Las posiciones de Cuba en la ONU en relación con las luchas por la liberación nacional y la independencia de los países africanos. Entrevista con el Embajador Raúl Roa Kourí

Cuba's positions at the UN in relation to the struggles for national liberation and independence of African countries. Interview with Ambassador Raúl Roa Kourí

 

M. Sc. Lohania Josefina Aruca Alonso

Licenciada en Historia, Especialista en Urbanismo y Máster en Estudios de América Latina, el Caribe y Cuba. Historiadora, profesora, investigadora, escritora y periodista en prensa impresa y digital. Graduada de Diplomacia en la primera Escuela del Servicio Exterior Manuel Bisbé Alberni del MINREX. Funcionaria del MINREX (1962-1973). Miembro de la Cátedra honorífica “Raúl Roa García” del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) e integrante de su Junta Directiva. Es miembro de la Unión de Historiadores de Cuba y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). lohaniajosefina.aa@gmail.com 0009-0008-2574-1602

Cómo citar: Aruca Alonso, L. J. (2024). Las posiciones de Cuba en la ONU en relación con las luchas por la liberación nacional y la independencia de los países africanos. Entrevista con el Embajador Raúl Roa Kourí. Política internacional, VI(Nro. 4), 160-177. https://doi.org/10.5281/zenodo.13857088

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13857088

 

Recibido: 19 de marzo de 2024

Aprobado: 28 de junio de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

RESUMEN Por la posición estratégica que ocupaba la Organización de las Naciones Unidas en la estructura de las relaciones internacionales Este-Oeste, los conflictos armados y el proceso de descolonización en el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, consideramos muy necesaria la entrevista realizada al embajador Raúl Roa Kourí, quien posee una extensa hoja de servicios en la diplomacia cubana revolucionaria, la cual incluye la representación de Cuba ante las Naciones Unidas en dos ocasiones, que abarcan el periodo que concierne nuestro estudio. También, desde la ONU, en el periodo comprendido entre 1961 y 1991, Cuba hizo importantes y decisivas contribuciones a la solución de asuntos de alta complejidad política y militar concernientes a la lucha por la independencia nacional de los países africanos.

Palabras claves: Cuba, política exterior; ONU; relaciones de Cuba y África; apoyo de Cuba a luchas anticolonialistas.

 

 

ABSTRACT Due to the strategic position occupied by the United Nations Organization in the structure of East-West international relations, armed conflicts and the decolonization process in the post-World War II world, we consider the interview conducted with Ambassador Raúl Roa Kourí to be very necessary. With an extensive service record in the revolutionary Cuban diplomacy, which includes the representation of Cuba before the United Nations by Roa Kourí on two occasions that cover the period that concerns our study. Also, from the UN, in the period between 1961 and 1991, Cuba made important and decisive contributions to the solution of issues of high political and military complexity concerning the struggle for national independence of African countries.

Keywords: Cuba, foreign policy; UN; Cuba-Africa relations; Cuba's support to anti-colonial struggles.

 

 

Presentación del tema y del entrevistado

El complejo contexto de las relaciones hostiles de Estados Unidos de América hacia la independencia de Cuba, desde 1898, hace más de un siglo, se agudizó a partir de 1960. Entonces, y ahora, se expresan, continua y sistemáticamente, en el campo internacional, dominado por el sistema capitalista y regido por la pesada influencia de una potencia militar y económica mundial, la estadounidense. Su concepción geopolítica supone la subordinación de Cuba. Obtener el respeto para nuestra independencia y soberanía nacional, constituye, en la etapa en estudio, uno de los grandes logros alcanzados por Cuba, tanto en lo interno como en lo externo de su estrategia política. Las batallas se libraron en los escenarios más disímiles, uno de los principales fue la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La diplomacia cubana rompió claramente con mitos y estereotipos, mostró la dignidad inclaudicable de un pueblo valiente y decidido a cortar todo tipo de ataduras y defender, sin vacilaciones y en cualquier circunstancia, sus verdades. El hotel “Teresa”, en Harlem, Nueva York, fue el testigo excepcional, en los primeros años, de cómo se manejaría el concepto y sentido de la nueva diplomacia revolucionaria: en correspondencia absoluta con su carácter antimperialista y a favor de la descolonización y la liberación nacional de los pueblos humildes y explotados del mundo colonial y neocolonial aún existente. Con la mira muy alta, bien apuntada a la posición internacional que debía merecer, para desenvolver eficazmente su solidaridad con los países africanos, Cuba creció en el terreno de la política internacional, tanto como en el de la guerra, en apoyo, entre otros, a la lucha por sostener la independencia de Angola, por lograr la de Namibia y contra el intervencionismo y el apartheid de Sudáfrica, respaldado por EE.UU.

Raúl Roa Kourí (La Habana, 9/7/1936), es el hijo único del Canciller de la Dignidad, el Dr. Raúl Roa García, quien fue uno de los más destacados políticos e intelectuales cubanos del siglo XX. Junto a su padre, Raúl libró batallas importantes por la independencia total y la consolidación de la nación cubana, antes y después de 1959, aportando la solidez de su amplia base científica cultural, herencia de familia por doble vía, paterna y materna: la Dra. Ada Kourí, su madre, fue médica y una reconocida especialista en Cardiología. Su experiencia política nos ayuda a comprender el punto de partida de la estrategia revolucionaria en cuanto a las relaciones internacionales. El testimonio de Roa Kourí, de su gestión diplomática, no deja dudas sobre las causas justas y las consecuencias irreversibles por las que miles de cubanos y cubanas participaron de modo voluntario en las guerras de liberación africanas.

Entrevista

LAA: Ud. es un “diplomático de carrera”, de formación académica adquirida antes de 1959 en la Escuela de Ciencias Sociales de Derecho Público y Diplomático de la Universidad de La Habana. ¿Qué nos puede decir acerca de sus experiencias en el Servicio Exterior de Cuba durante los primeros años de la Revolución Cubana? ¿Cuáles son los cambios fundamentales que advierte en la política exterior de Cuba, hasta 1976?

RRK: Como he dicho en algunas publicaciones, específicamente en mi libro En el torrente, yo pertenezco al grupo de los compañeros que fuimos embajadores o diplomáticos “a la carrera”, y no de carrera. Aunque tienes razón al decir que yo empecé mis estudios en Ciencias Sociales y Derecho Público, en la Escuela estaba incluida la Licenciatura en Derecho Diplomático y Consular, no la terminé. En realidad, obtuve una Licenciatura en Psicología Social en la Universidad de Columbia, en Nueva York, cuando no existía todavía la carrera de Psicología en la Universidad de La Habana.

¿Cómo ingreso al Ministerio de Relaciones Exteriores? Yo tenía relaciones con el Movimiento 26 de Julio, conocía al compañero Carlos Lechuga, que trabajaba con mi padre en Resistencia Cívica, e iba a Nueva York por distintas razones. Tuvimos contactos allá, y así hicimos amistad. En el año 1959, cuando Fidel fue invitado por la Asociación de Editores de Periódicos a una conferencia en Washington, D.C., Raúl Roa García era Embajador de Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA), y yo estaba en Nueva York terminando mis estudios de Psicología Social, pero, al mismo, tiempo ayudando al Cónsul general Luis Baralt, que había sido nombrado por la Revolución pues, por los estudios mencionados, tenía idea del trabajo consular.

Estaba en esa tesitura cuando Roa me invitó a Washington para que conociera a Fidel. (Aunque, en realidad, yo le había conocido ya en el año 1955, en nuestra casa de La Habana, durante una reunión que sostuvo [Fidel] con José Antonio Echeverría, Juancito Nuiry, el profesor Rafael García Bárcenas y mi padre. Yo servía el café pero, desde luego, no tomaba parte en aquella conversación. Esa fue una reunión muy importante, un intento de Fidel de aunar las fuerzas de la oposición. Con su tesis estuvieron de acuerdo José Antonio, Nuiry y Roa, pero no García Bárcenas que tenía una distinta de la de Fidel: no la lucha armada, sino un golpe de mano a través de oficiales que él conocía. Sostenía que la revolución se podía hacer sin el ejército, con el ejército, pero no contra el ejército.)

En la Embajada de Cuba en Washington, estuvimos escuchando a Fidel, los temas que iba a tratar en su entrevista con el vicepresidente Richard Nixon. Estábamos presentes Celia Sánchez, Roa, Carlos Franqui, el Embajador en Estados Unidos, Ernesto Dihigo, Conchita Fernández -secretaria de Fidel en aquel momento- y algún otro compañero más. Fidel nos dijo: “Yo no he venido a los Estados Unidos a pedir dinero como vienen todos los Jefes de Estado o de Gobierno de los países de América Latina, yo he venido aquí para explicar las razones por las cuales considero que los Estados Unidos deben apoyar a Cuba en las medidas revolucionarias previstas en “La Historia me absolverá”, como la Reforma Agraria, la Reforma Urbana, y toda una serie de medidas que se deben implementar en beneficio del pueblo y que los Estados Unidos deberían apoyar. Ese es mi juicio, y es lo que quiero entiendan: que apoyen la realización de estas transformaciones fundamentales”.

