciones sino-estadounidenses (Eckstein, 1993). En segundo lugar, la decisión de la Junta Ejecutiva del COI de octubre de 1979 que ratificaba la posición del Comité Olímpico Chino (COC) como representante del movimiento olímpico en dicho país, así como su bandera e himno como sus símbolos representativos en competencias. Con esto, China se reinsertaba por completo en la institución deportiva más grande del mundo y se daba por terminada la polémica de “las dos Chinas” (COC, 2004b) .

Con el periodo de la apertura liderado por Deng Xiaoping también inició una nueva postura hacia el deporte. A diferencia de épocas anteriores en donde se le daba prioridad a la participación, a finales de la década de 1970 e inicios de la de 1980 la acumulación de victorias se volvió un objetivo fundamental. Para tal efecto la Comisión Nacional de Deportes de China presentó un “Modelo Olímpico”, el cual tendría por objetivo fomentar el éxito deportivo en arenas olímpicas, de tal suerte que se reflejara el vigor económico y político, así como su reforzada posición en el mundo. Para los Juegos Olímpicos de invierno de Lake Placid 1980, China se reinstalaba dentro de competencias olímpicas. Sin embargo, no fue sino hasta los accidentados juegos de Los Ángeles 1984, que sufrieron del boicot soviético, cuando China pudo materializar parte de sus nuevos esfuerzos con la obtención de su primera medalla olímpica a manos de Xu Haifeng, quien ganó la presea áurea en una competencia de tiro (Xu, 2008).

Hacia el inicio de la década de 1990 China se encontraba dispuesta a dar el siguiente paso en cuanto a su participación en el movimiento olímpico; su próximo objetivo en su lista era ganar la sede de los Juegos Olímpicos. Para tal efecto, en primer lugar, lograron albergar los XI Juegos Asiáticos en Beijing, lo cual serviría como antesala y como comprobante de su capacidad organizativa. Para 1992 hicieron pública su intención de competir por la sede de los juegos del año 2000, la candidatura menciona la expectativa de incrementar sus intercambios con el mundo para mejorar la calidad de sus relaciones mientras implementan reformas y se abren al exterior (COI, 2018a).

Eventualmente Sídney obtendría la sede, aunque no por mucho margen. Sin embargo, el reporte de la Comisión de Investigación del COI mencionaba algunos de los potenciales puntos que restaron potencia a la candidatura china. Entre otros, se señaló la falta de personal con dominio del inglés y francés y los bajos estándares ambientales de la ciudad, al tiempo que reconocían la buena organización, así como el total y absoluto apoyo moral y financiero del gobierno para con la candidatura (COI, 1993).

China en el movimiento olímpico y la política de acercamiento y demostración.

El punto de quiebre que representó la década de 1970 para China significó que el deporte fuera un asunto frecuente en la agenda, debido a la necesidad de ganar prestigio, y particularmente alejarse del estigma que llevaba arrastrando desde el llamado “Siglo de Humillación”. Por tanto, el éxito deportivo a nivel internacional servía como una especie de barómetro de la modernización que contaba con la capacidad de demostrar que era posible el desarrollo sin tener que caer bajo la dominación extranjera. Llegando al final del siglo XX se articularon dos objetivos deportivos centrales, maximizar la cantidad de preseas y obtener una sede olímpica, la cual sería utilizada como vitrina de la modernización y el desarrollo acelerado, de tal suerte que colocarse en la élite deportiva se consideraba como un objetivo político relevante (Tan & Houlihan, 2013).

