La Diplomacia Cultural entre Rusia y Cuba. La construcción de una alianza estratégica contrahegemónica en un orden mundial multipolar (1959-2024)
Cultural Diplomacy between Russia and Cuba. The construction of a counter-hegemonic counter-hegemonic strategic alliance in a multipolar world order (1959-2024)
M. Sc. Yosmany Fernández Pacheco
Máster en Historia. Profesor Asistente del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García". La Habana, Cuba. yosmany.fp@gmail.com 0000-0003-4580-8663
Cómo citar (APA, séptima edición): Fernández Pacheco, Y. (2025). La Diplomacia Cultural entre Rusia y Cuba. La construcción de una alianza estratégica contrahegemónica en un orden mundial multipolar (1959-2024). Política internacional, VII (Nro. 3), 191-202. https://doi.org/10.5281/zenodo.15758815
https://doi.org/10.5281/zenodo.15758815
recibido: 14 de abril de 2025
aprobado: 15 de mayo de 2025
publicado: 7 de julio de 2025
RESUMEN La Federación de Rusia, dentro de sus intereses nacionales en política exterior, destaca la promoción de valores espirituales, culturales y morales tradicionales, donde la Diplomacia Cultural juega un papel fundamental al preservar el patrimonio histórico de su diverso pueblo multinacional. De manera similar, Cuba considera esencial la Diplomacia Cultural para fomentar la diversidad, la inclusión y la tolerancia en sus relaciones con otros pueblos, evidenciando así una coincidencia entre los objetivos de ambos países en este ámbito. Su historia de intercambio cultural se ha fortalecido desde 1959, y en los últimos años, han crecido las iniciativas conjuntas, como festivales de cine y convenios de cooperación cultural y educativa, que acercan a ambas naciones en el actual contexto de crisis del modelo civilizatorio occidental y las políticas de "cultura de la cancelación". Además, la participación de Cuba en foros internacionales como los BRICS refuerza este proceso, promoviendo la cooperación a través de la Diplomacia Cultural.
Palabras clave: Diplomacia Cultural, Relaciones Rusia-Cuba, Política Exterior, Intercambio Cultural, Soft Power, Cooperación Internacional
ABSTRACT The Russian Federation, within its national interests in foreign policy, emphasizes the promotion of traditional spiritual, cultural and moral values, where Cultural Diplomacy plays a fundamental role in preserving the historical heritage of its diverse multinational people. Similarly, Cuba considers Cultural Diplomacy essential to foster diversity, inclusion and tolerance in its relations with other peoples, thus evidencing a coincidence between the objectives of both countries in this area. Their history of cultural exchange has been strengthened since 1959, and in recent years, joint initiatives such as film festivals and cultural and educational cooperation agreements have grown, bringing both nations closer in the current context of crisis of the Western civilizational model and the "culture of cancellation" policies. In addition, Cuba's participation in international forums such as the BRICS reinforces this process, promoting cooperation through Cultural Diplomacy.
Keywords: Cultural Diplomacy, Russia-Cuba Relations, Foreign Policy, Cultural Exchange, Soft Power, International Cooperation
INTRODUCCIÓN
Cabe establecer una claridad en lo que se refiere a la Diplomacia Cultural (DC). En tal sentido es reconocido que ya desde el siglo XIX los Estados se sirvieron de la cultura para difundir una imagen positiva de sus países en el exterior, buscando simpatías políticas en el extranjero, así como mantener una imagen de prestigio en el entorno internacional. El componente cultural en la política exterior establece un clima de cooperación propicio a los negocios e inversiones, de ahí que la cultura haya sido una herramienta utilizada por los Estados para mantener su condición de potencia. Es también señalado que el adjetivo cultural atrae y seduce debido a que no posee una carga de “interés” per se como sucede con las relaciones económicas y políticas. Esto se sustenta en que la DC se sitúa en el ámbito de los valores y tradiciones; en las manifestaciones artísticas y culturales que expresan la identidad de una nación. De esa forma se pudiera definir la DC como el conjunto de estrategias y actividades llevadas a cabo por el Estado (y/o sus representantes) en el exterior a través de la cooperación cultural, educativa y científica, promoviendo los valores y la cultura del país en el exterior (Rodríguez Barba, F. 2015, 38).
Pese a esta importancia de la DC en las relaciones internacionales, al realizar una lectura de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se puede apreciar que la ONU no incluye a la cultura como un objetivo único en su nueva agenda. En su lugar, como parte de los objetivos, existen referencias a la a esta actividad, enfatizándose en la importancia de la educación en el fomento de un los saberes y costumbres tradicionales para reforzar la paz y el reconocimiento de la diversidad en dicha esfera y de las contribuciones en este sentido al desarrollo sostenible. Por otro lado, se señala que las políticas orientadas al desarrollo deben fomentar la creatividad, la innovación y la creación de empleo decente. Otros objetivos fomentan el turismo sostenible, que incluye productos locales y se enfatiza en la salvaguarda del patrimonio (Socorro Alvarado, L D. 2024, 4).
