Análisis comparativo de la política de Japón y la República Popular China hacia América Latina

Comparative analysis of the policy of Japan and the People's Republic of China towards Latin America

 

M. Sc. Luis Alberto Quiñónez1

Máster en relaciones internacionales y diplomacia. Doctor en jurisprudencia. Candidato a doctor en relaciones internacionales. Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina. Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador, Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador. lquinonez@middleworldstudies.com

0009-0004-4758-715X

Cómo citar: Quiñónez, L. A. (2024). Análisis comparativo de la política de Japón y la República Popular China hacia América Latina. Política internacional, VI(Nro. 4), 283-297. https://doi.org/10.5281/zenodo.13857201

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13857201

 

Recibido: 4 de junio de 2024

Aprobado: 9 de agosto de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

RESUMEN El objetivo del presente artículo es realizar un estudio comparativo de las políticas de Japón y China hacia América Latina, con el fin de identificar estrategias y acciones para fortalecer los vínculos entre las regiones. Se llevó a cabo un exhaustivo análisis documental de las políticas y estrategias de ambos países hacia América Latina, utilizando fuentes primarias y secundarias como discursos oficiales, documentos gubernamentales, informes de think tanks y medios de comunicación. Los resultados de la investigación revelaron que tanto Japón como China buscan fortalecer sus relaciones con América Latina a través de la expansión del comercio, la inversión y la cooperación en áreas como la infraestructura y la energía, aunque con enfoques diferentes. Japón se centra en programas de asistencia y cooperación técnica, estableciendo alianzas estratégicas con países claves de la región como México y Brasil, mientras que China adopta un enfoque más pragmático, priorizando las negociaciones comerciales y la inversión directa, buscando diversificar sus relaciones a través de acuerdos con un mayor número de países latinoamericanos. En conclusión, a pesar de que Japón y China persiguen objetivos similares de expansión en América Latina, sus enfoques difieren significativamente, lo que podría tener impactos importantes en esta área geográfica en términos de desarrollo económico e influencia geopolítica.

Palabras clave: Análisis comparativo, China, Japón, América Latina y el Caribe, Políticas, Estrategias

 

 

ABSTRACT The objective of this article is to carry out a comparative analysis of Japan's and China's policies towards Latin America, in order to identify strategies and actions to strengthen ties between the regions. An exhaustive documentary analysis of the policies and strategies of both countries towards Latin America was carried out, using primary and secondary sources such as official speeches, government documents, think tank reports and media. The results of the analysis revealed that both Japan and China seek to strengthen their relations with Latin America through the expansion of trade, investment and cooperation in areas such as infrastructure and energy, albeit with different approaches. Japan focuses on assistance and technical cooperation programs, establishing strategic alliances with key countries in the region such as Mexico and Brazil, while China takes a more pragmatic approach, prioritizing trade negotiations and direct investment, seeking to diversify its relations through agreements with a larger number of countries in the region. In conclusion, although Japan and China pursue similar objectives of expansion in Latin America, their approaches differ significantly, which could have important impacts on the region in terms of economic development and geopolitical influence.

Keywords: Comparative analysis, China, Japan, Latin America and the Caribbean, Policies, Strategies

 

 

INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, América Latina ha cobrado una importancia económica y geopolítica creciente para actores globales como Japón y China. Ambos países asiáticos han expandido sus relaciones diplomáticas, comerciales y de inversión con naciones latinoamericanas, pero lo han hecho con intereses distintos y en ocasiones contrapuestos (Dussel, 2022). Surgen así interrogantes sobre las motivaciones subyacentes y posibles fricciones en esta dinámica triangular.

¿Cuáles son los intereses económicos y geopolíticos de Japón y China en América Latina? ¿Representa el creciente rol de China en América Latina una amenaza a los intereses japoneses en esta zona? ¿Cuál es la postura de los países latinoamericanos ante la competencia chino-japonesa en la región? ¿Puede la creciente competencia entre China y Japón en América Latina derivar en una escalada de tensiones políticas? Entre las fricciones subyacen desacuerdos en torno al grado en que los intereses de estos países asiáticos en latinoamericana son complementarios o se contraponen (Ellis, 2021; Dussel Peters, 2022). Asimismo, se debate si la creciente presencia china representa una amenaza a la influencia tradicional de Estados Unidos en esta área (López, 2020). El estudio buscará abordar estas controversias teóricas y prácticas.

La importancia de esta investigación radica en comprender las dinámicas de las relaciones triangulares entre estos tres actores internacionales, y cómo afectan el desarrollo económico, político y cultural de latinoamericana. Además, esta exploración puede proporcionar perspectivas y recomendaciones para fortalecer las relaciones entre América Latina y ambos países, así como para maximizar los beneficios mutuos y promover un desarrollo sostenible y equitativo.