Se conoce el resultado de su conversación con Nixon, quien recomendó al presidente Eisenhower desembarazarse de Fidel lo antes posible.

De ahí el Comandante fue a Nueva York, y yo fui con él y le serví de intérprete en algunas reuniones que sostuvo con periodistas. Entonces, me invitó a ir a la Universidad de Harvard, donde habló en Soldiers Square a los alumnos de la Escuela de Derecho. También le serví de intérprete en su conversación con el Decano de la Facultad de Derecho. Allí él dijo que iba a hablar en inglés, y agregó algo muy simpático: “I invent my English” (Yo invento mi inglés.) Y realmente habló un inglés que resultó perfectamente inteligible a aquellos jóvenes. Yo nunca había visto algo parecido: un grupo de jóvenes estudiantes de la exclusiva Universidad de Harvard escuchando atentamente a Fidel, que fue no solo entendido, sino ¡aplaudido! De ahí él iba a una reunión sobre problemas económicos en Buenos Aires y me invitó a acompañarlo, pero expliqué que no podía porque estaba trabajando en el Consulado y tenía cosas pendientes, y me respondió: “No, si tienes cosas pendientes no vengas”. Así fue, terminé la Licenciatura en Psicología Social y regresé a Cuba.

Mi idea era ser profesor de Psicología social en la Universidad Central de Las Villas, que era donde existía en esos momentos la carrera de Psicología. Estaba en eso, cuando Fidel nombró a [Carlos] Lechuga Embajador de Cuba en Chile, y a Roa Canciller, en sustitución de Roberto Agramonte. Lechuga propuso a Fidel que yo lo acompañara a Chile como segundo suyo y el Comandante estuvo de acuerdo. Entonces, Lechuga le planteó: “El problema está en que a Roa, que ahora es el Ministro, no le va a gustar la idea de que a su hijo lo designen en el Servicio Exterior, porque va a parecer una cosa de nepotismo”. Y el Comandante le respondió, “No, aquí en la Revolución no hay nepotismo”, y mandó a publicar en el periódico Revolución una nota diciendo que se me había nombrado segundo de la Embajada de Cuba en Chile, aunque yo era hijo del Ministro de Estado, por mis propios méritos, pues en Cuba ya no existía el nepotismo. Así fue como yo ingresé en el Servicio Exterior, yendo de segundo de Lechuga a Chile.

Tenía entre mis funciones la de ser enlace con las organizaciones juveniles: la Juventud Comunista, la Juventud Socialista y la Juventud Demócrata Cristiana. En ese primer período, los demócratas cristianos simpatizaban con la Revolución Cubana; todavía no era la época en que empezaron a cuestionarse los juicios a los contrarrevolucionarios, antiguos esbirros, las penas capitales, etc., la Democracia Cristiana no aceptó esto y lo criticó. Pero en ese momento anterior, todavía había un apoyo y mantuve buenas relaciones con Patricio Aylwin, dirigente juvenil de esa organización y posteriormente presidente de la república. Debo decir que la Juventud Socialista evidenciaba mucha más simpatía por la Revolución Cubana que la Juventud Comunista. Esta última, como pertenecía al Partido Comunista Chileno y este, a su vez, a la Internacional, consideraban que una revolución social solo podía dirigirla un Partido Comunista, y, por tanto, tenían sus dudas en cuanto a la dirección de la revolución por “un grupo de pequeños burgueses”, según ellos decían, revolucionarios, pero que no provenían de la clase obrera ni del Partido Comunista. Esas ideas perduraron en otros partidos; durante años hubo esas dudas hacia la dirección de la Revolución Cubana.

Nosotros teníamos muchas relaciones en Chile y, sobre todo el Embajador Lechuga, anudó una estrecha amistad con el Senador [Salvador] Allende, y otros políticos, artistas e intelectuales no solo de izquierda, sino demócratas cristianos, que apoyaban a la Revolución Cubana.

La V Reunión de Consulta [de Cancilleres de la OEA], fue el primer intento del imperialismo de sentar a Cuba en el banquillo de los acusados. Christian Herter, secretario de Estado de los EE.UU., llevaba la batuta, pero, lo que sí fue una trifulca tremenda fue la que se dio entre Cuba y el representante de [Rafael Leónidas] Trujillo. No se pudo entonces acusar a Cuba directamente, pero se crearon algunos mecanismos que, ulteriormente, fueron utilizados contra nuestro país: la cuestión de derechos humanos y ese tipo de cosas. Cuba salió, de acusada, en acusadora de las relaciones de EE.UU. con las dictaduras latinoamericanas, especialmente su apoyo a Trujillo, “la náusea de América,” según Roa.

Concluyendo la reunión de la OEA tuvo lugar el acto de la CUT, con la presencia de los comandantes Raúl Castro, Manuel Piñeiro y otros compañeros. Habló a nombre de Cuba, Armando Hart Dávalos, ministro de Educación, y Clotario Blest, Secretario General de la CUT, por los trabajadores chilenos. Aquel fue un mitin fabuloso, multitudinario, de apoyo a la Revolución Cubana. De Santiago de Chile, regresé a La Habana con la delegación cubana, desde donde me trasladaron a Nueva York, a la Misión Permanente de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas. Allí estuve desde 1959 a 1961, como Representante ante la Comisión Económica y encargado de las relaciones con los partidos o grupos solidarios con la Revolución Cubana; en primer lugar, con el Comité Pro Justo Trato para Cuba, (Fair Play for Cuba Committee), con el cual tenía contactos periódicos y colaboré con todas las cosas que necesitaron, informaciones, etc. También con algunos miembros del Partido Comunista Americano, y con representantes de varios países socialistas: la Unión Soviética, Checoeslovaquia y Bulgaria.

Como dije, me ocupaba de la Comisión Económica, de la cual fui electo vicepresidente, en el año 1960, cuando Fidel asistió a la XIV Asamblea General de la ONU. En realidad, yo propuse ser candidato a la vicepresidencia para oponerme al argentino, porque Argentina, entonces presidida por Frondizi, era crítica de la Revolución Cubana. Para evitar que el candidato argentino saliera propuse postularme yo también y me autorizaron. En realidad, pensábamos que no lograría ser electo, pero que bloquearía la elección del representante argentino, mas este cambió de chucho y se propuso para vicepresidente de la Tercera Comisión, quedando yo como candidato único a la Segunda Comisión, pues nadie más del Grupo Latinoamericano salió en contra mía. De esta manera fui electo: una experiencia muy interesante.

La primera cosa que hice como delegado en la Comisión Económica, en 1959, fue presentar un proyecto de resolución sobre la necesidad de la Reforma Agraria en los países de América Latina, de la que fue coautora Bolivia, con la oposición de Estados Unidos. El proyecto fue votado por mayoría y ganamos esa resolución. Como vicepresidente, me tocó presidir alguna vez la Comisión, y fue muy divertido porque el Representante de Estados Unidos pidió la palabra para interrumpir al delegado bielorruso, por una cuestión de orden, y cuando empezó a replicarle al bielorruso, yo le detuve: “No, eso no es un punto de orden, así que Ud. por favor, cuando quiera hablar pida la palabra. Ahora sigue hablando el representante bielorruso”. Eso fue increíble para el americano, que vino a verme más tarde y me dijo: “Oiga no vaya a aprovecharse de la posición que tiene”, y le respondí: “Yo, aquí, he cumplido perfectamente con lo que está establecido. Lo que Ud. planteó no fue un punto de orden, fue una intervención, y le dije que Ud. tenía que esperar su turno, y así será siempre”. Este fue mi primer desencuentro con los yanquis en esas reuniones. Tenía entonces 24 años.

En 1960, precisamente por mis relaciones con el Fair Play for Cuba Commitee, y con una serie de grupos amistosos hacia Cuba, yo había recibido el recado de Malcom X de que Fidel, cuando fuera a la Asamblea, podía quedarse en un hotel de Harlem. Esto me pareció estupendo, y se lo dije al Embajador Manuel Bisbé, representante permanente de Cuba ante la ONU, en reunión a la que asistimos el Embajador Raúl Primelles, segundo de Misión, el Embajador Carlos Blanco -que después desertó- alguien más que no recuerdo y yo, que era el número 5 en la Lista diplomática porque era Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario y no Embajador.

