Cuba y el Movimiento de Países No Alineados: apoyo al proceso de liberación nacional e independencia de los países africanos. Entrevista al Embajador Abelardo Moreno Fernández
Cuba and the Non-Aligned Movement: support for the process of national
liberation and independence of African countries. Interview with Ambassador Abelardo Moreno Fernández
M. Sc. Lohania Josefina Aruca Alonso
Licenciada en Historia, Especialista en Urbanismo y Máster en Estudios de América Latina, el Caribe y Cuba. Historiadora, profesora, investigadora, escritora y periodista en prensa impresa y digital. Graduada de Diplomacia en la primera Escuela del Servicio Exterior Manuel Bisbé Alberni del MINREX. Funcionaria del MINREX (1962-1973). Miembro de la Cátedra honorífica “Raúl Roa García” del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) e integrante de su Junta Directiva. Es miembro de la Unión de Historiadores de Cuba y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
lohaniajosefina.aa@gmail.com 0009-0008-2574-1602
Cómo citar (APA, séptima edición): Aruca Alonso, L. J. (2025). Cuba y el Movimiento de Países No Alineados: apoyo al proceso de liberación nacional e independencia de los países africanos. Entrevista al Embajador Abelardo Moreno Fernández. Política internacional, VII (Nro. 1), 191-198. https://doi.org/10.5281/zenodo.14473260
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.14473260
Recibido: 19 de mayo de 2024
Aprobado: 30 de agosto de 2024
publicado: 7 de enero de 2025
RESUMEN La entrevista contiene una síntesis de la participación de Cuba en el Movimiento de Países No Alineados, desde su fundación en 1961, relativa a los intereses y posiciones políticas coordinadas entre ambos actores para el apoyo material y moral a la lucha de liberación nacional y defensa de la independencia de los países africanos en la segunda mitad del siglo XX. Posee un alto valor testimonial y analítico, debido al notable conocimiento del entrevistado acerca del tema examinado.
Palabras clave: Cuba política exterior revolucionaria; Historia de África siglo XX; independencia nacional en África siglo XX; Cuba apoyo a luchas de liberación nacional e independencia en África; MNOAL historia siglo XX.
ABSTRACT The interview contains a synthesis of Cuba's participation in the Non-Aligned Movement, since its foundation in 1961, regarding the interests and political positions coordinated between both actors for the material and moral support to the struggle for national liberation and defense of the independence of African countries in the second half of the 20th century. independence of African countries in the second half of the 20th century. It has a high testimonial and analytical value, due to the remarkable knowledge of the interviewee about the subject examined.
Keywords: Cuba revolutionary foreign policy; African history 20th century; national independence in Africa 20th century; Cuba support to national liberation and independence struggles in Africa; NAM history. 20th century.
Presentación del tema y del entrevistado
La guerra irregular en las montañas y la lucha clandestina en las ciudades de Cuba, donde estas se libraron, tuvieron la condición política de luchas por la liberación nacional, contra el colonialismo, neocolonialismo y el antimperialismo de los Estados Unidos de América -íntimamente presente, por su apoyo de todo tipo, a la dictadura de Fulgencio Batista Zaldivar. Esos rasgos del combate revolucionario, caracterizaron su pensamiento y acciones desde 1953 hasta el 1ro. de enero de 1959. Por tanto, la construcción política del Movimiento de los Países No Alineados no le fue ajena a la dirección revolucionaria cubana, muy al contrario, fue seguida con gran interés y apoyada totalmente cuando con la victoria militar imbatible sus líderes y combatientes tomaron el poder. Cuba participó directamente, ya como Estado Nación independiente y soberano en la fundación del MNOAL, en 1961, siendo el único país de América Latina y el Caribe comprometido y miembro pleno del Movimiento, desde entonces. Tal situación, constituyó, evidentemente, una expresión revolucionaria de la política exterior cubana y de sus relaciones internacionales, tanto en su definición conceptual, como en la práctica, mediante el establecimiento de relaciones diplomáticas con países de Asia, África y Oceanía no reconocidos con anterioridad (inclusive, fue creada una Dirección del MINREX con esa denominación). De esta tal manera, en Cuba ha existido una identificación natural, sostenida por más de seis décadas, en el tema esencial del MNOAL: las luchas anticolonialistas, antineocolonialistas, antirracistas y antimperialista, por la independencia nacional y la unidad del Tercer Mundo. No podemos olvidar que las luchas independentistas y por una profunda transformación social (antiesclavista), en Hispanoamérica y el Caribe se iniciaron a fines del siglo XVIII con la Revolución de Saint Domingue (1791-1803) contra la metrópoli francesa; su victoria aportó la fundación de la República Haití el 1ro. de enero de 1804, primera república negra del mundo.
