La Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad y la búsqueda de un Nuevo Orden Internacional para la supervivencia humana

The global community of shared future for humanity and the quest for a new international order for human survival

M. Sc. José López Lazo

Licenciado en Filología, Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Máster en Marketing y Gestión Empresarial, Escuela Superior de Estudios de Marketing de Madrid (ESEM)–Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Profesor Asistente en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García" (ISRI) y miembro del Proyecto de Investigación: “La República Popular China en las relaciones internacionales”, atendiendo el tema: “La Doctrina de la República Popular China: Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad”. La Habana, Cuba. pepelopez170961@gmail.com 0009-0009-2978-1369

Cómo citar (APA, séptima edición): López Lazo, J. (2025). La Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad y la búsqueda de un Nuevo Orden Internacional para la supervivencia humana. Política Internacional, VII (Nro. 2), 270-282. https://doi.org/10.5281/zenodo.15103914

https://doi.org/10.5281/zenodo.15103914

 

Recibido: 6 de enero de 2025

Aprobado: 15 de febrero de 2025

publicado: 7 de abril de 2025

 

RESUMEN El presente artículo examina algunos factores relacionados con la propuesta china de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad y sus posibles implicaciones para la construcción teórica y práctica de un nuevo orden mundial civilizatorio, de paz y armonía, que trascienda la lógica de una agotada modernidad y garantice, ante los retos actuales, la futura supervivencia de la humanidad en tiempos donde la comunidad internacional se plantea la reestructuración de las tradicionales relaciones de poder basadas en un orden mundial caduco.

Palabras clave: comunidad global de futuro compartido para la humanidad; nuevo orden internacional; valores compartidos.

 

 

ABSTRACT This article examines some factors related to the Chinese proposal for a Global Community of a Shared Future for Humanity and its possible implications for the theoretical and practical construction of a new civilizational world order of peace and harmony that transcends the logic of an exhausted modernity and guarantees, in the face of current challenges, the future survival of humanity in times where the international community considers the restructuring of traditional power relations based on an expired world order.

Keywords: global community of shared future for humanity, new international order, shared values.

 

 

INTRODUCCIÓN

Este artículo resume los principales resultados alcanzados en una primera fase de estudio del tema “La Doctrina de la República Popular China: Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad”, perteneciente al proyecto investigativo institucional: “La República Popular China en las relaciones internacionales”, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” de Cuba.

En esta fase inicial, la investigación examina como hipótesis que la propuesta china de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, en el orden teórico-práctico, aporta componentes esenciales y necesarios para la gestación de un orden mundial de nuevo tipo, basado en una visión novel del mundo y un tipo de humanismo capaces de reconfigurar las relaciones internacionales vigentes.

Como objetivo general el estudio pretende identificar cuáles son estos componentes, sus variables y sus interacciones, a través de una aproximación conceptual hacia cada uno de los Cinco Pilares que componen la idea y sus diversos ejes, también presentes en diversas iniciativas planteadas por China.

Identificar los componentes y sus variables permitiría conocer los comportamientos teóricos y prácticos de las variables seleccionadas y cómo estas, en la percepción y posicionamiento de sus atributos, generan tendencias de aceptación o rechazo hacia la propuesta, así como efectos sobre diversas dinámicas que tributan, en diferentes dimensiones, a la gestación de un orden mundial de nuevo tipo (Tabla 1).

Por razones obvias, en el presente trabajo solo realizamos una aproximación a los ejes conceptuales y estructurales generales de la propuesta, así como a algunos de los componentes de su Pilar Político, una de sus variables básicas.

DESARROLLO

1. Preliminares

Más allá de considerar si la crisis mundial actual expresa el declive definitivo del capitalismo o solamente un momento más de su regulación como sistema, consideramos que lo cierto es que el orden internacional vigente no posee la flexibilidad ni la voluntad necesarias para superar los riesgos que hoy enfrenta la humanidad, —incluida la amenaza a su propia supervivencia—, e incluso, frecuentemente, fomenta estos riesgos de manera exponencial.

