La posición de la República Popular China ante el conflicto ruso-ucraniano, sus implicaciones geopolíticas

Position of the People’s Republic of China on the Russian-Ukrainian conflict and its geopolitical implications

 

Dr. C. Roberto Urgellés González

Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", La Habana, Cuba. robeurgelles@gmail.com 0009-0007-3608-0822

Dr. C. Abel Perdomo de Vales

Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Titular. Vicerrector de Extensión Universitaria del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, La Habana, Cuba. abelperdomodevales@gmail.com 0009-0008-0992-2462

*Autor para la correspondencia: robeurgelles@gmail.com

Cómo citar: Urgellés González, R., & Perdomo de Vales, A. (2024). La posición de la República Popular China ante el conflicto ruso-ucraniano, sus implicaciones geopolíticas. Política internacional, VI(Nro. 4), 17-34. https://doi.org/10.5281/zenodo.13856816

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.13856816

 

Recibido: 15 de mayo de 2024

Aprobado: 30 de junio de 2024

publicado: 9 de octubre de 2024

 

 

RESUMEN El conflicto ruso-ucraniano ha tenido un impacto significativo en las relaciones internacionales, especialmente en los aspectos económicos, comerciales y políticos a nivel mundial. La Operación Militar Especial iniciada por Rusia en febrero de 2022 ha generado posturas encontradas entre los países, con algunos rechazando la acción y otros manifestando su apoyo. La posición de la República Popular China ha sido analizada debido a su relevancia en el sistema de relaciones internacionales y sus implicaciones geopolíticas. El estudio revela que, aunque China se ha abstenido de apoyar la Operación Militar Especial rusa, manifiesta su interés en fortalecer los lazos económicos-comerciales y políticos con Rusia para contrarrestar la influencia de Estados Unidos como potencia dominante a nivel global. Este conflicto ha evidenciado la complejidad de las relaciones internacionales y la lucha por el poder entre las principales potencias mundiales.

Palabras claves: URSS; Rusia; Conflicto ruso-ucraniano; República Popular China, Estados Unidos, geopolítica.

 

 

ABSTRACT The Russian-Ukrainian conflict has had a significant impact on international relations, especially on economic, commercial and political aspects worldwide. The Special Military Operation launched by Russia in February 2022 has generated conflicting positions among countries, with some rejecting the action and others expressing support. The position of the People’s, Republic of China has been analyzed due to its relevance in the system of international relations and its geopolitical implications. The study reveals that, although China has refrained from supporting the Russian Special Military Operation, it expresses its interest in strengthening economic, commercial and political ties with Russia to counteract the influence of the United States as the dominant power at the global level. This conflict has highlighted the complexity of international relations and the struggle for power among the world’s major powers.

Keywords: USSR; Russia; Russian-Ukrainian conflict; People's Republic of China; United States; geopolitics.

 

 

INTRODUCCIÓN

Cuando se investiga sobre el conflicto ruso-ucraniano se aprecian frecuentemente análisis superficiales o parcializados, que responden a intereses específicos de las élites dominantes, principalmente de países occidentales o del Sur que tienen conexiones con estas.

La mayor parte de las publicaciones se refieren a la “invasión” rusa y sus consecuencias a nivel internacional. En algunos casos, donde se abordan sus antecedentes, se remontan a la extinta Unión Soviética para más adelante asegurar que el presidente Putin intenta recuperar las antiguas repúblicas que formaban parte de ella. El sesgo en los análisis es significativo y su objetivo es proyectar la idea de una Rusia imperialista, que busca afianzar una posición políticamente dominante en los actuales escenarios internacionales. En esta narrativa, las potencias occidentales, con Estados Unidos (EE.UU.) al frente, juegan un papel esencial en la propaganda antirrusa. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sin participar abiertamente en el campo de batalla, ha garantizado apoyo de armamento, logístico, entrenamiento de tropas e inteligencia a Ucrania. Casi la totalidad de los países que integran la Unión Europea se han manifestado en contra de Rusia y muchos han aportado ayuda militar (sin contar los mercenarios) para el gobierno de Zelenski.

Sin embargo, cuando algún Estado se pronuncia a favor de Rusia, llueven las críticas y se realizan acciones de todo tipo para presionar en función de un cambio de postura. En el caso de los países que tienen la intención de suministrarle armamento, el nivel de presión aumenta hasta llegar a una amenaza abierta. Así se juega este complejo ajedrez geopolítico de la guerra, que caracteriza el conflicto de referencia.

Esta es una guerra donde se decide el futuro de la humanidad, su alcance político1 va más allá de los conflictos regionales. Sin embargo, no es de nuestro interés abordar cada una de las partes involucradas, sino una que tiene un peso fundamental en el equilibrio de fuerzas regional y global: la República Popular China (RPCh).