Cuando planteé lo de Harlem, la respuesta de Carlos Blanco fue: “No, eso es imposible: Fidel debe alojarse en el Hotel Waldorf Astoria. Yo le interrumpí: “Mira Carlos, al Waldorf Astoria va Batista; la gente de antes era la que iba a ese lujoso hotel. Fidel no puede ir al Waldorf Astoria”. Entonces Bisbé explicó que tenía un hotel, el Shelbourne, que era más cercano a las Naciones Unidas (casualmente, está a una cuadra de la actual Misión Permanente de Cuba). Y es más seguro para Fidel estar allí, pues el trayecto del hotel a Naciones Unidas es mucho más corto. Sobre esa base se aceptó el Hotel Shelbourne. ¿Qué sucedió? Con el Shelbourne hubo un problema. El administrador del hotel quiso que Fidel le dejara un fondo de 20 mil dólares, por si acaso había algún daño provocado por los opositores. Cuando lo supo, Fidel me instruyó: “Dile a ese señor que es un bandido y que no le vamos a dejar ningún fondo, que nos vamos de aquí”. Ahí mismo decidió pedir una entrevista a (Dag) Hammarskjold, el secretario general de las Naciones Unidas, y entonces fue que yo le comenté a mi padre que tenía un hotel en Harlem. Roa me preguntó: “¿Por qué no lo has dicho antes?” le expliqué por qué se había acordado otra cosa. Y replicó: “Pues díselo ya a Fidel porque nos vamos de aquí”. Así lo hice y a la segunda vez que le hablé a Fidel de Harlem, me preguntó “¿Harlem dónde? ¿En el gueto negro?” Respondí que sí. “Ah, ¿y tú tienes manera de conseguirlo?”, “Sí, con Malcom X, a través de Bob Taber”. Entonces dijo: “Abrantes vete con Raulito (porque me llamaba así), a ver lo del Hotel. Y tú, me dijo, “cuando tengas el hotel llama a tu padre al despacho de Hammarskjold”.

Malcom X estaba eufórico, habló con los administradores del Hotel Teresa y conseguimos dos pisos en ese Hotel. Desde allí llamé a la oficina de Hammarskjold para hablar con el Dr. Roa: “No, él está ocupado con el Secretario General”, y expliqué: “Sí, pero dígale que es su hijo, que es muy urgente!”. Entonces lo llamaron. “Oye -le dije- dile a Fidel que ya tenemos 2 pisos en el Hotel Teresa de Harlem”. Entonces, el Comandante lo informó a Hammarskjold, que estaba ya proponiendo distintos hoteles. Fidel le aclaró: “No, nos vamos para el Hotel Teresa en Harlem, porque ese es el lugar donde están los negros discriminados, los puertorriqueños, los latinoamericanos pobres y nos vamos para allá con los preteridos y los humildes”. Hammarskjold se quedó blanco, creo que más blanco de lo que era, porque solo atinó a decir: “Bueno, pero es mejor en el Midtown”. Esto marcó una diferencia en la tradición diplomática, porque los representantes latinoamericanos iban al Waldorf Astoria. Además, y, sobre todo, porque allá fueron a verlo, entre otros, Nikita Jrushchov, para el horror de los servicios especiales soviéticos, pero también de los americanos, pues consideraban que era un lugar poco seguro. Estuvieron, asimismo, (Gamal Abdel) Nasser, presidente de Egipto, y Jawalharlal Nehru, primer ministro de la India.

Recuerdo que acompañé a Fidel al elevador cuando él subió, y el Comandante le dijo: “Ud. no debía haberse molestado en venir hasta acá” y Nehru le contestó: “Yo he venido porque quería estrecharle la mano a un héroe”. Tal cual, porque yo era el que traducía y lo recuerdo perfectamente. Nehru venía con Krishna Menon, su ministro de Defensa, su mano derecha en realidad. Fue una entrevista también muy interesante, que yo traduje. Igualmente, traduje la entrevista con [Kwame] Nkrumah.

Bueno, en ese período de sesiones, que fue la primera vez que estuvo Fidel en un Periodo de Sesiones de las Naciones Unidas, tuve la oportunidad de trabajar mucho a su lado, como intérprete en algunas ocasiones. Entre otros, con motivo del discurso que pronunció en esa memorable ocasión. Nos dijo, al Capitán Dr. Antonio Núñez Jiménez y a mí, que fuéramos tomando nota en unas tarjetas de archivo. En cada tarjeta una idea de las que él estaba expresando, porque ese discurso fue hilvanándolo a viva voz delante de todos nosotros antes de hacerlo públicamente. Es decir, las ideas centrales. Yo fui el encargado de pasarlas todas a máquina de escribir, y de llevarle las (más o menos) 250 tarjetas que él utilizó para pronunciar el discurso de 4 horas y tanto, que hizo en la ONU. Lo cuento porque es un dato interesante, pero no muy conocido.

Bien, eso fue en 1960. En diciembre de ese mismo año vine a Cuba, por vacaciones u otra razón, y hablando con mi amigo Ernesto Che Guevara, le dije, “Mira Che, yo estoy en la Comisión Económica, pero realmente quisiera estudiar Economía. Porque ahí hago lo que puedo, pero quisiera estudiar y me gustaría ir a Praga para estudiar allá”. Entonces el Che comentó: “Me parece una buena idea. Pero no a estudiar Economía. Tú puedes ir a Praga porque yo tengo un compromiso con tu padre de buscar un sustituto del Embajador que está ahí, que yo propuse y no sirve. Quiero que tú vayas como Encargado de Negocios, y de paso estudias Economía”.

Por eso fui trasladado a Praga en febrero del año 1961, como Encargado de Negocios a.i. Las tareas que tuve fueron tantas y diversas, como, por ejemplo, me llamaban los checos para supervisar la entrega de naranjas que habían arribado a la Estación de trenes, porque era la primera vez que nosotros exportábamos cítricos tan lejos, y la mercancía no llegaba en buen estado. Cosas de ese tipo, que no tenían nada que ver con el trabajo de un Jefe de Misión, pero me tocó hacerlas. En ese tiempo pasó por Praga un compañero dirigente de las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas), y se reunió con miembros de la dirección del Partido Comunista checo. Estos se quejaron de que Cuba no tuviera un Embajador, que yo llevaba meses allí y no venía un Embajador; que por qué no me nombraban a mí embajador, ya que lo estaba haciendo bien. El compañero trasladó la información a Cuba, y en agosto de ese mismo año [1961] me nombraron embajador.

En septiembre fui miembro de la delegación cubana a la I Cumbre de los No Alineados, en Belgrado, encargándome precisamente de los asuntos económicos. El Presidente [Dr. Osvaldo] Dorticós era el jefe de la delegación, y le serví de intérprete en una entrevista que tuvo con Nehru y con otras personalidades. Cosa increíble, Haile Selassie [ex Emperador] de Etiopia le pidió una entrevista a Dorticós, pero como él era Emperador había que ir a verlo a él. Dorticós se asombró, porque no teníamos relación alguna, mas como el protocolo lo exigía, fuimos a ver a Haile Selassie. Y lo que este quería era tomarse una fotografía con Dorticós, para publicarla en su país y presumir de que él se codeaba con la Revolución Cubana.

De Yugoslavia, Dorticós visitó en misión oficial Checoslovaquia, y como yo era el embajador atendí su visita. Concluida esta, me invitó a acompañarle a la que realizaría a la Unión Soviética y China. Fui, pues, a ese primer viaje del presidente a la Unión Soviética, donde sostuvo muy importantes conversaciones sobre las relaciones económicas. Por cierto, era la primera vez que se tenía este intercambio al más alto nivel. Visitamos Leningrado, el Crucero Aurora, Kiev, navegamos por el Canal Volga-Don a Stalingrado, impresionante y heroica, y después partimos hacia China.

En ese país asistí a las reuniones, que fueron presididas por la parte china por Zhou Enlai, primer ministro (Liu Shaoqi era el Presidente de la República Popular China, pero no participó en esas conversaciones, estuvo presente más bien en actividades protocolares.) A la entrevista con Mao Tse Tung, también asistí, donde se habló de todos los temas. Mao dijo: “Bueno, los amigos soviéticos de donde Ud. viene, hablan del peligro imperialista, pero, nosotros decimos que es un tigre de papel”.

En esa época, nuestra posición, era que debía evitarse una fricción entre la Unión Soviética y China, que eran los dos principales países socialistas; hubiera sido dañar el movimiento comunista, socialista y obrero mundial si ocurría una ruptura entre ellos. En definitiva, es conocida la historia de cómo terminó todo. Yo regresé a Praga, y estuve cuando se celebró el XII Congreso del Partido Comunista Checoeslovaco, en 1962.

Tenía opiniones sobre la situación que existía en Checoeslovaquia, que distaba mucho de ser lo que debía un país socialista. Los dirigentes andaban en carros encapotados, no los veía la población. Yo tenía relaciones con distintas bases del Partido Comunista [PC], en Plzen y en otros varios lugares. Todos se quejaban de la situación existente, de que los dirigentes no estaban mezclados con el pueblo, que no se parecían a Cuba y ellos querían que fuera como en Cuba, que el Partido y los dirigentes estuvieran junto al pueblo como hacía Fidel. Y esperaban que el Congreso cambiara las cosas. Todo eso lo discutí aquí, se lo informé al Comandante Fidel y al Che.