La evolución del deporte chino ha crecido a ritmos parecidos a los de su economía, la Gráfica 1 que compara el total de medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos de verano entre 1988 y 2021 y el crecimiento del porcentaje anual del Producto Interno Bruto (PIB), da cuenta de ello. Gran parte de esto se debe a la incorporación del deporte de élite a la economía planificada durante la década de 1980. La sensación de que el éxito de los deportistas chinos en arenas internacionales llevaría orgullo y esperanza a una nación anhelante de prosperidad ante la reciente apertura se materializó en un reporte llegado al Ministerio de Deportes que contenía una “Estrategia Olímpica”, la cual establecía que para alcanzar los objetivos deportivos deseados el gobierno debería canalizar lo mejor de sus escasos recursos al entrenamiento intensivo de potenciales ganadores de preseas áureas, es decir, el apoyo del país volcado a favor del deporte de élite, lo cual daría origen a la frase juguo tizhi. El término fue definido oficialmente por quien fuera Ministro de Deportes de 1990 al 2004, Yuan Weimin, afirmando que implicaba que tanto el gobierno central, así como los locales deberían canalizar los recursos necesarios para apoyar el deporte de élite en favor de la gloria de la nación (Wei et al., 2010).

Gráfica 1.

Comparación entre total de medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos de verano y el crecimiento anual del PIB (% anual) en el periodo 1988-2021.

El Reporte al Congreso Nacional del Partido Comunista Chino en 2002, del secretario general Jiang Zemin, advertía sobre un periodo de oportunidad estratégica de veinte años (Wang, 2011), el cual correspondía a una coyuntura internacional que favorecía al fortalecimiento de China y su consolidación como contendiente a la hegemonía internacional. En cuestiones deportivas y en plena sincronía con el objetivo de evidenciar el ascenso de China se presentaron candidaturas para albergar sedes olímpicas en Beijing, la primera de ellas hecha para los juegos del año 2000, perdida por par de votos de diferencia (AOC, 2024) y posteriormente otra candidatura para los juegos del año 2008, la cual obtendrían con holgada diferencia (COI, 2006). Posteriormente, y a manera de conclusión de la ventana de oportunidad que señaló en su momento Jiang Zemin, Beijing fue seleccionada como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022.

El ascenso de China como potencia global visto a través de su estrategia olímpica permite cuestionar qué tanto el fenómeno que se presenta responde a un eventual cambio de hegemonía o si se puede considerar como la completa inserción de China al OIL y, por lo tanto, la reafirmación de Estados Unidos como líder del sistema internacional, o si la hegemonía en camino contendrá elementos liberales. El documento de la candidatura de Beijing 2008 arroja elementos que alimentan los cuestionamientos anteriores en donde se menciona que:

[…] nuestro mensaje es que un Beijing vigoroso y de rápido crecimiento está ahora preparado para acelerar su modernización e integración a la comunidad internacional, hacer nuevos amigos y ampliar el alcance de su cooperación con otros países […] deseamos promover y llevar adelante el espíritu olímpico en China y en todo el mundo y para facilitar los intercambios culturales y la convergencia entre Oriente y Occidente (COI, 2018b).

El entusiasmo plasmado en el documento mencionado cobra relevancia cuando se considera que Beijing 2008 fue desde Moscú 1980 la primera sede olímpica en un país que no se alinea del todo con los elementos del OIL. Asimismo, el caso de Moscú trae a la mente el caso del boicot, el cual Beijing no sufrió, demostrando que el éxito chino es más amable a los ojos, no solo de Estados Unidos, sino de todos aquellos que se consideren parte del señalado orden.

La ceremonia de apertura se encargó de difundir diversos mensajes en distintos niveles. En primer lugar, significó un tributo a la civilización china y un recordatorio de la magnitud de su cultura. En segundo lugar, se deslizó la señal al mundo de que no había razón para temer a China. Bajo la dirección del galardonado cineasta Zhang Yimou se transmitió un ánimo de armonía. Finalmente, representó la oportunidad para que el gobierno a cargo del Partido Comunista tuviera una gran exposición, lo cual abría la posibilidad de reforzar su legitimidad dentro y fuera de sus fronteras (Yardley, 2008).

Durante el recorrido de la antorcha olímpica se presentaron algunas manifestaciones a favor del Tíbet y en contra de las políticas del gobierno chino con relación a este territorio. Dicho acontecimiento puso sobre la mesa por parte de algunos actores el debate sobre la política de derechos humanos en China y la situación de su aprobación o rechazo por parte del OIL. Al respecto, el entonces presidente del COI, Jacques Rogge, subrayó la reglamentación olímpica que limita a los deportistas a realizar posicionamientos políticos, religiosos o comerciales. Asimismo, sugirió mantener una conducta alineada con la normativa local respecto a las expresiones políticas (AFP, 2008). Este caso muestra el grado de tolerancia y aceptación que se tuvo del estado de la libertad de expresión y los derechos humanos, al grado que sería posible argumentar que el COI se situó como un aliado del gobierno chino.