En la entrevista se analiza la posición cubana en el seno del Movimiento de los No Alineados, su trayectoria histórica, salpicada con definiciones, discrepancias, consensos y la sabia actuación al frente de su presidencia, en La Habana, en dos ocasiones: VI Conferencia, 1979, del Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y, XIV Conferencia, 2006, del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de la República en ese momento. En ambos casos, con una visión estratégica de largo alcance, para hacer del MNOAL un frente de la batalla diplomática revolucionaria, que respondiera a los principios políticos y éticos tercermundistas, en favor de la unidad y de la paz de los países del Sur.
Abelardo Moreno Fernández (La Habana, 1944), es uno de los diplomáticos revolucionarios de mayor experiencia y conocimiento de la política exterior cubana e internacional. Ha sido distinguido como fundador del MINREX, arribó a este organismo en 1961, contando solamente con 17 años. Se ha desempeñado como Embajador en la ONU y otras misiones importantes, revelando sus cualidades de excepcional negociador; fue viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba (agosto 2000-enero 2019). Actualmente es Asesor del Ministro de Relaciones Exteriores. Su carrera en el servicio interno, igualmente, abarca un largo y meritorio recorrido, en el cual se distingue la constante superación profesional y las actividades científico docentes realizadas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y otras instituciones estatales de alto nivel gubernamental; ha realizado numerosas publicaciones especializadas en revistas científicas, todo lo cual avala ampliamente las opiniones que nos transmite en esta entrevista. Ricardo Alarcón de Quesada, quien fuera Embajador, viceministro y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba valoró muy elogiosamente a Moreno, señalando que:
Desde el principio de la década de 1970 se especializó en asuntos relativos al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), en cuyas conferencias cumbres y reuniones ministeriales participó de forma sistemática desde 1973. Tuvo así la oportunidad de apoyar al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, primero, al general de Ejército Raúl Castro Ruz, más adelante, y al presidente Miguel Díaz-Canel más recientemente.
En el Movimiento, presidió durante años las comisiones políticas de cumbres y ministeriales, en cuyo contexto creó metodologías de negociación que todavía se emplean no solo en MNOAL, sino también en otras instancias internacionales. (Moreno: 2020; X).
Este diplomático es autor de dos libros cardinales: La negociación internacional. Arte y ciencia del proceso negociador; y de una Historia del Movimiento de los No Alineados.
Lohania Josefina Aruca Alonso
La Habana, 12 de abril de 2024.
Entrevista
LAA: Me interesa que usted, como un alto funcionario, fundador del MINREX, nos resuma los aspectos más importantes de su obra como diplomático cubano revolucionario. Entre ellos, de sus vínculos con la creación y el desarrollo del Movimiento de los Países No Alineados.
AMF: Habiendo laborado en multitud de aristas de la política exterior cubana, que abarcan desde el Consejo de Seguridad y los temas de la Asamblea General de la ONU, la CELAC, los derechos humanos, el desarme, la descolonización y muchos otros, me resulta difícil, por no decir imposible, referirme a los asuntos en los que he estado involucrado tras más de 60 años de vida diplomática. Por tanto, me concentraré en el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) que, según infiero de tu pregunta, es tu prioridad, aunque haré breves referencias a otros aspectos de interés.
He estado vinculado con el Movimiento durante más de 50 años. Primero, en lo atinente a su actividad económica y del desarrollo y, a partir de la Novena cumbre, en Belgrado, en 1989, a la problemática política. Además de participar en todas las cumbres y ministeriales durante ese periodo, he tenido el privilegio de presidir la Comisión Política de dichas reuniones en numerosas ocasiones, lo que no solo me ha ayudado a conocer al MNOAL a profundidad y en sus interioridades, sino también a promover la política exterior de la Revolución Cubana y alcanzar sus objetivos.