Por lo tanto, el objetivo de este trabajo es abordar la posición de la República Popular China ante el conflicto ruso-ucraniano y sus implicaciones geopolíticas. Sobre esta temática, en particular, se han consultado diversos trabajos que se caracterizan por contar con el mismo sesgo que se cierne sobre Rusia. Es por eso que pretendemos realizar un análisis lo más objetivo posible.

En la presente investigación se aplicaron un conjunto de métodos y técnicas que respondieron a dos etapas de la misma. Se emplearon el análisis histórico-lógico y el análisis y la síntesis para establecer los antecedentes y las principales tendencias que en la actualidad existen sobre el sistema categorial. La entrevista a expertos clave y la tormenta de ideas permitieron establecer el comportamiento del objeto de estudio en la actualidad.

DESARROLLO

De Rusia a la Unión Soviética y de nuevo a Rusia. Formación, caída y levantamiento de un gigante

En 1917 triunfa la histórica Revolución Socialista de Octubre, liderada por Vladimir I. Lenin, y que tuvo como resultado la liberación de Rusia del zarismo. En diciembre de 1922 se conformó, constitucionalmente, la Unión Soviética como república socialista y proletaria, mediante la firma del Tratado de Creación de la URSS. Al inicio eran solo cuatro repúblicas, pero en 1940, ya contaba con 15.

El surgimiento de un nuevo sistema político-social, alternativo al capitalismo, creó dos polos con el consiguiente enfrentamiento. Estados Unidos, convertido en la principal potencia después de la Segunda Guerra Mundial, vio amenazada su supremacía y se convirtió en el principal rival, dando comienzo a la llamada “Guerra Fría”.

En pocos años la URSS se convirtió en la segunda economía más importante del mundo, por detrás del país norteamericano. Ello constituyó una proeza si se tiene en cuenta que, bajo el feudalismo, era considerada una de las naciones más atrasadas del mundo, tanto económica como tecnológicamente. Sin embargo, en 1989 se derrumbaba el Muro de Berlín, y poco después, en 1991, lo hacía la Unión Soviética.

Se coincide con Fernández Riquelme (2014), en que “la nueva Rusia, quedó en manos de un grupo dirigente a merced del nuevo amigo norteamericano (…) se impusieron una serie de reformas económicas radicales, en busca de una rápida integración capitalista en Occidente (…) se inició la famosa ola de privatizaciones que repartió los bienes y servicios nacionales a una lista popular de empresarios”.

Sin embargo, lejos estaba Rusia de ser un amigo o aliado estratégico de Estados Unidos. Rápidamente se apreció el interés de este país de reducir al otrora poderoso estado, conocedor de sus potencialidades para emerger como nueva potencia del polo capitalista. En este contexto, solo era cuestión de tiempo antes de que apareciera un líder carismático y nacionalista. Es así que “el 31 de diciembre de 1999, con un país empobrecido y resquebrajado, y con tasas de popularidad que no llegaban al 2%, Yeltsin proclamó su renuncia. Fue sustituido por (…) el primer ministro Vladimir Putin, antiguo miembro del KGB”.2

Agrega Fernández Riquelme que Putin llegó para recuperar el destino de una nación que perdía, después de siglos, parte de su Imperio territorial y de su influencia internacional, heredando un país empobrecido y humillado, sometido a un EE.UU. hegemónico y a una Unión Europea (UE) en expansión, y con un descenso demográfico y productivo imparable. Este autor, que no puede ser señalado como pro ruso, realiza un recorrido objetivo y preciso sobre los elementos que caracterizaron la caída de la URSS y el ascenso de Vladimir Putin como presidente de esa nación. Si bien tilda a Rusia como un imperio, con todas las cuestiones que ello implica, es imparcial en el modo en que analiza los acontecimientos históricos que caracterizaron ese contexto.

En estrecha relación con lo anterior, autores como Montag y Floyd (2023) coinciden en que:

“la crisis tuvo consecuencias a escala geopolítica, montándose sobre una unidad coyuntural de objetivos entre la oligarquía rusa y las necesidades geopolíticas de Estados Unidos y los países Occidentales, basada en los amplios beneficios que les generaba a ambos la apertura económica sin restricciones y la integración de Rusia a los espacios de gobernanza mundial en los que se apoyaba el dominio pretendidamente unipolar norteamericano. En esta etapa la OTAN y la Unión Europea dan grandes pasos hacia el Este incorporando a su espacio de influencia a los países bálticos, aprovechando el momento de debilidad rusa. (…) Rusia tenía muchos problemas domésticos mientras aspiraba a convertirse en parte de Occidente, pero esa ambición duró poco por el rechazo sistemático de Estados Unidos”.

