La sinergia entre economía y medio ambiente en China mediante la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible

Synergy between economy and environment in China through the achievement of sustainable development goals

M. Sc. Rachel Lorenzo Llanes

Máster en Relaciones Internacionales. Licenciada en Filosofía. Profesora y metodóloga del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", La Habana, Cuba rachel.lorenzo0996@gmail.com 0000-0001-8371-1745

Cómo citar: Lorenzo Llanes, R. (2024). La sinergia entre economía y medio ambiente en China mediante la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Política internacional, VI(Nro. 4), 298-309. https://doi.org/10.5281/zenodo.13857221

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13857221

 

Recibido: 12 de julio de 2024

Aprobado: 15 de agosto de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

RESUMEN El presente artículo analiza el proceso de transformación socioeconómica acontecido en la República Popular China en el período 2018-2023 bajo el enfoque transformador del Desarrollo Sostenible, el cual conjuga el crecimiento económico con la construcción de una civilización ecológica, centrándose en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1, 8, 12 y 13. En la actualidad, la República Popular China es uno de los países líderes a nivel global en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ello, unido a una gestión de gobierno estratégica, ha contribuido al reposicionamiento de este país en el tablero geopolítico internacional. En tal sentido, la dirección del país trabaja intensamente en avanzar hacia la modernización socioeconómica de la nación como condición al centenario de la fundación de la Nueva China, a celebrarse en 2049. En dicha gestión, se combinan el crecimiento económico y la agenda ambiental; haciéndose corresponder a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y logrando una sinergia dialéctica entre el componente socioeconómico y medioambiental.

Palabras claves: China, Objetivos de Desarrollo Sostenible, Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, dialéctica, economía, medio ambiente

 

 

ABSTRACT Currently, the People's Republic of China is one of the leading countries globally in the implementation of the Sustainable Development Goals. This, together with strategic governance, has contributed to the repositioning of this country on the international geopolitical chessboard. In this regard, the country's leadership is working hard to advance the socioeconomic modernization of the nation as a condition for the centennial of the founding of the New China, to be celebrated in 2049. In such management, economic growth and the environmental agenda are combined, corresponding to the 2030 Agenda for Sustainable Development and achieving a dialectic synergy between the socioeconomic and environmental components.

Keywords: China, Sustainable Development Goals, Agenda 2030 for Sustainable Development, dialectics, economics, environment

 

 

INTRODUCCIÓN

En la actualidad China lidera varios sectores del desarrollo en el sistema internacional. Como resultado, se ha convertido en las últimas décadas en el centro económico mundial más dinámico, contribuyendo a la reconfiguración de fuerzas internacionales. Ello ha sido posible en virtud a una gestión de gobierno orientada a la modernización y el crecimiento económico sostenible.

En este sentido, vale hacer notar que, fundamentalmente desde 2012 bajo el liderazgo de Xi Jinping, se sostiene el sueño de la revitalización de la nación china, por lo que se ha trabajado intensamente en avanzar hacia la modernización socioeconómica como condición al centenario de la fundación de la Nueva China, a celebrarse en 2049.

Además, este país constituye en la actualidad un actor clave en el avance de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), logrando en este contexto metas ambiciosas para hacer frente a desafíos globales, como la erradicación de la pobreza y la protección ambiental. En virtud de ello, su emergencia como potencia mundial constituye un ejemplo de cómo el Desarrollo Sostenible puede influir en la transición hacia un nuevo orden internacional más equilibrado, equitativo y sostenible en el actual tablero geopolítico internacional.

Atendiendo a dichos elementos, el presente artículo tiene como objetivo analizar el proceso de transformación socioeconómica acontecido en la República Popular China en el período 2018-2023 bajo el enfoque transformador del Desarrollo Sostenible, el cual conjuga el crecimiento económico con la construcción de una civilización ecológica. Para este análisis el trabajo se centra fundamentalmente en los ODS 1, 8, 12 y 13, en lo referente a la reducción y erradicación de pobreza; la promoción del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible mediante una producción y consumo responsables, así como la ejecución acciones por el clima; en tanto estos cuatro objetivos muestran la interrelación dialéctica existente entre los componentes socioeconómico, político y medioambiental.