En relación con lo anterior, el New York Times publicó un artículo el 3 de agosto de 2008 (5 días antes de la inauguración) en donde se afirmó que el COI era consciente de los riesgos cuando otorgó la sede a Beijing. No obstante, el periodista comentó que se creía en la capacidad de los juegos para que estos condujeran a un país hacia la democracia, tal como se supuso que sucedió en Corea tras los juegos de Seúl 1988. Considerando dicha experiencia, China se volvió un objetivo relevante para el OIL así como para el olimpismo, contemplando la gran expectativa alrededor de los juegos del 2008, además de que China ofreció a los Juegos Olímpicos “una nueva y brillante envoltura en un paquete dañado por el escándalo, el dopaje, la desaparición de las rivalidades de la Guerra Fría y la disminución del interés público” (Longman, 2008).

El desempeño deportivo de las delegaciones chinas ha evolucionado conforme a la estrategia olímpica mencionada anteriormente. Las gráficas 2 y 3 muestran el aumento de la obtención de medallas en juegos de verano e invierno, respectivamente. La primera gráfica se refiere a la cantidad de medallas ganadas durante el periodo que comprende de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 a los de Tokio 2020 (2021). Se logra visualizar el aumento general de podios, particularmente primeros lugares, así como el impulso que representó la sede en 2008. Incluso cuando en las dos ediciones posteriores a Beijing se presenta un descenso en la obtención de medallas, estas son significativamente superiores a las de Seúl.

Gráfica 2.

Medallas obtenidas por China en Juegos Olímpicos de verano entre 1988 y 2021.

Por su parte la gráfica 2 muestra que el deporte invernal no ha crecido tan vertiginosamente como el veraniego. En primer lugar, por la baja recolección de medallas en general y en segundo lugar por la llegada tardía de los galardones dorados. Además, demuestra la importancia secundaria de los juegos de invierno, sobre todo por el menor atractivo mediático y comercial. Incluso con la diferencia en las cantidades, parece presentarse un patrón parecido en ambos tipos de competencia, ya que se observa una trayectoria ascendente que disminuye en las dos últimas ediciones presentadas.

En otra dimensión, la gestión económica de los juegos también fue aprovechada por China en el marco de la política de acercamiento y demostración, máxime cuando los riesgos económicos y los sobrecostes son elementos frecuentes en los Juegos Olímpicos. Los casos de Montreal en 1976, Atenas en 2004 y Sochi en 2014 demuestran lo anterior. En el primer caso los juegos dejaron una deuda que tardó 30 años en saldarse. El gobierno griego, para financiar el déficit que causó el mega evento, aplicó un aumento al impuesto sobre la vivienda que se mantendrá hasta el 2030. Sochi, por otra parte, es considerada como la sede que registró el mayor incremento de costes en la historia de los Juegos Olímpicos (Solberg, 2018).

Gráfica 3.

Medallas obtenidas por China en Juegos Olímpicos de invierno entre 1992 y 2022

La puesta en marcha de los Juegos Olímpicos de 2008 cobra relevancia cuando se considera el antecedente griego. Sobre todo, si se comprende que estos se llevaron a cabo una vez surgida la recesión económica que embistió la economía global, lo cual demostró la capacidad política y económica del Estado chino frente a otros que competían por la sede. La gráfica 4 muestra el porcentaje anual del crecimiento del PIB de los países candidatos entre el año 2000 y el 2022; en esta se logra ver que en el año de publicación de la candidatura para los juegos del 2008, China contaba con un desempeño económico superior a cualquiera de sus competidores, y durante el periodo posterior al evento la economía china no sufrió tan agudamente los efectos de la recesión.