Recordemos que en 2016 la estrategia del presidente Obama era la de “aumentar los ejercicios de entrenamiento militar y la presencia de soldados estadounidenses y de la OTAN en los países de Europa del Este fronterizos con Rusia, o sea, llevar a cabo una estrategia que es considerada por Rusia como una amenaza directa a su seguridad nacional. En 2014, Estados Unidos mantiene 21 bases militares en Europa, pero lo que más preocupa a Rusia es que desde abril este país tiene estacionados más de 600 soldados en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia, o sea, en su propia frontera noroeste. Washington también anunció el aumento de la participación de su Marina en los despliegues navales de la OTAN en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro, para ir en ayuda de "amigos cercanos", como Georgia, Moldavia y Ucrania, países que son considerados por Rusia como su zona de influencia directa” (Sánchez Ramírez, 2016).

Según Nazanín Armadian (2023) “la guerra de Ucrania, que es la primera que sucede, tras la Segunda Guerra Mundial, entre los estados industrializados, es una guerra proxy (indirecta, delegada) de EE.UU. contra Rusia, gestada en 2014, y plasmada en la foto del criminal de guerra en serie estadounidense John McCain en la plaza Maidan ("Plaza", en árabe y en persa) de Kiev prestando apoyo a las fuerzas fascistas locales”.

Coincide Nazanín con Bellamy Foster3 (2022), en que los objetivos y la utilidad de esta guerra para EE.UU. se centran en conseguir el control sobre la Eurasia (Heartland, Corazón de la Tierra), y así mantener la supremacía global. Según Foster, “la primera vertiente (refiriéndose a la expansión geopolítica) se enunció en febrero de 1992 en las directrices de política de defensa de Paul Wolfowitz para los Estados Unidos, solo unos meses después de la disolución de la Unión Soviética. La gran estrategia imperial adoptada en ese momento, y seguida desde entonces, tenía que ver con el avance geopolítico de Estados Unidos hacia el territorio de la antigua URSS, así como hacia lo que había sido la esfera de influencia soviética. La idea era evitar que Rusia resurgiera como una gran potencia. Este proceso de expansión geopolítica de Estados Unidos y la OTAN comenzó de inmediato”.

El conflicto ruso- ucraniano. Antecedentes y contexto actual

Aunque el enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania comenzó en febrero de 2022, realmente tiene su génesis mucho antes. No nació en esa fecha como aseguran algunos, ni se remonta al momento de la caída del muro de Berlín, como alegan otros en su afán por denigrar al país eslavo. Apuntar a un momento exacto en este tema no sería objetivo. Para entender esa cuestión habría que ir a la historia de ambos países. Sánchez Ramírez (Ob. Cit) realiza un profundo y excelente estudio sobre las relaciones históricas de Rusia con Ucrania, así como de los conflictos entre ambos países.

Afirma Sánchez que “para entender la dimensión y el alcance de la estrategia desplegada por el gobierno ruso ante el escenario de inestabilidad y conflicto del país vecino, se deben tomar en cuenta los antecedentes históricos de la compleja, pero a la vez estrecha, interdependiente e intensa relación bilateral que ha existido entre Rusia y Ucrania a lo largo de más de mil años, desde la creación de la Kievskaya Russ (Rusia Kievita) en el siglo IX. El territorio conocido como Ucrania tiene un pasado plagado de guerras y continua división tanto étnica, como territorial, política e ideológica”.

Por otro lado, ha estado presente de forma sistemática la estrategia de desestabilización de EE.UU. para garantizar la permanencia de conflictos en el país y la región. Según Foster (Ob. Cit.) “Washington brindó un fuerte apoyo militar a Kiev entre 1991 y 2021. La ayuda militar directa (…) fue de 3 800 millones de dólares entre 1991 y 2014; de 2014 a 2021 fue de 2 400 millones (…); aumentó y finalmente se disparó una vez que Joe Biden asumió la presidencia en Washington. Estados Unidos estaba militarizando Ucrania muy rápido. El Reino Unido y Canadá entrenaron a alrededor de 50 000 soldados ucranianos, sin contar los entrenados por Estados Unidos. De hecho, la CIA preparó al Batallón Azov y a los paramilitares de derecha. Todo ello apuntaba la mira hacia Rusia”.

Por otra parte, es conocido que Rusia ha denunciado frecuentemente el incumplimiento de la promesa realizada por el entonces secretario de Estado de EE.UU. James Baker a Gorbachov, en 1990, de que la OTAN no avanzaría “ni una pulgada” hacia el Este si una unificada Alemania permanecía en la Alianza Atlántica. Según funcionarios rusos y el propio presidente Putin, esta promesa fue reiterada por Baker, ese mismo año, al ministro de Exteriores soviético, Eduard Shevardnadze y nunca fue cumplida.