Hace ya treinta y dos años, el 12 de junio de 1992, durante su intervención en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, el Presidente cubano Fidel Castro Ruz afirmó en Río de Janeiro:

“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora somos conscientes de este problema cuando ya es casi demasiado tarde para prevenirlo. (...) La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. (...) Si se quiere salvar a la humanidad de esta autodestrucción, hay que distribuir mejor la riqueza y la tecnología disponible en el planeta. (...) Aplicar un orden económico internacional justo” (Castro, 1992).

Tabla 1

Propuesta básica de metodología sistémica-estructural para estudios sobre la Comunidad de Futuro Compartido

La primera mención histórica al concepto “orden mundial” se registra en el discurso del Presidente estadounidense Woodrow Wilson en el que presentó su propuesta de Catorce Puntos con los que pretendía reorganizar a la sociedad internacional después de la Primera Guerra Mundial. Luego la expresión fue ampliamente utilizada hacia fines de la Segunda Guerra Mundial en el contexto de la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (Sánchez, 2018), y desde entonces de manera general, la idea de orden mundial está asociada en el imaginario colectivo con:

a. El derecho y el orden jurídico internacionales relacionados con el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU);

b. El sistema de seguridad internacional conformado por el Consejo de Seguridad de la ONU, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y otros acuerdos regionales de carácter militar;

c. Las instituciones internacionales surgidas a la sombra de los acuerdos de Bretton Woods, tales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En síntesis, los principales organismos que en sus diversas esferas de actuación constituyen hasta la actualidad la estructura visible de un inoperante orden internacional aún vigente, pero que ha comenzado a cambiar.

La quinta estación: nada cambia de repente

Un antiguo poema anónimo chino expresa: “La ‘quinta estación’ se parece al alba y al ocaso; antes de que el día parta, la noche ya está preparada; ¿dónde termina la luz y comienzan las sombras?” (García, 2015).

Para la ancestral filosofía china el concepto ‘tiempo’ era interpretado como una sucesión fluida de etapas del acontecer desplegadas en instantes o ciclos precisos que trenzan pasado y futuro, y el momento del cambio o transición entre ellos contemplaba un periodo —en nuestro caso histórico— durante el cual el viejo ciclo no ha terminado totalmente y el próximo ciclo aún no se ha instalado plenamente. A este periodo difuso los antiguos pensadores chinos lo denominaban “quinta estación”, y estaba asociado a los cambios que ocurren entre las estaciones del año, representando por extensión, el instante del cambio o mutación de cualquier fenómeno, incluidas las transformaciones que hoy impactan nuestro mundo, y sobre las que el presidente Xi Jinping ha señalado:

“La humanidad se encuentra en este momento situada en una época de gran desarrollo, de enormes transformaciones y amplios ajustes. En un mundo multipolar, la globalización económica, la sociedad de la información, la diversidad cultural, han penetrado profundamente en el desarrollo, la tendencia hacia el progreso pacífico es cada vez más fuerte y los pasos hacia la reforma y la innovación continúan avanzando hacia adelante” (Xi Jinping, 2017b).

Más que términos claramente definidos, en el actual proceso de transición mundial, desde nuestro presente, se advierten dos puntos de inflexión, los años 2050 y 2150 cuando se cumplan respectivamente, el Centenario y el Bicentenario de la Fundación de la Nueva China, la última de estas fechas con un significativo objetivo declarado: lograr la gran revitalización de la nación china mediante la unidad de sus hijos dentro y fuera del país, Taiwán incluido (He Qin, 2024).

Sin dudas, el mundo vive hoy una “quinta estación”’, una difusa época de cambios llena de inseguridades, incertidumbres, dudas, riesgos y amenazas, pero también de certezas como la expresada en la necesidad esencial y posible de construir entre todos, desde la sinceridad y el sentido común, un futuro saludable que asegure la supervivencia de la humanidad más allá de improbables utopías.

Cómo se construye el futuro (y se sobrevive en el intento)

Ante la crisis y la inoperatividad del viejo orden mundial, es panorámicamente aceptado que en el proceso de reestructuración de las relaciones de poder mundial se deben readaptar, rediseñar o reemplazar definitivamente las actuales instituciones de gobernanza global; un proceso histórico que para muchos ya ha comenzado, y al que convendría cuidar durante su germinación.