Conocí al Che en México, y fuimos amigos, incluso antes de este conocer a Fidel. Siempre tuve una gran relación con él, y conversábamos de todas estas cosas. Él estaba muy interesado en todas las opiniones que yo le di sobre el socialismo en Checoslovaquia. Tenía sus propias ideas al respecto, y las fue conformando y las escribió en su carta de despedida a Fidel, que no es la que se leyó, sino la que se guardó y se publicó mucho después, recientemente. En ella refiere todas sus críticas al llamado “socialismo real” y al partido.

Cuando llegó el Congreso del PC Checoslovaco, la delegación de las ORI era encabezada por Blas Roca, pero él había ido al congreso del PC húngaro y en el vuelo hacia Praga, que pasaba por Suiza, se quedó en Zurich, debido a una tempestad de nieve gigantesca que impedía salir a los aviones. Entonces, yo hablé con él por teléfono. “No puedo moverme de aquí, no hay aviones,” explicó. Yo decidí escribir una intervención de saludo al PC Checoeslovaco por el Congreso, y como acababa de suceder la Crisis de Octubre, expresé en ese discurso la posición de Fidel sobre la Crisis, los 5 Puntos, y demás. Agregué la frase: “Se ha evitado la guerra, pero no se ha ganado la paz”. Leí el discurso a Blas por teléfono, y me objetó esa frase únicamente. Le aclaré, “Es de Fidel” y enseguida repuso: “En ese caso déjala”. La dejé y la leí en mi discurso.

Fue interesante, cómo pude hablar allí. Yo estaba sentado con los Embajadores, porque a pesar de ser miembro de la delegación, no me sentaron con los representantes de los Partidos, sino con los Embajadores de los países socialistas. Pero, como pasaba el tiempo y Blas no llegaba, y Cuba tenía que estar presente en ese Congreso, Brezhnev, que era el jefe de la delegación soviética, le dijo a Novotny: “Hace falta que hable Cuba, ¿quién es el representante de Cuba?”, Novotny respondió: “Es el Embajador”, “Pues, ¡es quien tiene que hablar!”.

Yo había ido a la Embajada a almorzar y me llamaron por teléfono de parte del Presidente Novotny, que me presentara en el parque Julius Fucik en la entrada tal, a tal hora, que tenía que hablar con él. Fui a verlo y él, hablando en checo, me pregunta: “¿El compañero Blas no viene?”, le respondí, “No, tengo una intervención de Cuba que ya me aprobó el compañero Blas.” Y entonces me dice: “El compañero Brezhnev quiere hablar con Ud.”. Y Brezhnev vino y me habló en ruso. Yo le dije que no hablaba ruso, pero sí checo. Y contestó: “Como yo hablo ucraniano nos podemos entender”. Y sí nos entendimos. Él me dijo: “Usted va hacer un discurso muy revolucionario, ¿no?”, a lo cual yo respondí que: “Sí, por supuesto. Todo lo que Ud. conoce y que ha dicho Fidel”. Me respondió: “Bien”. Y se marchó, recomendándole a Novotny que yo hablara en el plenario. Ido Brezhnev, llegó Lastovichka, jefe de relaciones internacionales del CC PCCh y planteó: “Hay que esperar al compañero Blas Roca” y Novotny le respondió: “No hay que esperar, no llegará a tiempo. El Embajador va a hablar. Ya lo dijo el compañero Brezhnev”. Así eran las relaciones de sumisión que existían… Finalmente, hablé en el Congreso.

Al finalizar este, en diciembre, regresé a Cuba. En esta casa, en una cena en que estaban mis padres, Fidel, Osmany Cienfuegos y yo, estuve explicando cómo había sido todo aquello. Después de la cena Fidel me preguntó: “¿Cuánto tiempo llevas en Checoeslovaquia?” Le dije: “Yo llevo casi 3 años”, a lo que él exclamó: “¡Ya es suficiente! Se me ocurre que deberías pasar para América Latina, repuse que iría adonde él dijera. “Yo tengo que ver esto con el Buró Político, ya te avisaremos. Regresa a Praga y te avisaremos”. Regresé a Praga y estando allí, en abril si mal no recuerdo, recibí instrucciones de despedirme de Checoslovaquia pues había sido designado Embajador en el Brasil. Estando ya en Río ocurrió el asesinato del Presidente John F. Kennedy. Recuerdo bien que estábamos en la Embajada, escuchando las noticias y lo primero que dije fue: “Van a acusar a Cuba por esto”. Y así fue, pero no tenían pruebas, era una falsedad, una fabricación total. Después dejaron de decirlo.

Ya en el Brasil la situación era otra, el problema de Joao Goulart [ex Presidente de Brasil 1961-1964) era con la derecha pro yanqui, contraria a las reformas de base que él quería hacer. El diputado Leonel Brizola intentaba organizar un movimiento de los grupos de izquierda, para impedir el golpe de Estado, para luchar dentro de Brasil.

Estoy haciendo una historia que se aleja de la de Naciones Unidas pero que es mi experiencia como diplomático en el período ese del que estamos hablando. Entonces, Brizola toma contacto conmigo y conversamos mucho sobre la situación de Brasil, nuestros puntos de vista eran muy cercanos sobre la situación. Bastante lejos de los del Partido Comunista Brasileño que tenía otra visión de las cosas.

En nuestra segunda entrevista, Brizola me pidió ayuda para organizar el movimiento revolucionario en el Brasil y me pidió que hablara con Fidel y le pidiera 500 mil dólares. Yo pedí instrucciones, más bien pedí venir a Cuba para tener una conversación directa sobre ese asunto, que no era posible hacerlo por otra vía. Entonces, vine a Cuba y me reuní con Fidel, Dorticós y Hart, y les expliqué todo lo que habíamos hablado con Brizola. Fidel me hizo muchas preguntas sobre Brizola, qué pensaba de él, si era realmente serio, si me parecía tal cosa, etc. Y me dijo: “Bueno, mira, de entrada no vamos a darle todo el dinero que pide porque vamos a ver cómo van las cosas. Me dio un papel para el Presidente del Banco Nacional de Cuba, Salvador Vilaseca, diciéndole me diera 250 mil dólares y me dijo: “El Che se va a la primera UNCTAD vía Praga, vete con él y dile todo lo que hemos hablado y las instrucciones que te he dado”. Me fui con el Che en el vuelo a Praga, le conté todo lo hablado anteriormente, sobre Brizola y me dijo: “Dile a Brizola que si necesita un buen jefe guerrillero, puede contar conmigo. Yo voy para allá. “Y yo le dije: “Tú estás hablando en serio?” y me espetó: “Cuándo coño yo no hablo en serio?”. Le respondí: “Bueno, tú siempre hablas en serio, pero haces falta en Cuba”. Y él me ripostó: “No, en Cuba está Fidel. Y yo, para que tú lo sepas, desde que vine a Cuba, vine de acuerdo con Fidel de que cuando triunfara la revolución, si yo vivía, me iría a continuar la revolución en América Latina, y eso es un acuerdo que tenemos, para que lo sepas”.

Después, pasaron otras cosas. Regresé a Brasil y Brizola estaba en Río Grande del Sur, no pude hacer contacto con él, a través del secretario suyo, dijo que venía no recuerdo qué día, y en eso, como me había vaticinado Fidel, porque Goulart había anunciado las reformas de base, y Fidel me dijo: “Si no tiene eso “amarrado” y dudo que lo tenga ¡le dan un golpe de Estado en 30 días!” Y aproximadamente, en 30 días, le dieron el golpe de estado, y ya no pude ver a Brizola. Por lo tanto, no pude entregarle el dinero y lo trajo a Cuba el compañero Jacinto Vásquez.

Después hubo un contacto con Darcy Ribeiro, que había sido el jefe de la casa civil de Goulart y estaba exiliado con Brizola en Uruguay. Yo lo fui a buscar a París, lo traje vía Ginebra-Praga-Moscú-Habana, y en Moscú, estando en el aeropuerto para coger el avión hacia Cuba, nos encontramos con el compañero soviético que había sido agregado de prensa en Brasil, y conocía perfectamente a Darcy Ribeiro. Darcy venía con pasaporte cubano con el nombre de Ramón García, u otro, y yo lo presenté como el compañero García, periodista cubano, y el hombre se quedó pasmado, porque sabía quién era.