DESARROLLO

El proceso de reforma y transformación socioeconómica como estrategia de desarrollo

Al referir el proceso de trasformación socioeconómica acontecido en la República Popular China, resulta imprescindible resaltar la gestión del actual mandatario Xi Jinping, cuyo proyecto se enmarca en un programa político basado en el modelo socialista con características chinas. El mismo se compone de concepciones marxistas, así como del pensamiento de líderes chinos como Mao Zedong y Deng Xiaoping y se traza como pilares esenciales el desarrollo, la innovación y la modernización tecnológica; haciéndose corresponder con varios de los objetivos de desarrollo sostenible promovidos por la ONU.

Es importante resaltar que la ejecución del proyecto de desarrollo para el avance de la nación china se ha planificado, de manera minuciosa y estratégicamente, en tres etapas fundamentales. Estas se orientan esencialmente hacia el posicionamiento tecnológico de la nación asiática:

1. Igualar o superar para 2025 el nivel de la industria china al resto de potencias desarrolladas en materia tecnológica.

2. Continuar fortaleciendo el liderazgo tecnológico hasta 2035.

3. Posicionamiento definitivo de China como potencia tecnológica líder del Sistema Internacional para 2049 (González, R. 2020).

Además, se debe destacar la noción del destino compartido para el impulso de la nación china, la cual parte del interés en construir una comunidad basada en la diversificación y la cooperación intra e inter regional, promoviendo el multilateralismo en función de la obtención de ganancias colectivas. Esta visión constituye la base de la política exterior asumida por Xi Jinping, así como del modelo socialista con características chinas comprometido con la prosperidad colectiva. Desde esta perspectiva, la construcción de una comunidad de destino o futuro compartido se convierte en una opción estratégica para alcanzar la revitalización de la nación. Ello, mediante la promoción del desarrollo común, el mantenimiento de la paz mundial y favoreciendo el multilateralismo.

Por otro lado, en los últimos años ha quedado demostrada la intención del gobierno y el Partido Comunista Chino por redefinir la modernidad de ese país a partir no solo de sus necesidades objetivas, sino también de las particularidades de su modelo económico. En este sentido, desempeña un rol esencial el proceso de reforma socioeconómica, el proceso de autoperfeccionamiento sobre la base del socialismo con particularidades chinas y la dirección única del Partido.

Pereira (2022) en “China: gobernanza, institucionalidad y Estado de Derecho” sostiene que estos elementos son posibles aportes en la búsqueda de una teoría democrática más amplia, que englobe los conceptos de democracia participativa, legislativa y democracia Partido-Estado. Ello avala por qué el Gigante Asiático, ha “roto” con el paradigma de desarrollo occidentalista, esencialmente vinculado al modelo estadounidense procapitalista-consumista; rechazando, en consecuencia, la hegemonía norteamericana y su liderazgo internacional (Pereira, C M. 2022).

Atendiendo a ello, el modelo económico neoliberal occidental concede un papel relevante al mercado y las ganancias, sustentado en una gestión mediática agresiva que persigue que todas las naciones, en especial aquellas en vías de desarrollo, asuman este paradigma. El modelo chino, por su parte, sostiene una arraigada defensa a la institucionalidad, la armonía, lo colectivo, la legalidad, la legitimidad, el Estado de Derecho y la democracia, en correspondencia con las peculiaridades de esta nación, así como con su tradición político-artística y su trayectoria histórico-cultural, donde se realza el liderazgo chino y la necesidad de recorrer un camino propio para alcanzar un modelo de desarrollo alternativo.

Ello es especialmente relevante, ya que solo mediante dichos pilares es posible lograr los objetivos de estabilidad social y crecimiento económico sostenible, para lo cual se emplea el enfoque de la prosperidad común1 y más recientemente la circulación dual2. En virtud a ello, cualquier tema de análisis y reflexión acerca de China, debe construirse sobre un enfoque conceptual e ideológico que se haga corresponder a sus particularidades, contrapuestas, en gran medida, a las teorías sociopolíticas contemporáneas. Tal como afirma Pereira (2022) en “Las reformas en China y las teorías contemporáneas” al referirse al proceso de reformas y transformación socioeconómica china: “Demasiado reformista y abierta para unos y muy poco liberal y capitalista para otros, la China pos reforma se rehúsa una y otra vez a encajar en los moldes de la Teoría Política tradicional” (Pereira, C M. 2022).