En el informe del XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, celebrado en noviembre de 2012, se propuso por primera vez la idea de una Comunidad de Futuro Compartido para toda la Humanidad, cuyos objetivos promulgaban la reforma y reconstrucción del orden mundial a través de un nuevo diseño de máximo nivel para dirigir la gobernanza global.

Dos años después, en septiembre de 2015, durante la Cumbre de las Naciones Unidas, el presidente Xi Jinping expuso una hoja de ruta para construirla (Xi Jinping, 2015), en la cual se combinaba el desarrollo común de todos los países con el desarrollo propio de China, que hacia lo interno se proponía lograr la modernización socialista en 2035, y en 2050 ser una potencia socialista moderna con características propias (Lee, 2024).

El camino o ruta propuesta hacia la construcción de una Comunidad de Futuro Compartido para la Humanidad recorre tres fases: a. Crear una comunidad de intereses comunes; b. Crear una comunidad de responsabilidades comunes; c. Crear una comunidad de destino común (Sun, 2020).

La disposición general y la hoja de ruta para su materialización preveían la creación de una comunidad global basada en Cinco Pilares, una interpretación de las principales políticas internas de China conceptualizadas de modo que pudieran ser aceptadas por la comunidad internacional. Estos Cinco Pilares son: a. la política; b. la seguridad; c. la economía, d. la cultura, e. la ecología y el medio ambiente. (1)

Los objetivos perseguidos en las diferentes fases para la ejecución de los Cinco Pilares se mantienen hasta hoy:

a. En Política: construir asociaciones igualitarias y confiables, en las que se requiere un nuevo enfoque de las relaciones de Estado a Estado, basadas en el diálogo y una comprensión mutua.

b. En materia de Seguridad: respaldar una visión de seguridad que sea justa sobre la base de la consulta mutua y que persiga una seguridad común, integral, cooperativa y sostenible.

c. En Economía: construir un mundo de prosperidad común a través de una cooperación beneficiosa para todos, y abogar por un desarrollo interdependiente sin asimetrías.

d. En la Cultura: aumentar los intercambios entre las diversas formas civilizatorias, en aras de promover la armonía, la inclusión y el respeto por las diferencias.

e. En Ecología: responsabilizar a la comunidad internacional con la obligación de crear un mundo limpio y hermoso mediante la búsqueda de un desarrollo verde y bajo en carbono.

Con la finalidad de alcanzar estos objetivos, y llevar a la práctica la idea de un destino común, durante años China ha promovido y desarrollado relaciones estables en los ámbitos multilaterales y bilaterales, primero con sus países vecinos, y también a nivel regional y global, estableciendo asociaciones de confianza, comprensión y beneficios mutuos.

2. El factor político

Desde el punto de vista político, el mundo actual enfrenta un escenario de grandes riesgos globales provocados por múltiples crisis sistémicas en diversos órdenes que coinciden con los Cinco Pilares enunciados; crisis capaces de propiciar migraciones masivas que a su vez generan graves conflictos para los sujetos involucrados.

En este contexto es particularmente profunda la crisis de las instituciones multilaterales, las cuales, incapaces de desempeñar un papel decisivo en el marco de la estructura hegemónica que prevalece, resultan insuficientes para la construcción internacional de legitimidad, tanto por sus incapacidades materiales, como por su arquitectura institucional, financiera y normativa (Sánchez, 2018).

Así mismo, otros organismos que hasta ahora han ostentado, para bien o para mal, el liderazgo internacional, muestran hoy una insuficiente percepción hacia los cambios y problemas del mundo: se han vuelto insensibles e inflexibles; enfrentan una disminución en su capacidad de acción y respuesta frente a los retos actuales y, como consecuencia, la pérdida gradual de su influencia en el mundo.

Si hasta ahora han sostenido el equilibrio mundial, aunque sea de modo parcial, asimétrico o precario, hoy son completamente incapaces de reducir la incertidumbre política y económica hacia el futuro, y producir por sí mismas una renovada estabilidad.

