DIPLOMACIA CUBANA

 

Apuntes sobre el internacionalismo como valor cardinal en la política exterior de la Revolución Cubana

Notes on internationalism as a cardinal value of the Cuban Revolution's foreign policy

 

Dr. C. Pedro Edy Campos Perales

Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor Auxiliar. Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (Cujae), Cuba. ecamposperales1959@gmail.com, 0000-0002-4495-467X

Cómo citar: Campos Perales, P. E. (2024). Apuntes sobre el internacionalismo como valor cardinal en la política exterior de la Revolución Cubana. Política internacional, VI(Nro. 4), 99-111. https://doi.org/10.5281/zenodo.13856942

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13856942

 

Recibido: 10 de julio de 2024

Aprobado: 13 de agosto de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

RESUMEN La solidaridad y el internacionalismo, que aparecen vinculados a todo el proceso de emancipación de la nación cubana como valor, han desempeñado un importante rol en el desarrollo de la nacionalidad, desde el proceso de su gestación hasta el presente. En Cuba existen cuantiosos antecedentes del internacionalismo antes de 1959, pero es luego del triunfo de la Revolución, encabezada por su líder Fidel Castro, que se retoma este con una distinción: el internacionalismo proletario como práctica política, la que resurge como actuación en los individuos, en tanto sujetos sociales –y políticos- y que se ha legitimado a través de los años con la participación directa o indirecta, en el frente o la retaguardia, ya sea por un combatiente, un médico, maestro o constructor, en fin, hombres y mujeres como clase social. En Cuba cuando se habla de internacionalismo se piensa en el pueblo que es igual, al menos en el caso cubano, a la sociedad. La participación consciente del ciudadano cubano en una empresa con imperativo internacionalista encuentra sustento en su vida cotidiana, participando desde la base en acciones en su favor y en su propia realización, a la vez en reconocer que “su” Estado le representa, le garantiza sus libertades y le hace sentir partícipe real del proceso social en el que desarrolla su existencia.

Palabras claves: internacionalismo, solidaridad, política exterior, participación, Revolución cubana, Fidel Castro.

 

 

ABSTRACT Solidarity and internationalism, which appear linked to the whole process of emancipation of the Cuban nation, have played an important role as a value in the development of the nationality, from the process of its gestation to the present. In Cuba there are many antecedents of internationalism before 1959, but it is after the triumph of the Revolution, headed by its leader Fidel Castro, that it is taken up again with a distinction: proletarian internationalism as a political practice, which resurfaces as an action in individuals, as social - and political - subjects and which has been legitimized through the years with the direct or indirect participation, in the front or the rearguard, either by a combatant, a doctor, teacher or builder, in short, men and women as a social class. In Cuba, when we speak of internationalism we think of the people who are equal; at least in the Cuban case, to society. The conscious participation of the Cuban citizen in an enterprise with an internationalist imperative finds support in his daily life, participating from the base in actions in his favor and in his own realization, at the same time in recognizing that “his” State represents him, guarantees his liberties and makes him feel a real participant in the social process in which he develops his existence.

Keywords: Internationalism, solidarity, foreign policy, participation, Cuban Revolution, Fidel Castro.

 

 

INTRODUCCIÓN

En el desarrollo del presente trabajo se asume la técnica del ensayo argumentativo1, donde se le propone al lector un conjunto de interrogantes a manera de hilo conductor y que le facilitan introducirse en los contenidos.

El internacionalismo tiene en Cuba una larga historia y ha desempeñado un importante rol en el desarrollo de la nacionalidad cubana, desde el momento de su gestación hasta nuestros días. Cualquier análisis sobre los factores que han ejercido influencia en la conformación del ideal internacionalista como parte de la cultura política2 del pueblo cubano, tiene que tomar en cuenta elementos de carácter natural, presentes en nuestros orígenes como nación.

En Cuba existen innumerables antecedentes de internacionalismo antes de 1959, pero luego del triunfo revolucionario se retoma este con una distinción; el internacionalismo proletario como práctica política. Ese es el cambio, pudiera decirse; sucede que el internacionalismo pasa a ser desde entonces una línea transversal o directriz en la política exterior del nuevo Estado, al que no le es ajeno lo que en el contexto internacional está sucediendo. Desde temprana fecha la joven Revolución está mostrando combativamente su solidaridad junto a los pueblos de Argelia, el Congo, Guinea, Cabo Verde, Angola, Etiopía, Mozambique y otros muchos.