En este sentido este artículo tiene como propósito ofrecer un análisis comparativo de los intereses de Japón y China en América Latina, considerando factores económicos, políticos, culturales y geoestratégicos. Se espera aportar una visión multidimensional de este fenómeno contemporáneo, que ha recibido una atención aún limitada en la literatura académica latinoamericana.

DESARROLLO

Contexto político, económico, geopolítico y cultural

El creciente interés de Japón y China hacia América Latina se da en un contexto de cambios en el orden económico, político, geopolítico global y cultural, donde interactúan múltiples factores. Un sucinto análisis de cada una de estas variables se proyecta a continuación:

Contexto político

Debilitamiento de la hegemonía de Estados Unidos

Es notorio que la hegemonía mundial de Estados Unidos se ha debilitado luego del fin de la Guerra Fría, lo que permite una mayor presencia de otras potencias en América Latina, considerado por el país norteño como su patio trasero (Ellis, 2021). En el libro "La política exterior de Estados Unidos en el siglo XXI" de Peter Ellis (2021), se analizan las relaciones internacionales de Estados Unidos después de la confrontación indirecta y se destacan las transformaciones que han ocurrido en su posición hegemónica.

De tal manera, durante dicho conflicto, Estados Unidos se estableció como una superpotencia mundial, con un dominio notable en América Latina. Sin embargo, después de la caída del bloque soviético, en 1991, y en particular luego de la llegada del nuevo milenio, se produjo gradualmente un cambio en el escenario geopolítico global. Varios países emergentes, como China, Rusia y Brasil, han aumentado su influencia tanto regional como globalmente.

Estos cambios han permitido una mayor presencia de otras potencias en la región, lo que ha debilitado la tradicional hegemonía estadounidense en la región. Por ejemplo, China ha aumentado significativamente sus inversiones e intercambios comerciales con Latinoamérica, convirtiéndose en la actualidad en uno de los mayores o en el mayor socio comercial de muchos países latinoamericanos.

Diversos Estados como el ruso han incrementado también su actividad diplomática y comercial en América Latina, buscando fortalecer sus relaciones y expandir su influencia. Por su parte, naciones vecinas como Brasil han buscado un mayor protagonismo regional a través de iniciativas como el Mercosur y la creación de la CELAC, intentando liderar el proceso de integración regional y promoviendo su propia agenda política y económica.

Todo esto ha llevado a una mayor diversificación de las relaciones de la región disminuyendo la dependencia histórica de los Estados Unidos. El declive relativo de la hegemonía norteamericana en Latinoamérica se ha evidenciado en decisiones políticas independientes, como la búsqueda de alianzas sur-sur y el distanciamiento de políticas estadounidenses consideradas desfavorables para los intereses latinoamericanos.

China, en ascenso como potencia global, busca desplazar la influencia estadounidense en la región

China ha sido objeto de atención mundial debido a su creciente influencia en la arena global, y se ha especulado mucho sobre sus intenciones de desafiar la hegemonía estadounidense.

En primer lugar, China ha aumentado significativamente sus inversiones y nexos comerciales en América Latina en los últimos años. Ha sido un importante proveedor de préstamos e inversiones en infraestructuras para los países latinoamericanos, superando a Estados Unidos como socio comercial en algunos casos (Ellis, 2021). Esto ha llevado a un aumento de la dependencia económica de la región con respecto a China, lo que podría dar lugar a una mayor influencia política por parte de este país.

China, además, ha interactuado con el foro de la Comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (CELAC) para buscar alianzas y ganar apoyo político en esta área geográfica. Ha promovido la cooperación entre los países en áreas como la tecnología, la infraestructura y el comercio, lo que ha fortalecido su presencia y ha desafiado la tradicional influencia de Estados Unidos (Ellis, 2021). Además, China ha establecido una serie de acuerdos bilaterales con países de la región, como Venezuela y Ecuador, que le han otorgado un mayor acceso sobre recursos estratégicos e influencia política.

En términos de diplomacia, China ha utilizado su posición como potencia económica para obtener el apoyo de varios países en temas de interés común, como su participación en organismos internacionales y el reconocimiento del principio de "Una sola China" (Ellis, 2021). Esto ha debilitado la posición de Estados Unidos en Latinoamérica y ha llevado a una mayor división de los países en su relación con China y los Estados Unidos.

Contexto económico

Asia Pacífico se consolidó como el centro económico del siglo XXI

Uno de los factores clave que respalda esta afirmación es el crecimiento económico sostenido que ha experimentado América Latina en las últimas décadas. Según recientes datos del Banco Mundial (2019), la región de Asia Pacífico ha mostrado tasas de crecimiento económico superiores a la media mundial durante gran parte del siglo XXI. Por ejemplo, China e India, dos de las economías más grandes de la región, han experimentado tasas de crecimiento de dos dígitos en muchos años, incluso décadas.