El gasto destinado a la organización del evento en cuestión es una evidencia más de la trascendencia de este, máxime cuando se le contrasta con el gasto de otros juegos. Mientras que para Beijing 2008 se destinaron 8.3 mil millones de dólares con un sobrecosto del 2%, para Atenas 2004 fueron 3.1 mil millones con un sobrecosto del 49% y en Londres 2012 se destinaron 6.8 mil millones con un sobrecosto del 76% (Mcbride et al., 2024). La cantidad de dinero invertido y la eficiencia en su uso son señales de que Beijing debía ser vista y recordada como una sede próspera, eficaz y políticamente bajo control, a diferencia de Montreal, Atenas y Moscú.

Para los juegos invernales de Beijing 2022 se invirtieron 8.7 mil millones de dólares con un sobrecosto del 149%, cantidad relativamente pequeña si se le contrasta con los ostentosos 28.9 millones con un sobrecosto del 289% gastados para Sochi 2014 (Mcbride et al., 2024). A partir de lo anterior, se puede decir que con el mega evento del 2022 se intenta llegar a un objetivo opuesto al del 2008. Es decir, fue el escenario, no para enseñar el poderío económico, sino para exponer la eficiencia y la buena gestión incluso ante la relativa desaceleración de su economía. Sumado a lo anterior, se ha presentado cierta desconfianza entre los países candidatos para albergar mega eventos deportivos. El proceso de elección de sede para los Juegos Olímpicos de Invierno que de 2022 ejemplifica lo anterior, Estocolmo, Cracovia, Lviv y Oslo retiraron sus respectivas candidaturas (COI, 2025a).

Gráfica 4.

Crecimiento del PIB (% anual) de los países aspirantes a la sede de los Juegos Olímpicos de 2008.

Por otro lado, el proceso de obtención de la sede olímpica invernal de 2022 para Beijing incluyó una narrativa distinta a la del 2008. En primer lugar, la candidatura tomó como cimiento la experiencia adquirida en la organización de los anteriores juegos. En segundo lugar, existe un referente de buena organización, por lo que habría razones para confiar en un antiguo socio. El documento de la candidatura expresa la intención de que China y el movimiento olímpico se beneficien de lo que el documento denomina “el éxito que viene en el futuro”. El comité organizador consideró que dentro de sus objetivos está adoptar el desarrollo sustentable como una de sus obligaciones, asegurando que planeaba invertir entre los años 2014 y 2017, 130 millones de dólares en la mejora de la calidad del aire y la reducción en el consumo de carbón, hospedar unos juegos económicos en el sentido de un presupuesto austero, tal como se mencionó anteriormente (COI, 2014).

La confianza que tenía el gobierno chino se logra ver en la carta que el presidente Xi Jinping dirigió a Thomas Bach, presidente del COI, en donde manifiesta el completo apoyo que el Estado le brinda a la candidatura. Dicha confianza se hace incluso más explícita cuando el presidente Xi afirmaba que los juegos invernales del 2022:

[…] no solo encenderán la pasión de los 1,300 millones de chinos por los deportes olímpicos de invierno, sino que también promoverán intercambios entre la antigua civilización china y otras civilizaciones en el mundo. El pueblo chino espera hacer nuevas contribuciones al progreso de la civilización humana a través de la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno. Denle una oportunidad a China y China le dará al mundo un milagro a cambio (COI, 2014).

En concordancia con los objetivos trazados en la planeación de las competencias invernales, la calidad del aire en Beijing ha conseguido tener indicadores favorables. Incluso durante el 2008 se registraron mejoras, ya que hubo un descenso en la emisión de diversos gases contaminantes (Jianjie et al., 2009). Por su parte, el mega evento del 2022 también implicó una mejora constante de la calidad del aire desde marzo a diciembre de 2021 con efectos positivos que se alargaron ocho meses después de las competencias (Jie et al., 2024). Tomando en consideración el avance ambiental, la sede olímpica podrá fue utilizada una vez más como una plataforma de exposición de los logros del Estado chino, ahora cubriendo el pendiente de 1992 que lo privó de obtener la sede para los juegos del año 2000.

