El pensamiento de Fidel Castro sobre turismo internacional y medio ambiente, en el contexto del conflicto entre Cuba y Estados Unidos

Fidel Castro´s thoughts on international tourism and the environment, in the context of the conflict between Cuba and the United States

 

Ms. C. Alberto Valton Legrá

Máster en Estudios Cubanos y Caribeños. Profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana. La Habana, Cuba. valtonlegraalberto@gmail.com 0009-0004-9018-5850

Cómo citar: Valton Legrá, A. (2024). El pensamiento de Fidel Castro sobre turismo internacional y medio ambiente, en el contexto del conflicto entre Cuba y Estados Unidos. Política internacional, VI(Nro. 4), 189-198. https://doi.org/10.5281/zenodo.13857121

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13857121

 

Recibido: 9 de abril de 2024

Aprobado: 15 de junio de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

RESUMEN Rescatar y socializar el amplio y profundo pensamiento de Fidel Castro relacionado con el turismo y el medio ambiente resulta de actualidad y utilidad por el significativo rol de la industria turística para la economía cubana, su importancia estratégica para la inserción y la imagen internacional del país, sus relaciones con otros países, y por el hecho de que cada vez es más fehaciente el deterioro de la calidad del medio ambiente y la disminución de su capacidad para sustentar la vida. Esta indagación cualitativa se inserta en ese propósito. Aquí se aborda la impronta del pensamiento de Fidel Castro en las políticas que marcan el devenir del turismo en Cuba en el período revolucionario y en el escenario del conflicto con Estados Unidos. Asimismo, se particulariza en sus planteamientos relativos al turismo y el medio ambiente. Se evidencia que, desde el mismo triunfo de la Revolución, el Comandante en Jefe es partidario del desarrollo del turismo, tanto del nacional como el internacional, aun en medio del hostigamiento y agresiones del gobierno norteamericano, pero también es abanderado de que sea un turismo amigable con el medio ambiente.

Palabras claves: Fidel Castro, turismo, medioambiente, sostenibilidad ambiental, Cuba, Estados Unidos

 

 

ABSTRACT Recovering and socializing the broad and profound thoughts of Fidel Castro related to tourism and the environment is topical and useful due to the significant role of the tourism industry for the Cuban economy, its strategic importance for the insertion and international image of the country, its relations with other countries, and by the fact that the deterioration of the quality of the environment and the decrease in its capacity to sustain life is increasingly evident. This qualitative inquiry is inserted in to that purpose. Here we address the imprint of Fidel Castro´s thought on the policies that mark the evolution of tourism in Cuba in the revolutionary period and in the context of the conflict with the United States. Likewise, it is particularized in its approaches related to tourism and the environment. It is evident that since the very triumph of the Revolution, the Commander in Chief is a supporter of the development of tourism, both national and international, but he is also a standard bearer of environmentally friendly tourism.

Keywords: Fidel Castro, tourism, environment, Environmental sustainability, Cuba, United States

 

 

INTRODUCCIÓN

El turismo se ha convertido en uno de los sectores más importantes y dinámicos de la economía cubana. Pero el desarrollo de la industria turística conlleva también riesgos y peligros para el medio ambiente. Por eso, la cuestión del turismo sostenible es de suma necesidad y observancia. Se ha de prevenir y lograr que el desarrollo de la actividad turística no provoque impactos negativos en el medio ambiente. Ha de hacerse un aprovechamiento armónico, equilibrado, de los recursos naturales que constituyen su base, han de protegerse y preservarse de modo que puedan proporcionar también beneficios a las generaciones futuras (Vera, 1992; Jaula, 2007).

Desde el Triunfo de la Revolución, en enero de 1959, el sector turístico también va a experimentar nuevos y peculiares procesos, que enrumban un turismo distinto al existente anteriormente, y en el escenario de la agresiva posición asumida desde entonces por los gobiernos de turno de Estados Unidos, que había constituido el mercado emisor por excelencia de turistas hacia la Isla (Rodríguez et al., 2013).