En tal escenario surgen nuevas tendencias políticas o retornan otras capaces de afectar aún más la estabilidad mundial, entre ellas:

A estas se añaden otras como el aumento del racismo, la polarización, la exclusión social y demás elementos capaces de minar la legitimidad de los estados.

Por otra parte, si bien ya no existe un sistema de estados como el que tuvo su máxima expresión en el siglo xx, hoy la estructura política mundial todavía está basada en la soberanía de los Estados-Nación que, como consecuencia de una instalada globalización, están cada vez más interconectados y son más interdependientes.

En este contexto, acentuado por la dispersión, la incertidumbre y la generación de políticas de “caos deliberado” por parte de Estados Unidos, es que la cooperación y no la confrontación entre los estados resulta relevante, y se requieren acciones decisivas de las potencias y de los actores con mayor capacidad de gestión para ejercer un liderazgo coordinado y legítimo, capaz de producir equilibrio y garantizar la estabilidad, la seguridad y la gobernanza, tanto a nivel regional como global.

Para ello, cualquier posible transición está obligada a entender los límites, alcances y desafíos de las múltiples crisis que nos azotan, y ofrecer salidas viables hacia un multilateralismo más democrático, dentro del cual el sistema de estados vigente sea capaz de construir un nuevo orden mundial más protegido si logra, en lugar de conflictos, promover la armonía entre sus protagonistas (Bull, 2005).

Precisamente en la búsqueda de esta armonía, el concepto de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad sugiere ir más allá de las ideologías y la geopolítica tradicional, y propone ejercicios de autoridad más horizontales que jerarquizados, así como la formación de redes o alianzas regionales y globales complejas, de modo que el desorden proveniente de la descomposición del orden anterior, se transforme en nuevas formas ordenadas, donde el equilibrio de poder y la estabilidad entre los estados puedan ser garantizados.

Los retos de la actual incertidumbre política internacional han motivado la actuación de potencias emergentes como China y Rusia, y ya un nuevo orden mundial se está instalando, aunque en esta transición habría que contemplar el papel clave de Estados Unidos y sus aliados. El escenario es complejo y no exento de conflictos. Sobre él pesa, incluso, la sombra amenazante de la destrucción nuclear.

Disputas por el futuro del mundo

Más allá de las actuales ideas sobre un nuevo orden internacional, la Comunidad Global de Destino Compartido es un proyecto para el destino futuro de la humanidad. Un futuro en el que sus instituciones tendrán que enfrentar y resolver viejas y nuevas amenazas tales como:

En la medida en que las brechas existentes se acrecienten, los extremismos podrían intensificarse, y solo la unidad en la diversidad y el desarrollo común, podrían salvar la futura estabilidad del mundo e impulsarlo hacia nuevas relaciones internacionales y un orden mundial más justo y equitativo.

En ese sentido, la construcción futura de un nuevo orden mundial y su predecesora, la idea de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, en sus aspectos teóricos-conceptuales y en su praxis, afrontan los desafíos y limitaciones concurrentes en los signos y las tramas esenciales de los tiempos actuales, entre ellos:

a. La eterna lucha dialéctica entre visiones discordantes del mundo

Hoy las naciones y sus líderes proclaman diferentes paradigmas o cosmovisiones para concebir la realidad y afrontar la cuestión del futuro, mientras las hegemonías gestoras del actual orden internacional, establecen que no pretenden dejar “nuestro futuro” vulnerable a los caprichos de quienes no comparten “nuestra visión” [del mundo] (Harris, 2024).

Estas simbolizan un antiguo modo histórico de pensar el mundo como conquistado, (neo) colonizado, dominado; dependiente política, económica y culturalmente; de vocación imperialista, asimétrica, centro-periférica; de preferencia unipolar y de naturaleza imprevisible.

En su visión del mundo y su búsqueda de poder y ganancias, generan una competencia despiadada entre sí, o contra otros a los que consideran adversarios, provocando tensiones y desestabilización, a través de sanciones, guerras y genocidios capaces de escalar a conflictos armados de gran envergadura y conducir a la humanidad a su autodestrucción.