CONCLUSIONES

A partir de lo mostrado se puede señalar que China ha extendido sus estrategias para posicionarse en el escenario internacional utilizando las herramientas que le brinda su participación en el deporte, específicamente, en el movimiento olímpico. La herramienta particular que ha utilizado presenta dos facetas, en primera instancia el acercamiento que implica, tal como lo expresó Carr (2004), concesiones por parte de la hegemonía y adopción de principios y valores por China. En otras palabras, y siguiendo a Nye (2004), es una especie de compraventa de los elementos señalados. De acuerdo con lo anterior es que se logra entender que la participación china en el movimiento olímpico significó un gesto de tolerancia por parte del OIL a la manera en cómo China gestionaba temas como medio ambiente y apertura comercial. Al mismo tiempo, el gobierno chino comenzó a adoptar ciertas conductas que lo hicieron un socio menos agresivo e incluso atractivo para el modelo de negocios olímpico.

En segundo lugar, la demostración del vigor de la economía y el poder nacional chino se ha expresado por la vía de la obtención de medallas y la elección de Beijing como sede olímpica veraniega e invernal en 2008 y 2022, respectivamente. En este sentido, se observa que el crecimiento de la economía china y la obtención de preseas han mantenido un ritmo semejante. Asimismo, la organización de los Juegos Olímpicos de 2008 permitió a China demostrar su fortaleza económica en un contexto de recesión global. De manera similar, la gestión de la sede olímpica en 2022 representó una oportunidad para que el estado chino exhibiera sus capacidades de planificación y respuesta en el periodo posterior a la pandemia de Covid-19.

Los elementos expuestos reflejan que el OIL, como expresión de la hegemonía estadounidense, se ve retado frente al ascenso de China como máximo contendiente al liderato del sistema internacional. Es por ello por lo que, recuperando a Gilpin, la política internacional contemporánea muestra un escenario en el que se logra observar un horizonte de posibilidad que anuncia una alternancia paulatina en la hegemonía. Volviendo a la política de acercamiento y demostración en el marco de la participación china en el movimiento olímpico, se puede argumentar que la señalada política no se trata solamente de una manera de visualizar un posible cambio de hegemonía, sino también la adaptación de China a la vigente.

Al respecto, los distintos enfoques con los que el gobierno chino gestionó los Juegos Olímpicos del 2008 y 2022, así como el contraste con las consecuencias negativas que vivieron otras sedes y la salida de varias candidaturas del proceso de selección, muestran que la gestión de los mega eventos, tales como los Juegos Olímpicos, se adapta a la coyuntura internacional. En este sentido, se logra observar que los mega eventos sirven como una especie de biopsia en la que se pueden identificar los elementos que caracterizan al sistema internacional en determinado periodo.

Tomando en consideración el párrafo anterior, se dibuja como reto futuro el análisis de los Juegos Olímpicos a la luz de la coyuntura geopolítica y económica actual. Particularmente, dado que se ha señalado que estos mega eventos sirven como herramienta de diagnóstico internacional, máxime en periodos de crisis y tensión. Esto, sobre todo, ante el convulso inicio del segundo periodo presidencial de Donald Trump y sus implicaciones en las regiones americana y euroasiática, que permiten generar preguntas sobre la manera en que se desarrollarán los juegos invernales de Milán-Cortina 2026 y los veraniegos de Los Ángeles 2028. Además, también resulta importante para estos futuros análisis la nueva administración del COI.

Como otro punto pendiente de esta investigación queda el análisis de la manera en como China se involucra en otros deportes y mega eventos. Particularmente, resulta llamativo indagar el interés chino por el fútbol y una posible candidatura para albergar la Copa Mundial de la FIFA, considerando el alcance mediático y la popularidad de este deporte.

notas

1 La Carta Olímpica indica que los miembros del COI son representantes de los intereses del comité, promueven el movimiento en sus países y en las organizaciones del movimiento olímpico en el que sirven.