Por su parte, en aras de comprender los orígenes del enfoque transformador chino como estrategia de desarrollo, se debe referir el proceso de revitalización china, iniciado con el triunfo revolucionario el 1 de octubre de 1949 bajo el liderazgo de Mao Zedong. Desde entonces, acontecen un conjunto de trasformaciones y China comienza a alcanzar un auge económico. Fue Deng Xiaoping quien introduce la necesaria y esencial intervinculación entre el componente económico y político-institucional a inicios de la década de 1980, cuyas reformas abrieron un camino de crecimiento para las décadas posteriores. La dinámica de la reforma estuvo impulsada por la modernización en los sectores de la agricultura, industria, ciencia y técnica y defensa, lo que se conoce como proceso de las cuatro modernizaciones. Su objetivo fue lograr la revitalización del Gigante Asiático para la fecha de su centenario en 2049, cuando quedaría fundada la Nueva China.

Algunas pautas esenciales del proceso de reforma han sido:

Sin dudas puede afirmarse que, desde la implementación del modelo de socialismo de mercado o socialismo con características chinas, implementado en China en 1978, el proceso de reforma con su contribución en términos de crecimiento económico, producción de bienes y creación de empleo ha contribuido a sacar de la pobreza a centenares de millones de personas, así como al crecimiento económico y a obtener mayor dinamismo social.

Sin embargo, este auge ha presentado en el curso de su desarrollo, en especial durante sus primeras etapas, también un alto costo ambiental, económico social y de salud, aspecto en el que se ha trabajado intensamente por revertir en la última década, planteándose como uno de sus objetivos de desarrollo convertirse en una civilización ecológica. Para ello se apuesta a las tecnologías limpias, aquellas que en su generación o empleo no generan emisiones contaminantes.

Asimismo, en la actualidad, el proceso de reformas contribuye a la gradual transición hacia un nuevo modelo político y económico en este país, sobre la base de su historia y tradiciones, que, conjugado a la adaptación de las concepciones marxistas a su realidad, ha llegado a realizar aportes al socialismo. Por ello "en las condiciones de China, la reforma se ha convertido en fuerza motriz para conducir el desarrollo estratégico en la construcción de un sistema económico auspiciado por la emancipación y el desarrollo de las fuerzas productivas, conjuntamente con la innovación, la apertura, la coordinación y la ecología” (Pereira, C M. 2022).

Atendiendo a lo anterior, el proceso de transformaciones acontecidas en China debe asumirse dentro de una lógica global para comprender mejor su reposicionamiento geopolítico de una manera más integral, y cómo este proyecto es contrapuesto a la lógica posmoderna del neoliberalismo y de la globalización neoliberal. Esto es, considerando el proceso de reforma bajo el enfoque de la transformación socioeconómica de la nación, como antesala a la implementación de los objetivos de desarrollo sostenible.

Desde esta perspectiva algunos de los logros más relevantes del proceso de transformaciones socioeconómicas son:

Aseguramiento de un fondo de vivienda y un conjunto de seguros como pensión básica, seguro médico básico, seguro de desempleo, seguro por accidentes de trabajo.

Sin dudas todos constituyen evidencia de los logros alcanzados. Además, durante su gobierno, Xi Jinping ha reforzado el liderazgo del Partido Comunista sobre todos los aspectos de la vida en el país y ha afianzado la posición de China como potencia económica y militar mundial. En tal sentido, la implementación de una gestión estratégica que conjuga los objetivos de desarrollo sostenible, a la capacidad de liderazgo de PCCH y modelo del socialismo con particularidades chinas, bajo el principio de la prosperidad común y la circulación dual, han impulsado la nación asiática al punto de reposicionarla en el tableo geopolítico internacional y contribuir a la gestación de un sistema que tiende a la multipolaridad.