Otras naciones sin embargo, representan tendencias emergentes que a futuro plantean un mundo multipolar y policéntrico, formado por países verdaderamente soberanos e independientes con un enfoque internacional alternativo orientado a resolver los problemas mundiales más apremiantes sobre seguridad, civilización y desarrollo.

Las restricciones y fluctuaciones paradigmáticas y comportamentales entre ambos polos, muestran el espectro de límites, desafíos, amenazas u oportunidades para la construcción de una comunidad compartida y un futuro orden mundial.

En el presente vivimos un punto de inflexión en la historia, y muchos se preguntan hacia dónde va el mundo y qué paradigma prevalecerá en el futuro, olvidando que el camino depende de nosotros mismos y nuestra lectura de la historia y las tradiciones.

b. Las tendencias subjetivas de aceptación o rechazo hacia la generación de un nuevo orden mundial

El proceso de reconfiguración del orden internacional actual y su transición hacia una multipolaridad policéntrica presenta barreras tanto objetivas como subjetivas, estas últimas entendidas como límites o desafíos para la realización de cambios en los modos de pensar la construcción del futuro.

En su narrativa a nivel textual, comunicativo-contextual y metatextual, la idea de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad anticipa un nuevo ordenamiento mundial, sin embargo, a veces se abren intercambios, diálogos o análisis sobre estas ideas o temas complejos, sin el consentimiento previo de una interpretación o asimilación común de terminologías, conceptos y categorías involucradas en estos procesos o en su (re) significación.

Influyen también en el análisis de conceptos y procesos internacionales complejos como estos, el dominio previo de idiomas o el manejo afectivo y racional de intereses y fines, revelados en actitudes, opiniones y conductas basadas en ideas compartidas de aceptación o rechazo hacia temas que, por otra parte, siempre deben ser abordados desde un adecuado pensamiento crítico.

Como es sabido, la subjetividad y la construcción propia de sentido, asumen articulaciones histórico-culturales ordenadas a partir de conocimientos, aprendizajes y vivencias significativas —y su internalización—, que al ser establecidos en determinados contextos sociales como identidades, necesidades e intereses, influyen en la forma de resolver las brechas entre lo que se considera admitido o aceptado y lo que no lo es (Fuentes, 2000).

De modo que si los conceptos y contenidos presentes en el discurso o la praxis de la Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, sus pilares y ejes, resultan: a. desconocidos, poco informados, mal interpretados o tergiversados, se cometerán errores por defecto en decisiones y prácticas asociadas con ellos; b. si son percibidos como débiles, confusos o peligrosos, podrían provocar temor, rechazo e incluso desestimación, con la consecuente pérdida de confianza u oportunidades, según el caso; c. y si resultan adecuadamente apreciados como fortalezas u oportunidades, producirían actitudes de conformidad y aceptación sobre intereses y beneficios mutuos, sean parciales o integrales.

Entre los extremos fluyen los matices de subjetividad que establecen las convergencias o divergencias hacia la visión de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad y sus diferentes iniciativas como precursoras de un nuevo orden mundial.

3. Interpretando el Pilar Político

Para interpretar y (re) construir adecuadamente los contenidos presentes en el Pilar Político de la Comunidad de Futuro Compartido para la Humanidad, y su aporte a un futuro orden mundial, lo primero sería comprender que se trata de una mirada a la comunidad internacional desde un nuevo humanismo político-filosófico que incorpora la cristalización de diferentes tesis expuestas por varias generaciones históricas de líderes chinos tales como: “paz y desarrollo” (Deng Xiaoping, 1978-1989); un “nuevo concepto de seguridad” (Jiang Zemin, 1989-2003); y “un mundo armonioso” (Hu Jintao, 2003-2013).

Tomemos como ejemplo esta última tesis. En los Estatutos del PCCh se confirma la necesidad de impulsar la construcción de un mundo armonioso caracterizado por la paz duradera y la prosperidad para todos (Wang Lei, 2018); idea que fue incorporada en marzo de 2018 a la Constitución china como parte del pensamiento del presidente Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para la Nueva Era (Staiano, 2018).