Desde esta perspectiva el presente estudio tiene como objetivo propiciar un mayor conocimiento sobre el significado del internacionalismo para los cubanos y defender la tesis de que como valor, constituye un paradigma en la política exterior de la Revolución Cubana. El artículo es resultado de una investigación en la cual se empleó el estudio crítico-comparativo de textos, también denominada metodología documental, que consiste en el uso de modo crítico y mediante la comparación de criterios, de la información extraída de escritos especializados.

DESARROLLO

El triunfo revolucionario de 1959 encontró que las relaciones exteriores en el país eran encabezadas por un organismo denominado Secretaría de Estado (también llamado Ministerio), dependencia creada desde la época de la primera ocupación norteamericana y diseñada para servir a los intereses del imperialismo estadounidense, por lo tanto, incapaz de satisfacer política y orgánicamente los imperativos de las relaciones exteriores de Cuba en su nueva etapa: la Revolución.

La legítima diplomacia cubana surgió después del 1ro. de enero de 1959, con el triunfo y llegada al poder de la clase obrera en alianza con los campesinos; desde entonces en la política exterior de Cuba se produce un viraje –como igualmente en todos los aspectos de la vida nacional-, cuyos pilares descansan en la defensa de la paz con soberanía, coexistencia pacífica, el antimperialismo, la solidaridad y la cooperación internacional, el anticolonialismo y el no alineamiento.

La diplomacia cubana y por tanto su actuar en política exterior en general, encuentra una ética en su raíz martiana, referida a la “vocación de servir”. El pensamiento martiano establece un hilo conductor en la proyección internacional de Cuba después de enero del 59.

El Gobierno Revolucionario por Decreto el 23 de diciembre de 1959 creó el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, sustituyendo al obsoleto “Ministerio” y designando a Raúl Roa García como Ministro. Desde entonces:

La política exterior de Cuba se adhiere a los principios básicos del Derecho Internacional: el respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de los Estados; la autodeterminación de los pueblos; la igualdad de los Estados y los pueblos; el rechazo a la injerencia en los asuntos internos de otros Estados; el derecho a la cooperación internacional en beneficio e interés mutuo y equitativo; las relaciones pacíficas entre los Estados, y demás preceptos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Columnas vertebrales de la política exterior cubana son el internacionalismo, el antimperialismo, la solidaridad y la unidad entre los países del Tercer Mundo (MINREX, 2011).

El mundo en los momentos del triunfo revolucionario: su influencia en la política exterior

¿Qué era el mundo al triunfo revolucionario de 1959 y qué situación afrontaba?, ¿tienen influencia estas condiciones del mundo en el pensamiento y actuar internacionalista para los cubanos?

El panorama internacional en los momentos en que triunfa la Revolución Cubana estaba matizado por el odio a la Unión Soviética y una supuesta amenaza “roja” proveniente de esta y de los países del campo socialista de Europa del Este, una especial fobia al comunismo, así como una incipiente carrera armamentista. Esta es una etapa en que la humanidad está sufriendo de las grandes secuelas resultantes de la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea.

Concluyendo con la guerra mundialista y la derrota del nazifascismo en Europa, deviene la crisis del sistema colonial que conllevó a la independencia formal -dígase jurídica- a decenas de países africanos; los países árabes del norte del continente y un grupo importante de países del África Subsahariana como Guinea, Senegal, Ghana, etc., lograron esa independencia sin necesidad de recurrir al enfrentamiento armado final contra sus antiguos opresores coloniales.

Pero los imperialistas aprovecharon sus antiguos vínculos de dominación económica, como su influencia política, para transformar aquel inicio formal de independencia en una triste realidad de sistemas neocoloniales. Unas veces mediante el asesinato de grandes figuras como Patricio Lumumba, otras mediante golpes de Estado reaccionarios y en otros casos mediante la penetración política y la corrupción económica, el imperialismo fue sustituyendo el vasallaje colonial por el más sutil pero no menos ominoso neocolonialismo económico-social. Quedaron unos cuantos regímenes aislados combatiendo heroicamente por la supervivencia independiente (Castro, 1978).

En esta etapa impera la llamada Guerra Fría3, resultante del enfrentamiento ideológico entre los bloques occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriental-comunista, liderado por la Unión Soviética. Este enfrentamiento tuvo lugar a los niveles político, ideológico, económico, social, tecnológico, militar e informativo. El enfrentamiento derivó en disputa diplomática; por la carrera armamentística y la conquista del espacio ultra terrestre. Las dos superpotencias deseaban implantar su modelo de gobierno e ideología en todo el planeta. Como resultado surge la constante amenaza de una parte y la respuesta de la otra y el intento por influir sobre otros países de cada lado. Ninguno de los dos bloques tomó nunca acciones directas contra el otro, razón por la que se denominó al conflicto "Guerra Fría".