Durante todos esos años, me he concentrado sobre todo en la negociación de los resultados de las reuniones del Movimiento, tarea que fue particularmente compleja desde la Cuarta cumbre, como veremos más adelante, cuando ya el MNOAL definió con más claridad su vocación antimperialista y, por consiguiente, se acentuaron las contradicciones con los países de derecha y el imperialismo. De particular importancia en mi participación fue el permanente apoyo a la causa palestina, sobre todo cuando el Movimiento logró el reconocimiento internacional a su posición que equiparaba al sionismo con el racismo, y la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y en pro de la independencia de Namibia. La solidaridad con el pueblo saharaui; la condena al imperialismo en todas sus dimensiones, con un énfasis particular en sus acciones en la América Latina y el Caribe; la solidaridad con los pueblos indochinos; el reconocimiento del estatus colonial de Puerto Rico y demandar su independencia; y el apoyo al proceso revolucionario cubano, fueron parte integrante y primordial de nuestras batallas de aquellos primeros años, como también lo fueron la lucha por el establecimiento del Nuevo Orden Económico Internacional, cuya concepción surgió, precisamente, del MNOAL y el apoyo a la campaña desatada por el compañero Fidel en materia de deuda externa.
Como es natural, los acontecimientos de inicios de la década de 1990 con la desaparición del socialismo europeo y el desmembramiento de la URSS, tuvieron un impacto sobre el Movimiento que, a partir de entonces, tuvo que enfrentar ataques que amenazaban su supervivencia. Para que el MNOAL sobreviviera fue necesario en muchos aspectos trabajar por modificar sus formas de proceder, aunque sin lacerar su esencia antimperialista y anticolonialista. Tuve, también, activa participación en las medidas que fue necesario tomar para la revitalización del MNOAL, que desembocaron en la decimocuarta Cumbre efectuada en La Habana en 2006 y la segunda presidencia cubana, desde ese año hasta 2009.
A vuelo de pájaro, estos fueron algunas de las principales direcciones en las que laboré durante muchos años en el seno del MNOAL, aunque también, resalto la actividad desplegada para la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a la que dedique esfuerzos sostenidos ya en las décadas de 2000 y 2010, y que fue un resultado claro de la nueva correlación de fuerzas que había surgido en nuestra región con la existencia de una mayoría de gobiernos populares y progresistas.
Creo que parte importante de mi formación también estuvo dictada por haber participado activamente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante los años 1990 y 1991, en que Cuba fue parte de dicho órgano, y que resultó un periodo particularmente complejo con la modificación de la correlación internacional de fuerzas y la primera crisis y guerra del Golfo, además de otros hechos de singular importancia.
En ese proceso me parece que adquirí una mayor conciencia sobre la importancia del multilateralismo, básicamente de los trabajos de las Naciones Unidas, aunque también de sus grandes limitaciones, impuestas sobre todo por el papel del Consejo de Seguridad, en ese momento guiando en lo esencial por Estados Unidos en ese mundo unipolar que se estaba configurando luego de la conclusión de la confrontación Este-Oeste. Fueron particularmente aleccionadores los intentos del imperialismo de establecer un “nuevo orden mundial” bajo su égida, incluso centrados en el nuevo papel que, a su juicio, debían asumir las Naciones Unidas como una suerte de “directorio mundial” con Washington a la cabeza.
A todo lo anterior se unió el trabajo permanente relacionado con la lucha cubana contra el bloqueo en el marco de la ONU y el enfrentamiento a los intentos de condenar a nuestro país en la Comisión de Derechos Humanos (CDH), que estuvieron presentes desde la década de 1980 hasta la desaparición de dicho órgano en 2006.
Creo que para no hacer demasiado larga esta entrevista, basta con lo ya dicho que, me parece, te da una idea de las complejidades presentes en los periodos en que he tenido el privilegio de representar a Cuba en los más diversos escenarios.
LAA: Cuba es miembro del MNOAL desde 1961 ¿cuáles han sido sus intereses nacionales más descollantes dentro del Movimiento?
AMF: Me parece que, ante todo, debemos tipificar al Movimiento. Su surgimiento en 1961 respondió, en gran medida, al proceso descolonizador de la postguerra, que trajo a decenas de nuevos países a la palestra internacional, con nuevos intereses, nuevas preocupaciones y nuevas perspectivas. Ya habían surgido movimientos en África y Asia que desde principios del siglo XX abogaban no solo por la descolonización, sino también por una mayor unidad y acción conjunta de los países y territorios que se fueran liberando.