Además, este comportamiento ha sido impulsado por su demografía favorable, con una gran población joven y en crecimiento, lo cual ha estimulado la demanda interna y el consumo. Esto ha convertido a Asia Pacífico en un importante mercado de bienes y servicios, atrayendo a las empresas multinacionales a establecer sus operaciones en dicha área.

La creciente integración económica regional también ha sido un factor clave en el ascenso de Asia Pacífico como centro económico, tal como lo evidencia la creación de acuerdos comerciales como el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP) y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que han fomentado el comercio y la inversión entre los países miembros.

El aumento de la inversión extranjera directa (IED) ha sido otro elemento importante en la consolidación de Asia Pacífico como centro económico. Según el Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2024, publicado el 20 de junio, destaca un aumento significativo de la inversión extranjera directa (IED) en las nuevas instalaciones a los mercados en desarrollo de Asia. En 2023, estos sectores económicos experimentaron un aumento del 44% en el valor total de los anuncios de inversión en nuevas instalaciones y un aumento del 22% en el número de anuncios de este tipo, en los que las empresas establecen o amplían sus operaciones en el extranjero.

América Latina requiere diversificar relaciones exteriores para reducir dependencia de Estados Unidos. El acercamiento a Japón y China entrega nuevas opciones comerciales y de inversión (López, 2020)

América Latina ha dependido durante mucho tiempo de Estados Unidos como su principal socio comercial e inversor. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un creciente interés en diversificar las relaciones exteriores de la región, buscando reducir la dependencia de una sola potencia y abrir nuevas oportunidades comerciales y de inversión.

En este sentido, la aproximación a países como Japón y China se ha convertido en una estrategia importante. Estos países asiáticos representan grandes economías y tienen un papel cada vez más relevante en la economía mundial.

La interacción con Japón ha sido especialmente significativa. Durante décadas, la tierra del sol naciente ha sido uno de los mayores inversionistas externos en América Latina, especialmente en sectores como la industria manufacturera y la automotriz. Además, ese país ha demostrado interés en promover un mayor flujo de comercio, especialmente en sectores como la agricultura y la energía.

Por otro lado, la República Popular China se ha convertido en un actor clave en la economía global y ha mostrado un interés creciente en América Latina. El gigante asiático busca diversificar sus fuentes de materias primas y alimentos, así como expandir su presencia comercial en la región. Como resultado, ha aumentado en las dos últimas décadas de manera significativa y a ritmos acelerados la inversión china en Latinoamérica, particularmente en sectores como la infraestructura, la minería y la energía.

El acercamiento a estos países asiáticos ha brindado a nuevas opciones comerciales y de inversión, y les ofrece un mayor equilibrio y contrapeso en su relacionamiento externo, que pueden contribuir a reducir la dependencia de Estados Unidos. Además, estas relaciones pueden impulsar el crecimiento económico de la región y fortalecer su posición en la economía mundial.

Contexto geopolítico

Japón observa con recelo esa expansión de China en América Latina, por lo que refuerza sus propios vínculos para contrarrestarla (Takenaka, 2020)

La afirmación anterior se refuerza en el artículo "Japón busca el liderazgo en América Latina mientras China expande su influencia", escrito por Kazuaki Nagata y publicado en el Japan Times el 14 de junio de 2019. Según el artículo, China ha estado fortaleciendo sus lazos económicos y políticos con los países de América Latina en las últimas décadas, lo que ha llevado a Japón a preocuparse por el aumento de la influencia china en la región. China ha sido de manera creciente en las últimas décadas un importante socio comercial para muchos países latinoamericanos, invirtiendo en sectores como la energía, la minería y la infraestructura.

Japón ha reaccionado a esta expansión china, buscando fortalecer sus propios lazos con los países latinoamericano. El artículo menciona que el país asiático ha estado promoviendo activamente la inversión, particularmente en sectores como la energía renovable, la agricultura y la tecnología. Además, ha proporcionado asistencia financiera y técnica a países latinoamericanos para promover el desarrollo económico y social.

Según el artículo, el objetivo de Japón al reforzar sus vínculos con América Latina es contrarrestar la influencia china y mantener su presencia en la región. Aunque China ha superado al país Nipón como el mayor socio comercial de muchos países latinoamericanos, Japón sigue siendo una fuente importante de inversión y tecnología.

Japón y China buscan en América Latina recursos naturales para sostener su desarrollo (Dussel Peters, 2022)

Japón y China son dos de las principales economías del mundo y dependen en gran medida de los recursos naturales para mantener su crecimiento económico y desarrollo industrial. Sin embargo, ambos países se enfrentan a importantes desafíos internos en términos de escasez de recursos, así como la falta de tierras cultivables y cuentan con fuentes de energía fósil limitadas.

En este contexto, América Latina se ha convertido en un territorio atractivo para ambos países asiáticos debido a su gran cantidad y variedad de recursos naturales. Latinoamérica es rica en minerales, como cobre, hierro, plata y litio, y cuenta con vastas extensiones de tierras cultivables. Además, tiene una abundancia de petróleo y gas, especialmente en países como Venezuela y Brasil.