Es en esta época que aparece el “temor” por una guerra nuclear que, al menos en una ocasión estuvo muy cerca de producirse4, y en caso de haber ocurrido habría tenido efectos catastróficos para la humanidad. Por mucho que se diga que esta etapa pasó, la posibilidad del conflicto nuclear es latente hoy día y con mucho mayor poder destructivo que entonces.

Al triunfo de la Revolución Cubana existían más de 80 territorios no autónomos bajo régimen colonial, en los que vivían unos 750 millones de personas, lo cual representaba la tercera parte de la de los habitantes del mundo y en consecuencia la creación en 1961 del Comité Especial de Descolonización o Comité Especial de los 24 de las Naciones Unidas. Este inicio del proceso de descolonización -que lamentablemente aún no ha terminado- concientiza buena parte de la humanidad y provoca un alto sentido de solidaridad internacional, condiciones a la que no escapa Cuba y sus ciudadanos.

Pero: ¿cuáles son las primeras manifestaciones de internacionalismo al triunfo revolucionario?

Antes de cumplir los dos años del triunfo de enero del 1959 aparece una bien definida acción de lo que será, desde entonces, el internacionalismo como Política Exterior de la Revolución Cubana. En diciembre de 1961 Cuba asiste a los revolucionarios argelinos que combatían a los colonialistas franceses; la motonave de bandera cubana “Bahía de Nipe” arriba al puerto de Casa Blanca y desembarca un cargamento de armas y de regreso a Cuba trae 76 guerrilleros heridos y 20 niños huérfanos procedentes de un campo de refugiados. En mayo del 63 una misión médica con 55 personas llega a Argelia para establecer un programa de salud pública, más tarde el 10 de octubre del propio año, en respuesta a la solicitud del gobierno argelino saldría para ese país la primera parte de lo que se denominó Grupo Especial de Instrucción con un total de 685 efectivos, armamento y transporte para el cumplimiento de sus misiones.

Esa primera misión cumplió sus objetivos pues actuó como fuerza disuasiva, cuando llevó a las fuerzas marroquíes a acordar el cese del fuego solo unos días después de iniciada su agresión al territorio de la recién liberada nación. Se inicia así lo que muchos han llamado erróneamente la “aventura de Cuba en África”; que no es otra cosa que el inicio, cierto, de lo que será un rasgo fundamental, un principio fundamental de la Política Exterior de la Revolución Cubana: el internacionalismo.

El Che Guevara en la política exterior cubana

¿El Che Guevara se vincula a la política exterior?, ¿de qué forma se articula el internacionalismo innato del Che a la política exterior cubana?

El legendario comandante Che Guevara estuvo muy vinculado a la política exterior de la naciente Revolución, representando a Cuba en diversos eventos en organismos internacionales. El Che tuvo una intensa actividad internacional, particularmente en los años 1964 y 1965, orientada básicamente a países del campo socialista y del Tercer Mundo5; en particular en África. En diciembre de 1964 va a aquel continente en un viaje de tres meses, este periplo se da en un contexto sociopolítico interesante: presiones de gobernantes estadounidenses y presencia de mercenarios blancos en el sur del continente, por un lado, y del otro rebeldía de naciones colonizadas: Guinea Bissau, Mozambique, Congo y Angola.

El Comandante Guevara promete en nombre de Fidel, que es decir en nombre de la Revolución Cubana, instructores a los guerrilleros zairences y angolanos. En cumplimiento de este compromiso, con la presencia del propio Che Guevara se inicia la épica proeza de Cuba en África Subsahariana, fue exactamente el 24 de abril de 1965 que arriba luego de un azaroso viaje, la primera parte de la Columna Uno, compuesta por 13 combatientes y el comandante Guevara al frente, a través de Tanzania se infiltra en República del Congo, (antes colonia belga entre 1908-1960)6, cruzando en lancha el profundo lago Tanganyka. El propio Che Guevara describe ese momento de la siguiente manera:

Por fin, en la madrugada del 24 de abril tocamos tierra congolesa ante un grupo extrañado de soldados con buen armamento de infantería que muy solemnemente nos hicieron una pequeña guardia de honor. Pasamos a ocupar un bohío desalojado expresamente para nosotros (Guevara, 1999: 48).