Precisamente, desde que en 1955 se efectuó la Conferencia Afroasiática de Bandung, el precedente más directo del Movimiento de Países No Alineados, y se aprobaron sus diez principios, se vio con claridad que incluso con las complejidades del mundo de la época, era posible reunirse y debatir asuntos comunes, incluso desde posiciones diversas.
Así, a pesar de las dudas de algunos sobre la continuación de reuniones al máximo nivel y la preocupación de que paulatinamente devinieran una agrupación que los obligara a renunciar a posiciones nacionales en favor de las colectivas, se efectuaron la primera y segunda cumbres de países no alineados en Belgrado y el Cairo, respectivamente, pero siempre con un carácter ad hoc.
No fue hasta 1970, cuando se convocó la tercera cumbre en Lusaka, Zambia, que fructificó seriamente la idea de crear un grupo institucionalizado de países del Sur. En otras palabras, fue en esta cumbre cuando realmente surgió el Movimiento, ya con estructuras y maneras de proceder bien definidas.
Ahora bien, fue solo en la Cuarta cumbre, efectuada en Argel en 1973, que tuve mi primera experiencia en el Movimiento, en que la participación del Comandante en Jefe Fidel Castro consolidó el rumbo antimperialista de sus acciones, lo cual se enfrentó a una derecha organizada y agresiva, que no solo pretendía privar al MNOAL de sus pronunciamientos anticolonialistas, antimperialistas y antineocolonialistas, sino, también, convertirlo en un ente amorfo que, por demás, asumiera una “tercera posición” entre el socialismo y el capitalismo, y se transformara en un vocero de la propaganda antisoviética que afloraba desde varias direcciones.
Ya desde 1961, Yugoslavia había avanzado en esa dirección, introduciendo conceptos como “la equidistancia entre los bloques” que se enmascaró inicialmente como el distanciamiento de los países “no comprometidos”, forma en que Belgrado denominaba a la agrupación en ciernes, de la OTAN y el sistema de alianzas impuesto por el imperialismo, y el Tratado de Varsovia, mecanismo militar defensivo de los países socialistas. Pero, antes de llegar a Argel, dicha concepción se había modificado acorde con los intereses yugoslavos y se interpretaba como la conducción del Movimiento hacia una ideología propia, equidistante del socialismo y el capitalismo, idea que en primera instancia fue atractiva para algunos de los países no alineados más vinculados con Estados Unidos y Europa, y luego en cierta medida para Washington, que se declaraba dispuesto a aceptar que se le criticara en los cónclaves no alineados, siempre que también se criticara en igual medida a la URSS.
Incluso, la derecha no alineada, y Yugoslavia en particular, llegaron a abrazar las tesis de Kissinger y Brzezinsky y postular que todas las guerras en los países del Sur eran el resultado de la confrontación entre las grandes potencias y que los movimientos de liberación no eran más que intentos soviéticos de consolidar su presencia en los países del Sur.
Cuba, por el contrario, vio desde el inicio al Movimiento de Países No Alineados como una vía para avanzar en la lucha contra el imperialismo y por la defensa de la paz mundial y de las causas más justas, sobre todo en el Sur del planeta.
Claro, hay que establecer las diferencias que existen entre los diversos momentos o etapas de nuestra participación. El hecho de que nuestro país, desde el mismo triunfo de la Revolución, haya manifestado su solidaridad con los pueblos de África, Asia y la América Latina, dejaba ya claro que Cuba no podía dejar de participar en un movimiento que, según se vio desde su precedente en la Conferencia Afroasiática de Bandung en 1955, con la participación de Nehru, Nasser, Sukarno y Nkrumah, adalides del movimiento anticolonial de la época, debía dedicarse a concertar las posiciones de los países del Sur y a fomentar su unidad. Además, los permanentes intentos de Estados Unidos de aislar a la Revolución triunfante dictaban que era preciso buscar mayores horizontes, sobre todo en aquellas partes del mundo en que la solidaridad debía ser más militante y donde se podrían abrir paso nuestras ideas y concepciones. Ya el recorrido que el Comandante Ernesto “Che” Guevara había realizado por numerosos países subdesarrollados y el establecimiento por Cuba de relaciones diplomáticas con muchos de ellos, era una idea clara de por dónde debíamos encaminarnos.