Cuando llegamos a Cuba me llamó Alejandro Alexeiyev, que era el Embajador soviético y me dijo: “Oye Raulito, tú viniste con Darcy Ribeiro” y yo le dije: “Sí, vine con Darcy Ribeiro, él está aquí”. “Pero, vino a ver al Jefe? Dile que nosotros queremos hablar con él a su regreso”. Le respondí: “Bueno, está bien, si yo puedo se lo digo”. Ya después de eso me despedí, pero Ribeiro regresó por otra vía, y no por la Unión Soviética, y ya no tuve nada más que ver con eso. No sé en qué quedó la conversación con Fidel, y eso fue lo último que yo tuve que ver con aquel asunto.

Cuando regresé de Brasil, poco ante de producirse la ruptura de relaciones con Cuba, yo no quería seguir trabajando en el MINREX. No deseaba un puesto, de dirección o no, con mi padre de ministro. Y se lo dije a Fidel, quien me dijo: “Está bien. Vas a trabajar en el Ministerio de Comercio Exterior, ahí hemos nombrado a Marcelo Fernández ministro y quiero que vayas a trabajar con él”. Así pasé yo del MINREX al MINCEX. Después estuve en las Fuerzas Armadas, Director de Relaciones Internacionales del MINAL, y más tarde pasé a trabajar con Carlos Rafael Rodríguez. Estuve en todo ese período del 1972 al 1976 trabajando con él como Secretario Permanente para los asuntos del CAME y, a partir de 1976, como Asesor de política internacional.

En todo ese tiempo trabajé en Naciones Unidas solamente hasta 1961. Los problemas principales que se plantearon en aquel momento, en el discurso de Fidel, fueron la descolonización como cuestión principal, y el derecho de los pueblos a su libre determinación e independencia. Para mí, ese fue el problema principal. Se plantea también el derecho del pueblo de Puerto Rico a su libre determinación e independencia. O sea, otro gran problema de descolonización que Cuba se plantea en aquella época. Está la lucha de Argelia, que es fundamental, la lucha por su independencia. Son los temas de mayor importancia de aquel momento. Por supuesto, también está el problema del apartheid que fue creciendo en importancia, el problema de la independencia de Namibia, el Consejo de Naciones Unidas para Namibia, etc. La brega por el desarme general y completo… Todo esto está ocurriendo en ese período hasta el año 1976. En este último año, como tú recordarás, después del I Congreso del Partido Comunista de Cuba, en 1975 se creó una nueva estructura en el país y Roa dejó de ser Ministro de Relaciones Exteriores para pasar a ser Vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Yo dejé el CAME, como te dije, para pasar a ser asesor de Carlos Rafael para los Asuntos de Política Internacional y en ese cargo estaba en 1978 cuando me propusieron ser Embajador ante la ONU, en lugar de Ricardo Alarcón, quien ya llevaba 12 años en ese cargo y lo nombraron viceministro primero del MINREX.

LAA: ¿Cuándo es nombrado como Embajador de nuestro país ante la ONU? ¿Durante el tiempo (1978-1984) en que Ud. se desempeñó como tal, qué lugar ocupaban los problemas de la descolonización de África en la agenda de la política exterior cubana? ¿En las tareas de la Misión de Cuba en la ONU?

RRK: Yo recuerdo la entrevista que tuve con Fidel antes de irme para Naciones Unidas, en la cual estuvimos hablando de muchas cosas. Entre otras, del diálogo entre la emigración y la Revolución. Recuerdo que me dijo muy claramente que el cubano no perdía su pellejo nacionalista y que el cubano, cualquiera que fuera su ideología, se sentía primero cubano y después cualquier otra cosa. Y que, por tanto, nosotros teníamos que hacer un contacto con los cubanos de la emigración que se sintieran cubanos y patriotas, y empezar un diálogo con ellos para separarlos del grupo de los cubanos batistianos, pro yanquis, etc., que sí no iban a tener nada que ver con Cuba en el futuro porque eran agentes del imperialismo o gente del batistato que serían juzgados por los crímenes cometidos. Me dijo también que hablara con mi amigo Javier Pazos a fin de que participara en esta posible reunión. Otra cosa de la que me habló Fidel fue la colaboración con los países socialistas y del trabajo de apoyo a la independencia de Puerto Rico.

Me dijo: “Ahora va a reunirse el Comité de los 24, que trata el tema de Puerto Rico, yo quiero que en esta primera reunión en la que tú vas a estar, vaya Alarcón, que conoce muy bien el tema y además a todas las personalidades, para que te presente y te traslade su experiencia directamente”. Así fue, Ricardo asistió a la reunión del Grupo [Comité de descolonización] de los 24 y yo fui el segundo suyo en esa reunión. Esta fue muy importante, porque a ella asistió un ex gobernador seudo socialdemócrata puertorriqueño, seguidor del abyecto Luis Muñoz Marín. Venía de ese partido, por primera vez, a una reunión del Comité de los 24.

Allí estaban por supuesto, Juan Mari Bras y los compañeros del Partido Socialista Popular puertorriqueño, y del PIP (Partido Independentista de Puerto Rico), organización importante, demócrata pero obviamente sin la visión marxista que tenían Mari Bras y su partido. Allí se llegó a un acuerdo y se hizo un proyecto de resolución, que fue realmente manejado por Ricardo, a partir de la idea de que los autonomistas, y el autonomismo, había sido una etapa [en la lucha contra la metrópoli española, siglo XIX], y que podía ser también [en el siglo XX] una etapa hacia la independencia, una autonomía absoluta de Puerto Rico para un referéndum de libre determinación mediante el cual escoger la independencia o el status quo ante. Se hizo un proyecto de resolución con ese contenido; por primera vez se hacía algo parecido, en el que estaban de acuerdo los autonomistas que eran quienes detentaban el poder en Puerto Rico. Estos, pensando que ellos iban a ganar, que iban a mantener el autonomismo, pero los demás partidos pensando en que podían revertir el autonomismo, e ir a la independencia. Esa resolución ha seguido vigente hasta hoy.

Nosotros, tanto Ricardo como después yo, fuimos vicepresidentes del Comité de los 24 y, también, vicepresidente del Comité para los derechos inalienables del pueblo palestino en representación de Cuba. En el tiempo en que yo fui Embajador, de 1978 a 1984, la situación internacional había ido cambiando, en el sentido de que después de la II GM evidentemente Estados Unidos era la potencia hegemónica, el país más poderoso en el orden económico, militar, etc., pero ese papel le venía siendo disputado cada vez más por la Unión Soviética, que había ido creciendo desde el punto de vista económico y militar, y en el terreno militar pariguales, aunque EE.UU., tenía más armas nucleares, etc., pero de todas maneras era un contrapeso muy importante.

Entonces, de un mundo que era muy subordinado a los yanquis, se fue pasando a un mundo en el que, por otro lado, existía el movimiento anticolonial y fue creciendo el número de Estados independientes africanos. En esos movimientos de liberación tuvo importancia e influencia la Unión Soviética, Egipto (con Gamal Abdel Nasser) que también ayudó al movimiento independentista africano, al igual que Julius Nyerere de Tanzania. Además, la Unión Soviética ayudó a los países que se independizaban y eso les permitía tener una posición, que fue debilitando la de Estados Unidos. Eso es hasta 1984.

En dicho período cobran gran importancia las guerras de liberación de Angola, Mozambique, Zimbabue, Guinea Bissau, Cabo Verde, es decir, de las excolonias portuguesas. Zimbabue no era colonia portuguesa, pero ahí había un movimiento de liberación que es apoyado por Zambia y por Tanzania, y está el movimiento contra el apartheid, el Congreso Nacional Africano [ANC, en inglés]. [Nelson] Mandela está preso, que es la gran figura; está Oliver Tambo y, en Naciones Unidas Johnston Makatini, representante del ANC, con el cual yo tenía una vinculación muy estrecha. En aquellos años nuestro trabajo, era, primero, lograr que la VI Cumbre de los No Alineados tuviera lugar en Cuba, lo que le daría un vuelco al movimiento, porque en la IV Cumbre, que fue en Argelia, se tomaron una serie de acuerdos muy importantes, la V Cumbre fue en Sri Lanka, y allí no se le dio marcha atrás a ninguno de los acuerdos progresistas que se habían logrado, y trabajábamos para que la VI Cumbre avanzara mucho más en esa dirección.

También están los problemas de Angola, de Namibia, de la lucha contra el apartheid, etc.