El 20 de mayo del 1965 llegaba a Brazzaville7 la avanzada de la Columna Dos conformada entones de 15 combatientes. Mientras, la noche del 6 de agosto el grueso de los integrantes de la tropa de esta columna, que se denominó “Batallón Patricio Lumunmba”, nombre recibido en honor al gran líder congolés asesinado, partían desde el puerto del Mariel, al oeste de La Habana, en el buque soviético nombrado Félix Dzerzhinsky. Acudió a despedir el contingente el Comandante en Jefe Fidel Castro y otros altos oficiales y funcionarios del partido y gobierno. Se completó el viaje el 23 de agosto cuando arriban a Brazzaville por ferrocarril procedentes del puerto atlántico de Punta Negra. En la dirección de este contingente estaría el veterano combatiente Jorge Risquet Valdés, quien recuerda:

Ya estaba en su punto de concentración nuestro Batallón Patricio Lumumba, el Segundo Frente del Che en tierra congolesa. Para esa fecha, poco más de un centenar de hombres engrosaba la Columna Uno en el oriente del Congo (Leopoldville), nos separaban la frontera entre los dos estados y cerca de dos mil kilómetros de selva, llanuras, ríos, montañas nos separaban. Mas la comunidad de ideales y misiones nos hacían sentirnos como una sola unidad militar alojada en dos campamentos distantes. (Risquet, 2007: 86)

Una descripción en síntesis de la actuación de las dos columnas, la hace el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Segundo Secretario del PCC y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en discurso de 1985 durante la conmemoración del XX aniversario de la misión de ambas columnas:

En cada uno de nosotros se conserva la emoción de aquellos momentos definitorios de nuestra vocación internacionalista, cuando por vez primera un aguerrido contingente de combatientes cubanos se aprestaba a marchar al África negra para cumplir, no solo con un deber solidario, sino con un histórico imperativo de gratitud hacia uno de los continentes desde donde vinieron nuestros ancestros.

La columna que marchó al Congo [B] bajo el nombre de Batallón Patricio Lumumba tenía múltiples misiones. Era en primer lugar, reserva de la columna del Che. No menos importante era la misión de participar con un grupo de asesores-combatientes en el Segundo Frente guerrillero del MPLA en Cabinda y entrenar columnas de combatientes angolanos. De esta múltiple misión eran responsables los compañeros Risquet y Kindelán8.

No por breve fue heroica la actuación de la Columna Uno del Che que en los varios meses que permaneció en el interior del Congo [L]. Más de cincuenta acciones combativas se cuentan en la hoja de servicio de la columna del Che, quien bajo el seudónimo de Tatu se desenvolvió en aquellos nuevos escenarios de lucha. Estos antecedentes de colaboración internacionalista con los pueblos del Congo y de Angola constituirían una sólida base para una nueva y mayor acción solidaria de Cuba con la lucha de liberación de los pueblos del África Austral (Castro, 2006: 10-17).

Se debe conocer que junto a militares de ambas columnas participó un grupo de médicos que prestó sus servicios a los combatientes, pero también atendieron a un sector de la población civil de las localidades en que se actuó. Un caso específico es que en Brazzaville, la capital de la República del Congo, existía un hospital general con falta de personal calificado y los médicos combatientes cubanos se ocuparon de llenar ese vacío e iniciaron la primera campaña de vacunación contra la poliomielitis en aquel país, en el mismo corazón del África.

Internacionalismo a lo interno

¿Cómo entender el internacionalismo a lo interno del país?, ¿cómo se manifiesta?

El internacionalismo entendido también como manifestación suprema de la solidaridad entre pueblos, visto hacia adentro, a lo interno de la nación es la coincidencia o aprobación de la ciudadanía con planes que pueden ser la formación de profesionales de países hermanos en nuestras escuelas y universidades. Que, alumnos y estudiantes de otras naciones compartan las aulas y los recursos, pocos o muchos, junto a nuestros hijos, que sean amigos y que alcancen a graduarse en igualdad de condiciones.

Puede considerarse el ver y respetar, e incluso ayudar a personas que estén exiliados en el país y que se le reconozca como un ciudadano más, como mi vecino de al lado o de los altos. En Cuba ya se vivió uno de estos ejemplos, de los más conocidos fueron los miles de ciudadanos chilenos que durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), encontraron refugio seguros y decorosos para sus vidas en La Habana y otras ciudades de la Isla, y que estudiaban, trabajaban y participaban de las actividades comunes del ciudadano cubano.

 

Pero se pueden citar muchos otros casos, con personas procedentes de Centroamérica en la etapa convulsa de las guerras de Nicaragua y El Salvador. A los llegados a Cuba por persecuciones en Guatemala, Honduras y Venezuela entre otros. A los perseguidos políticos de las dictaduras en Brasil, Argentina y Paraguay. Todos víctimas de los oscuros tiempos del Plan Cóndor en el subcontinente latinoamericano.