El presente artículo aborda la impronta del pensamiento de Fidel Castro en las políticas que marcan el devenir del turismo en Cuba en el período revolucionario, en un escenario del conflicto con Estados Unidos. Asimismo, se particulariza en sus planteamientos relativos al turismo y el medio ambiente. Se hace utilización de los métodos teóricos de análisis y síntesis, histórico-lógico, inducción y deducción.

Rescatar y socializar el amplio y profundo pensamiento de Fidel Castro relacionado con el turismo y el medio ambiente resulta de actualidad y utilidad por el significativo rol de la industria turística para la economía cubana, su importancia estratégica para la inserción y la imagen internacional del país, sus relaciones con otros países, y por el hecho de que cada vez es más fehaciente el deterioro de la calidad del medio ambiente y la disminución de su capacidad para sustentar la vida. Esta indagación cualitativa se inserta en ese propósito.

DESARROLLO

En la década de 1950 el comportamiento del flujo de turistas internacionales en Cuba, con la presencia del muy mayoritario mercado emisor estadounidense, exhibió un marcado auge. En 1957 el arribo de turistas alcanzó la cifra más alta de ese período republicano, ascendió a 272 266, y de ellos 236 217 fueron estadounidenses (Villalba, 1993). En esa etapa el turismo se caracterizó por una maximización en el juego y la prostitución como los mayores atractivos, a tono con el fenómeno de la extensión y dominio de la mafia norteamericana en el sector turístico de la Isla, favorecida por el accionar entreguista y corrupto del gobierno de turno.

Desde el mismo triunfo de la Revolución, Fidel Castro comprendió la necesidad e importancia de la industria turística para la economía del país. Pero a la vez fue un convencido de lo imprescindible de un turismo diferente al desarrollado previamente.

En julio del 59 tiene lugar un encuentro del Comité Conjunto de Instituciones Cívicas Cubanas con directivos de American Society of Travel Agents (ASTA). En este, Fidel asiste a un banquete de agasajo a los visitantes en el Hotel Hilton (hoy Habana Libre), y pronuncia un discurso, donde entre otras ideas acerca del turismo, manifiesta:

[…] tenemos que pensar en un turismo distinto, no en turismo de juego ni en turismo de ron, hay que pensar en un turismo que busque y —puedo añadir— en un turismo que no sea de prostíbulo, si se quiere; un turismo que venga a disfrutar de nuestra naturaleza sanamente, y no un turismo raquítico en número, sino un turismo masivo, tanto de dentro como de fuera (Castro, 1959 a).

En octubre de ese 1959, La Habana también acogía la Convención de ASTA. Y Fidel estuvo en el acto de apertura celebrado en el teatro Blanquita, luego Karl Marx, y en su discurso, entre otras reflexiones, destacaba la ventaja para el desarrollo potencial del turismo que constituyen los recursos naturales del país:

[…] en turismo, tenemos una gran cantidad de ventajas: tenemos mar, tenemos bahías, tenemos playas, tenemos aguas medicinales de todas clases, tenemos montañas, tenemos caza, tenemos pesca en el mar y en el río, y tenemos la mejor temperatura del mundo (Castro, 1959 b).

Por aquellos tiempos iniciales, Fidel blande la lanza de su verbo agudo contra el turismo de vicios y corruptor, transferido en la etapa prerrevolucionaria. Asimismo, promueve una política de incentivos y desarrollo del sector turístico para los nacionales. Pero aún en medio y frente a la emergente confrontación con los Estados Unidos, su concepción turística no excluye al turismo internacional. Y así lo evidencia la celebración en La Habana, en el mismo año 1959, de eventos importante para la gestión turística, como el Encuentro del Comité Conjunto de Instituciones Cívicas Cubanas con directivos de ASTA (julio del 59) y la Convención de ASTA (octubre del 59), donde Fidel participa y sin prejuicios ni temores se muestra partidario del estímulo al desarrollo del turismo internacional en la Isla:

Tenemos la base para desarrollar el turismo, para desarrollar una economía que no tiene cuotas, porque el desarrollo del turismo dependerá de nuestra capacidad, de nuestra inteligencia, ya que ello únicamente dependerá del número de turistas que vengan a Cuba y del número de millones que dejen al país y que servirán como contribución a nuestro desarrollo industrial [...] Hay que empezar a dedicarse al desarrollo industrial y del turismo con el entusiasmo con que nos hemos dedicado a la reforma agraria (Castro, 1959 a).