Es necesario destacar que la DC juega un rol importante para cultivar relaciones de confianza entre países por medio de la cooperación cultural. Además, que el intercambio de ideas y de información, entre otros aspectos, permite un mutuo entendimiento para trabajar así por soluciones eficientes y contribuir a un desarrollo más sostenible. En la actualidad, se ha convertido en una herramienta clave para la promoción del diálogo intercultural, la resolución pacífica de conflictos y el desarrollo sostenible. Los estados, las organizaciones internacionales y las instituciones culturales utilizan diferentes herramientas para promover su labor, como la organización de exposiciones de arte, festivales de cine y música, talleres de danza y teatro, entre otros. Además, la tecnología ha permitido a la llegar a un público más amplio y diverso en todo el mundo.
La DC ha sido conceptualizada como una herramienta de Soft Power (Nye, 2004), donde los estados proyectan influencia mediante valores y modos de vida que resulten atractivos. En el contexto de Rusia y Cuba, este enfoque se alinea con las ideas de las alianzas estratégicas en geopolítica (Fernández, R. M., & Pérez, L. A. 2020), donde la cultura opera como un puente para contrarrestar hegemonías. Por su parte la UNESCO (2021) destaca su rol en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), vinculando diversidad cultural con el desarrollo sostenible, llamando al respeto a las diferencias en costumbres y tradiciones y la no imposición de ideas hegemónicas. Precisamente los intercambios culturales entre La Habana y Moscú buscan la lucha contra las imposiciones desde Occidente.
Las posiciones de ambas naciones son claras respecto a la idea de que la cultura ha formado parte del denominado Poder Blando (Soft Power) que ha estado siendo esgrimido por determinadas naciones para incidir en las acciones o intereses de otros valiéndose de medios sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos. La Guerra cultural es uno de los métodos empleados principalmente por potencias imperialistas y que pretenden mantener su hegemonía. Un ejemplo actual son las acciones desplegadas contra todas las expresiones artísticas representativas de Rusia, acciones enmarcadas en una cultura de la cancelación que también se inscriben dentro de las sanciones contra la nación eslava, adoptadas ya desde 2014.
Sobre este asunto el mandatario ruso, Vladimir Putin, afirma que los intentos de cancelar a Rusia y de abolir su cultura serán en vano. En un mensaje destinado a los participantes del festival Tavrida Art, realizado en 2019 cerca de la ciudad de Sudak, en la península rusa de Crimea, declaró que "todos los intentos de abolir nuestra cultura, de abolir a Rusia, serán en vano. Esto es simplemente una estupidez. Y los que piensan lo contrario, por desgracia para ellos, no han aprendido las lecciones de la historia. Pero la historia la hacen las personas" (Putin afirma que los intentos de cancelar a Rusia y de abolir su cultura serán "en vano". 2022, 2). Las declaraciones de Putin reflejan una estrategia de resistencia cultural frente a la cancelación, fenómeno que parte de la lucha por la hegemonía simbólica en un mundo multipolar (Bassin, M. 2016).
Putin ha enfatizado que, en una serie de Estados, sobre todo en los occidentales, el fenómeno de "la cultura de la cancelación" se ha convertido en "la cancelación de la cultura". Así mismo ha precisado que el término engloba el ostracismo público, el boicot e, incluso, el silencio total, el olvido de los hechos evidentes, de los libros, de los nombres de las figuras públicas históricas y modernas, de los escritores, simplemente de personas que no encajan, no caben en los patrones modernos, por más absurdos que sean a la hora de la verdad. En varias ocasiones se ha mostrado la importancia de la cultura rusa con un gran valor y una contribución invaluable a nivel mundial. Sin embargo, en la actualidad, se están llevando a cabo esfuerzos para excluir a toda una nación milenaria, conduciendo a la discriminación de todo lo relacionado con Rusia, acciones que ha quedado demostrado se realizan con pleno convenio y con la incitación de las élites gobernantes.
Por su parte, Cuba enmarca la DC como un pilar estratégico de su política exterior, siempre buscando promover la diversidad, la inclusión y la resistencia a la hegemonía occidental, destacándose el papel de la cultura y la diplomacia en lograr unas relaciones internacionales de paz y desarrollo. Cuba desde la diplomacia cultural ha tenido la capacidad de hacer protagonistas de su estrategia a talentosas y prestigiosas personas, que pueden no ser diplomáticos de carrera, ni políticos, ni funcionarios de la administración pública, pero si pueden facilitar considerablemente la estrategia de acercar a los estados en sus vínculos diplomáticos. Al mismo tiempo, su alcance es indudablemente más amplio, porque las manifestaciones del arte logran llegar a muchos sectores de la sociedad receptora. Cabe agregar que, desde las condiciones históricas de creciente hostilidad de la administración estadounidense, no había mejor herramienta de lucha y difusión de ideas que la diplomacia cultural, y el intelectual como portador de los adecuados conocimientos para el correcto desarrollo del mensaje de Cuba en el mundo.