Una manifestación de internacionalismo a lo interno puede considerarse, el que hoy, y desde hace mucho tiempo, el sistema de enseñanza de la medicina en Cuba, del que actualmente es paradigma la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), forma médicos de diversas naciones y sus actividades asistenciales (prácticas) son realizadas en hospitales del sistema general de salud y, yo, usted o el otro, confiado -y agradecidos- permitimos que el hijo o el nieto sea atendido por este joven profesional. O, cuando cualquiera de los estudiantes extranjeros de las múltiples carreras que cursan estudio en el país, asistan a una práctica docente o entrenamiento laboral en su centro de trabajo o su fábrica con idénticos derechos que el estudiante hijo del vecino.

¿Hay alguna conexión entre la política exterior asumida por Cuba como Estado y la política a lo interior de la nación?

La política exterior de cualquier nación, y con especial valía el caso cubano, se legitima desde el viacrucis de la política interna, vista estas como la generación y desarrollo de políticas públicas devenidas en acciones de gobierno (en representación del Estado)9 con objetivo de interés público: de bienestar social, laboral, científicas, educativas, artísticas, etc., dichas acciones surgen de decisiones sustentadas en un proceso de diagnóstico y análisis de factibilidad, para atender problemas sociales específicos -pero, lo más importante-, donde participe la ciudadanía; dígase individuo, grupos de persona o pueblo, en la definición de tales dificultades y en sus soluciones; es decir acciones que pueden ser emanadas o consensuadas por la sociedad. En este entramado, en este contexto de verdadera inclusión y participación social, emerge la legitimación desde ese pueblo a la política exterior del Estado y su gobierno.

La participación consciente del ciudadano cubano en una “empresa” que implica el imperativo internacionalista, encuentra su sustento en eso que vive, participando desde la base en acciones en su favor y en su realización, a la vez en reconocer que el Estado y gobierno le representa, le garantiza sus libertades dentro del orden establecido y le hace sentir, reconocer, que son partícipes reales del proceso social en que se desarrolla.

Alcance estratégico de la política exterior cubana

¿Tiene influencia la práctica del internacionalismo en la geopolítica internacional?, ¿la proyección de Cuba en la arena internacional pasa por la práctica del internacionalismo?

Desde el triunfo revolucionario Cuba asumió como principio “la defensa y apoyo del derecho de los pueblos a la libre determinación”, reconocido en la actualidad internacionalmente como un derecho inalienable en el consenso alcanzado en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos [Artículo No. 2], celebrada en Viena, en 1993 (ONU, 1993).

El alcance estratégico de la política exterior cubana es palpable desde diversos ejemplos, entre ellos tres que destacan entre innumerables y que reconoce el mundo entero: participación activa en el Movimiento de los No Alineados, la batalla librada en torno a la deuda externa y en tercer lugar la ayuda brindada a los Movimientos de Liberación en África, todo estrechamente articulado con la vocación internacionalista de la República de Cuba, sus organizaciones políticas y especialmente la sociedad; sus hombres y mujeres.

Cuba es el único país de América Latina y el Caribe que figura entre los 25 fundadores del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), movimiento que fue constituido en reunión realizada en 1961 en Belgrado, entonces capital de la antigua Yugoslavia, cuyo principal postulado es la lucha por el derecho de los pueblos del sur a su autodeterminación, a la cooperación en plena igualdad, a vivir en paz, sin injerencias de ningún tipo y el respeto a la soberanía de cada pueblo. Entre sus objetivos está la lucha por el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, y lograr un cambio en las relaciones económicas internacionales y la plena emancipación de los países del Tercer Mundo.

Las autoridades cubanas le prestan gran importancia al fortalecimiento del MNOAL como mecanismo de concertación política de los países en desarrollo. La celebración en La Habana de dos reuniones cumbre de los Países No Alineados; en 1979 de la VI, y en 2006 la XIV, y presidir el movimiento por tres años en ambas ocasiones hace evidente el prestigio ganado por la Revolución.

Ambos eventos realizados en contextos sociopolíticos internacionales diferentes, demostraron la fortaleza de principios en esos años de los No Alineados y su influencia en la política internacional. Cuba en representación de la membresía NOAL trabajó en la arena internacional, demostrando una alta capacidad de diálogo y entendimiento, a la vez que ha hecho sentir su voz en defensa de los genuinos intereses del movimiento y de los países del Tercer Mundo en general.

A partir de 1985 Cuba, con la pujanza de su líder histórico Fidel Castro, libró una significativa batalla en torno a la deuda externa de América Latina y el Caribe; deuda que para este año rondaba los 368 000 millones de dólares en la región, y fueron transferidos a los acreedores en ese propio año 35 090 millones por concepto de intereses y utilidades. La deuda resultaba impagable y constituía una pesada carga para las economías de las naciones latinoamericanas. La fórmula propuesta por Cuba consistía en que, los países desarrollados y acreedores, se responsabilizaran ante sus bancos por la deuda de todo el Tercer Mundo, partiendo de dedicar el 12% de los gastos militares para amortizar dicha deuda.