En toda Cuba serán bienvenidos y recibidos con los brazos abiertos, ustedes y sus amigos; ustedes y todos a los que ustedes les digan que vengan a Cuba, porque nuestra ambición, que es una noble ambición, es la de convertir a nuestra isla en el mejor lugar para vacaciones, y en el mejor y más importante centro turístico del mundo (Castro, 1959 b).

De tal forma, el 20 de noviembre de 1959 se crea el Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), y Fidel suma, a las muchas e importantes tareas como líder de la Revolución y como Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, la de ser el primer Presidente del organismo encargado de rectorar el trabajo para las transformaciones en la esfera del turismo. Una de las primeras acciones fue abrir oficinas de información y promoción en todas las principales ciudades del país, y también en importantes urbes como Nueva York, Miami y Montreal.

En diciembre de ese mismo año, entre las actividades para las fiestas de fin de año y la celebración del primer aniversario del triunfo de la Revolución, se organiza otro distinguido evento del mundo del turismo: un viaje de familiarización de agencias de viajes y personalidades del turismo de Estados Unidos. Y para ellos, Fidel ofrece una cena en el Salón Pavillón del entonces hotel Habana Hilton, donde hace acto de presencia y comparte cordialmente con todos, lo cual era un reflejo de la dirección de la joven revolución de sostener relaciones de igualdad, respeto y beneficio mutuo con el país del norte, a pesar de las acciones cada vez más hostiles que ya estaban desarrollando en contra de la Revolución Cubana.

Tres meses después, en abril de 1960, se efectúa también en La Habana la Convención de la Confederación de Organizaciones Turísticas de América Latina (COTAL). Fidel también asiste al importante evento, y pronuncia un discurso donde señala el interés del gobierno revolucionario en el turismo, y alienta el turismo de latinoamericanos, que denota además el pensamiento latinoamericanista de la naciente Revolución:

El turismo ha sido una de las tantas actividades [...] a la cual nosotros le hemos dedicado nuestra atención. Bellezas naturales tiene nuestro país, como tienen todos los países de América Latina [...] En la misma medida en que el Gobierno Revolucionario pone las bellezas naturales y los recursos naturales de Cuba al alcance de todos los ciudadanos, los está poniendo también al alcance de todos los viajeros de América Latina (Castro, 1960).

Con el triunfo de la Revolución no hay una política antiturismo internacional de Fidel Castro y del gobierno revolucionario. La causa fundamental del muy negativo comportamiento del turismo internacional en esa primera etapa se encuentra en la política agresiva de la Casa Blanca hacia la Isla. Desde el mismo año 1959, el gobierno cubano comenzó a promulgar leyes y ejecutar las medidas coherentes con el programa expuesto en La Historia me Absolverá, que beneficiaban al pueblo e involucraban los intereses de compañías norteamericanas. Y la administración norteamericana de turno, y las subsiguientes, hicieron pronto rechazo, y emprendieron una política de amenazas, hostigamiento, coerción. Entre las esferas a las que enfiló sus ataques y trató de afectar estuvo la actividad turística, que constituía entonces una de las principales fuentes de ingreso del país, y que, además, incidía en su imagen e inserción internacional.