Aunque diversos medios y autores que abordan este tema dejan la interrogante de si existió o no esa promesa, existen documentos desclasificados de soviéticos y estadounidenses que reflejan la existencia, el 9 de febrero de 1990, de negociaciones para la no ampliación de la OTAN al Este más allá de una Alemania unificada. Uno de estos documentos lo constituye el «Memorándum de conversación entre Baker, Shevardnadze y Gorbachov» (NSA. 9 de febrero de 1990).

Lo cierto es que, a pesar de las solicitudes y advertencias de Rusia, la OTAN siguió expandiéndose por Europa y sumando como miembros a países del entorno más cercano a Rusia. En 1999 fueron Polonia, Hungría y la República Checa; después, durante la cumbre de Praga del 2002, fueron invitadas para comenzar las conversaciones de afiliación Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, que se unieron poco antes de la cumbre de Estambul del 2004. Albania y Croacia se unirían en 2009.

En 2017 la OTAN sumó a Montenegro y reconoció oficialmente a Bosnia- Herzegovina, Georgia y Macedonia.

En los casos específicos de Ucrania y Georgia, en la cumbre de Bucarest en 2008 la OTAN declaró que en el futuro se convertirían en miembros, aunque no se les ofreció un plan de acción para la adhesión en ese momento. En la cumbre de 2023 en Vilna, la OTAN acordó que estaría en condiciones de extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza cuando los Aliados estuvieran de acuerdo y se cumplieran las condiciones. Como se aprecia, el interés esencial de los EE.UU. ha sido, sin lugar a dudas, cercar y la confrontación con Rusia.

Se coincide en que “la principal preocupación de Putin sería el acercamiento de Ucrania a la OTAN, pues en 2008 Kiev aplicó a una membresía oficial, y en 2021 el proceso de integración parecía intensificarse, lo que habría enfurecido al líder ruso, quien señala que la OTAN había prometido no expandirse más hacia el este en la década de los 90, pero no lo ha cumplido. La incorporación de Ucrania a la OTAN implica obligarse por el compromiso de defensa mutua, lo que lo llevaría a estar respaldado por las potencias occidentales en caso de un ataque de Rusia” (Gómez, 2022).

En la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007, el presidente Putin advirtió, una vez más, sobre la expansión de la OTAN hacia el este y lanzó una advertencia de que, si Estados Unidos no cambiaba las políticas que estaba llevando a cabo en ese momento, se produciría una crisis muy profunda y probablemente un conflicto mundial.

En diversas declaraciones el mandatario abordó el tema de la "expansión del bloque de la OTAN hacia el este y el acercamiento de su infraestructura a las fronteras de Rusia”. Según planteó, el bloque “se extendió cada vez más (…) se acerca a nuestras fronteras” (Weber, 2022).

Según Telman Ramírez (2016) las manifestaciones ocurridas en la Plaza Maidán de Kiev (octubre de 2013), se produjeron por la negativa del entonces presidente Víctor Yanukovich de firmar el Pacto de Asociación con la Unión Europea, cuestión que dio inicio a un proceso de enfrentamientos dentro de la sociedad ucraniana. La atmósfera política interna se polarizó y tensó como nunca antes y fue instaurado un nuevo gobierno de facto. Es conocido que las fuerzas que lideraban las manifestaciones en Kiev estaban mayormente compuestas por organizaciones y partidos de tendencia de centro-derecha, pero participaban también fuerzas radicales de extrema derecha, incluso con tendencia neofascista (Partido Sbovoda).

Desde 2014 y como resultado de conflictos multicausales en Ucrania, y los intentos del gobierno surgido tras el Euro Maidan de prohibir la cultura y lengua rusas, los cuales respondían a sus propios orígenes, los habitantes de la región del Dombás decidieron su separación del país y crearon las repúblicas de Lugansk y Donetsk. Al pedir a Rusia que aceptara su integración a ella, el gigante eslavo, con el fin de no profundizar la crisis ya de por sí compleja se negó, aunque expresó su apoyo a la decisión de independizarse.

En el análisis de este conflicto, Foster refiere que, como resultado del golpe de Estado a Yanukovich, “surgió una guerra civil en Ucrania (...) También fue una guerra subsidiaria, con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN a Kiev, y de Rusia a Dombás. La guerra civil comenzó justo después del golpe de Estado, cuando se prohibió el idioma ruso: las personas podían ser multadas por hablar ruso en una tienda. Fue un ataque a la lengua y la cultura rusas, así como una represión violenta de las poblaciones en las partes orientales de Ucrania”.