Crecimiento económico y civilización ecológica en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en China

Desde el inicio de su mandato, el gobierno de Xi Jinping se ha esforzado por dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que paulatinamente ha conllevado a mejoras perceptibles en la nación. El presente análisis se centrará fundamentalmente en los objetivos 1, 8, 12 y 13, en lo referente a la reducción y erradicación de pobreza; la promoción del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible mediante una producción y consumo responsables, así como la ejecución acciones por el clima; en tanto estos cuatro objetivos muestran la interrelación dialéctica existente entre los componentes socioeconómico, político y medioambiental3.

En el caso de China, esa sinergia o intervinculación dialéctica ha sido conjugada a nociones identitarias de su modelo económico y al proceso de transformaciones socioeconómicas, en una gestión estratégica cuyos resultados la han convertido en una potencia emergente de gran envergadura en el panorama internacional.

Sin dudas, China ha logrado avances significativos en el cumplimiento de los ODS en diferentes áreas, criterio defendido por Huang Runqiu, ministro chino de Ecología y Medio Ambiente. En este sentido, en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, convocado por el Consejo Económico y Social de la ONU en 2024, China se posicionó como el país en desarrollo más grande del mundo y un practicante activo en la implementación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

Como elementos preliminares, puede decirse que, en la última década, China ha destinado millones de dólares a sanidad, educación, vivienda y transferencias directas para quienes más lo necesitaban. Ello ha conllevado a una significativa reducción de la pobreza global respecto a décadas pasadas, habiendo salido de esa categoría cientos de millones de chinos.

Asimismo, mediante la reducción de los índices de pobreza, se ha logrado poner fin a la tasa de pobreza extrema, así como erradicar la pobreza extrema rural. En el periodo comprendido entre 2012 y 2022 aproximadamente 100 millones de chinos han dejado la pobreza extrema: "Hemos completado la ardua tarea de erradicar la pobreza extrema", aseguró mandatario chino, en elogio al Partido Comunista y al sistema socialista como artífices de este importante hito (BBC News Mundo. 2021).

Justamente el reconocimiento de la necesidad de erradicar la pobreza fue una de las principales iniciativas de Xi Jinping. Desde 2015 el Comité Central del Partido se estableció la meta de erradicar la pobreza para 2020, por lo que, a la fecha, este se presenta como uno de los grandes logros de la gestión del mandatario en función de dar cumplimiento a los ODS.

En paralelo al significativo progreso experimentado relativo a la reducción de la pobreza; China ha logrado un conjunto de avances en el cumplimiento de los ODS, tomando medidas para la protección del medio ambiente marino, la conservación de los ecosistemas terrestres, la lucha contra el cambio climático, el uso efectivo de la energía y ha construido el sistema de energía limpia más grande del mundo. Ello evidencia que el país ha incorporado varios de los objetivos de desarrollo sostenible en su diseño general de desarrollo económico y social.

En virtud a ello, este país ha alcanzado posicionarse en el plano internacional como una potencia en emergencia, pasando a considerarse en los últimos años como el país en desarrollo más representativo y la segunda economía más grande del mundo (Linjie, D. 2018). Sin embargo, ello no la exime de ser muy vulnerable a los efectos del cambio climático.

Este país cuenta con una abundante población y consecuentemente un elevado consumo energético, lo cual ocasiona importantes niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. Solo en 2022, sus emisiones fueron de 12.667,428 megatoneladas, aunque es de reconocer que disminuyeron en un 0,39% respecto al año anterior (González, R. 2023). Esto condiciona que la única vía para que China logre un desarrollo sostenible, en el que las variables crecimiento económico y preservación del medio sean compatibles, es mediante una optimización de la estructura energética, la cual aún es alta consumidora de carbono. Por lo que en los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo, transitando paulatinamente hacia el consumo de energías renovables, especialmente mediante el empleo de energía fotovoltaica, así como de tecnologías de bajos niveles de emisión como la nuclear.

Asimismo, existen importantes proyectos asociados a Mecanismos de Desarrollo Limpio relacionados con la inversión en energía eólica e hidráulica. Estos se trazan como objetivos principales: reducir el consumo de carbón como combustible energético y aprovechar la enorme capacidad eólica e hidráulica que posee. Por ello, se han seleccionado para su implementación, zonas geográficas con emisiones de gases de efecto invernadero muy elevadas y áreas industriales emergentes en las que la contaminación es significativa. Ello ha supuesto la introducción de equipos avanzados de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero o la mejora de los equipos existentes; así como la capacitación de los trabajadores locales en la construcción, operativa y mantenimiento de las plantas y los equipos, lo cual, además, ha generado fuentes de empleos y otros beneficios asociados para la población (Linjie, D. 2018).