Entre las medidas hostiles tomadas por el gobierno de Dwight D. Eisenhower (1953-1961) estuvieron presiones a las organizaciones de viajes y turoperadores, campañas difamatorias para atemorizar a viajeros, reducción de los vuelos aéreos y escalas de los cruceros, enmarcado en un proceso más amplio que condujo al rompimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, el 3 de enero de 1961. Y en la siguiente administración de John F. Kennedy (1961-1963), esta escalada agresiva se arreciaba, con la prohibición expresa de los viajes de ciudadanos estadounidenses, aviones comerciales, cruceros a la Isla, y el establecimiento oficial del bloqueo económico, comercial y financiero el 3 de febrero de 1962, debiendo notarse que muchas de estas medidas, salvo la prohibición de los vuelos comerciales, están en pleno vigor aún hoy, más de 60 años después. Y la aplicación de esa política restrictiva y sitiadora sería intensificada por los sucesivos gobiernos de los presidentes Lyndon Johnson (1963-1969), Richard Nixon (1969-1974), lo que impactó severamente en la situación del turismo internacional en esos años, en las relaciones internacionales del país y en su capacidad de insertarse de manera competitiva en los mercados internacionales.

El comportamiento del flujo de turistas internacionales en esa primera etapa del turismo en el período revolucionario refleja una disminución muy notable, en la misma medida en que arreciaban las acciones de acosos, restricciones, coerciones de los gobiernos norteamericanos de turno. Según Villalba (1993) en 1959, el arribo de turistas internacionales fue de 179 753, de ellos 145 036 estadounidenses; y en 1960: 86 491, de ellos: 61 098 estadounidenses. Y en esos dos años el descenso no fue mayor porque muchos pudieron aprovechar algunas posibilidades de viajes que se mantenían todavía para ir a Cuba, con el atractivo adicional de ser un país en efervescente revolución.

Pero a partir de 1961, con la ruptura de las relaciones diplomáticas y el emplazamiento oficial del bloqueo en el año siguiente, la llegada de turistas iba a experimentar la más fuerte constricción. Por ejemplo, se recibieron en 1961: 4 180, en 1963: 168, en 1966: 266, en 1970: 1 634 (Villalba, 1993). Y no solo se cerraba el mercado emisor estadounidense. Por los efectos de presiones, amenazas, acciones de las administraciones estadounidenses de turno, se frustraban las gestiones del INIT por potenciar otros mercados emisores de los países capitalistas europeos, el canadiense, o de la región latinoamericana, donde solamente México y Canadá no cortaron las relaciones diplomáticas y sostenían algún intercambio comercial.

Particularmente, se ejercía coerción a las navieras de cruceros y a las compañías de aviación, lo que conllevó a la interrupción del turismo de cruceros, y redujo a casi nada los arribos por vía aérea. Entonces, de 15 líneas aéreas que conectaban a la Isla con unas 40 ciudades en el mundo, solo continuarían volando cuatro a cuatro capitales: Cubana de Aviación a Praga, Madrid y Ciudad de México, Aeroflot a Moscú, CSA a Praga, Iberia a Madrid. La industria turística internacional cubana se vio fuertemente influenciada por las capacidades de inserción internacional del país, las cuales se vieron afectadas por las acciones hostiles del gobierno de Estados Unidos, que tenían además un efecto extraterritorial que impactaba significativamente en el sector.

A partir de la segunda mitad de la década del 70, el devenir del turismo en Cuba se va a caracterizar por la proyección de una estrategia de reapertura hacia el turismo internacional (Rodríguez et al., 2013). Esto también reflejó la ruptura gradual del intento de aislamiento impuesto por Estados Unidos a Cuba en la región latinoamericana y al resto del mundo. En 1976, en lugar del INIT, se establecía el Instituto Nacional de Turismo (INTUR), con facultades fiscalizadoras y a la vez administrativas, pero con la misión de dar un nuevo impulso al turismo internacional, sin desatender el nacional.

En esta segunda mitad de la década del setenta, ya se manifestaba un comportamiento alentador en el arribo de turistas extranjeros. Aun las cifras eran modestas, pero muy superior a los años precedentes de constricción casi total. Por ejemplo, en 1975 fueron 39 700, y ya en 1978 fueron 96 652 y de ellos 79 924 de países capitalistas y 26 733 de socialistas (Ayala, 2002).

La nueva política turística tenía como trasfondo que por esos años en el panorama socio-económico y político interno y externo estaba a configurarse una nueva situación favorable. En el país había disminuido la aguda lucha de clases de la década del 60, y se iniciaba el proceso de institucionalización. En el orden internacional, se establecían mejores y más estables relaciones con los países del bloque socialista, a partir del ingreso de Cuba al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), y también numerosos países del mundo cambiaban su posición de total rechazo y contacto con la Cuba socialista, estableciendo relaciones diplomáticas, económicas, comerciales.