Japón ha invertido en proyectos de infraestructura y minería en países como México, Chile y Perú, asegurando su acceso a los recursos naturales necesarios para su desarrollo. Por su parte, China ha llevado a cabo una estrategia más amplia de cooperación económica y política, conocida como la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esta fomenta la inversión en infraestructura y el comercio para asegurar su acceso a los recursos naturales de América Latina.

Sin embargo, esta búsqueda de recursos naturales también plantea desafíos y preocupaciones para la región. Por un lado, existe el riesgo de una sobreexplotación de los recursos naturales, lo que podría tener impactos negativos en el medio ambiente y en las comunidades locales. Además, las relaciones económicas desiguales entre estos países, si no son adecuadamente gestionadas, pueden llevar a la dependencia económica y la falta de desarrollo sostenible en América Latina.

América Latina enfrenta problemas como desigualdad, pobreza y bajo desarrollo. Aspira a que vínculos con Japón y China contribuyan a solucionarlos (Dussel Peters, 2022)

Esta idea tiene como sustento que la cooperación económica y la inversión extranjera pueden desempeñar un papel significativo en el desarrollo socioeconómico de la región. En su artículo titulado "China y Japón en América Latina: ¿Desarrollo compartido o competencia desleal?" publicado en 2022, Dussel Peters (2022) analiza los vínculos económicos y comerciales entre América Latina y estas dos potencias asiáticas.

Según Dussel Peters, América Latina enfrenta desafíos persistentes en términos de desigualdad, pobreza y bajo desarrollo, y muchas veces las políticas y estrategias internas no han logrado resolver estos problemas de manera efectiva. En este contexto, el autor argumenta que la cooperación económica con Japón y China podría ser una oportunidad para impulsar el crecimiento económico y reducir las desigualdades.

Dussel Peters destaca que tanto Japón como China tienen un interés cada vez mayor en América Latina debido a la importancia de los recursos naturales y los mercados.

No obstante, el autor argumenta que para que la cooperación con Japón y China sea beneficiosa para América Latina, es necesario establecer acuerdos equitativos que promuevan el desarrollo sostenible y la reducción de la desigualdad. Además, destaca la importancia de fortalecer las capacidades productivas internas y mejorar la inversión en educación y tecnología para aprovechar al máximo estas alianzas.

Contexto cultural

Los lazos históricos por la migración a la región latinoamericana desde el siglo XIX facilitan el acercamiento contemporáneo de Japón y China

La migración japonesa a Latinoamérica ha sido un fenómeno que se ha llevado a cabo desde el siglo XIX. De acuerdo con Takenaka (2013), se estima que alrededor de 840 000 japoneses emigraron a diferentes países de la región hasta el año 1930.

Un caso destacado de migración japonesa a Latinoamérica es el de Brasil. En 1908, Brasil lanzó una campaña para atraer inmigrantes nipones con el fin de trabajar en la agricultura, principalmente en la plantación de café. En total, se estima que alrededor de 190 000 ciudadanos emigraron a Brasil desde el inicio de la migración hasta 1941 (Takenaka, 2013). Esta migración masiva contribuyó significativamente al desarrollo económico de Brasil y a la diversificación étnica y cultural del país.

Otro caso relevante es el de Perú. A principios del siglo XX, Perú también buscó trabajadores nipones para trabajar en la agricultura. Entre 1899 y 1941, aproximadamente 80 000 ciudadano emigraron a Perú (Takenaka, 2013). Estos inmigrantes se establecieron principalmente en la costa peruana y también contribuyeron al crecimiento económico y la diversificación cultural del país.

El impacto de la migración nipona en Latinoamérica no se limita solo a los números. Ha dejado una huella profunda en la cultura y la sociedad de los países receptores. En Brasil, por ejemplo, su cultura ha influido en la gastronomía, la música y la moda, y se celebran festivales nipones en todo el país. Además, muchos brasileños de dicha ascendencia han contribuido al desarrollo de la industria y el comercio.

En cuanto al acercamiento contemporáneo de Japón con Latinoamérica, los lazos históricos a través de la migración han facilitado este proceso. Las comunidades japonesas en países como Brasil y Perú han mantenido sus conexiones con su país de origen y han contribuido al fortalecimiento de los lazos políticos, económicos y culturales entre ambos países. Japón ha invertido en proyectos de desarrollo en Latinoamérica, como la cooperación en agricultura y tecnología, y se ha fomentado el intercambio cultural y educativo entre las dos regiones.

China promueve institutos Confucio y programas educativos para expandir su cultura e idioma (Zhang, 2016)

El gobierno chino ha promovido activamente la expansión de su cultura e idioma a través de institutos Confucio y programas educativos en América Latina y el Caribe. Estos centros educativos ofrecen cursos de chino mandarín y actividades relacionadas con la historia y la cultura china. Según la fundación Andrés Bello–centro de investigación chino latinoamericano (2024), China cuenta con 57 institutos Confucio en la región.