Desde entonces, esta visión ha estado presente en los documentos oficiales y discursos de los funcionarios del Gobierno y el Partido Comunista de China, al punto de que en la actualidad, prácticamente no existe documento público de ese país donde no se cite este pensamiento, y lo mismo sucede con todos los Libros Blancos publicados en los últimos años por el gobierno chino (Schulz y Staiano).

La tesis de un mundo armonioso, refuerza otras ideas expuestas por el presidente Xi Jinping sobre la globalización y la multipolaridad; la paz mundial y el desarrollo común; así como la necesidad de construir relaciones internacionales de nuevo tipo en las que todos los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, sean miembros iguales de la comunidad internacional (Xi Jinping, 2015). Pero, ¿cómo llevar estas ideas a la realidad?

Cómo construir un mundo armonioso

En su Informe ante el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) acontecido en el año 2017, el presidente Xi Jinping afirmaba que el sueño del pueblo chino está íntimamente ligado al de los demás pueblos del mundo; y su materialización no puede prescindir de un entorno internacional pacífico y de un orden internacional estable (Xi Jinping, 2017a).

También señalaba diez metas políticas que permitirían alcanzarlo: 1. Considerar tanto la situación nacional como la internacional con una visión de conjunto. 2. Seguir inalterablemente el camino del desarrollo pacífico. 3. Aplicar inmutablemente una estrategia de apertura basada en el beneficio mutuo. 4. Insistir en la concepción correcta de la justicia y de los intereses. 5. Adoptar un nuevo concepto de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible. 6. Perseguir una perspectiva de desarrollo definida por la apertura, la innovación, la inclusión y el beneficio mutuo. 7. Promover intercambios entre civilizaciones caracterizados por una armonía que no excluya las diferencias y por la asimilación indiscriminada de todo lo que de positivo tenga lo ajeno. 8. Configurar un ecosistema que venere la naturaleza y se base en el desarrollo ecológico. 9. Actuar en todo momento como constructores de la paz mundial. 10. Contribuir al desarrollo global y defender el orden internacional (Xi Jinping, 2017a).

Un concepto ancestral para el futuro

Para una mejor comprensión del concepto tradicional ‘armonía’, medular en la propuesta de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, comentamos una de las metas políticas anteriormente mencionadas: “Promover intercambios entre civilizaciones caracterizados por una ‘armonía’ que no excluya las diferencias y asimilen indiscriminadamente todo lo que de positivo tenga lo ajeno”.

Para el antiguo pensamiento chino, el concepto ‘armonía’ se vinculaba con la idea de construir entre los países, un nuevo tipo de relaciones que no promoviera conflictos ni confrontaciones sino el respeto mutuo, la cooperación de beneficio compartido, así como la promoción de una conducta sincera y tolerante que fomentara la afinidad y el sentido de comunidad (Jiang, 2016).

Tales ideas, basadas en el antiguo concepto chino Tiānxià(2), aluden a “todo lo que está bajo el cielo”—apuntando a reconocernos en una escala global— a la vez que abarcan un ámbito geopolítico sostenido por nuevas instituciones mundiales que aseguren el orden y la armonía a nivel internacional; mientras que en lo psicológico aluden a una manera de pensar (se) y actuar como una comunidad global, donde las decisiones deben ser consensuadas y no consecuencia de un “selecto club de decisores” como ha sido hasta hoy.

Muchos valores tradicionales como este, trasladados a la contemporaneidad, transversalizan los propósitos presentes en los Cinco Pilares que componen la Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, y denotan la actitud y la voluntad que debían mostrar los países al construir el futuro orden internacional.

4. La Comunidad Global de Destino Compartido: una apuesta de futuro

En tiempos de mayores interdependencias económicas y crecientes divergencias políticas, la propuesta de Comunidad de Futuro Compartido para la Humanidad establece una necesaria actualización de conceptos, y conforma uno de los proyectos más profundos y articulados entre varias propuestas que hoy involucran de manera multidimensional diversos aspectos de las relaciones internacionales.