Llega la independencia de Angola, que es una gran victoria y la solicitud de [Agostinho] Neto de ayuda a Cuba porque la República Sudafricana, el régimen del apartheid, junto con Savimbi (jefe de la UNITA), y Zaire, junto con el FNLA, contrarrevolucionario, financiado por EE.UU. y Zaire, amenazan la recién adquirida independencia. Comienza la ayuda de Cuba y evita que los sudafricanos puedan invadir el país e impedir la toma de posesión del Presidente Neto. Este es un momento muy importante, que se refleja en las Naciones Unidas; Cuba es acusada de ser un títere de la Unión Soviética en Angola. Está la cuestión de la invasión de Somalia a Etiopía, en la que Cuba interviene ya como miembro del Grupo de los No Alineados. Fidel se reúne en Adén con el entonces Presidente de Somalia Siad Barre y con el presidente de Etiopía y los representantes de la República Democrática de Yemen, que convocó la reunión, y no se ponen de acuerdo porque Somalia no quiere renunciar a lo que decía que era “la Gran Somalia”, algo totalmente falso. Entonces, Cuba apoya a Etiopía frente a la invasión somalí, y está desempeñando un papel destacado. También allí, hablan de que Cuba es un representante de la Unión Soviética, cuando en realidad es Cuba la que convence a los soviéticos de apoyar a Etiopía, dado que esta tenía relaciones muy estrechas con Siad Barre hasta entonces. Igualmente ocurre en Angola: Cuba es la que convence a la Unión Soviética de apoyar a Angola militarmente.

LAA: Acerca de la participación de Cuba en el Comité de los 24 y la Cuarta Comisión de la ONU, desearía que volviéramos a conversar, y que me refiriera la importancia de sus acuerdos en relación con el apoyo a las luchas por la independencia nacional.

RRK: El Comité de los 24 fue creado por una resolución de la Asamblea General de la ONU, se creó en 1961, y se deriva de la Resolución 1514 (XV Período de Sesiones de la Asamblea General) que ocurrió en el año 1960. Es la resolución que tiene que ver con el proceso de descolonización. El Comité sobre la implementación de la Resolución sobre el derecho de los pueblos y los territorios no autónomos a la libre determinación y la independencia. Entonces en el año 1961 se creó el Comité de los 24 del cual Cuba fue miembro desde el inicio y ocupó el cargo de Vicepresidente por la región de América Latina, la Presidencia la ocupaba África, si no recuerdo mal en aquel momento ya era Tanzania y después cambió. Ese Comité tenía como encargo fundamental seguir y trabajar por la independencia de los países o territorios no autónomos. En aquella época eran como sesenta y pico o setenta los territorios no autónomos que incluían todas las colonias, porque le llamaban territorio no autónomo, pero eso era eufemístico, porque en realidad eran colonias. Colonias de los países europeos: Francia, España, Italia, Alemania, Reino Unido, en fin… los países que tenían colonias en el mundo. Estados Unidos no aparecía como colonialista, aunque tenía neocolonias en Cuba, en Puerto Rico y otros lugares del mundo. El Comité de los 24 para nosotros fue muy importante porque en ese momento, Cuba logró incluir el tema de Puerto Rico en el Comité de los 24. Esa fue una iniciativa de la delegación cubana que permitió examinar el caso colonial de Puerto Rico. Aunque Puerto Rico aparece como un territorio libre asociado de Estados Unidos y por lo tanto entró en el Comité por mayoría de votos, pero en contra de lo que se pensaba en general, de acuerdo con la estructura legal de la Carta de las Naciones Unidas. En realidad, se suponía que el pueblo de Puerto Rico había optado por asociarse a Estados Unidos libremente, con lo cual dejaba de ser un territorio no autónomo o una colonia, y por lo tanto no cabía en la Asamblea General en lo que se consideraba como países coloniales, territorios no autónomos, etc., sin embargo, se inscribió el tema de Puerto Rico. Y este tema sigue hasta hoy en el Comité de los 24. Para Cuba fue un tema central en su trabajo en ese Comité, por la hermandad que existe entre Cuba y Puerto Rico, históricamente desde las luchas por la independencia en el siglo XIX, y además porque los independentistas puertorriqueños contaron siempre con Cuba y con el apoyo de Cuba para seguir luchando por su independencia. Hay que recordar que Martí dijo que con la independencia de Cuba y Puerto Rico se evitaría que los Estados Unidos se extendieran con esa fuerza más sobre los territorios de América Latina. Es decir que es una idea que nos viene de José Martí y de los patriotas cubanos del siglo XIX que, además, eran aliados de los patriotas puertorriqueños que luchaban igualmente por independizarse de España, y eso ha seguido siendo una tradición del pueblo cubano, apoyar la independencia de Puerto Rico. Por eso lo llevamos a las Naciones Unidas y por eso hemos seguido manteniendo el tema, apoyándolo dentro del Comité de los 24.

Ahora bien, el Comité de los 24 tuvo un papel muy importante junto con la Cuarta Comisión, que es un órgano principal de la Asamblea General y sí tiene que ver con todo lo que hace el Comité de los 24. Todo lo que este último hace va a parar a la Cuarta Comisión. Es ahí donde se validan las conclusiones del Comité de los 24, que se reúne normalmente entre junio y agosto, antes del inicio de la Asamblea General en el mes de septiembre. Y cuando esta empieza se reúne la Cuarta Comisión. También, los países pueden proponer incluir un tema que no venga del Comité de los 24 a la Cuarta Comisión y esta delibera sobre la base de los principios y lo establecido, si tiene cabida o no el tema propuesto para ser incluido en la agenda. Te ampliaré después lo que pasó con el caso del tema de Puerto Rico. Para nosotros este era el centro, y por supuesto Cuba tenía desde el año 1959, sobre todo desde que Fidel visitó a la ONU, en la XV Asamblea General, Cuba estaba por la independencia de los países coloniales, y por la de los países africanos y asiáticos que estaban todavía sometidos bajo el yugo colonial. Por lo tanto, esa posición de Cuba se manifestaba también en el Comité de los 24, mantenida en relación con los casos coloniales que dicho Comité trataba. Hay que recordar que en aquel momento había, no recuerdo el número exacto, pero eran más de 70 territorios no autónomos y en el período de los 60´s a los 70´s hubo un proceso de liberación de una serie de países africanos y asiáticos que dejaron de ser territorios coloniales para pasar a ser repúblicas. Porque las alternativas que se dan de acuerdo con la resolución aprobada, los territorios no autónomos tenían derecho a su libre determinación, pero esta podía ser la independencia, o podía ser la asociación a otro estado, libremente adoptada. Esas eran las alternativas. Entonces, si tu optabas -y ese es precisamente el argumento o el cuento de Estados Unidos para oponerse a que Cuba introdujera el tema de Puerto Rico, porque supuestamente el pueblo puertorriqueño había libremente decidido ser un estado libre asociado a Estados Unidos. Todos sabemos que fue un proceso de colonización. Al igual que en Cuba, Estados Unidos al derrotar a España, ocupó militarmente el territorio, y este caso, se quedó con Puerto Rico, allí hicieron lo que no pudieron hacer en Cuba. Puerto Rico se convirtió en un territorio no autónomo hasta que se transformó en un territorio libre asociado. Bueno, la libre asociación esa realmente fue manu militari, impuesta. A ello se prestó Luis Muñoz Marín que era un títere de Estados Unidos. Se prestó para ello con su partido, que ha seguido siendo el partido predominante en Puerto Rico. Es un partido que propugna la asociación a Estados Unidos. Hay otros que tienen posiciones más derechistas, que proponen la anexión a Estados Unidos, convertirse en un estado más de la Unión. Hay un grupo que todavía sigue siendo minoritario en Puerto Rico que proclama el derecho de Puerto Rico a la independencia. Nosotros defendemos que el pueblo puertorriqueño se pronuncie libremente sobre su derecho a ser lo que quiera, independiente y soberano, o asociado a otro estado. Lo que no hubo fue un verdadero ejercicio libre de libre determinación.

En el caso de los otros países, el papel de Cuba en el Comité de los 24 fue apoyar todo aquello que significara el paso de los territorios no autónomos a territorios libres e independientes, cuando realmente hubieran decidido optar por el status que quería tener. Pero la mayor parte de los países africanos y asiáticos coloniales optaron por la independencia, cosa que Cuba apoyó. En todo ese proceso hay que tener en cuenta también que Cuba tuvo una participación política directa en la defensa de pueblos como, en primer lugar, la lucha del pueblo argelino. No solo la apoyamos en los organismos internacionales sino también desde el punto de vista de la ayuda concreta, Cuba participó con ayuda militar a las fuerzas de independencia argelina.

LAA: La ayuda material, militar, ¿estaba contemplada también en la Resolución 1514?