Por tanto, nuestro país inició su participación en lo que posteriormente sería el Movimiento de Países No Alineados, en las reuniones preparatorias que se realizaron en el Cairo para la Cumbre de Belgrado en 1961. Ahora bien, desde el inicio, hubo aspectos que nos llamaron la atención y aconsejaron cautela, sobre todo -como hemos dicho con anterioridad- la tendencia a considerar que lo que allí se concebía era en la práctica un cónclave de “países no comprometidos”, concepción que ya parecía equívoca desde aquel momento tan temprano, y a la que ya desde entonces le salieron al paso el presidente Osvaldo Dorticós Torrado y el Canciller de la Dignidad Raúl Roa García, dejando claro que Cuba sí era un país comprometido con su pueblo y otros pueblos del mundo, con la paz mundial y con la lucha contra el imperialismo.
De ahí que la participación cubana en aquellos primeros años, aunque muy activa, fuera también exploratoria. Fíjate que es solo en 1973, en Argel, doce años después de la Primera cumbre, que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz participa en una reunión de este tipo, momento en que, como vimos, aunque ya desde la Cumbre de Lusaka en 1970 estaba creado el Movimiento, también se habían abierto paso con más fuerza las ideas “terceristas”.
Estaba claro que, en ese momento, quien único podía reencarrilar ese Movimiento que nacía era Fidel Castro, lo que hizo con creces, a pesar de las tensiones y confrontaciones que primaron a inicios de la conferencia, cuando algunos, desde posiciones supuestamente “revolucionarias” trataron de modificar radicalmente el sentido del MNOAL.
Yendo directamente al sentido de tu pregunta, me parece que los intereses fundamentales globales de Cuba en el Movimiento se han centrado en la preservación de su carácter anticolonialista, antimperialista y antineocolonialista y, en ese contexto, tratar de preservar la unidad al máximo posible.
Ahora bien, también hemos tenido intereses muy particulares, que los podemos dividir en dos tipos. En primer lugar, aquellos en que las posiciones cubanas y las de la generalidad del MNOAL coincidían como, por ejemplo, la lucha contra el apartheid, la solidaridad con Palestina y la defensa del multilateralismo; en segundo término, aquellos aspectos que eran, básicamente, de interés de Cuba, pero en los que obtuvo la solidaridad de los países no alineados. Ejemplo claro fueron el caso colonial de Puerto Rico, la condena al régimen de Pinochet en Chile y el rechazo a las acciones de Estados Unidos en Centroamérica.
No obstante, esto no ha significado que en muchos casos el cumplimiento de nuestros objetivos no hubiera sido muy complejo. Ejemplo elocuente de ello fue la situación en Palestina, pues a pesar de que en ningún momento ha habido dudas en el MNOAL sobre la necesidad de poner fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos y árabes y de crear un Estado palestino con Jerusalén oriental como su capital, ha habido periodos en que las divisiones en el mundo árabe, sobre todo ante los Acuerdos de Camp David, primero, el conflicto Irak-Irán, después y, más tarde, la primera crisis del Golfo, e incluso las discrepancias entre los propios movimientos palestinos y en el marco de la OLP, lo han hecho más difícil. Todo ello se complicó aún más por las acciones del imperialismo, muchas veces con carácter oportunista, creando concepciones como el Plan Reagan para Palestina o los trabajos del denominado “Cuarteto”.
Del mismo modo, el tema de Centroamérica tuvo momentos complicados, sobre todo por la existencia de gobiernos derechistas en nuestra región que trataron de impedir que el imperialismo fuera condenado por su nombre por sus agresiones contra Nicaragua y por su apoyo a los regímenes represivos en esa región. Incluso, la inserción en los documentos no alineados del caso colonial de Puerto Rico tuvo momentos de imprecisión en que a Cuba le fue necesario emplearse a fondo. Si analizamos los documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, observamos que el asunto en el que Washington centraba sus gestiones con países no alineados era, precisamente Puerto Rico, y no solo con países de nuestra región, sino también de África y Asia. Hubo matices muy interesantes, el principal de los cuales fue el intento, en varias ocasiones, de cambiar de lugar la cuestión puertorriqueña en los documentos a aprobar, e incluirla en la sección de la América Latina, calificándola como un conflicto regional, y no en la referida a la descolonización, con lo cual quedaba claro que Puerto Rico era un caso colonial.
Garantizar la solidaridad con Cuba ha sido un objetivo permanente y siempre cumplido. Incluso, en los periodos más recientes, en que se ha desarrollado la “alergia” a mencionar a Estados Unidos por su nombre, en los párrafos sobre Cuba sigue figurando, tanto en lo referido al bloqueo como a la base naval estadounidense en Guantánamo.