En lo referente a las relaciones entre Rusia y Cuba se subrayan la continuidad histórica de los vínculos culturales desde la Guerra Fría, adaptándose a nuevas dinámicas post-soviéticas. Los lazos entre ambos estados se fortalecen en el marco de la celebración de importantes eventos que conectan no solo a los pueblos, sino intereses estratégicos. Así ha sido con el Festival de Cine Ruso en Cuba en el año 2024, la restauración de clásicos del cine cubano en estudios rusos, la colaboración académica que ha conducido a que más de 600 estudiantes cubanos han estudiado en Rusia en áreas como ingeniería nuclear y humanidades. Además, la Iglesia Ortodoxa de Nuestra Señora de Kazán en La Habana ha servido como espacio de diálogo espiritual y cultural. Cuba concibe la DC como un instrumento de proyección de ideas, resistencia geopolítica y cooperación internacional. La alianza con Rusia ejemplifica cómo la cultura trasciende lo diplomático para convertirse en un vector de cohesión estratégica en un orden multipolar.
Este artículo se plantea el objetivo de evidenciar que las relaciones históricas y actuales entre Cuba y Rusia reflejan una dinámica de cooperación basada en acercar a ambos pueblos y contrapesar la influencia occidental, especialmente estadounidense. De esa forma podemos demostrar como la Diplomacia Cultural entre los dos países representa una estrategia que fortalece las uniones históricas y de resistencia a hegemonías globales, donde el intercambio artístico, educativo y simbólico refuerza alianzas ideológicas y políticas.
DESARROLLO
Objetivos de la Diplomacia Cultural rusa y cubana
Rusia se caracteriza en la actualidad por preservar y fortalecer el patrimonio cultural de épocas anteriores, así como por mantener profundos lazos históricos con la cultura europea tradicional y otras de Eurasia. Esto le permite garantizar una coexistencia armoniosa entre diversos pueblos y grupos étnicos, religiosos y lingüísticos en un espacio común. Este aspecto determina la posición especial de Rusia como un Estado-civilización autóctono, una potencia euroasiática que ha consolidado al pueblo ruso y a otros pueblos que forman parte de la comunidad cultural y civilizatoria del "Mundo Ruso".
Dentro de los intereses nacionales de la Federación de Rusia en materia de política exterior, los objetivos estratégicos y las tareas principales incluyen la promoción de los valores espirituales y morales tradicionales rusos, la preservación del patrimonio cultural e histórico del pueblo multinacional de Rusia, el desarrollo de vínculos con los compatriotas residentes en el extranjero y el apoyo para garantizar sus derechos e identidad cultural panrusa. Entre las prioridades de la política exterior rusa se encuentra el establecimiento de un orden mundial justo y sostenible que respete la diversidad de culturas, civilizaciones y modelos de organización social, rechazando la imposición de modelos de desarrollo y sistemas ideológicos por parte de otros Estados. Además, se enfatiza la importancia de un pilar espiritual y moral común para todas las religiones tradicionales y sistemas éticos seculares del mundo. En cuanto a las relaciones con América Latina y el Caribe, Rusia busca desarrollar vínculos pragmáticos, desideologizados y mutuamente beneficiosos, con especial atención a la ampliación de los lazos culturales, científicos, educativos, deportivos, turísticos y humanitarios con los Estados de la región (Concepto de la política exterior de la Federación de Rusia, 2023).
La política humanitaria de Rusia en el extranjero es una parte integral de su política exterior. La cultura desempeña un papel especial en este ámbito, ya que es una herramienta eficaz para suavizar las contradicciones entre Estados y construir una agenda internacional unificadora. Entre los intereses nacionales de Rusia en el ámbito humanitario se encuentran la familiarización de la comunidad mundial con el patrimonio histórico y cultural del pueblo ruso, así como el enriquecimiento mutuo de las culturas de los pueblos de Rusia y otros países. Esto incluye aumentar la accesibilidad al patrimonio cultural ruso y mundial (El concepto de la política humanitaria de la Federación de Rusia en el extranjero, 2022).
Un ejemplo destacado de esta política es el Foro Cultural Internacional de San Petersburgo. En su décima edición, celebrada del 12 al 14 de septiembre de 2024, el presidente ruso reconoció que el foro es una respuesta significativa a los desafíos que enfrentan los pueblos y que Rusia defiende los valores tradicionales, protegiendo a aquellos que los comparten. En esta edición, se destacó la idea de que la cultura debe existir al margen de la política de la cancelación.
En el caso específico de las relaciones con Cuba, el presidente ruso ha reiterado en múltiples ocasiones que los vínculos entre ambos países se basan en la amistad y el respeto mutuo. Durante un encuentro entre el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, y Putin en Moscú, con motivo del 79 aniversario de la victoria contra el fascismo, se destacó que Rusia siempre recordará la participación de los patriotas cubanos en la Gran Guerra Patria, incluida la defensa de Leningrado. Además, Putin reiteró la postura de Moscú contra las sanciones ilegales impuestas por Estados Unidos a Cuba.