Este estudio coincide con otro realizado por Jofre Leal (2021) que planteó que ante los intentos de separación de la región mencionada, Kiev inició un “proceso de sometimiento, control y ejercicio autoritario (…), lo que generó el levantamiento lógico de sus habitantes, que en abril del año 2014 inicia su guerra de autodefensa, frente a los ataques de las fuerzas armadas de Ucrania. Bombardeos aéreos y uso de artillería de gran calibre, utilización de grupos paramilitares como fue el caso del Batallón Azov y otros grupos radicales, neofascistas, acusados de torturas y crímenes de guerra, que han asesinado a civiles hombres, mujeres y niños”.

En una entrevista realizada el 1ro. de octubre de 2023 al ganador de las elecciones en Eslovaquia, y exprimer ministro del país, Robert Fico4, manifestó ante los medios locales que “... la guerra en Ucrania no empezó hace un año y dos meses, sino que empezó en 2014, cuando los fascistas ucranianos mataron a ciudadanos de nacionalidad rusa en Ucrania”. También condenó el hecho de que Estados Unidos esté en guerra con Rusia utilizando soldados ucranianos.

Como se aprecia, diversas voces que no pueden ser calificadas de amigas de Rusia reconocen que este conflicto tiene causas que algunos se empeñan en desconocer.

Putin ha señalado ante diversos medios informativos que la decisión de invadir Ucrania fue tomada luego de recibir una petición de ayuda de los líderes separatistas del Dombás. Según sus declaraciones, el objetivo era defender a las personas que desde 2014 estaban sufriendo persecución y genocidio por parte del régimen de Kiev. Desde el propio inicio de la invasión, en febrero de 2022, el presidente ruso declaró en un mensaje especial a los ciudadanos rusos: “He tomado la decisión de llevar a cabo una operación militar especial” y puntualizó que el objetivo del operativo era proteger a las personas objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años y lograr la desmilitarización y desnazificación de Ucrania.

También está claro el peligro que se cernía para la seguridad del gigante eslavo con el ya mencionado acercamiento de la OTAN a las fronteras del país. Ya el bloque militar había logrado este objetivo con varios países fronterizos, sin embargo, la integración de Ucrania se consideraba por Rusia como un peligro inaceptable. Se coincide en que “la principal preocupación de Putin sería el acercamiento de Ucrania a la OTAN” (Gómez, 2022). En diversas declaraciones Putin planteó que no permitiría la integración de Ucrania a la OTAN, cuestión que ya se estaba valorando debido a la insistencia de los gobiernos de derecha instalados en el vecino país.

Foster (Ob. Cit) señala que “el objetivo era Ucrania. Zbigniew Brzezinski, quien fue el estratega más importante y había sido asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter, dijo en su Gran Tablero Mundial de 1997 que Ucrania era el “pivote geopolítico”, particularmente en Occidente; que si se incorporara a la OTAN y estuviera bajo el control occidental debilitaría tanto a Rusia que podría mantenerla atada, si no es que llevaría a su desmembramiento. Este ha sido el objetivo desde el principio, y los planificadores estratégicos de Estados Unidos, los funcionarios de Washington, junto con los aliados de la OTAN habían declarado una y otra vez que querían que Ucrania formara parte de la OTAN”.

Agregaba que “la idea, articulada por Brzezinski y otros, era que una vez que Ucrania estuviera asegurada como parte de la OTAN, Rusia sería vencida (…) Ello cambiaría todo el mapa geopolítico y daría a Occidente el control de Eurasia, al oeste de China”.

A partir de octubre del año 2013, Ucrania se había convertido en “la prioridad de la política exterior de Rusia, no solamente en el marco del llamado cercano extranjero sino también dentro de la política exterior global del Estado ruso. La abrupta reacción de Moscú ante los hechos ocurridos en Ucrania no resultó una sorpresa ni una improvisación, pues en los postulados y conceptos de política exterior adoptados en los años 1999, 2008 y 2013, así como en las doctrinas de defensa (…) contemplaban situaciones hipotéticas de inestabilidad y conflicto similares a las registradas (…) y que eran consideradas como una amenaza a la seguridad nacional.5

Desde fecha tan temprana como 2016, Sánchez Ramírez alertaba de que “la Rusia de Putin observa el desenvolvimiento del conflicto en Ucrania desde una óptica puramente geopolítica e ideológica; desde ese espectro de análisis, el alejamiento geopolítico de este país de la influencia de Rusia y su acercamiento a la OTAN, a la Unión Europea y, sobre todo, el estrechamiento de relaciones económicas, políticas y militares con Estados Unidos, es considerado una amenaza directa a su seguridad nacional”.