Desde Washington, con la administración de Gerald Ford (1974-1977), la política agresiva fue algo menor que la del anterior presidente Nixon, y en particular el presidente Jimmy Carter (1977-1981) llevó a cabo una política menos beligerante, que incluyó algunas medidas favorables para el turismo internacional. Entre ellas, destacó la flexibilización de algunas restricciones para permitir los viajes a la Isla de los cubanos-americanos, autorizaciones por primera vez de los vuelos chárter, y disminución de las presiones a sus aliados internacionales para aislar a Cuba. De tal modo, en el año 1978 se creó el Tour Operador Internacional Havanatur S.A. con el objetivo fundamental de captar turistas internacionales, y poco después de operar el turismo de cubanos residentes en Estados Unidos.

El ideario y las acciones de Fidel también marcan la proyección e impulso del turismo internacional en esos años (Rodríguez et al., 2013). Él entendió las preocupaciones existentes con las lacras del pasado, que podría generar el turismo internacional, pero a la vez tuvo el firme convencimiento de su importancia para el desarrollo económico de la nación, y de la fortaleza de la Revolución para encarar los posibles influjos nocivos del turismo internacional. Y tuvo a bien manifestarlo públicamente en diversas ocasiones, como en su discurso en el acto de clausura del XIV Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en 1978:

Decíamos: bueno, ¿el turismo qué, nos va a corromper? Y nosotros nos preguntamos: ¿Somos tan chiquiticos y tan indefensos que nos van a corromper? […] Y si nosotros no somos suficientemente fuertes. Creemos que los somos y podemos recibir a quien sea, sí […] No vamos a vivir en la asepsia total, por eso dijimos: bueno, hay que recibir a los turistas, pues vamos a recibir a los turistas. Y aspiramos a desarrollar esa fuente de ingreso […] Hay que ser realistas y conocer las realidades y por eso sí vamos a desarrollar el turismo” (Castro, 1978).

En esa década del 70, además de las problemáticas del turismo, Fidel, de manera pionera, también prestaba atención a las del medio ambiente. En septiembre de 1974 en un discurso pronunciado en la III Conferencia de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), señalaba:

La humanidad del futuro tiene retos muy grandes en todos los terrenos. Una humanidad que se multiplica vertiginosamente, una humanidad que ve con preocupación el agotamiento de algunos de sus recursos naturales, una humanidad que necesitará dominar la técnica, y no solo la técnica sino incluso hasta los problemas que la técnica pueda crear, como son los problemas, por ejemplo, de la contaminación del ambiente (Castro, 1974).

En la década del 80 se continuaba con la política de reapertura al turismo internacional, y se tomaban medidas para propiciar un mayor desarrollo. Entre ellas estuvo en el año 1982 la aprobación del Decreto Ley 50 “Sobre asociación económica entre empresas cubanas y extranjeras”, que otorgó al turismo algunas ventajas relativas dentro de la propia legislación, dando la posibilidad de recibir recursos financieros foráneos. También se incrementó el estímulo nacional. De tal modo, en 1987, se decidió la inclusión del turismo, junto a la biotecnología y el programa alimentario, dentro de los tres programas priorizados por el país. También se crearon nuevas entidades para la gestión del turismo, y fue autorizada a realizar asociaciones con capital extranjero para las actividades turísticas y comerciales. En ese mismo año es fundada la Corporación de Turismo y Comercio Internacional Cubanacán S.A., y en 1989 se establece el Grupo Gaviota. S.A. En la década del 80, el arribo de turistas continuaba el crecimiento gradual empezado en la década anterior. En 1980: 129 591, 1985: 175 576, 1987: 211 464, 1989: 326 300 (Ayala, 2002).