Para Cuba, la DC es un pilar fundamental de su política exterior revolucionaria. La cultura, como parte de los intercambios con otros Estados, contribuye a promover la diversidad cultural, la inclusión y la tolerancia. Además, fomenta la resolución pacífica de conflictos y el entendimiento entre diferentes grupos. En este sentido, existe una clara coincidencia entre los objetivos y principios de la DC de Rusia y Cuba. Desde los tiempos del canciller Raúl Roa, la cultura ha tenido un papel estratégico en la política exterior cubana, con la selección y preparación de personal diplomático y la participación de intelectuales y artistas en el Servicio Exterior. En enero de 1960, se emitieron tres resoluciones que designaron a varios intelectuales como agregados y consejeros culturales.
Cuba ha aprovechado las capacidades de la DC para involucrar a talentosas y prestigiosas personalidades en su estrategia, incluso si no son diplomáticos de carrera. Estas figuras facilitan el acercamiento entre Estados y amplían el alcance de la cultura, llegando a diversos sectores de la sociedad receptora.
Entre las personalidades cubanas más destacadas en la práctica de la DC se encuentra Antonio Núñez Jiménez, quien durante su labor como embajador en Perú (1972-1978) promovió el intercambio cultural con estudiantes universitarios, fortaleciendo los lazos entre ambos países. Otro ejemplo notable es Eusebio Leal, quien desde La Habana Vieja fue un embajador del diálogo cultural y la conciliación de voluntades. En el Palacio del Segundo Cabo, Leal recibió a figuras políticas y culturales de Europa, firmó convenios internacionales y promovió las herencias culturales compartidas entre Cuba y Europa.
La Diplomacia Cultural entre Rusia y Cuba, un puente entre ambos países
Existen varios elementos en la relación histórica que evidencian una profunda hermandad entre ambos países. Para los soviéticos, Cuba representaba la isla de la libertad y la alegría. La URSS mostró su pasión por el país caribeño de diversas maneras, destacándose el intercambio cultural entre ambas naciones. Uno de los primeros rusos en visitar Cuba en la década de 1960 fue el artista Piotr Ossovski, representante del estilo severo, una tendencia de la pintura realista soviética de los años 1950-1960. También es notable la visita del poeta Yevgueni Yevtushenko durante los primeros intercambios culturales entre la Unión Soviética y Cuba. Tras su viaje a la isla, donde se entrevistó con Fidel Castro, Yevtushenko escribió el poema en prosa Soy Cuba. En 1964, el poeta adaptó este poema a un guion cinematográfico, que fue llevado al cine por Mijaíl Kalatózov. La obra narra las historias de personas comunes en vísperas de la Revolución Cubana.
La legendaria Carmen Suite es considerada uno de los grandes ballets clásicos y una de las producciones más brillantes de la segunda mitad del siglo XX. En 1967, a petición de Maya Plisétskaya, conocida como el "alma rusa de Carmen", el coreógrafo cubano Alberto Alonso puso en escena un ballet basado en la música de Carmen de Georges Bizet, con arreglos del compositor ruso Rodión Shchedrín. En su momento, el ballet causó controversia, ya que rompía con los esquemas tradicionales del ballet clásico en la URSS. Por ejemplo, Plisétskaya apoyaba ambos pies en el suelo, algo inaceptable para la danza académica de la época. Además, la interpretación abiertamente sensual de Plisétskaya en el papel de Carmen generó preocupación entre muchos espectadores y críticos. Por otro lado, los programas culturales oficiales soviéticos incluyeron giras de conjuntos de baile cubanos por la URSS, que cautivaron al público soviético. Los músicos cubanos interpretaban melodías alegres que inspiraron a muchos jóvenes a tomar clases de música y danza cubana. Este intercambio cultural dejó un legado de canciones que marcaron la amistad entre Cuba y la URSS.
En la Unión Soviética se compusieron varias canciones dedicadas a Cuba, las cuales transmitían el espíritu revolucionario cubano y la pasión rusa por la mayor de las Antillas. Asimismo, algunos cantantes cubanos interpretaron éxitos soviéticos. Un ejemplo destacado es la traducción y adaptación al ruso de la Marcha del 26 de julio por los poetas Bolotin y Sikórskaia.
Por parte de Cuba, la cantante Lourdes Gil visitó la URSS en 1969 y grabó un disco con la compañía Melódiya. El disco incluía una versión en español de la legendaria canción La ternura, interpretada junto a la Orquesta Sinfónica Popular de la Radio de Toda la Unión Soviética, dirigida por Yuri Silántiev. Para su álbum Lourdes Gil y Los Galantes, la cantante grabó otra versión de esta canción, muy apreciada por los pilotos y cosmonautas soviéticos. La canción fue compuesta por Alexandra Pájmutova, con letra de Serguéi Grebénnikov y Nikolái Dobronrávov. Además, Lourdes Gil interpretó temas sobre la "ciudad de la amistad" en el Festival Internacional de la Canción Juvenil Sochi 69 (Alexandrova, M., 2023, 7).