Estos centros se encuentran en diferentes países de la región, como Argentina, Brasil, Chile, México, entre otros. Además, se estima que cerca de 60 universidades en la región han establecido programas de idioma chino en colaboración con instituciones chinas.

El Instituto Confucio de la Universidad de Buenos Aires en Argentina es un ejemplo del influjo de estos centros educativos chinos. Fundado en el año 2007, este centro ha contribuido al crecimiento del interés por el idioma chino en Argentina. Según sus cifras, en 2015 se había registrado un aumento significativo en la demanda de cursos de chino mandarín, con más de 1000 estudiantes inscritos. Otro caso destacado es Brasil, donde el Instituto Confucio en la Universidad Estatal Paulista (UNESP) se ha convertido en uno de los más importantes de la América Latina. Según Zhang (2016), en 2014, más de 500 estudiantes brasileños estaban aprendiendo chino mandarín en este centro.

Además de los institutos Confucio, la República Popular China también ha apoyado con la implementación de varios programas educativos. Por ejemplo, el programa "Puente Chino" ofrece becas a estudiantes latinoamericanos para que estudien en universidades chinas. Según datos del Ministerio de Educación del gigante asiático, más de 12 000 estudiantes latinoamericanos han recibido becas para estudiar en ese país desde 2005.

Políticas e iniciativas específicas implementadas por China y Japón

Teniendo en cuenta el contexto de evolución de las variables analizadas anteriormente, China y Japón han implementado diferentes políticas e iniciativas en América Latina, en un intento de fortalecer sus lazos económicos y políticos. A continuación, se analizarán algunas de estas políticas y se realizará un análisis comparativo entre ambos países.

China ha establecido una serie de políticas que han ampliado su presencia e influencia en América Latina. Una de ellas es la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida en inglés como "One Belt, One Road" (OBOR). Esta iniciativa busca mejorar las conexiones económicas y comerciales entre China y los países de América Latina a través de la construcción de infraestructuras de transporte, como ferrocarriles y puertos. Según el reporte At a Crossroads: Chinese Development Finance to Latin America and the Caribbean 2022, elaborado por Margaret Myers y Rebecca Ray, y publicado en marzo de 2023 por Diálogo Interamericano, la República Popular China habría realizado préstamos a la región de América Latina y el Caribe entre 2005 y 2022, al menos por 136 000 millones de dólares.

Según el informe, titulado “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2023. Cambios estructurales y tendencias en el comercio mundial y regional: retos y oportunidades” presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en relación con el comercio entre América Latina y el Caribe con China desde el año 2000 hasta el 2022, este se habría multiplicado por 35 en este período, alcanzando casi los 500 000 millones de dólares. China se consolidó como el segundo socio comercial de la región, contribuyendo con el 13% de sus exportaciones y el 22% de sus importaciones.

Japón, por su parte, ha implementado su propia estrategia para fortalecer sus lazos con América Latina. Una de esas políticas es el programa de Cooperación para la Recuperación Económica y la Inclusión Social (CORE), entre el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (Grupo BID) y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). De acuerdo con el comunicado de prensa del 23 de enero de 2024, el BID y JICA firmaron un memorando de colaboración para aumentar el cofinanciamiento en US$1.000 millones de dólares bajo el CORE de 2011, ampliando el financiamiento del programa a US$4.000 millones y extender su periodo hasta diciembre de 2028.

La nueva ampliación de CORE aumentará sustancialmente los fondos disponibles para cofinanciamiento y oportunidades de coinversión en infraestructura de calidad, reducción del riesgo de desastres, cobertura sanitaria universal, alivio de la pobreza e iniciativas sobre el cambio climático.

En términos de inversión extranjera directa (IED) en América Latina, China ha superado a Japón en los últimos años. Según datos de la CEPAL, la IED china en América Latina fue de $15 000 millones de dólares en 2019, mientras que la IED japonesa fue de $5 000 millones de dólares en el mismo año.

Objetivos estratégicos e intereses geopolíticos que impulsan la política de China y Japón. Presencia e impacto en áreas como la inversión, el comercio, la asistencia financiera y la cooperación en proyectos de infraestructura.

China y Japón tienen objetivos estratégicos y un interés geopolítico en la región que impulsan su política hacia América Latina.

China es actualmente el segundo socio comercial más importante de América Latina y el Caribe, después de Estados Unidos. En 2019, el comercio bilateral entre China y América Latina alcanzó los 307 400 millones de dólares, de los cuales China importó bienes por un valor de 155 800 millones de dólares y exportó bienes por un valor de 151 600 millones de dólares (Banco Interamericano de Desarrollo, 2020).