En esa década, en el orden externo, la mayor potenciación del turismo internacional de Cuba encontró un factor negativo fundamental en la asunción a la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), que reinstituyó una política más hostil contra el país. Entre las nuevas medidas agresivas estuvieron la injusta inclusión de Cuba en la ilegítima y unilateral Lista de patrocinadores del terrorismo del gobierno de Estados Unidos, la adopción de controles estrictos sobre organizaciones promotoras de viajes a la Isla y el envío de remesas, la prohibición por primera vez de la utilización de las tarjetas de pagos.

En los años 80, además del turismo internacional, recibía también un impulso el turismo nacional. A partir de 1981, por aliento del propio Fidel, se desarrollaba el denominado campismo popular. Por entonces señalaba:

[…] este tipo de actividad gusta y da respuesta a una necesidad de nuestro pueblo […] es posible producir un movimiento masivo y organizado de la juventud y de todo el pueblo hacia la recreación en la naturaleza, a la vez que se eleva la preservación de la misma (Castro, 1982).

En la concepción de Fidel del Campismo Popular es eslabón ineludible la relación amigable con el medio ambiente. Valga de muestra el siguiente fragmento de su discurso en la inauguración de la base de campismo El Taburete:

La organización de las actividades tiene como principio fundamental el cuidado de la flora, la fauna y la naturaleza en general […] Es necesario crear una cultura de la naturaleza en nuestro pueblo, llevándolo a ella, enseñándole a cuidarla y a disfrutarla, convirtiendo el movimiento de excursionistas en un poderoso ejército de protectores de la flora, la fauna y el medio natural en general (Castro, 1982).

En agosto de 1991 caía el socialismo en la URSS, y se desintegraba la gran nación, y, ya previamente, se habían desplomado todos los demás países socialistas de Europa del Este. De tal modo Cuba perdía casi todos sus mercados internacionales, soportes comerciales, financieros, tecnológicos, y la economía cubana caía en una fuerte crisis económica y financiera, denominada Período Especial en tiempo de paz. En este complejo contexto, se le asignó al sector turístico un rol fundamental en la reinserción internacional y la generación de las divisas demandadas por el país en la muy difícil situación económica. Y la impronta de Fidel estaba nuevamente en la política de desarrollo más amplio y acelerado del turismo internacional que se trazaba y estaba a punto de concretarse (Rodríguez et al., 2013). El Comandante en Jefe sin cortapisas era partidario de empoderar como nunca antes el desarrollo del turismo internacional. Y así lo exponía públicamente en diversos escenarios, como en el acto central por el 30 aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en 1990, o en el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en 1991.

Nosotros tenemos mares puros rodeados por la corriente del golfo, excelentes recursos naturales, no tenemos petróleo, pero tenemos lugares por ahí que son una maravilla; y como tenemos que vivir y como necesitamos recursos, y como hay que salvar la Revolución, entonces haremos también todas las inversiones necesarias en ese campo (Castro, 1990 a).

[…] es muy importante que se comprenda la necesidad que tiene el país del turismo, aunque implique algunos sacrificios para nosotros. Ya quisiéramos disfrutar de todos los hoteles, pero se trata de salvar la patria, la Revolución y el socialismo, y necesitamos esos recursos en medio de la situación que les he estado explicando. Vamos a seguir impulsando esa tarea (Castro, 1991).

De tal modo, se definían ochos regiones priorizadas para la gestión turística: La Habana, Varadero, Región Centro-Sur, Jardines del Rey, Norte de Camagüey, Norte de Holguín, Sur de Oriente, Archipiélago de los Canarreos. Se fijaba un gran proyecto inversionista para la construcción de obras para el turismo, en particular de hoteles, impulsado y apoyado aún más con la aprobación en 1995 de la Ley No. 77 de Inversión Extranjera, que amplió mucho más los marcos del Decreto Ley No. 50 de 1982. Desde el año 1993 se establecía al Centro Histórico de La Habana como Zona Priorizada para la Conservación, y se concedía a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) el fuero legal para elaborar y aplicar una gestión integral y autofinanciada, que subrayaba al desarrollo del turismo histórico cultural como un elemento vital.