El impacto de los años 90 y la dinamización de los vínculos
En 1991, la desaparición de la URSS interrumpió muchos de los proyectos y programas en las relaciones entre Rusia y Cuba. Como consecuencia, numerosas iniciativas planificadas quedaron paralizadas. Tras más de una década de distanciamiento, las relaciones políticas y económicas entre ambos países comenzaron a reconstruirse a principios del siglo XXI, una vez que Rusia consolidó su estructura estatal y definió su política exterior tras la disolución de la Unión Soviética. El viaje de Vladimir Putin a Cuba en 2000 marcó un hito, ya que fue la primera visita de un presidente ruso a la isla desde la de Mijaíl Gorbachov en 1989. A mediados de la década de 2000, alrededor de 2005, los vínculos entre ambos países se fortalecieron significativamente.
Aunque en los años 90 los lazos políticos y económicos se debilitaron drásticamente tras el fin de la Guerra Fría, las conexiones culturales heredadas de décadas de colaboración soviético-cubana persistieron, aunque con nuevas dinámicas. Las relaciones culturales entre Rusia y Cuba durante esa década fueron una mezcla de nostalgia, supervivencia y adaptación. Autores rusos como Tolstói, Dostoievski y Chéjov continuaron formando parte del canon literario en Cuba, especialmente en círculos académicos. Por su parte, en Rusia, aunque disminuyó el interés oficial por la cultura cubana, se mantuvo un nicho de aprecio por figuras como José Martí y el cine de Tomás Gutiérrez Alea.
En los años 2000, con el ascenso de Putin, el acercamiento entre Cuba y la Federación Rusa experimentó un relativo resurgimiento en el ámbito de la colaboración cultural. En tiempos recientes, estos intercambios han ido en aumento y se han profundizado cada vez más. Un ejemplo de ello es la participación de Cuba en el X Foro Internacional de Culturas Unidas de San Petersburgo, celebrado del 12 al 14 de septiembre de 2024. Este evento reunió a diversos países que discutieron simultáneamente temas relacionados con la cooperación cultural. El tema principal de esta décima edición fue “Cultura del siglo XXI: ¿soberanía o globalismo?”, con el objetivo de revitalizar el debate sobre la importancia de intensificar la cooperación en esos ámbitos, para así preservar la soberanía. El programa del foro se estructuró para que los responsables de las políticas culturales de los gobiernos y figuras del mundo del arte de diferentes países discutieran abiertamente temas de interés común. Entre los temas debatidos se encontraban los peligros de la globalización, los formatos actuales de cooperación internacional, el papel de las tradiciones en el fortalecimiento de la confianza social y la ética del uso de tecnologías modernas en la preservación de las tradiciones.
El titular del MINCULT, Alpidio Alonso Grau, al intervenir en el evento, agradeció la invitación de su homóloga rusa, Olga Lubímova, y enfatizó que la Política Cultural de la Revolución, basada en el diálogo con escritores y artistas, ha preservado y desarrollado las raciones nacionales. Además, declaró: “Si deseamos reforzar el papel de la cultura para la construcción de la paz, deben desaparecer las medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional”. Durante la participación de Cuba en el Foro de San Petersburgo, se trabajó en la concreción de compromisos globales orientados al fomento de políticas culturales que promuevan el desarrollo sostenible y reconozcan el valor del arte como su principal catalizador. Asimismo, se destacó que Cuba apoya la creación de un Objetivo de Desarrollo Sostenible específicamente dedicado a la cultura (Triana, A., 2024, 3).
Evidencia de este compromiso son las palabras de la ministra de Cultura rusa, Olga Lubímova, quien, al revisar el cumplimiento de los acuerdos intergubernamentales con Cuba en el sector de Arte y Cultura, expresó: “Estamos en condiciones de relanzar nuestras relaciones culturales y elevarlas al nivel de nuestras relaciones políticas”. Los encuentros entre ambos ministros de Cultura se llevaron a cabo en un clima fraterno y de mutuo entendimiento, identificándose perspectivas para incrementar la colaboración entre ambos países. Por su parte, Alpidio Alonso, ministro de Cultura de Cuba, añadió: “Estamos en condiciones de relanzar nuestras relaciones culturales y elevarlas al nivel de nuestras relaciones políticas” (Triana, A., 2024, 3).