RRK: Sí. Estaba contemplada y Cuba, en ese sentido no violó el espíritu de la Carta, ni mucho menos. Estaba ayudando a un país que estaba luchando por su liberación nacional, y por lo tanto teníamos el derecho de hacerlo y así fue. Aparte de eso, después de la independencia argelina, y teniendo en cuenta, además, la situación que teníamos con el Egipto de Nasser, que jugó un papel muy importante en la ayuda a los movimientos de liberación nacional africanos, Cuba -teniendo en cuenta igualmente la independencia de Tanzania, que jugó un papel importante en la ayuda a esos movimientos- nosotros estuvimos apoyando todo aquello. Después que en 1961 se creó el Movimiento de Países No Alineados, del cual Cuba fue miembro muy activo desde la I Cumbre (Belgrado, 1961), claro, este Movimiento era antimperialista, anticolonialista y antirracista, por lo tanto, también como miembro de este movimiento, Cuba tuvo un papel importante en la lucha en favor de la independencia de esos países. Por eso, te digo, va más allá del Comité de los 24. La política exterior de nuestro país va dirigida en lo que respecta a este tema, a dar apoyo a la libre determinación de los pueblos, a la lucha por la libre determinación y la independencia, de su verdadera independencia y soberanía. En todo ese período en que éramos, y seguimos siendo, parte del Comité de los 24, otros temas que también se abordaron allí, eran la independencia de Namibia -aunque ya existía un Consejo de Naciones Unidas sobre Namibia, que era el que llevaba el peso de la cuestión internacional sobre Namibia- pero bueno, también el Comité de los 24 tenía que ver con el apoyo a ese movimiento al cual Cuba respaldó plenamente, incluyendo a sus dirigentes, quienes estuvieron en Cuba, además ayudamos a las fuerzas patrióticas a prepararse militarmente. Ya Angola en ese momento era independiente y la SWAPO (South West African People Organization) que era el movimiento de liberación de Namibia, tenía campamentos en Angola. Es decir, Cuba prestó una ayuda concreta, al igual que lo hizo en el caso de Angola, y en Guinea Bissau, que logró la independencia entre otras cosas con la ayuda militar de Cuba, encabezada por el compañero Comandante Raúl Díaz Argüelles, quien después cayó en Angola a causa de la explosión de una mina. Díaz Argüelles fue el jefe que contribuyó decisivamente a la independencia de Guinea Bissau. Eso fue algo que se hizo, que se fraguó en Guinea Conakry entre Raúl Díaz Argüelles y Amílcar Cabral, y ya después de muerto este último, lo continuó desarrollando el hermano de Amílcar. Por Cuba, también participó en todo esto el embajador Oscar Oramas Oliva, que era nuestro embajador en Guinea Conakry y tuvo participación en toda aquella conversación y todo aquello que se hizo, desde luego con la aprobación de la más alta dirección cubana. No fue algo que se le ocurrió a Díaz Argüelles por su cuenta, o a Oramas, fue una cosa aprobada. Este también es otro de los temas que se trataban en el Comité de los 24, apoyar la independencia de los países lusófonos, que eran las colonias portuguesas en África, todas pasaron a ser países independientes. Apoyamos la lucha del PAIGC (Partido por la Independencia de Guinea y Cabo Verde) que es el partido fundado por Cabral. Apoyamos la lucha del MPLA del Movimiento por la Liberación de Angola, defendimos la independencia de Angola, cuando trataron de impedir la toma de posesión de Agostinho Neto como Presidente electo, Sudáfrica invadió Angola y Cuba, a quien Neto había pedido ayuda para la formación de un ejército regular, porque el que ellos tenían era guerrillero, y Cuba tenía un grupo de asesores que fueron los que inicialmente impidieron que Sudáfrica pudiera llegar hasta Luanda. También, nos opusimos junto al MPLA a las fuerzas que venían del norte, de Zaire, Mobuto quería tomar Cabinda, él era un títere de los países colonialistas y eso también fue parte de la lucha de Cuba en las Naciones Unidas. Y por supuesto, fue en el MNOAL donde Cuba se distinguió en la defensa de aquellas luchas. Pero también, en el orden estatal, con el apoyo material a esa lucha. Yo pienso que el Movimiento de los No Alineados tiene una gran importancia histórica en lo que respecta a haber servido no solo como foro, sino también como vehículo para el logro de la libre determinación y de la independencia.

Todavía hoy siguen existiendo 17 territorios no autónomos entre los cuales están: Anguila, Bermudas, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de EE.UU., Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn Polinesia Francesa, Sahara Occidental y Samoa Americana. Otro tema discutido también en el Comité de los 24 fue el de las Islas Malvinas, el diferendo entre el gobierno argentino y el gobierno británico, este último se apoderó de las Islas Malvinas y se negó a reconocer el derecho de Argentina, a pesar de que ese territorio histórica y geográficamente pertenece a la Argentina. Y Cuba tuvo un papel muy importante cuando fue Presidente de los MNOAL en lo que fue la defensa del derecho argentino sobre las Islas Malvinas y hubo una reunión ministerial que tuvo lugar en Cuba, cuando precisamente en el momento de la guerra entre el gobierno del Reino Unido y Argentina, cuando los primeros quisieron recuperar las Islas y enviaron un escuadrón militar a ocuparlas y se dio esa reunión en Cuba, que no solo defendió el derecho de Argentina, sino que además pidió una negociación entre las partes para resolver el diferendo por la vía diplomática y no por la vía militar. Eso fue lo que nos pidió Argentina, que el MNOAL apoyara esta posición. Y esta situación se discutió también en la Asamblea General y la misma respaldó la posición del MNOAL de pedir el cese al fuego e iniciar la negociación. Aparte de esto, nosotros apoyamos el derecho de Argentina de recuperar su soberanía sobre las Islas Malvinas, ocupadas por los ingleses desde 1833.

Cuba, como miembro de la Cuarta Comisión, intentó inscribir el tema de Puerto Rico, a partir de la resolución que se había adoptado en el Comité de los 24 acerca del derecho del pueblo puertorriqueño a la libre determinación y la independencia. Eso fue cuestionado, por supuesto, por EE.UU. y, además, le pidieron al Asesor Legal de las Naciones Unidas, un belga, por cierto, para que expusiera los argumentos por los cuales no se podía inscribir este tema. Pues, el Presidente de la Cuarta Comisión aceptó el dictamen legal de las Naciones Unidas y no se inscribió el tema. Posteriormente, intentamos a petición de nuestros amigos del Partido Socialista Puertorriqueño, concretamente de Juan Mari Brás, llevarlo a la Asamblea General. Obviamente hubo un gran debate y luego se pasó a votar y quedó derrotada la posición de inscripción por mayoría. En realidad, qué sucede, muchos de los países que defendían el derecho de los territorios no autónomos a la libre determinación e independencia, muchos países no alineados, los más progresistas votaron a favor de la inscripción, pero hubo un grupo mayor, más heterodoxo y más cercanos a Occidente que no votó a favor, y se perdió la votación. Los amigos puertorriqueños estaban satisfechos porque había habido un debate en la Asamblea General sobre el caso de Puerto Rico, y ellos consideraban que ese era un paso importante y beneficioso. Hoy Cuba sigue siendo miembro del Comité de los 24, pero no estoy seguro de que seamos vicepresidentes o no. Realmente, no hemos seguido esa situación recientemente. Y en la última reunión del Comité fuimos los iniciadores del Proyecto de Resolución sobre Puerto Rico, precisamente, que fue adoptado sin voto, por consenso en el Comité, con las posiciones ya conocidas.

LAA: ¿Podría comentarnos cuál era el contexto de política internacional en que se desenvolvieron sus labores en la ONU, en relación con la política que desarrollaba el Gobierno cubano hacia la liberación de África?

RRK: El papel que tiene Cuba es muy importante también en la creación de la OSPAAL, aunque no tiene que ver directamente con Naciones Unidas. La ayuda a Amílcar Cabral y la independencia de Guinea Bissau, en la cual participa Cuba a través de un grupo de militares cubanos que los ayudan, principalmente Raúl Díaz Argüelles, que es el jefe de esa acción junto a los compañeros de Guinea Bissau, que planifican todo desde Guinea Conakry, donde se encontraba el Embajador Oscar Oramas Oliva. Todo ese período en que Cuba está envuelta físicamente en la ayuda a los movimientos de liberación, tiene una repercusión en Naciones Unidas, por supuesto. Esto significa que hay discusiones, en que lo más conflictivo, yo diría que fue la guerra en Angola. La bronca permanente con EE.UU., que acusaban a Cuba, al igual que en otras ocasiones, por su ayuda a los movimientos de liberación.