Asimismo, con facultades mayores y más amplias funciones se creó en 1994 un nuevo organismo rector de la actividad turística, el Ministerio de Turismo (MINTUR), que sustituía al Instituto Nacional de Turismo. Y en el año 1995 se declaraba al Centro Histórico de La Habana una Zona de Alta Significación para el Turismo (ZAST).

Por esos años de la década del 90, Fidel está muy convencido de que como nunca antes se ha de dar impulso a un gran desarrollo del turismo internacional en la Isla. Y también es muy consciente de que graves problemáticas ambientales acechan al mundo. Por eso en la Conferencia de Naciones Unidas (ONU) sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro en junio de 1992, advierte:

Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre […] Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente […] Han envenenado los mares y los ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer (Castro, 1992).

Y en la Primera Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, en Barbados, en mayo de 1994, proclama:

Los poderosos discuten las formas del nuevo reparto del mundo. Los pobres y los países pequeños tratamos de saber cómo vamos a sobrevivir en las próximas décadas. Si somos islas a unos cuantos metros sobre el mar, nos preguntamos qué ocurrirá cuando las aguas suban de nivel y si podremos enfrentar las sequías, los ciclones y demás catástrofes climáticas que nos esperan” (Castro, 1994).

En este contexto, Fidel es firme partidario del desarrollo amplio y acelerado del turismo internacional, pero inserto en los marcos de la sostenibilidad turística, de la protección y conservación del medio ambiente. Y así lo expone en diferentes escenarios y momentos a lo largo de los años noventa, como en la inauguración de los hoteles Paradiso y Sol Palmeras en Varadero en mayo de 1990 y Guitart-Cayo Coco, en Ciego de Ávila, en noviembre de 1993:

El país tiene muchos Varadero, posee incontables playas similares a esta, lugares vírgenes totalmente […] donde se pueden elaborar los planes directores a la luz de las ideas más avanzadas en esta materia, no como ocurría antes: cada uno agarraba un pedazo de playa y construía donde le daba la gana hasta la misma orilla del mar. Ustedes saben que eso destruye las condiciones naturales (Castro, 1990 b).

No había visto todavía el Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros […] creado, sobre todo, con el objetivo de proteger el medio ambiente; fue casi lo primero que se construyó aquí […] no vamos a desarrollar cualquier turismo, y en esto hay un perfecto acuerdo entre la parte cubana y nuestros asociados del exterior, en que hay que hacer un turismo de calidad, y sobre todo, integrado a la naturaleza […] que el turismo nuestro preserve, y no solo preserve, sino que enriquezca la belleza natural de los lugares donde se construye (Castro, 1993).

La nueva estrategia de desarrollo del turismo internacional se llevaba a cabo bajo la continuación del asedio del agresivo vecino norteño, incluso con mayores sañas. En 1992 George H. W. Bush aprobó la Ley Torricelli. Y en 1996, el presidente Bill Clinton firmó la Ley Helms-Burton. En ellas, prohibiciones del bloqueo escalaban también otros peldaños de extraterritorialidad. En base a ellas se torpedeaba al máximo el arribo de cruceros, no solo estadounidenses sino de otros países, se acrecentaban las intimidaciones y extorsiones a potenciales inversionistas y cadenas hoteleras. En este contexto, grupos terroristas ejecutaron explosiones de bombas en algunos hoteles habaneros y otras instalaciones turísticas, y se hizo Ley del Congreso la prohibición de los viajes a Cuba para los ciudadanos estadounidenses.

Por otra parte, factores como la novedad del destino Cuba, lo acertado de la elaboración y aplicación de las estrategias y planes de acciones, posibilitaron resultados nunca antes alcanzados. Uno de los indicadores principales, como el número de visitantes internacionales mostraba cifras y tendencias muy positivas. A partir de 340 mil visitantes extranjeros recibidos en 1990, se mantenía por año un crecimiento, y en 1996 sobrepasó por primera vez la cifra del millón (1 100 000), y en el 2000 casi llegó a los dos millones (1 774 000) (Ayala, 2002).