Intercambios culturales actuales
En las conversaciones entre los ministros de cultura de ambos países, se destacaron los preparativos para varios eventos. Entre ellos, resaltó la celebración de la Semana de Cine de Mosfilm en La Habana y el inicio del rodaje de la película rusa Guantanamera. Asimismo, se manifestó que la parte rusa brindará apoyo y posible participación en las producciones cubanas Teófilo, inspirada en la vida del gran campeón cubano de boxeo, y Subir al Cielo, sobre los cosmonautas Arnaldo Tamayo y Yuri Romanenko. También se avanzó en los preparativos de las Jornadas Espirituales Rusas, que se celebrarán en La Habana e incluirán conciertos, clases magistrales y otras actividades artísticas. Además, se expresó el deseo de extender el intercambio a otras áreas, como el ballet.
Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura de Cuba, explicó a su homóloga rusa, Olga Lubímova, el significado del reciente hallazgo de más de 70 filmes cubanos de 35 mm en buen estado, encontrados en los archivos del Fondo Fílmico de la Federación Rusa. Durante las conversaciones, se discutió la firma de un convenio para restaurar y digitalizar estas películas, así como para incrementar la asesoría técnica que garantice su conservación eficaz (Triana, A., 2024, 4).
Estas conversaciones de alto nivel sentaron las bases para el desarrollo de varios eventos que profundizaron las relaciones culturales entre ambas naciones. Uno de ellos fue la filmación de la película rusa Guantanamera. El director del filme, Serguey Mokritskiy, señaló que esta producción cinematografica va más allá de su realización: “Es algo mucho más grande”, afirmó, ya que forma parte del renovado interés por acercar a ambos pueblos y países con una larga historia de amistad. Esta producción cinematográfica se considera un paso importante en el fomento de los vínculos culturales, constituyendo una continuidad del filme soviético de 1964 Soy Cuba, que en su momento fue clave en la historia de las relaciones culturales entre las dos naciones (Triana, A., 2024, 6).
Por otro lado, el Festival de Cine Ruso en Cuba, celebrado del 3 al 7 de abril de 2024, representó un encuentro entre dos pueblos y sus almas. Durante el evento, se exhibieron películas como el drama histórico-militar Aire; El Desafío, la primera película rodada en el espacio; el cuento de hadas Por el deseo del pez; la comedia familiar Cheburashka; el drama deportivo Campeón del Mundo; el melodrama Hago el paso; y la película de catástrofe Snegir. Además, durante la semana del festival, se entregó al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) una colección de obras maestras del cine ruso, muchas de ellas de la etapa soviética.
En el marco del festival, también se llevó a cabo la firma de un acuerdo de cooperación y asociación estratégica entre el Fondo Estatal Ruso para el Cine y el ICAIC. El propósito de este acuerdo es aunar esfuerzos para promover las obras del cine ruso en Cuba, fomentar la cooperación en el estudio de la historia del cine ruso, desarrollar y ejecutar proyectos y programas conjuntos en el ámbito cinematográfico, y establecer una amplia cooperación informativa y una interacción efectiva. Además, las partes acordaron trabajar en la actualización, estandarización y modernización del sistema cubano de recopilación y almacenamiento de contenidos fílmicos y videográficos raros, así como en el intercambio de información científica y educativa, la transferencia de conocimientos profesionales y tecnologías actuales en el ámbito del archivo fílmico, y la restauración de películas únicas.
Entre el 11 y el 13 de noviembre de 2023, se celebraron en La Habana los Días de la Cultura Espiritual Rusa en Cuba. El evento comenzó con un concierto de la artista honorífica Nina Shatskaya en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Acompañada por el guitarrista Artur Marutiants, la cantante interpretó famosos romances rusos como “Por el Camino Largo”, “Ojos Negros” y “No Te Vayas”. Como parte de la iniciativa, también se realizaron conferencias para profesionales de animación cubana y talleres infantiles de creación audiovisual en la sede de los Estudios de Animación del ICAIC.
Este evento reforzó los vínculos culturales entre ambas naciones y destacó el deseo de colaborar en proyectos cinematográficos. Formó parte del proyecto Russian Seasons, una iniciativa cultural internacional del Gobierno y el Ministerio de Cultura de Rusia que despliega en el extranjero un abanico de propuestas, desde conciertos de música clásica y producciones teatrales hasta festivales de cine, exposiciones de arte y proyectos educativos.
De igual trascendencia fueron los Días de San Petersburgo en Cuba, celebrados del 20 al 26 de noviembre de 2023. Este evento incluyó conferencias, mesas redondas, clases magistrales, exposiciones y exhibiciones cinematográficas, con el objetivo de potenciar el intercambio cultural y fortalecer los lazos entre Cuba y la ciudad rusa. Durante la inauguración, Evgeny Pankevich, presidente del Comité de Desarrollo Turístico de San Petersburgo, destacó el aumento de la cooperación entre Cuba y Rusia y las potencialidades del intercambio cultural. Pankevich consideró el arte como un reflejo de los puntos que unen a ambos pueblos y afirmó que la iniciativa celebrada en La Habana ratifica que “seguiremos siendo socios y amigos” (Fuentes Puebla, T., 2024, 4).