Por su parte, la estrategia implementada para la “revitalización china” en la que se integran los ODS, se conoce como Metas del Centenario, donde se han conjugado el patrón democrático, la institucionalización de la nación y la modernización como condiciones para garantizar el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. En tal sentido, uno de los hitos más relevantes de los últimos años lo marcó la Quinta Sesión Plenaria del XIX Congreso del PCCH, en octubre de 2020. En ella se enfatizó en la necesidad de impulsar un nuevo modelo de desarrollo, transformando el enfoque de una economía de circulación externa hacia la interna. Es decir, favoreciendo el consumo interno como principal impulso al cumplimiento de los ODS.

Bajo esos principios, se apuesta por el autosostenimiento económico apoyado en el mercado interno, lo que reduce significativamente las vulnerabilidades asociadas a la dependencia a mercados externos. En estrecha relación, se ratifica el compromiso del Estado y el Partido con la lucha contra el cambio climático, teniendo como principales pilares la promoción de industrias limpias, reducción de emisiones de carbono y la inversión en I+D para el desarrollo de tecnologías que promuevan la descarbonización (Ambros, I. 2021).

Uno de los mayores desafíos para lograr estos objetivos es alcanzar un equilibrio en las regiones más atrasadas. Entre las estrategias regionales encaminadas a ello, se encuentra la revitalización del noreste del país y la creación de zonas francas piloto que sirvan como plataformas para conectar el mercado interno regionalmente. Con ese cometido, desde 2019, se pusieron en marcha un conjunto de zonas experimentales en Shandong, Jiangsu, Guangxi, Hebei, Yunnan, Hielongjiang y Lingang de Shanghai, las cuales atrajeron en menos de un año 13.110 millones de RMB de inversión extranjera, representando alrededor de 1 900 millones de dólares (Liu, X. y González G. 2021)

Además, China es uno de los países que más invierte en ciencia y tecnología, apostando a la sostenibilidad con políticas ecológicas. A lo largo del pasado año (2023) la nación asiática invirtió aproximadamente 195 100 millones de yuanes, equivalentes a unos 28 300 millones de dólares estadounidenses, lo que lo ha colocado en una posición de liderazgo internacional en dichas ramas (XINHUANET. 2023). Otros hitos importantes a señalar es el programa Hecho en China y el Plan de Nueva Generación para el Desarrollo de la Inteligencia Artificial; los que constituyen los dos pilares principales de la trasformación económica gestada en este país desde la ciencia y la tecnología.

En el caso de Hecho en China, se encuentra en ejecución desde 2015, con un plazo total de duración de 30 años en función de fortalecer la innovación desde y para la nación china. Su programa se ha previsto desarrollar en tres etapas:

1. Reducir la diferencia tecnológica respecto a países líderes para 2025.

2. Fortalecer la posición tecnológica china para 2035.

3. Liderar la innovación global para 2045. Para ello, se integra la política científica de varias instancias y la industria, incluyendo el sector automotriz, industria farmacéutica, robótica e inteligencia artificial (Garay, A R. 2020).

De este modo se pretende reducir la dependencia tecnológica externa y generar habilidades para el desarrollo local con bajo consumo de energía. Esto refuerza la idea de que el modelo económico chino se construye sobre un basamento que persigue favorecer el consumo interno, la sostenibilidad en el tiempo y una incidencia ecológica positiva. De ahí que la innovación ocupa un lugar central dentro del programa. El mismo ha avanzado como un proceso gradual, cobrando mayor significación desde 2020, planteándose perspectivas para el futuro y objetivos que apuestan por la innovación y el aprendizaje continuo.

En estrecha relación, no puede dejarse de mencionar que la estrategia y políticas socioeconómicas emprendidas durante el gobierno de Xi Jinping se integran en el XIII y XIV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social.