2 Doctrina mediante la cual no se reconocen cambios territoriales y administrativos impuestos por la fuerza, particularmente en la coyuntura de la invasión japonesa a Manchuria en 1931 y que posteriormente establecería un Estado supeditado ante Japón que tendría como gobernante al anterior emperador chino Pu Yi.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AFP. (2008, agosto 7). Rogge all for freedom of speech, but on IOC’s terms. ABC News. https://www.abc.net.au/news/2008-08-08/rogge-all-for-freedom-of-speech-but-on-iocs-terms/468582

AOC. (2024). “And the winner is... Sydney” 30 years on from the winning Sydney 2000 bid . News. https://www.olympics.com.au/news/and-the-winner-is-sydney-30-years-on-from-the-winning-sydney-2000-bid/

Banco Mundial. (2025, enero 28). Crecimiento del PIB (% anual) - China. Datos. https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?view=chart&locations=CN

Carr, E. H. (2004). La crisis de los veinte años (1919-1939). La Catarata.

COC. (2004a, marzo 27). Early Relations With International Sports Organization. History. https://en.olympic.cn/china_oly/history/2004-03-27/466458.html

COC. (2004b, marzo 27). Reinstatement in the Olympic Movement. History. https://en.olympic.cn/china_oly/history/2004-03-27/565023.html

COI. (1993). Report. IOC Enquiry Commission for the Games of the XXVII Olympiad 2000. https://issuu.com/thatsnotmypuppy/docs/2000evaluationreport

COI. (2006). Beijing 2008 election. Beijing. https://web.archive.org/web/20061205234608/http://olympic.org/uk/games/beijing/election_uk.asp

COI. (2014). Beijing 2022 : candidate city. Olympic World Library. https://library.olympics.com/Default/doc/SYRACUSE/30454/beijing-2022-candidate-city-comite-de-candidature-de-beijing-aux-jeux-olympiques-d-hiver-de-2022

COI. (2018a). Beijing 2000 Olympic Games Bid Committee . Olympic World Library. https://library.olympics.com/Default/doc/SYRACUSE/37766/beijing-2000-beijing-2000-olympic-games-bid-committee

COI. (2018b). Beijing 2008 candidate city. Olympic World Library. https://library.olympics.com/Default/doc/SYRACUSE/42147/beijing-2008-candidate-city-comite-pour-la-candidature-de-beijing-aux-jeux-olympiques-de-2008

COI. (2025a). 2022 Host City Election. 2022 Host City Election. https://www.olympics.com/ioc/2022-host-city-election

COI. (2025b). Olympic Results, Gold Medalists and Official Records. Olympic games. https://www.olympics.com/en/olympic-games/olympic-results

DOS. (2018). Milestones in the History of U.S. Foreign Relations. Milestones in the History of U.S. Foreign Relations. https://history.state.gov/milestones/1921-1936/mukden-incident

Eckstein, R. (1993). Ping Pong Diplomacy: A View from behind the Scenes. The Journal of American-East Asian Relations, 2(3), 327–342. https://doi.org/10.1163/187656193X00202

Gilpin, R. (1981). War and Change in World Politics. Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511664267

Herrera Orea, J. E. (2025). Deporte olímpico y hegemonía estadounidense: un análisis desde la Guerra Fría hasta el Nuevo Orden Mundial. Revista Política Internacional, 7(1), 299–313. https://doi.org/10.5281/ZENODO.14474553

Hunt, T. M. (2011). Drug Games. The International Olympic Committee and the Politics of Doping, 1960-2008. (First Edit, Vol. 7, Número 2). University of Texas Press.

Jianjie, W., Xiaoye, Z., Keenan, T., & Yihong, D. (2009, enero 1). Air-Quality Management and Weather Prediction during the 2008 Beijing Olympics. World Meteorological Organization. https://wmo.int/media/magazine-article/air-quality-management-and-weather-prediction-during-2008-beijing-olympics

Jie, G., Lang, M., & Yiyi, L. (2024). Assessing Air Quality Improvements During the 2022 Beijing Winter Olympics: A Case for Sustainable Urban Management. SSRN. https://doi.org/10.2139/SSRN.5105385

Kissinger, H. (1995). La diplomacia. Fondo de Cultura Económica.