La enseñanza de la cultura y el idioma ruso
Los intercambios culturales y lingüísticos entre Rusia y Cuba se han profundizado gracias a la cooperación establecida con la colaboración de la Iglesia Ortodoxa Rusa y la destacada participación de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana. Un ejemplo emblemático de esta colaboración es la apertura de la Iglesia Ortodoxa de Nuestra Señora de Kazán en La Habana, construida con el apoyo del Patriarcado de Moscú, lo que simboliza la conexión espiritual entre ambos países. La primera piedra de la catedral fue colocada el 14 de febrero de 2006, y su construcción finalizó 32 meses después, el 19 de octubre de 2008.
Este centro religioso ha servido como base para fortalecer el diálogo entre ambas naciones y ha funcionado como una plataforma para la participación cubana en foros rusos sobre valores tradicionales, donde se ha criticado el "liberalismo occidental". En estos espacios, representantes cubanos han destacado la importancia de preservar la identidad cultural y los logros de la Revolución Cubana, al tiempo que han expresado su apoyo a la agenda rusa en materia de valores tradicionales. Ambos países comparten una postura crítica hacia lo que denominan "imposición de valores liberales" por parte de Estados Unidos y Europa.
Dentro de esta Iglesia Ortodoxa se encuentra la sede del Centro de Educación Abierta, que ofrece asistencia gratuita a conferencias y cursos de lengua rusa. Los cursos están adaptados a todas las edades, permitiendo que tanto niños como adultos puedan aprender el idioma. Este centro se ha convertido en un importante medio para la promoción de la cultura rusa en Cuba, principalmente a través de la impartición de cursos gratuitos de ruso. Esta iniciativa da continuidad y amplía una colaboración entre ambos países que se ha desarrollado durante décadas, centrada en la instrucción y promoción de la lengua rusa.
Un hito cultural y de amistad que merece ser recordado es el nacimiento de la Rusística en Cuba a principios de 1962, un suceso histórico impulsado por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. La primera promoción de rusistas se graduó en 1964 (Por "Rusística", en su sentido más específico, se entiende la ciencia lingüística dedicada al estudio del estado actual de la lengua rusa). Con el triunfo de la Revolución, se restablecieron y profundizaron los vínculos entre ambos países, y el aprendizaje del ruso cobró relevancia. Entre 1960 y 1961, se iniciaron los primeros cursos en entidades gubernamentales y en las nacientes escuelas de idiomas. En aquel entonces, la comunicación interlingüística fue garantizada por un reducido grupo de hispanosoviéticos y los primeros traductores soviéticos (Bárcena Luis, A. 2022).
La convocatoria de Fidel Castro en este ámbito, hasta entonces inexplorado, delineó un proyecto ambicioso: formar de manera masiva en la Isla, con fines profesionales y bajo un estricto diseño curricular, a profesores y traductores/intérpretes de lengua rusa. Aprender ruso se convirtió, para más de mil quinientos jóvenes, no solo en un desafío cognitivo, sino también en un factor de unión que fomentó ambientes de confraternización, solidaridad y amistades duraderas, tanto con la cultura como con el pueblo ruso.
En el marco del fortalecimiento de los lazos entre Rusia y Cuba, el estudio del idioma del país eslavo está ganando popularidad en la Isla. Solo en 2023, se han producido varios acontecimientos importantes en este ámbito. Un ejemplo destacado es el trabajo realizado por el Centro de Enseñanza del Idioma Ruso en la Catedral Ortodoxa Rusa, donde cientos de cubanos se han inscrito para estudiar ese idioma de forma gratuita. Al concluir sus estudios, los alumnos pueden realizar un examen de dicha lengua extranjera (TRKI) y obtener un certificado internacional que acredite su dominio del idioma.
Además, los días 16 y 17 de noviembre de 2023, la Universidad de La Habana (UH) acogió conferencias, clases magistrales y concursos para promover la lengua, la educación y la cultura rusas. El evento fue organizado por la Universidad Estatal Lingüística de Moscú (MSLU) con el apoyo de la Casa Rusa en La Habana y la Embajada de Rusia. Del 17 de septiembre al 13 de octubre de 2024, se llevó a cabo en Cuba la expedición educativa "Embajadores de la lengua rusa en el mundo". Esta fue la primera vez que los voluntarios del programa visitaron la Isla. Voluntarios del Instituto Estatal de Lengua Rusa A. Pushkin impartieron clases a estudiantes de escuelas y universidades cubanas. Todas las lecciones fueron diseñadas por metodólogos, teniendo en cuenta los diferentes niveles de conocimiento del idioma, y se desarrollaron de forma lúdica a través de clases magistrales, juegos de ingenio y actividades creativas.