En el caso del XIII Plan, toma como centro la innovación como fuerza motriz a cargo del liderazgo del desarrollo de la nación hasta los estándares deseados. Además, se persigue un desarrollo coordinado y un adecuado empleo de los recursos, unido a la apuesta por un desarrollo verde que ofrezca soluciones a los desafíos ambientales. De este modo es posible impulsar el desarrollo socioeconómico desde una posición de ganar-ganar, donde se equilibre el desarrollo sostenible al crecimiento económico e intereses nacionales, para fortalecer el principio de desarrollo compartido como esencia del modelo socialista con características chinas (Yang, W. 2015).

Ya al finalizar 2020, aun a pesar de los estragos causados por la pandemia de COVID-19, los objetivos del XIII Plan Quinquenal se cumplieron. Entre los logros más destacados se encuentra la erradicación de la pobreza absoluta, logrando una sociedad modestamente acomodada; aumento considerable del PIB y los ingresos per cápita en relación con los registrados una década antes. También, China logró convertirse en país líder en producción de bienes baratos y redujo la dependencia a proveedores extranjeros mediante la inversión en I+D y la formación continua de capacidades.

En marzo de 2021 se aprueba el XIV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social (2021-2025) en la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular. En la misma también se trazaron y aprobaron los Objetivos a Largo Plazo para 2035, bajo la meta principal de modernizar el sistema socialista con características chinas como base para cumplir el sueño de alcanzar la gran revitalización de la nación china para su centenario en 2049.

De forma concreta, los objetivos del nuevo plan se hacen corresponder a los intereses ya abordados de impulsar y continuar avanzando en la modernización nacional, pudiendo resaltar: incrementar la fuerza económica y tecnológica china; implementar la modernización del sistema de gobernanza; impulsar la nueva industrialización, urbanización y modernización agrícola; y no puede faltar consolidar unos estándares de vida ecológicos.

Se percibe que, de forma general, estos se hallan direccionados hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde el crecimiento económico, la sostenibilidad ambiental y el impulso de la innovación y la modernización se mantienen como premisas fundamentales. Desde esta perspectiva, se trazan como pilares esenciales para el periodo comprendido del XIV Plan Quinquenal:

Como resultado de las estrategias trazadas, China registró en 2022 un crecimiento del PIB de 121 billones de RMB, un incremento considerable respecto a la década anterior, para la obtención de un crecimiento de aproximadamente 70 billones de RMB (NBS, 2023). Asimismo, el índice de PIB per cápita a precios constantes, según estimaciones en dólares estadounidenses del Banco Mundial, alcanzó en 2018 la cifra de $9,619.2 y a $10,434 en 2020 (Banco Mundial, 2023). En tanto el PIB per cápita en 2022 se calculó en $12,74128, evidenciando un crecimiento del 3% en comparación con el año anterior, aun a pesar de los estragos causados en la economía y el sector sanitario derivado de la pandemia de COVID-19 (NBS, 2023). En lo que va de año 2024 el crecimiento del PIB alcanza un 5,2%, cifra que supera la previsión oficial de un 5%. En tanto el PIB per cápita alcanzó los 12.022 euros o 12.670 dólares estadounidenses (Datos Macro. PIB de China).

Como se ha evidenciado, la gestión del gobierno de Xi Jinping en el periodo de estudio (2018-2023) en China, se ha centrado en emprender un conjunto de trasformaciones socioeconómicas, encaminadas al crecimiento económico desde la sostenibilidad. Ello ha contribuido sin dudas a que hoy este país se posicione como el primer exportador de bienes, potencia manufacturera y economía con mayor índice de PIB en relación con el poder adquisitivo (Banco Mundial, 2023). Atendiendo a ello, el esquema de acción a seguir en los próximos años de cara a superar el contexto de crisis internacional se basa en la construcción de la economía, la política, la cultura, la sociedad y la civilización ecológica.

Sobre dicha base, el incentivo al crecimiento económico con políticas no agresivas hacia el medio ambiente, constituye una premisa fundamental para el reposicionamiento chino en el tablero geopolítico internacional, promoviendo la apertura económica, el establecimiento de zonas francas o libre de comercio, incremento de transacciones y comercio en moneda china, así como la diversificación de sus relaciones internacionales.