Longman, J. (2008, febrero 15). Why China Has the Torch. The New York Times. https://www.nytimes.com/2008/08/03/sports/olympics/03longman.html

Mcbride, J., Berman, N., & Manno, M. (2024, junio 20). The Economics of Hosting the Olympic Games. Council on Foreign Relations. https://www.cfr.org/backgrounder/economics-hosting-olympic-games

Nye, J. (2004). Soft Power. The means to success in world politics. Public Affairs.

Nygård, H. M., & Gates, S. (2013). Soft power at home and abroad: Sport diplomacy, politics and peace-building. International Area Studies Review, 16(3), 235–243. https://doi.org/10.1177/2233865913502971

Owen, J. M. (2019). Ikenberry, international relations theory, and the rise of China. British Journal of Politics and International Relations, 21(1), 55–62. https://doi.org/10.1177/1369148118791979

Rhamey, J. P., & Early, B. R. (2013). Going for the gold: Status-seeking behavior and Olympic performance. International Area Studies Review, 16(3), 244–261. https://doi.org/10.1177/2233865913499563/ASSET/IMAGES/LARGE/10.1177_2233865913499563-FIG6.JPEG

Solberg, H. A. (2018). Why cities are willing to host them, despite the lack of economic benefits. En I. Brittain, J. Bocarro, T. Byers, & K. Swart (Eds.), Legacias and Mega Events (pp. 43–59). Routledge.

Tan, T. C., & Houlihan, B. (2013). Chinese Olympic sport policy: Managing the impact of globalisation. International Review for the Sociology of Sport, 48(2), 131–152. https://doi.org/10.1177/1012690212445169

Wang, J. (2011). China’s Search for a Grand Strategy: A Rising Great Power Finds Its Way. Foreign Affairs, 90(2), 68–79. https://www.jstor.org/stable/25800458

Wei, F., Hong, F., & Zhouxiang, L. (2010). Chinese state sports policy: Pre- and Post-Beijing 2008. International Journal of the History of Sport, 27(14–15), 2380–2402. https://doi.org/10.1080/09523367.2010.504583

Weixing, H. (2016). The rise of China and Chinese IR theories. Practice and theory-building. En Z. Yongjin & C. Teng-Chi (Eds.), Constructing a Chinese School of International Relations. Ongoing debates and sociological realities (pp. 68–97). Routledge.

Xu, Guoqi. (2008). Olympic dreams : China and sports, 1895-2008. Harvard University Press. https://www.hup.harvard.edu/books/9780674028401

Yardley, J. (2008, agosto 8). China’s Leaders Try to Impress and Reassure World. The New York Times. https://www.nytimes.com/2008/08/09/sports/olympics/09china.html

Zheng, J., Chen, S., Tan, T. C., & Lau, P. W. C. (2018). Sport policy in China (Mainland). International Journal of Sport Policy and Politics, 10(3), 469–491. https://doi.org/10.1080/19406940.2017.1413585

 

CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo no pudo haberse hecho sin el invaluable apoyo de mis colegas, amigos y amigas de la UAM-Xochimilco. Cada idea es hija, no sólo de las sesiones de estudio en solitario, sino sobre todo de esa manera de socializar y enriquecer el conocimiento que ocurre en la cafetería, en la biblioteca, en el aula, o incluso en lugares alejados de la universidad. Agradezco con profundo cariño a quien ha brindado su ayuda anónima mediante su trabajo para que exista la universidad pública y gratuita. A ellas y ellos, gracias.

FINANCIACIÓN

El autor recibe el apoyo económico brindado por el Programa de Becas Nacionales del Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) que forma parte del Gobierno de México.

PREPRINT

No publicado.

DERECHOS DE AUTOR

Los derechos de autor son mantenidos por los autores, quienes otorgan a la Revista Política Internacional los derechos exclusivos de primera publicación. Los autores podrán establecer acuerdos adicionales para la distribución no exclusiva de la versión del trabajo publicado en esta revista (por ejemplo, publicación en un repositorio institucional, en un sitio web personal, publicación de una traducción o como capítulo de un libro), con el reconocimiento de haber sido publicada primero en esta revista. En cuanto a los derechos de autor, la revista no cobra ningún tipo de cargo por el envío, el procesamiento o la publicación de los artículos.