China busca asegurar el suministro de recursos naturales, como petróleo, mineral de hierro, cobre y soja, los cuales son vitales para su crecimiento económico y desarrollo industrial. América Latina es una de las principales regiones productora y exportadora de estos recursos. Por ejemplo, China es el mayor importador de petróleo de Venezuela y Brasil, así como el principal comprador de mineral de hierro de Brasil (Banco Interamericano de Desarrollo, 2020).

Además, China ve a América Latina como un mercado potencial para sus productos y servicios. El crecimiento económico en la región y el aumento de la clase media ha generado una mayor demanda de bienes y servicios, lo que representa una oportunidad para las exportaciones chinas. En este sentido, el país asiático ha incrementado sus inversiones en sectores como la energía, la infraestructura y las telecomunicaciones en América Latina. Por ejemplo, China ha financiado y construido proyectos de infraestructura en países como Brasil, Ecuador y Argentina (Banco Interamericano de Desarrollo, 2020).

Japón también ha mostrado un interés creciente en América Latina y el Caribe, y busca diversificar sus fuentes de suministro y reducir su dependencia de Medio Oriente para la importación de energía, por lo que ha invertido en proyectos de exploración y producción de hidrocarburos en estos países, con el objetivo de garantizar el suministro de energía para su economía (Vargas, 2019). América Latina tiene importantes reservas de petróleo y gas natural, siendo Brasil, México y Venezuela los principales productores y exportadores de crudo.

Asimismo, Japón ha enfocado su interés en el desarrollo de infraestructura en América Latina. El programa "Partnership for Quality Infrastructure" (PQI) del gobierno japonés busca promover la inversión en la mencionada área, con énfasis en la calidad y la sostenibilidad. Japón ha invertido en proyectos de transporte, energía y agua en la región, con el fin de fortalecer su influencia en la política y la economía regional (Vargas, 2019).

Por otra parte, ambos países han realizado inversiones importantes, y han proporcionado asistencia financiera y cooperación en proyectos de infraestructura en la región.

En términos de inversión, Japón ha sido tradicionalmente uno de los mayores financistas en América Latina, sin embargo, su inyección de capital se ha visto considerablemente disminuida. Según el último reporte de 28 de mayo de 2024 del Departamento de Investigación de Statista (2024), la colocación de capital japonés en América Latina alcanzó apenas 100 millones de dólares en 2023.

Por su parte, China ha superado a Japón en términos de financiamiento en los últimos años. Según el reporte de enero de 2024 “Nueva Infraestructura” Tendencias emergentes de la inversión extranjera directa de China en América Latina y el Caribe, de diálogo interamericano, la IED de China alcanzó los 14 200 millones de dólares anuales entre 2010 y 2019, pero cayó a un promedio de 7 700 millones de dólares de 2020 a 2021, y luego a 6 400 millones de dólares en 2022.

En cuanto a la asistencia financiera, la mayor parte de los fondos proporcionados por Japón a América Latina, se han realizado a través de programas de cooperación y ayuda al desarrollo. Estos fondos se han destinado a proyectos de estructura básica, educación, salud y desarrollo rural, entre otros.

Por su parte, China también ha aumentado su asistencia financiera a América Latina en los últimos años, con préstamos y financiamiento para proyectos de construcciones en sectores como energía, transporte y telecomunicaciones.

En términos de cooperación en proyectos de obra pública, tanto Japón como China han participado en grandes proyectos en América Latina. Un ejemplo es la construcción de la línea de tren de alta velocidad entre Río de Janeiro y São Paulo en Brasil, en la cual participaron empresas japonesas y chinas. Otro ejemplo es la ampliación del Canal de Panamá, en la cual participaron empresas chinas.

Desafíos y oportunidades que tanto Japón como China enfrentan al interactuar con América Latina

Ambos países también enfrentan diversos desafíos en su relación con la región. En el caso de China, su principal reto es la competencia con Estados Unidos en busca de influencia en América Latina. USA ha sido históricamente el principal socio comercial y político, con una gran dependencia de muchos países hacia este, pero China ha aumentado su involucramiento en los últimos años.

Por otro lado, Japón ha enfrentado obstáculos diferentes en su interacción con América Latina. A diferencia de China, el país nipón ha mantenido un vínculo comercial estable con la región durante décadas. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (2020), la nación japonesa es uno de los principales inversores extranjeros en América Latina, especialmente en sectores como la automotriz, la electrónica y la energía renovable. Además, Japón ha brindado apoyo financiero y tecnológico a través de organismos como la Agencia de Cooperación Internacional (JICA).

Sin embargo, este país enfrenta el desafío de competir con China en términos de inversión y comercio. Mientras que Japón ha mantenido una relación más tradicional y enfocada en sectores específicos, China ha demostrado una mayor disposición para invertir en una variedad de sectores y en proyectos a gran escala.