Su visión sostiene que si el mundo nos pertenece a todos, depende de todos imaginar y construir un mundo futuro armonioso. El concepto va más allá de la idea de “un solo país” y asume que en un mundo interconectado y globalizado, la responsabilidad debe ser común aunque diferenciada.

Articulación con otras miradas de futuro

En el presente, incluso los países del BRICS participan del espíritu y las iniciativas para la realización práctica de la Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad. Al respecto, en su discurso pronunciado en la 15ª Cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo en 2023, el presidente Xi Jinping expresó que China está dispuesta a trabajar con los socios de los BRICS para perseguir la visión de una comunidad con un futuro común para la humanidad, fortaleciendo la asociación estratégica y profundizando la cooperación en todos los ámbitos; y de igual forma ha sugerido cómo los miembros de los BRICS deben hacer frente a los desafíos comunes con un sentido compartido de misión, forjando un futuro más brillante con un propósito común y recorriendo juntos el camino de la modernización (Xi Jinping, 2023).

Con respecto a su relación con la Agenda 2030, el Ministro de Relaciones Exteriores de China Wang Yi, en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible celebrado el 24 de septiembre de 2019 bajo el auspicio de la Asamblea General de la Naciones Unidas, expresó que esta Agenda representa el sueño de un futuro mejor para el mundo, y en este sentido, tiene mucho en común con la propuesta china; y reafirmó que su país trabajaría incansablemente con el resto de la comunidad internacional para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible y así brindar un mejor futuro para todos (Urgellés, 2024).

La energía de las Iniciativas

Para construir un nuevo tipo de relaciones internacionales, e implementar de manera práctica el concepto de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad, China también ha propuesto desarrollar varias iniciativas globales que suponen, cada una de ellas, extensiones de la idea original: a. La Iniciativa para el Desarrollo Global (IDG); b. La Iniciativa para la Seguridad Global (ISG); c. La Iniciativa para la Civilización Global (ICG).

Como parte de ese proceso, también ha impulsado la creación del Banco de Desarrollo con sede en Shanghái; promueve la ampliación de la cooperación de la Franja y la Ruta de Alta Calidad, en aras de fomentar los intereses comunes de todos los pueblos; y agiliza la implementación de ideas innovadoras como la Comunidad Global de Salud para la Humanidad (CGSH) y la Comunidad Marítima de Futuro Compartido (CMFC), un concepto de desarrollo marítimo surgido como una extensión para los océanos de la idea de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad.

El presidente Xi Jinping ha declarado que en un futuro cercano estas iniciativas innovadoras, tanto en los ámbitos bilaterales como multilaterales, permitirán a la humanidad alcanzar logros históricos, expandiéndose desde lo regional a lo global, desde el desarrollo hasta la seguridad, y desde la cooperación hasta la gobernanza (Xi Jinping, 2024).

Dos claves políticas

Dos claves para entender políticamente la idea de Comunidad de Futuro Compartido son, entre otras: a. abogar porque los países, sean grandes o pequeños, fuertes o débiles, pobres o ricos, se consideren verdaderamente miembros igualitarios de la comunidad internacional y compartan los intereses, los derechos y las responsabilidades en los asuntos internacionales; b. defender que las relaciones internacionales dependan, hacia el futuro, de comportamientos responsables, prosperidad común y normas básicas de coexistencia pacífica entre los diversos países en materia de política, seguridad, economía y diplomacia, de modo que estos comportamientos les sirvan como un código de conducta que establezca formas adecuadas de relacionamiento, más allá de sus diferentes sistemas sociales e ideologías, historia y cultura, religión y creencias, así como de su tamaño o nivel de desarrollo, superando conceptos estrechos y obsoletos y una mentalidad antagónica y confrontativa (Xi Jinping, 2024).

En ese sentido, las relaciones entre Cuba y China son un ejemplo del tipo de vínculos políticos bilaterales que promueve la propuesta universal de Comunidad Global de Futuro Compartido.