Otro punto que marca la estrategia singular de la Política Exterior de Cuba, respecto de la solidaridad internacional, es la gran ayuda prestada a los pueblos de Angola y Etiopía principalmente; aunque también estuvo presente la solidaridad y ayuda combatiente en otros pueblos de América Latina, Asia y África.

La ayuda de la Isla al movimiento de liberación en África estuvo sustentada, entre otras razones, en la firme convicción de que podía triunfar por cauces antimperialistas. En algunos de ellos se apreciaba una fuerte influencia del socialismo. Se trataba de movimientos de gran arraigo popular. La solicitud de ayuda al país no se hizo esperar y Cuba –como en muchos otros casos- se hizo presente con su apoyo (Cantón & Silva, 2009: 189).

Internacionalismo y la estrategia en política exterior

¿Qué hace a Cuba fuerte en el plano de política exterior?, ¿tiene algo que ver el internacionalismo con esa visión de fortaleza, de ejemplo internacional?

De una primera parte señalar que, en los años de las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo, Cuba desarrolló, lo que a juicio de analistas de seguridad nacional y geopolítica han dado en llamar estrategia de política exterior. En esta época la proyección internacional de la Revolución Cubana daba continuidad al influjo internacionalista de la década anterior, que abarcaba de un lado el apoyo a los movimientos de liberación nacionales que luchaban contra el colonialismo; especialmente en África y América Latina y de otros países y gobiernos que no necesariamente tenían la misma orientación ideológica del proceso cubano; lo que muestra, a contrapelo de muchos, la pluralidad de Cuba en la actuación internacional. Lo anterior se evidencia en palabras del líder de la Revolución Fidel Castro Ruz en la clausura del Encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba, efectuado en La Habana en noviembre de 1994, donde dice:

Entre los cientos que han hablado, pienso que más o menos se ha recogido el sentimiento de todos. (…) aunque los idiomas son distintos y hay personas de 109 países, según se dijo, nos hemos entendido perfectamente bien porque, si había diversidad en las lenguas y hasta en los criterios políticos de cada cual, había unanimidad en la noble idea de la solidaridad con nuestro pueblo (…)

Hemos sido solidarios con el mundo, no nos corresponde hablar de esa solidaridad. Solidaridad, en cuanto a lo que a nosotros se refiere, debemos hacer el máximo y hablar el mínimo, porque no vamos a hacer la autoapología de nuestra conducta.

Hace unos minutos, antes de comenzar la parte final de este evento, un compañero decía: ¡Mira que Cuba ha hecho cosas! Cuando uno oye hablar a los visitantes de un país y de otro; cuando hablan de médicos, cuando hablan de becarios, de gente que se formó aquí, de una actividad, de otra y de otra, se da uno cuenta de que en estos años nuestro país ha llevado adelante muchas cosas. Es que para nosotros la solidaridad y el internacionalismo es un principio, y un principio sagrado (Castro, 1994: 2-13).

Bien es señalar que las acciones internacionalistas de corte militar fueron la punta de mayor visibilidad en dicha estrategia de política exterior, pero, de otra parte, se continuó con fuerte activismo en el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)10, en este contexto se incluye con amplia repercusión internacional el recorrido realizado por Fidel en 1973, que incluyó países de América, Europa, África y Asia11 y que tuviera como colofón la participación en la IV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en Argel, capital argelina, tribuna en la que el líder cubano pronunció un trascendental discurso que marcaría pautas en ese foro internacional.

Cuba como una máxima histórica de la Revolución, ha tenido una política de principio en las relaciones externas del país -donde encuentra asiento la solidaridad y el internacionalismo- desde 1959. Como nación soberana, mantiene una política coherente con sus principios.

Su proyección moral es generadora de espíritu de confianza, en ese contexto Cuba es celosa de lo que se ha dado en llamar desde la década de los 90 del pasado siglo, de su recurso de poder blando (Soft power) SP12; categoría que está estrechamente ligada a factores intangibles como la cultura, la identidad, los valores, el idioma y el liderazgo, que son importantes al valorar las relaciones internacionales; en el caso de Cuba, está vinculada a la cultura que generan los cambios que la Revolución ha impulsado, a la política de participación de sus ciudadanos (política interna) y en los valores sociohumanistas que prevalecen en el imaginario social. En tal sentido están los ejemplos que representan los resultados obtenidos en educación y salud en la ciudadanía y, de suma importancia el reconocimiento de la ONU a los programas de colaboración Sur-Sur desarrollado por el país.