CONCLUSIONES

La gestión desplegada en China en función de dar cumplimento a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible contabiliza a la fecha importantes logros. A saber, concerniente al objetivo número uno: Poner fin a la pobreza, para 2020 esa meta había sido alcanzada, logro que adquiere mayor mérito teniendo en cuenta los estragos que causó en todo el mundo la pandemia de COVID-19. Vale hacer notar que ese logro es muestra de la eficacia de la política de planificación y la guía del PCCH.

Por su parte, haciendo alusión al objetivo número ocho: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, China ha implementado una estrategia socioeconómica recogida en el XIII y XIV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social cuyos logros más destacados son la erradicación de la pobreza absoluta, logrando una sociedad modestamente acomodada y aumento considerable del PIB y los ingresos per cápita. Además, China se posiciona como el primer exportador de bienes, potencia manufacturera y economía con mayor índice de PIB en relación al poder adquisitivo. También logró convertirse en país líder en producción de bienes baratos y redujo la dependencia a proveedores extranjeros mediante la inversión en I+D; todo lo cual contribuye al crecimiento económico sostenible.

En estrecha relación, se aprecian importantes resultados en cuanto a la Producción y consumo responsables, objetivo número doce de desarrollo sostenible. En este sentido, se han emprendido acciones para transitar gradualmente hacia el consumo de energías renovables mediante el empleo de tecnologías de bajos niveles de emisión de gases como la energía fotovoltaica. También se introducen equipos avanzados de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y se trabaja en función de mejorar los existentes, unido a la capacitación continua de los trabajadores locales, lo que ha generado fuentes de empleos y otros beneficios.

En adición, se han emprendido acciones por el clima, haciéndose corresponder al objetivo número trece de desarrollo sostenible. Vale destacar la implementación de políticas limpias y la adopción de medidas para la protección del medio ambiente marino, la conservación de los ecosistemas terrestres, la lucha contra el cambio climático, el uso efectivo de la energía entre otros, lo que ha posibilitado la construcción del sistema de energía limpia más grande del mundo. Con ese objetivo se emplean Mecanismos de Desarrollo Limpio mediante el uso e inversión en energía eólica e hidráulica fundamentalmente. De esta manera se logra reducir el consumo de carbón como combustible energético.

Queda demostrado que el gobierno chino ha emprendido un conjunto de trasformaciones socioeconómicas, encaminadas al crecimiento económico desde la sostenibilidad. Ello ha contribuido fuertemente a dar cumplimiento a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lo cual, además, ha constituido un elemento esencial en la emergencia y reposicionamiento de este país en el Sistema Internacional.

notas

1 El concepto de prosperidad común dentro de las concepciones de Xi Jinping, se deriva del concepto de sociedad modestamente acomodada de Deng Xiaoping, referido a la construcción de un estado de bienestar que cubra las necesidades básicas de la sociedad. Sobre esa base, se comprende que la prosperidad común es un requisito indispensable del Socialismo y parte integrante de la modernización del modelo chino (Rios, X. 2021).

2 El enfoque de la circulación dual tiene el objetivo de reorientar la economía china concediendo prioridad al consumo interno, aunque sin cerrar oportunidades para el comercio y la inversión extranjera.

3 Vale destacar que estos no son los únicos ODS aplicados en China en el periodo de estudio; el criterio de selección se ha basado en que estos engloban con mayor alcance los Objetivos del Centenario. En adición, se debe decir que también resulta sumamente relevante el Objetivo 17: Alianzas para lograr los objetivos; sin embargo, la autora ha considerado pertinente abordar este objetivo en siguientes investigaciones ya que se vincula a la política exterior asumida por el gobierno de Xi Jinping. Esta ha sido sumamente dinámica en el periodo de estudio, así como determinante en el Sistema de Relaciones Internacionales, por lo que merece mayor profundización.

4 Se trata de alcanzar un desarrollo económico de alta calidad mediante la coordinación regional y la interconexión con otros países. Además, interviene como indicador de calidad el desarrollo verde, la apertura internacional y la equidad social; todo ello transversalizado por el estímulo al libre comercio y al principio de globalización con características chinas.

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CONFLICTO DE INTERESES

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