La construcción de una Comunidad de Futuro Compartido Cuba-China

Cuba fue el primer país de Latinoamérica en respaldar este proyecto refrendado en la Declaración Conjunta formulada entre la República de Cuba y la República Popular China sobre la Profundización de las Relaciones Binacionales en la Nueva Era, suscrita en noviembre del 2022, entre el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez y el Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y Presidente de la República Popular China Xi Jinping.

En esa ocasión ambas naciones acordaron: fomentar la cooperación en todas las esferas y a todas las instancias; poner en pleno juego los diversos mecanismos de cooperación; y continuar profundizando las especiales relaciones de amistad y solidaridad entre Cuba y China en la Nueva Era, a fin de materializar la construcción de la Comunidad de Futuro Compartido Cuba-China en el proceso de impulso de la construcción de la Comunidad de Futuro Compartido de la Humanidad (Minrex, 2024).

Como parte de esta declaración, China también ratificó su firme apoyo a la justa lucha del pueblo cubano por salvaguardar su soberanía nacional en contra de la injerencia externa y el férreo bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba que desde hace más de medio siglo viola gravemente los derechos a la vida y al desarrollo del pueblo cubano, y apoya la necesidad de poner fin al mismo. A la vez denuncia que imponer arbitrariamente sanciones unilaterales, cortar la asistencia al desarrollo y congelar los activos legítimos de otros países por parte de unos pocos países, son acciones erróneas y deben ser corregidas (Minrex, 2024).

Lo anterior demuestra que el pensamiento de las actuales potencias emergentes se opone categóricamente al colonialismo, al imperialismo y al hegemonismo, y rechaza el viejo orden mundial basado en el belicismo y el atropello de los fuertes a los débiles, impulsando un nuevo orden internacional más justo, inclusivo, prudente y responsable.

CONCLUSIONES

En el presente artículo, por razones obvias, solo se muestran algunos resultados parciales de una primera fase de investigación sobre la propuesta china de Comunidad Global de Futuro Compartido para Humanidad. Como consecuencia, se han identificado nueve dimensiones y cinco variables básicas de investigación que se corresponden con los Cinco Pilares básicos de la propuesta, y se conceptualizó un marco temporal para su estudio. En el apartado Factor Político se realizó un lienzo de las condiciones políticas actuales donde se desarrolla la propuesta, sus límites, desafíos, amenazas y oportunidades, y posteriormente se sugirieron algunas claves para interpretarla y (re) construirla adecuadamente, así como se expuso su articulación con otros movimientos y proyectos de futuro que hoy se desarrollan en el mundo. Asimismo se identificaron algunos componentes políticos de las relaciones entre Cuba y China, como ejemplo del tipo de vínculos políticos bilaterales que promueve la propuesta universal de Comunidad Global de Futuro Compartido para la Humanidad. Puede afirmarse que en esta aproximación a los conceptos y procesos seleccionados sobre la variable Pilar Político, se validó la hipótesis propuesta al demostrar como estos, más allá de los límites y desafíos mencionados, aportan los componentes esenciales necesarios para la gestación de un orden mundial de nuevo tipo capaz de reconfigurar las relaciones internacionales vigentes y garantizar la supervivencia humana.

NOTAS

(1) En el informe al XVIII Congreso Nacional del PCCh se establece el Plan Integrado de las Cinco Esferas que muestra la principal estrategia para construir el socialismo con características chinas. Las Cinco Esferas son idénticas a los Cinco Pilares de la CGFC, y cada uno de sus aspectos encuentra su contrapartida en políticas internas de China.

(2) Tiānxià es el antiguo término chino para un concepto histórico-cultural, de naturaleza no excluyente, que designaba una cosmovisión dirigida concéntricamente hacia el exterior, hacia el llamado mundo geográfico total, y que posteriormente amplió su significado relacionándose con la idea de civilización y de tolerancia entre las diversidades del mundo, presuponiendo la inclusión de todas ellas y su dependencia recíproca y armoniosa, mientras eran gobernadas por medio de una paz duradera. (Zhao Suisheng, 2023).

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CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionados con el artículo.

AGRADECIMIENTOS

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FINANCIACIÓN

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PREPRINT

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DERECHOS DE AUTOR

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