En términos de oportunidades, ambos países tienen el potencial de promover el desarrollo económico y la integración en América Latina y aprovechar la demanda de infraestructura y tecnología para mejorar sus relaciones económicas.

Política de Japón y China hacia América Latina y el Caribe se distingue por sus objetivos geopolíticos, por sus niveles de complementariedad y conflictos. Los principales objetivos de la influencia geopolítica de China en América Latina son:

Asegurar provisión de recursos naturales de América Latina, especialmente petróleo, gas, litio, cobre y soja (Dussel Peters, 2022). La región representa el 25% de las importaciones de petróleo de China.

Expandir mercados para sus manufacturas: China ve a América Latina como un mercado en crecimiento para colocar sus manufacturas, dado los bajos costos de producción. Busca desplazar a competidores como EE.UU. y la UE (Ellis, 2021).

Erosionar la hegemonía de EE.UU.: al expandir su presencia económica y política en la región, China busca reducir la influencia hegemónica de Estados Unidos en esta región (Ellis, 2021).

Aislar diplomáticamente a Taiwán: un objetivo clave es lograr que los pocos países latinoamericanos que aún mantienen relaciones con Taiwán, se alineen con la política de "Una Sola China" (Dussel, 2022).

Los principales objetivos geopolíticos de Japón en América Latina son:

1. Contrarrestar la creciente influencia china en la región: dado que América Latina se ha vuelto un área de interés geopolítico para China, Japón busca fortalecer sus propios vínculos económicos y diplomáticos con países latinoamericanos para equilibrar esa influencia (Takenaka, 2020). Japón, como aliado cercano de Estados Unidos, ve con preocupación la expansión de China en América Latina, considerada área de influencia tradicional estadounidense (Takenaka, 2020).

2. Preservar el orden liberal internacional: Japón está interesado en prevenir una erosión del poder estadounidense en la región por parte de China, preservando así el orden liberal existente (López, 2020).

3. Apoyar a Taiwán: Japón promueve las relaciones con Taiwán, expresando su preocupación por los esfuerzos chinos de aislar diplomáticamente a Taiwán en América Latina (Dussel, 2022).

4. Asegurar votos en foros multilaterales: Japón busca el apoyo de países latinoamericanos en foros como la ONU para alcanzar objetivos como obtener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad (Takenaka, 2020).

5. Acceso a recursos marítimos: América Latina representa una fuente importante de recursos marítimos para Japón, como pesca y minerales oceánicos. Busca garantizar el acceso a estos, incluyendo la Antártica (Kato et al., 2018).

7. Asegurar sus cadenas de suministro y abastecimiento: América Latina es una fuente importante de alimentos, recursos energéticos y minerales para Japón. Busca garantizar el acceso estable mediante acuerdos comerciales y de inversión (JETRO, 2020).

8. Promover una agenda de libre comercio y apertura de mercados: Japón impulsa tratados de libre comercio con países latinoamericanos para reducir barreras y expandir el acceso de sus productos manufactureros (Nolte, 2022).

9. Proyectar influencia en el Indo-Pacífico: Japón aspira a contrapesar a China en la vasta región Indo-Pacífica, para lo cual requiere socios en América Latina (López, 2020).

Postura de los países de América Latina y el Caribe ante la competencia chino-japonesa

La postura de los países latinoamericanos ante la competencia chino-japonesa en la región varía según cada país y sus intereses económicos particulares. Las políticas comerciales y de inversión de ambos países asiáticos en América Latina han sido objeto de debate y análisis en diversos estudios y publicaciones.

Algunos países latinoamericanos han buscado aprovechar la competencia entre China y Japón para obtener beneficios económicos y fortalecer sus relaciones con ambos. Por ejemplo, el informe "China y Japón en América Latina y el Caribe: una relación competitiva y complementaria" de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2016) destaca que varios países de la región han diversificado sus relaciones comerciales y de inversión con China y Japón, beneficiándose de las posibilidades que ofrecen ambos mercados.

Sin embargo, otros han expresado preocupación por esta competencia en términos de los impactos económicos y políticos que esto pueda tener en la región. Por ejemplo, la investigación "La rivalidad económica entre China y Japón en América Latina" de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) (2011) señala que algunos países latinoamericanos temen quedar atrapados en una competencia por atraer inversiones y obtener préstamos de China y Japón, lo cual podría generar una mayor dependencia económica y limitar su capacidad de tomar decisiones soberanas.

Estrategias y acciones para fomentar las relaciones desde América Latina y el Caribe con Japón y China

Considerando las diversas posturas de los países latinoamericanos ante la competencia chino-japonesa urge replantear estrategias a seguir; ello se fundamenta en lo siguiente:

Ambos países tienen un impacto significativo en la economía global y particularmente en América Latina. Los cambios en las políticas de estos dos países pueden tener consecuencias directas en los países latinoamericanos, como la reducción de las exportaciones o la competencia desigual en determinados sectores.