La cooperación educativa actual
Un apartado especial merece la cooperación educativa entre Cuba y Rusia, la cual se ha fortalecido gracias al acuerdo interministerial firmado en 2010 entre el Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba y el Ministerio de Educación y Ciencias de la Federación de Rusia. Este acuerdo sirve como marco para el desarrollo de la colaboración en este ámbito entre ambos países. Entre sus disposiciones, se establece la validez jurídica en territorio ruso de los estudios universitarios cursados en Cuba, y viceversa. Además, este acuerdo sustituye al anterior firmado entre Cuba y la Unión Soviética.
Para revisar el progreso de la cooperación académica e implementar nuevas acciones, se celebra anualmente un Encuentro de Rectores Rusia-Cuba, organizado por la Unión de Rectores de Rusia y el Ministerio de Educación Superior de Cuba. Este programa ha permitido que más de 600 cubanos estudien en Rusia, ya sea en carreras de pregrado, maestrías, doctorados o cursos de capacitación. Actualmente, cerca de 300 estudiantes cubanos cursan estudios en 23 instituciones de educación superior en la Federación de Rusia.
En el marco del V Foro de Rectores de Universidades de la Federación Rusa y la República de Cuba, celebrado en Moscú entre el 7 y el 8 de febrero de 2023, se firmaron 12 acuerdos de cooperación entre universidades de ambos países. Durante el evento, también se discutió el desarrollo de los lazos humanitarios y educativos (noticiasdelmundo, 2023). Participaron alrededor de 70 rectores y representantes de universidades y organizaciones científicas de ambos países. La delegación cubana incluyó a rectores de instituciones destacadas, como la Universidad Tecnológica de La Habana, la Universidad de Informática, la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, la Escuela Superior del Estado y del Gobierno, la Universidad de Cienfuegos, la Universidad de Guantánamo, el Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, entre otras. El foro fue copresidido por el jefe de la delegación cubana, el profesor Reynaldo Velázquez Zaldívar, viceministro de Educación Superior de la República de Cuba. (noticiasdelmundo, 2023).
CONCLUSIONES
La Diplomacia Cultural es una herramienta fundamental en las relaciones internacionales, utilizada por los Estados para promover su imagen, valores y cultura en el exterior. No solo fomenta la cooperación y el entendimiento mutuo, sino que también contribuye al desarrollo sostenible, la paz y la resolución de conflictos. Sin embargo, su impacto trasciende lo cultural, influyendo también en las relaciones políticas y económicas.
Rusia ha empleado la cultura como un medio para preservar su identidad nacional y promover sus valores tradicionales en el ámbito internacional. A pesar de los intentos de "cancelación cultural" por parte de algunos países occidentales, Rusia ha mantenido una postura firme en defensa de su patrimonio cultural y su influencia global. Además, ha buscado fortalecer sus lazos culturales con otros países, especialmente con Cuba, a través de programas educativos, intercambios artísticos y proyectos cinematográficos.
Cuba, por su parte, ha utilizado la Diplomacia Cultural como un pilar de su política exterior, promoviendo la diversidad cultural, la inclusión y la tolerancia. La isla ha establecido una larga tradición de intercambios culturales, particularmente con Rusia, que se remontan a la época soviética. Estas colaboraciones han abarcado áreas como el cine, la música, la literatura y la educación, fortaleciendo los lazos entre ambas naciones.
Las relaciones culturales entre Rusia y Cuba tienen una historia profunda y han evolucionado con el tiempo. A pesar de los desafíos políticos y económicos, ambos países han mantenido una conexión cultural sólida, basada en valores compartidos y una visión común sobre la importancia de la cultura en el desarrollo sostenible. Ejemplos recientes, como el Festival de Cine Ruso en Cuba y la restauración de películas cubanas en Rusia, demuestran el compromiso de ambos países por fortalecer estos vínculos.
Tanto Rusia como Cuba han utilizado los intercambios artísticos y academicos como un medio para resistir presiones externas y defender su soberanía. En un mundo globalizado, donde existe el riesgo de homogenización cultural, ambos países han enfatizado la importancia de preservar sus identidades y promover la diversidad. De esta manera, han reforzado su resistencia al hegemonismo estadounidense, utilizando la DC como herramienta para legitimar su alianza.
La dinamización de los vínculos bilaterales se ha basado en los lazos de amistad heredados de una extensa cooperación histórica, que constituye quizá el mayor patrimonio conservado. La cultura trasciende las ideologías y las políticas. Lo mejor de las tradiciones rusas perdurará en Cuba, así como lo mejor de la Cuba perdurará entre los rusos, ucranianos, armenios o moldavos. Los pueblos han ampliado sus intercambios, experiencias, conocimientos y costumbres, y de estas uniones han surgido descendientes, ya sean rusocubanos, cubanoucranianos o moldavocubanos.
La Diplomacia Cultural seguirá siendo una herramienta clave en las relaciones internacionales, especialmente en un contexto donde la cultura puede servir como puente para superar diferencias políticas y fomentar la cooperación. La inclusión de la cultura en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU podría ser un paso importante para reconocer su papel en el desarrollo global.
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