Todas las causas mencionadas anteriormente llevaron a Putin a tomar la decisión de realizar la llamada “Operación Militar Especial” en febrero de 2022. Estamos de acuerdo en que esta fue concebida “por la doctrina oficial de Putin como parte de una acción militar defensiva, ante lo que se percibe como el avance occidental sobre áreas de interés estratégico irrenunciable para Moscú, como la salida al Mar Negro y el establecimiento de bases militares de la OTAN en países directamente fronterizos” (Nontag y Floyd, Ob. Cit.). Aquí es necesario destacar el concepto de acción militar defensiva.

Posteriores declaraciones gubernamentales confirman este planteamiento. Dimitri Peskov, secretario de prensa del presidente Putin, planteó el 18 de junio de 2023 que Rusia inició esta operación con el objetivo declarado de garantizar la seguridad de las poblaciones de Donetsk y Lugansk. Agregó que las autoridades de Ucrania hacían lo que le ordenaba el gobierno estadounidense.

Por su parte, desde el mismo inicio de la confrontación, el presidente de EE.UU., Joe Biden, se apresuró a calificar el operativo ruso como un “ataque no provocado e injustificado contra Ucrania” y sostuvo que Rusia era el único responsable de la muerte y destrucción que traería. Acto seguido fue secundado por la amplia mayoría de los países de la Unión Europea pertenecientes a la OTAN. Evidentemente esto formaba parte de la campaña propagandística para aislar a Rusia desde el inicio de la guerra.

Diversos autores coinciden en que en este conflicto se aprecia un enorme interés económico, cuyo principal beneficiario lo constituye EE.UU., pues se han convertido en suministrador, casi exclusivo, tanto de gas como de armamentos de la Unión Europea; así lo confirman Núñez (2022), Guadalupe Michelle Balderas6, Mario Weitx7, Ruth Ferrero8, Ana Teresa Gutiérrez del Cid9. Esta última agregó que la pandemia dejó a EE.UU. en condiciones económicas difíciles; con una deuda interna y externa enorme, y para salir de esa situación nada mejor que alimentar al complejo militar estadounidense con la venta de armas.

En entrevista realizada por el redactor jefe y director de UnHerd10 a Robert F. Kennedy Junior11 el 3 de mayo de 2023 sobre la guerra Rusia-Ucrania, este manifestó que "es una guerra de Estados Unidos contra Rusia, para básicamente sacrificar la flor de la juventud ucraniana en una carnicería de muerte y destrucción... El presidente Biden ha dicho que esa era su intención: destruir a Vladimir Putin. Su Secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo en abril de 2022 que nuestro propósito aquí es agotar al ejército ruso. ¿Qué significa "agotar"? Significa lanzarles ucranianos.

De forma similar, otros reconocidos catedráticos e investigadores de Estados Unidos se han referido a este conflicto. Tal es el caso de R. Kagan y D. Sachs12 (2022).

La República Popular China ante la guerra de Rusia y Ucrania

La República Popular China se ha convertido en la segunda economía mundial en términos nominales y por su ritmo de crecimiento, podría convertirse a fines de la presente década en la primera. Sus relaciones con países como Rusia, Irán, la India y la Unión Europea favorecen su vertiginoso ascenso en las diferentes áreas, pero también provoca la oposición y agresividad de Estados Unidos, que no acepta la pérdida de su primacía a nivel global. Según algunos datos, en el año 2022 la economía China creció un 3 % y en el primer trimestre de 2023 un 4,5 %, a pesar de los efectos de la COVID 19 y de las tensiones provocadas por el gobierno norteamericano en su afán de detener el avance del país asiático.

Datos actuales reflejan que la RPCh se ha transformado en socio comercial principal de más de 140 países o regiones, la primera potencia mundial en volumen total de comercio de bienes, y una de las primeras del mundo en captación de fondos foráneos y en inversión extranjera, creando una configuración de apertura internacional de mayor alcance, extensión y profundidad.13

Por su parte, la política exterior China tiene como principios el respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial; no agresión; no injerencia en asuntos internos de otros Estados, igualdad y beneficio mutuo y coexistencia pacífica en el desarrollo de las relaciones diplomáticas e intercambios económicos y culturales con otros países.

Como se aprecia, la política exterior China busca, por un lado, consolidar la paz mundial, cuestión que ha llevado fielmente a la práctica; por otro, las potencias occidentales, con EE.UU. a la cabeza buscan desacreditarla, acusándola de “apoyar la agresión a Ucrania” por sus fuertes relaciones con Rusia, amenazándola con represalias comerciales y sanciones unilaterales diversas.