Los países latinoamericanos tienen relaciones y alianzas diferentes con China y Japón. Estos diferentes enfoques pueden generar tensiones y competencia entre los países latinoamericanos, así como la necesidad de replantear estrategias para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos asociados con esta rivalidad.

La competencia entre China y Japón, si no es gestionada adecuada y colectivamente, puede exponer a los países latinoamericanos a riesgos económicos, dependencia excesiva y vulnerabilidades. Replantear estrategias implica buscar una mayor diversificación de las relaciones económicas y comerciales para evitar la dependencia excesiva de un solo país y mantener un equilibrio entre los intereses de ambas potencias asiáticas. Esto implica diversificar mercados de exportación, buscar nuevas alianzas y negociar acuerdos beneficiosos para los países latinoamericanos.

América Latina puede trabajar junta para aprovechar el mercado asiático y realizar negociaciones en bloque, aumentando su poder de negociación y evitando ser divididos por las estrategias de ambos países asiáticos. Esto implica desarrollar políticas y estrategias conjuntas, compartir información y experiencias, y establecer mecanismos de cooperación para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.

Estrategias a seguir

-Desarrollar una política exterior latinoamericana común para negociar con China y Japón en bloque y evitar división (CEPAL, 2021).

-Priorizar transferencia tecnológica y generación de valor agregado en los sectores económicos donde se enfocan las inversiones asiáticas (Santander, 2022).

-Establecer mecanismos regionales de monitoreo a préstamos e inversiones para prevenir sobreendeudamiento (Dussel Peters, 2022).

Acciones:

-Impulsar reformas para mejorar el clima de negocios y las instituciones, así como combatir la corrupción (BID, 2020).

-Invertir los recursos generados por la relación en educación, innovación y emprendimiento (OCDE, 2022).

-Desarrollar sectores estratégicos para reducir dependencia en commodities (Dussel Peters, 2022).

-Crear foros de diálogo público-privado con Japón y China para alinear prioridades.

CONCLUSIONES

Desde el contenido de la rivalidad geoestratégica, la creciente presencia de China en América Latina es vista por Japón como una amenaza a sus intereses y a los de Estados Unidos. Japón busca contrarrestarla forjando sus propios vínculos en la región.

En términos de implicaciones, el estudio comparativo del interés de Japón y China hacia América Latina se basa en las diferentes perspectivas teóricas y enfoques que se utilizan para analizar estas relaciones. Mientras que algunos teóricos argumentan que el interés de Japón y China en América Latina está impulsado por motivaciones económicas y comerciales, otros sostienen que también existen motivaciones geopolíticas y estratégicas.

Desde el punto de vista metodológico, la implicación radica en los diferentes enfoques y métodos utilizados para estudiar el interés de ambos países en América Latina. Algunos investigadores se enfocan en el análisis cuantitativo de los flujos comerciales y de inversión, mientras que otros utilizan métodos cualitativos para analizar los discursos y las estrategias de los actores políticos.

La contradicción práctica se refiere a las diferencias en los modos de operación y las estrategias de Japón y China en América Latina. Mientras que Japón ha adoptado un enfoque más centrado en la cooperación económica focalizada y el apoyo al desarrollo, China ha implementado una estrategia más amplia, basada fundamentalmente en la inversión y la construcción de infraestructuras.

Mantienen además enfoques similares en algunos aspectos de su política hacia América Latina. Mientras que Japón se centra en promover la cooperación económica y el intercambio cultural, China ha desarrollado ampliamente en los últimos años numerosos proyectos de cooperación con varios países de la región.

Japón ha sido históricamente uno de los principales inversionistas en América Latina, principalmente en sectores como la industria automotriz, la tecnología y la infraestructura. Además, ha brindado apoyo financiero y técnico para proyectos de desarrollo en la región. China, por otro lado, ha aumentado significativamente su presencia en América Latina en los últimos años, convirtiéndose en uno de los principales socios comerciales de muchos países. De tal manera, ha invertido en sectores como la minería, la energía y la agricultura, con el objetivo de asegurar recursos naturales y garantizar su crecimiento económico.

Ambos países han establecido mecanismos de cooperación con América Latina. Japón ha promovido la Asociación Estratégica Económica Japón-América Latina y el Caribe (JEAP-LAC) y ha participado en iniciativas de integración regional como la Alianza del Pacífico. China, por su parte, ha creado el Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y ha proporcionado préstamos a través del Banco de Desarrollo de China.

A pesar de sus diferencias, ambos países asiáticos han mostrado interés en fortalecer sus relaciones con América Latina, reconociendo el potencial de la región como mercado emergente y socio estratégico. Ambos países buscan expandir su presencia política, económica y cultural en América Latina para promover sus propios intereses.

notas

1 El presente artículo representa la visión personal del autor, no del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del Ecuador, institución que este representa en calidad de primer secretario-cónsul.

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CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.

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