Desde otro ámbito, finalizando los años noventa del pasado siglo, Cuba inició una activa política de promoción cultural a escala internacional. Además del reconocido desarrollo en educación, la sociedad cubana cuenta con una rica y heterogénea tradición en lo artístico e intelectual, las que constituyen fortalezas para insertarse en la esfera cultural en el contexto mundial y alcanzar alguna influencia en el plano espiritual en distintas sociedades.

Otro de los objetivos estratégicos de la política exterior cubana ha sido el de ampliar la participación en el sistema internacional; estableciendo relaciones diplomáticas con el mayor número de países posible y en el ámbito multilateral mantiene presencia ante diversos organismos internacionales, con notable labor en mecanismos de integración regional y se continúa con la política de influir en los procesos de negociación globales.

Mucho ha tenido que ver el internacionalismo con la fortaleza en política exterior de la nación cubana, no solo por la gloria de las misiones en apoyo a los movimientos de liberación nacionales, que vieron la luz en África y América Latina en décadas pasadas, de por sí con un peso extraordinario y de su colaboración en sectores sensibles como la salud y educación en otras naciones; es además en las posiciones meridianamente claras en los distintos foros internacionales, la claridad, transparencia y liderazgo con que se actúa en las organizaciones de concertación política y de integración regionales, las que tienen preponderancia hoy en el subcontinente latinoamericano y caribeño, es su bandera de razones y de estar al lado del que ostenta la razón, aunque en la acción le aceche el peligro de discordar con la hegemonía del poderoso.

Queda claro que la noción de internacionalismo en su expresión más amplia está presente en todo este “entramado” que conforman las relaciones internacionales de Cuba, y que se puede hablar perfectamente de un poder blando a lo cubano.

CONCLUSIONES

A manera de conclusión una última interrogante: ¿podemos decir que la solidaridad y el internacionalismo perduran en Cuba en la actualidad?

Para el cubano la solidaridad y el internacionalismo es y seguirá siendo una práctica cotidiana, puede que los nuevos tiempos y nuevo contexto hayan hecho surgir algunas segundas intenciones, pero en su ideal de vida, en su actuar cotidiano, en su referente intrasicológico, persisten arraigadas las ideas y costumbres de la práctica de la solidaridad como base del internacionalismo, “haz el bien y no mires a quién”, reza un viejo proverbio que sigue siendo una máxima entre cubanos y cubanas.

Igualmente, el internacionalismo está presente como uno de los principios en los que se basa la doctrina militar de la nación cubana, puesto de manifiesto en la educación de los combatientes en la profunda convicción y en la práctica de sus deberes; así ha sido en las etapas anteriores y lo es en la actualidad.

Nada más elocuente para describir la concepción internacionalista y su prevalencia entre los cubanos y en vida institucional de la Revolución que las ideas de Fidel cuando dice:

El argumento para los internacionalistas es: hay que ayudar a los demás aunque nadie nos ayudara. Es sencillamente un deber moral, un deber revolucionario, un deber de principio, un deber de conciencia, un deber ideológico incluso: hacer un aporte a la humanidad aunque la humanidad no hubiera hecho ningún aporte por nosotros ¡Ese es el internacionalismo! (Castro, 1982).

notas

1 El ensayo argumentativo tiene como objetivo presentar un punto de vista y proveer de evidencias. Se trata de un escrito académico en el que la opinión personal de quien escribe es la parte más importante. Es un texto honesto y la opinión que se expone debe ser siempre producto de una gran reflexión acerca del tema, que casi siempre será polémico y que convoque al debate.

2 Se parte de reconocer que Cultura política es una categoría compleja, desde que Gabriel Almond y Sidney Verba publicaron en 1965 el libro ‘The Civic Culture, political attitudes and democracy in live nation. An analytie studie’, ha sido tratada por diversos autores. Este autor defiende el concepto aportado por el especialista cubano Carlos Cabrera (2006), “La cultura política constituye una resultante de la interacción sistémica de las determinantes cognoscitiva, informativa, valorativa, y conductual participativa que, conformadas en los procesos de socialización y comunicación políticas, se catalizan a través de comportamientos, creencias, normas, valores, universos simbólicos, pautas culturales, visiones del mundo, hábitos y habilidades políticas, todo los cuales configuran un conjunto de significados compartidos que el sujeto utiliza en la construcción de sus estrategias de acción” (p.276-277). De este autor se puede consultar también: Socialización y Cultura Políticas en el Sistema Político Capitalista, publicado en La Habana por la Editorial Félix Varela en el año 2000.