Mención también merece la permanente condena del Movimiento, sobre todo en años recientes, a las medidas coercitivas unilaterales. En otras palabras, además del apoyo directo a Cuba, también se han tipificado aquellas acciones que inciden de manera determinante en la política del imperialismo contra nuestro país.
LAA: La política exterior de Cuba revolucionaria tiene como algunos de sus fundamentos más sólidos el antimperialismo, anticolonialismo, antineocolonialismo y el internacionalismo. ¿Qué apoyo obtuvo Cuba de este Movimiento en sus contribuciones a las luchas por la liberación nacional y la independencia de los países africanos en el siglo XX?
AMF: Aunque me parece que en general tu pregunta está contestada, puntualizo. La lucha para la erradicación del apartheid y en favor de la independencia de Namibia fue el caso más evidente de la coincidencia de las posiciones cubanas y las de la generalidad de los integrantes del Movimiento. Sin embargo, hubo matices en lo referido a la contribución internacionalista cubana a la independencia de Angola y para enfrentar la agresión externa, lo que provocó enconadas discusiones entre nuestro país y las fuerzas progresistas, de una parte, y la derecha no alineada de otra. Si analizamos la prensa de la época vemos como las posiciones de esa derecha se vinculaban de manera estrecha con los intereses del imperialismo. Incluso, hubo países que trataron de condicionar el apoyo a nuestras acciones internacionalistas con un apoyo cubano a posturas de su interés, inaceptables para Cuba, con lo que, en la práctica, trataban de anular nuestras posturas más revolucionarias.
Incluso hubo intentos de algunos de tratar de presentar nuestras acciones en África, en Angola, Etiopía y otras partes, como una extensión de las posturas soviéticas, lo que no prosperó.
LAA: ¿Cuáles son las contribuciones de Cuba al movimiento de descolonización mundial que, en su opinión, resultan aportes a la seguridad mundial?
AMF: Sin lugar a dudas, todas. La descolonización es parte indisoluble de la seguridad mundial y, por tanto, cualquier contribución que se haga realidad es un aporte significativo. Ahora bien, no dudo de que pueda primar la opinión de que hay casos que constituyen una contribución más importante que otros, como son los relacionados con Sudáfrica, Angola y, en cierta medida, Etiopía. Es cierto que dichos procesos fueron hitos en los cuales la participación cubana fue determinante, pero, a mi juicio, no podemos ver la descolonización simplemente como una suma de procesos aislados. Debemos verla como un todo, como parte significativa de la historia de la humanidad. Es ese, precisamente, uno de los méritos del MNOAL, pues desde el inicio definió su vocación anticolonialista, sin preferencias ni distingos.
En el ejercicio de esa vocación, Cuba desempeñó un papel decisivo, no solo en África, sino en otros lugares del mundo. El ejemplo de la lucha cubana por incluir el caso colonial de Puerto Rico en los trabajos del Movimiento es un claro ejemplo de ello, a pesar de que en algunos momentos fue necesario vencer desafíos importantes ante las permanentes gestiones de Estados Unidos para impedir su inclusión, como ya hemos apuntado.
Ahora bien, y finalmente, aunque es cierto que los aportes de Cuba al trabajo anticolonial del Movimiento de Países No Alineados fueron de suma importancia, no debemos confundirnos: la independencia de los territorios coloniales, sobre todo en África, no fue el resultado de los trabajos del MNOAL, ni de los pronunciamientos en las Naciones Unidas, ni de la existencia y operatividad del Comité de los 24, ni de las actividades, por ejemplo, del Centro Antiapartheid de la ONU, entre otros. Si bien esos esfuerzos ayudaron a crear una conciencia internacional descolonizadora, los verdaderos artífices de los éxitos alcanzados en la lucha anticolonial fueron los pueblos de dichas naciones y territorios y aquellos que, como la Revolución Cubana, dieron su sangre para alcanzar ese loable objetivo.
RERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Moreno Fernández, Abelardo: La negociación Internacional. Arte y ciencia del proceso negociador, 2020, MINREX, Ruth Casa Editorial. (“A propósito de este libro” `por Ricardo Alarcón de Quesada, pp. IX-XIV)
___________________: Historia del Movimiento de los No Alineados, 2024, Ediciones Política Internacional del ISRI, tomos 1 al 5.
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