Para entender la posición del gigante asiático hay que hacer una breve referencia a los siguientes elementos:

El país norteamericano apreció en China un peligro para su hegemonía mundial. Obsérvese que, en su estrategia de Seguridad Nacional de 2022, asume la competición con la República Popular China como un reto geopolítico casi vital para EE.UU., ya que “es el único competidor con la intención de remodelar el orden”. Esto responde a su interés en el Indo Pacífico, donde se ha planteado “metas ambiciosas porque sabemos que nosotros y nuestros aliados y socios tenemos una visión común para el futuro de la región”14.

Así lo aprecia Mario Laborie (2022) al plantear que “la Administración Biden considera que, en esta década, EE.UU. debe prepararse para competir con China a escala global (…) Esto significa que el gobierno estadounidense se dispone a utilizar toda la gama de instrumentos del poder nacional: «Diplomacia, cooperación al desarrollo, estrategia industrial, estadismo económico, inteligencia y defensa”.

Con esta apreciación coinciden Carlota García y Luis Simón (2022) en sus análisis de la Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. Al respecto exponen que “la “competición estratégica” o “competición geopolítica”, y el foco en China como la mayor amenaza militar y económica para EE.UU. y para sus vecinos, sigue siendo el centro de atención en materia de seguridad nacional para EE.UU. Esto es, además, el principal elemento de continuidad con respecto a la ESN de la Administración Trump de 2017.

Constituye un secreto a voces que “Biden ha tratado de ganarse a los países del sudeste de Asia; la reunión que sostuvo con varios líderes de la región iba encaminada a lograr su apoyo a la posición estadounidense en el conflicto ucraniano y su oposición a China. No logró su propósito, estos países tienen vínculos económicos muy sólidos con China…”15.

De lo anterior se desprenden todas las medidas aplicadas a la economía china y toda la labor política y diplomática desplegada para afectar su imagen. A ello se sumó la Unión Europea que “está alineándose con Estados Unidos en la estrategia de contención de China…”.

Según Marisela Connelly (2023), la Unión Europea ha apoyado las iniciativas de Washington tendentes a contener la presencia económica china en sus países. Señala que “China se ha puesto en guardia ante las continuas declaraciones de los políticos estadounidenses que (…) continúan con sus ataques hacia China y estimulan el conflicto con Taiwán”. Asimismo, Biden anunció la creación del Marco Económico Indo Pacífico, conformado por 13 países que ostentan el 40% del PIB mundial. Este grupo es una punta de lanza para enfrentar el poderío económico de China y sus vínculos con otros países como los del sureste de Asia. Con el pretexto de violación de los derechos humanos, el “apoyo a la invasión rusa a Ucrania” y la “producción de fentanilo”, EE.UU. ha impuesto reiteradas sanciones a China.

En solo dos años suman más de 80 las empresas sancionadas de forma unilateral16. Estos son solo algunos ejemplos, entre muchos otros, incluyendo acusaciones de espionaje carentes de objetividad, que han formado parte de la continua agresión al gigante asiático.

La fuerte relación entre China y Rusia no surgió como resultado de las sanciones y presión que realizó EE.UU., sino que formaba parte de los excelentes lazos de amistad y cooperación que ya se estaban fomentando. Sin embargo, la permanente agresividad hacia China contribuyó a acercar más a ambos países; como bien planteó Juan A. Sanz (2023) esto se apreció nuevamente en la Cumbre del G-7 celebrada en mayo de 2023 donde se “volvió a condenar a Rusia y se demonizó a China por sus "malignas" prácticas comerciales, el aumento de su arsenal nuclear, su expansionismo en el este de Asia y sus amenazas a Taiwán”. En ella se acusó a China de distorsionar la economía global y se planteó la necesidad de contrarrestar sus "prácticas malignas, como la transferencia ilegítima de tecnología o la divulgación de datos".

Lo anterior coincide con lo pronosticado en los Escenarios de Política Internacional (CIPI, 2019) para el período 2020-2024 donde se expone que “debido a su importancia económica y estratégica, especialmente por los desafíos que representan la expansión de la RPCh y su asociación con Rusia, y la persistencia de los principales conflictos regionales, el área mantiene un marcado interés estratégico para Estados Unidos”.

Posición del gigante asiático ante la guerra ruso-ucraniana y sus implicaciones geopolíticas

China ha sido consecuente con sus principios de política exterior. En todos los espacios en que han intervenido los funcionarios al más alto nivel de este país, ha quedado claro su compromiso con la paz, la amistad, la cooperación y la no intervención en los asuntos internos de otros estados. Desde la asunción del poder por parte de Xi Jinping, en el año 2013, se ha apreciado un repunte en política exterior, abogando por un papel más protagónico para el país dentro de la comunidad internacional.