Está la VI Cumbre a la cual se opone EE.UU. que tenga su sede en Cuba, y los amigos de EE.UU. dentro del Movimiento de los No Alineados, porque el Movimiento es heterogéneo, y en aquella época había un grupo que era de la derecha, pro yanquis, enemigos de la Unión Soviética, y había países como Yugoeslavia que jugaba en dos bandos, y que estaba a veces más al lado de la derecha que del llamado grupo de izquierda. Este grupo éramos Cuba, Argelia, Yemen democrático, Ghana, Guinea, Vietnam, y otros. Y había los de la derecha, Malasia, Pakistán y otros asiáticos, que eran abiertamente antisoviéticos, que acusaban a Cuba, y fue una negociación muy difícil en Naciones Unidas, en el Buró de Coordinación, porque se discutió punto a punto todo, y las propuestas de Cuba. Al principio yo estaba recibiendo una serie de instrucciones que realmente “izquierdizaban” la posición de Cuba, y que parecían justificar lo que decían los yanquis, que Cuba quería llevar la sardina de los No Alineados a la brasa de la Unión Soviética. Yo le hice una carta a Carlos Rafael (secreto P) en la que le decía todo eso, y argüía que si seguíamos por ese camino no habría Cumbre en Cuba, que debíamos tener más cuidado, pues las instrucciones que yo estaba recibiendo eran muy izquierdistas para el MNOAL. Carlos Rafael lo habló con Fidel y este estuvo de acuerdo con mi visión, y dio instrucciones de cómo debía ser en lo adelante. Eso se discutió aquí pues fui citado a una reunión del Comité organizador de la cumbre previa a la reunión ministerial de Sri Lanka, anterior a la VI Cumbre, y en aquella Carlos Rafael me dio la palabra y dijo “Raúl acaba de llegar de Nueva York, que nos diga cómo ve las cosas”. Y yo repetí exactamente lo que le había planteado en la carta. Y entonces Carlos Rafael preguntó: “Alguien tiene una opinión diferente? Osmany y Montané dijeron que estaban de acuerdo conmigo. Carlos Rafael se sonrió, porque había quienes no estaban de acuerdo y no lo dijeron, y expresó: “Qué bien que están todos de acuerdo, porque el compañero Fidel también lo está. Todo lo que acaba de decir Raúl aquí, me lo escribió a mí en una carta, que yo le enseñé a Fidel y él le dio instrucciones al respecto”. Obtuvimos la sede de la Cumbre, a pesar de todas las “matracas” que intentaron los americanos y sus acólitos.

En la VI Cumbre del MNOAL, la declaración final la negociamos el Embajador yugoeslavo, el Embajador argelino, el Embajador indio, y yo. En esa reunión tuvimos el apoyo, siempre del argelino, la mayor parte de las veces del indio, y la mayor parte de las veces, la oposición de Yugoeslavia. Así y todo, logramos un documento de consenso que pasábamos, a medida que lo íbamos aprobando, a la Comisión Política, diciéndoles que era una redacción muy cuidadosa y de consenso y que debía ser aprobada tel quel. Así fue, párrafo por párrafo, la Declaración final de la VI Cumbre, que es una declaración progresista, donde hay algunas cosas que no salieron como queríamos, pero, donde, en general, ¡salieron como queríamos!

LAA: Cuáles considera fueron las contribuciones de Cuba, desde la perspectiva de la Misión Cuba ONU, en relación con las batallas contra el colonialismo, el apartheid, por la liberación y la defensa de la independencia nacional que se libraban en África.

RRK: En eso fue muy importante, el papel de Cuba como Presidente del Movimiento de Países No Alineados. Es la segunda oportunidad que Fidel va a Naciones Unidas, en 1979, que también es un momento muy importante de la diplomacia cubana y de los contactos personales de Fidel con dirigentes de los distintos países, muchos de los cuales habían estado en La Habana en la VI Cumbre, que fue muy concurrida.

Esa es una parte muy relevante del trabajo nuestro entre 1978 a 1984. La presidencia del Buró de Coordinación, donde tuvimos un problema serio: la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética. Cuba era candidata a ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad y Colombia recibió instrucciones de Estados Unidos de ser el candidato contrario a Cuba, para evitar que ocupáramos esa posición.

En medio de la elección, invade la Unión Soviética a Afganistán, y empiezan a bajar los votos favorables a Cuba y aumentan los favorables a Colombia. Ahí nos pusimos de acuerdo con México para que este país fuera el tercero de la concordia, y que fuera México, con el acuerdo de Cuba y Colombia el candidato latinoamericano. Fue candidato Porfirio Muñoz Ledo, político mexicano muy conocido, entonces Representante Permanente (que después estuvo en la concepción previa a MORENA, con Cuauhtémoc Cárdenas, y murió hace unos meses.)

México aceptó. El Presidente tuvo sus dudas, pero aceptó y fue electo Porfirio. A partir de entonces, año tras año, nosotros elegíamos al candidato latinoamericano que iba a sustituir al que salía del escaño del Consejo de Seguridad. Recuerdo que después de eso, vino el costarricense que aspiró a ser el nuevo candidato, o sustituto del saliente. Impedimos que saliera el costarricense y propusimos al representante panameño, y ganó. Esto se repitió, salía otro y proponíamos el siguiente sustituto. El costarricense decía: “Pero ¡cómo es posible, si no hay otros candidatos y sin embargo no me dan los votos!”. Así salió electa Guyana, que no era candidato, y otros. Esa fue una etapa muy interesante también de la lucha interna que teníamos allí contra las presiones de Estados Unidos.

Durante el período en que Cuba fue Presidente de los No Alineados, se había acordado que fuera Irak la sede de la siguiente Cumbre, pero a causa de la guerra entre Irán e Irak, era imposible que fuera Presidente de los No Alineados, y por lo tanto todos nos pusimos de acuerdo. Irak hubo de ser convencido de que fuera la India, y a esta última de que aceptara, porque era un papel difícil, pero Indira Ghandi estuvo de acuerdo en que su país fuera la sede de la VII Cumbre, que tuvo lugar en Nueva Delhi en 1981. En la India se mantuvieron las posiciones revolucionarias ganadas en la VI Cumbre. Yo fui presidente del Buró de Coordinación desde 1978 hasta 1981, tuvimos un tiempo más largo, el período era solo de 3 años, porque hubo que hacer el cambio de Irak, y después de esto me mantuve como Embajador ante la ONU hasta 1984, cuando regresé, nombrado viceministro del MINREX.

Como Viceministro yo atendía los asuntos multilaterales, es decir, seguí yendo a Naciones Unidas a las Asambleas. Oramas me sustituyó como Embajador y entonces teníamos un trabajo muy compenetrado. Yo le presenté a muchos que eran amigos personales y que se hicieron colaboradores de Oramas como Representante de Cuba. Oramas hizo un trabajo formidable como Embajador en Naciones Unidas, en realidad, gracias en gran medida a su trabajo personal, porque no es solo el papel de Cuba, su importancia y prestigio, sino el papel del Embajador, el papel que Oramas desempeñó allí, y sobre todo con los países africanos, con los cuales tenía muy estrechas relaciones, permitieron que Cuba saliera electa como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad. Así fue, una victoria en la cual Oramas personalmente tuvo un gran peso. Esto ocurrió en los años 1989 al 1990. Entonces, se designó a Ricardo Alarcón como Representante de Cuba en el Consejo de Seguridad,

Abelardo Moreno Fernández estaba de consejero con Ricardo, y Oramas regresó a Cuba de Viceministro para los asuntos africanos. En 1991 yo pasé a ser Embajador en la UNESCO, y posteriormente en Francia y ya no tuve más nada que ver directamente con Naciones Unidas.

Como Viceministro, también, yo formé parte de un grupo que presidía [Jorge] Risquet del cual éramos miembros, el Embajador Puente Ferro, el Jefe de la Misión Militar cubana en Angola, general Leopoldo Cintras Frías; el Jefe de la Misión del MININT, general Pupo y yo, por la parte cubana. M’binga, secretario de Relaciones Internacionales del MPLA, y Lucio Lara, eran los dos representantes de Angola. Supervisábamos las conversaciones angolano-estadounidenses, que dirigía por la parte estadounidense Chester Crokett y por la angolana el Ministro del Interior, Kito.

Como yo hablaba portugués e inglés, hacía unos resúmenes muy completos de esas conversaciones, que le enviábamos todos los días a Fidel. Los encuentros tenían lugar en Angola.

Después de este período, en que ya se van a iniciar las conversaciones cuatripartitas, pasamos a Londres, donde participaron Estados Unidos, Sudáfrica, Angola y Cuba y yo fui miembro de nuestra delegación; terminadas las jornadas de Londres, recibí instrucciones de informar al Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, donde me recibió el Secretario general del Quai d`Orsay, y al Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Federal, lo que habíamos acordado en esas primeras conversaciones.

Posteriormente, cuando regresé a Cuba, tenía muchas otras tareas pendientes de orden multilateral y le dije al Ministro de Relaciones Exteriores, Isidoro Malmierca, que Giraldo Mazola, Viceministro de Asuntos Africanos, se debía ocupar de esta cuestión en lo sucesivo, y yo dedicarme a los Asuntos Multilaterales.

Malmierca estuvo de acuerdo, pero Carlos Aldana Escalante, (PCC) jefe de nuestra delegación, prefirió que Ricardo Alarcón participara en mi lugar, y así fue… hasta el final. Yo me desligué del tema y más adelante, en 1992, fui designado Embajador ante la UNESCO y luego en Francia, en 1995.

CONFLICTO DE INTERESES

La autora declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.

AGRADECIMIENTOS

No aplica.

FINANCIACIÓN

No aplica.

PREPRINT

No publicado.

DERECHOS DE AUTOR

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