Fidel alienta así un extraordinario horizonte para el turismo internacional en Cuba. Y al pensar y desear la integración regional, incluye también al turismo multidestino como elemento clave. Pero a la vez apunta a que sea una relación armónica entre desarrollo turístico y medio ambiente. Basten los siguientes fragmentos de sus discursos en la Cumbre de los Jefes de Gobierno de los Estados Miembros de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) en Trinidad y Tobago en 1995 y en la Reunión Especial de Jefes de Estado y de Gobierno del CariForo en República Dominicana en 1998:

En el sector del Turismo hemos logrado algunos avances. Pero aún estamos lejos de haber convertido a la región en su conjunto en un destino privilegiado del turismo internacional, a lo que nos hacen acreedores nuestras riquezas naturales. Este patrimonio común de nuestros pueblos requiere de un cuidado especial […] Si protegemos las bellezas de nuestros recursos, si lo protegemos de la erosión, de la contaminación, si convertimos el turismo en el Caribe en el mejor turismo ambiental del mundo, podremos, realmente, realizar una parte importante de los sueños comunes que nos proponemos aquí (Castro, 1995)

El turismo, a través del multidestino, bien podría convertirse en el motor principal de la integración caribeña […] Podríamos proyectarnos al mundo como el destino turístico más atractivo, un destino único y diverso que al mismo tiempo brinde un buen ejemplo en cuanto a la preservación del medio ambiente y nuestros recursos naturales (Castro, 1998).

Lo anterior, por otra parte, ejemplifica como Cuba ha promovido fortalecer la gestión colectiva y la cooperación en el ámbito turístico con sus homólogos en el Caribe y América Latina, en lugar de adoptar un enfoque competitivo que perjudicaría el bienestar de nuestros pueblos.

CONCLUSIONES

El nuevo estado revolucionario cubano, surgido el 1ro. de enero de 1959, pondera el rol necesario e importante de la industria turística para la economía del país. Y desde entonces y hasta la actualidad y de una forma u otra, el sector turístico ha estado bajo el cerco y hostigamiento de la administración norteamericana de turno, y con señalado efecto negativo en el comportamiento del flujo de turistas internacionales hacia la isla.

El pensamiento de Fidel Castro marca una impronta indeleble en la proyección y aplicación de las políticas turísticas del gobierno revolucionario. Su concepción turística desde el mismo triunfo de la Revolución no excluye potenciar el turismo internacional, aun en medio de las restricciones y agresiones del gobierno norteamericano, y también es abanderado de que sea un turismo amigable con el medio ambiente.

A partir de la década del 90, el turismo internacional en Cuba experimenta un desarrollo amplio y acelerado. Desempeña un rol significativo en el impulso a la economía cubana, y a la proyección estratégica de la imagen e inserción internacional del país. Actualmente el desarrollo del turismo internacional en Cuba afronta un escenario muy desfavorable en las relaciones con Estados Unidos. Después que el presidente Barack Obama en su segundo mandato flexibilizó unas que otras medidas del bloqueo, bajo la presidencia de Donald Trump volvió a arreciar la política de agresión y hostigamientos, quien sumó un paquete de más de 240 medidas coercitivas contra Cuba, y que el presidente Joe Biden, pese a sus promesas electorales de promoción del acercamiento bilateral, ha conservado casi inalterables en su mandato.

El pensamiento de Fidel Castro sobre turismo internacional y medio ambiente mantiene plena vigencia. Y ha de ser fuente de memoria y brújula en la proyección de estrategias de desarrollo turístico, con un enfoque de turismo sostenible, en un contexto de agravamiento del deterioro del medio ambiente mundial y del conflicto entre Cuba y Estados Unidos.

NOTAS

1 El conjunto de las instituciones cívicas cubanas mantuvo una posición de rechazo a la dictadura batistiana. Al triunfo de la Revolución adoptó una actitud de colaboración con el Gobierno Revolucionario para afrontar la campaña de calumnias y descréditos desatada inmediatamente contra el estado revolucionario.

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CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.

AGRADECIMIENTOS

No aplica.

FINANCIACIÓN

No aplica.

PREPRINT

No publicado.

DERECHOS DE AUTOR

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