3 El término Guerra Fría fue utilizado por el escritor inglés George Orwell (1903-1950) en un ensayo de 1945 titulado “You and the Atomic Bomb” (La bomba atómica y tú), publicado inicialmente en el diario Tribune; actualmente recogido en el libro “Tu y la bomba atómica y otros escritos” publicado por la Editorial BYRON BOOKS en enero de 2024. Después de la aparición en el Tribune, el término se popularizó para describir la particularidad del conflicto, en el que la URSS y EE.UU. nunca se enfrentaron militarmente de forma directa, pero el peligro asechaba a cada amanecer.

4 Se refiere a lo conocido por los cubanos como Crisis de octubre, e internacionalmente como Crisis de los misiles en Cuba y en la Unión Soviética y Rusia como Crisis del Caribe. Ha sido, dentro de la confrontación histórica entre Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica, el incidente más peligroso por el que atravesaron ambos países y el mundo durante el período de la Guerra Fría. En el proceso de negociación de Washington y Moscú por la retirada de los misiles balísticos, instalados en Cuba a instancia soviética, Cuba fue excluida, resultando decisión unilateral de la dirección soviética de retirar los misiles del territorio nacional. La respuesta de Cuba fue dar la orden de combate para garantizar la defensa de la patria amenazada. Durante los días que duró la crisis, 22 al 28 de octubre de 1962, el pueblo se mantuvo movilizado, dispuesto a defender sus conquistas. El papel protagónico de Cuba durante la crisis de octubre se centró en el terreno político y diplomático.

5 Término muy empleado en geopolítica, existente desde 1952 debido a un artículo del economista y sociólogo francés Alfred Sauvy, titulado “Trois mondes, un planéte” `Tres Mundo, un planeta´ publicado en el periódico L´Observateur, que se refiere al conjunto de países y territorios que no pertenecían a ninguno de los dos bloques que se enfrentaban en la Guerra Fría. Coincidentemente este tercer mundo se identificaba con la zona colonizada de los años 50 y con las naciones subdesarrolladas, que por “azar” de la geografía se ubican al sur del planeta.

6 El dictador Mobutu Sese Seko rebautizó al Congo con el nombre de “Zaire” en 1971. El 16 de mayo de 1997 finalmente es derrocado por la guerrilla dirigida por Laurent-Desiré Kabila, que inmediatamente, volvió a denominar su país República Democrática del Congo. Zaire es el nombre de uno de los ríos más importante de África y constituye parte de la frontera natural entre Angola y la RDC. Igualmente, así es nombrada en la actualidad la provincia más al norte de Angola, cuya capital es la ciudad, Mbanza Kongo, nombrada en tiempo de la colonia como San Salvador del Congo y que fuera capital del antiguo Reino del Kongo. En la actualidad esta urbe angolana ostenta la condición de Patrimonio de la Humanidad, otorgada por la UNESCO en 2017.

7 Para comprender mejor la lectura llamaremos Congo Leopoldville [L] a la excolonia belga en la que combatió la Columna Uno y Congo Brazzaville [B] a la excolonia francesa en que combatió la Columna Dos.

8 En la dirección de la Columna Dos el mando militar estaba a cargo del combatiente Rolando Kindelán Bles (1928-2016), que ostentaba el grado de capitán en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y la dirección política era responsabilidad del combatiente Jorge Risquet Valdés (1930-2015).

9 Entiéndase también: acciones de gobierno que, consensuadas y legitimadas por el pueblo como sujeto político, devienen entonces en políticas públicas.

10 En la temprana fecha de septiembre 1961, la joven Revolución Cubana aún no alcanzaba su tercer año del triunfo y ya participaba en la conferencia constitutiva del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), y desde esta singular tribuna dejaba de forma clara su posición respecto al Apartheid y su significado para las naciones del África subsahariana.

11 El 2 de septiembre de 1973, el Comandante en Jefe inició su noveno viaje al exterior después del triunfo de la Revolución. En un recorrido de casi 30 000 km, visitó ocho países: Guyana, Trinidad y Tobago, Guinea Conakry, Argelia, La India, Vietnam, Checoslovaquia y Canadá.

12 Poder blando es un término del inglés “Soft power” y se debe al politólogo norteamericano Joseph S. Nye Jren en un libro publicado en 1990, “Bound to Lead” traducido como “Destinado a liderar”. desde entonces se emplea mucho en sectores académicos como herramienta de análisis en cuestiones que tiene que ver con la conducta y actitudes de los estados en las relaciones internacionales. Dicho poder se origina en la capacidad de un país de ejercer influencia en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos y de la propia política. El poder blando está en la cultura, en los valores, en la política interna así como en el núcleo de la política exterior. Constituye todo un entramado no violento de poder.

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