Se coincide con Mario Esteban (2017) en que “las implicaciones del pensamiento de Xi sobre la política exterior china se entienden mejor si analizamos el Informe del 18 Congreso Nacional del Partido Comunista Chino y su libro “La gobernación y administración de China”. En estos textos se combinan referencias continuistas con otras innovadoras. Entre las primeras destacan: la necesidad de un contexto internacional pacífico y de un orden económico internacional abierto para que China siga profundizando en sus reformas económicas y en su desarrollo; (…) el apoyo a un orden internacional más justo e inclusivo (…); la preferencia por solucionar las disputas internacionales por la vía diplomática en vez de por la militar; la promoción de relaciones interestatales basadas en el respeto y el beneficio mutuo; la oposición al hegemonismo, al expansionismo y a las relaciones internacionales basadas en una mentalidad beligerante; y la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados”.

El 19 Congreso del PCCh (octubre de 2017) es una continuación de la política del presidente chino, aplicada en su primer mandato. Esta se orienta a materializar lo que Xi ha definido como el “Sueño Chino”. En el cónclave se presentó explícitamente a China como un posible modelo, incluso en el ámbito político, para otros países que quieran profundizar en su desarrollo socioeconómico y mantener su independencia. Al respecto Xi apuntó: “confiamos plenamente en nuestra capacidad para maximizar las fortalezas y los rasgos distintivos de la democracia socialista china y contribuir al avance político de la humanidad”.

En el 20 Congreso, realizado en octubre de 2022, se abogó por continuar la construcción de una China de paz. En tal sentido se plantea en el informe central que “China no sigue la vieja vía de modernización de algunos países que recurren a formas de guerra, colonización, saqueo y demás, vía de autobeneficio a expensas del otro y llena de sangre y crimen que ha traído profundas penalidades al pueblo de la gran prole de los países en vías de desarrollo. Es necesario que (…) enarbolando la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y la coganancia, procuremos nuestro propio desarrollo en el proceso de defender con firmeza la paz y el desarrollo mundiales”.

También agrega que “China aplica con firmeza una política exterior independiente y de paz, y defiende las normas básicas de las relaciones internacionales y la equidad y justicia internacional. Respeta la soberanía e integridad territorial de los países, (…) y se opone resueltamente a toda manifestación de hegemonismo y política de fuerza, a la mentalidad de Guerra Fría, a la intervención en los asuntos internos de los demás y a los dobles raseros”. Aunque no hace mención a países que llevan a cabo esta política, deja claro a quién se alude.

Desde el inicio de la OME por parte de Rusia en Ucrania, el país asiático se declaró neutral respecto del conflicto, lo que enseguida disparó las alarmas de los países occidentales y EE.UU., pues asociaron la neutralidad con el apoyo a Rusia. Se coincide con Saskia Hieber (2023) cuando plantea que “aunque China tiene interés en garantizar el funcionamiento de la economía mundial, y de las relaciones comerciales y las cadenas de suministro internacionales (…) quiere mantenerse al margen de la guerra que se libra en Ucrania”.

Es lógico suponer que, como planteara Alexandra Leistner (2023) al “declararse ‘neutral’, hasta cierto punto, y al mismo tiempo, permanecer cerca de Putin y Rusia, China ha creado una posición que "inevitablemente crea distancia entre ellos y Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, no aliena completamente a los países europeos", según el profesor Hans van de Ven, que habla de una "maniobra compleja"”. Según la propia autora, “en la escena política mundial, China y Rusia están unidas por su oposición a Estados Unidos, y su rechazo a la OTAN y al modelo occidental de democracia (…) Además, comparten intereses económicos comunes”.

Apegado a sus principios es la posición asumida por el país asiático. De ahí que, desde el mismo principio de la OME, existiera comprensión por parte de la alta dirigencia china, conocedora del peligro que significa la ofensiva desplegada por EE.UU. y la OTAN en Europa, empleando como punta de lanza a Ucrania.

Lo anterior se entiende partiendo de que "existen importantes diferencias de opinión entre China y las sociedades occidentales en cuanto a la percepción de las causas de la guerra en Ucrania (…). China cree que la principal responsabilidad (…) recae en el Occidente liderado por Estados Unidos y que, tras el estallido del conflicto, Occidente trató de utilizar la guerra para debilitar a Rusia y lograr sus objetivos geoestratégicos", detalla Zhao Tong, investigador del Centro Carnegie-Tsinghua de Pekín.”17

Es conocido que el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, afirmó en conversación telefónica con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que "China entiende las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia", aunque agregó que el país asiático "siempre respeta la soberanía y la integridad territorial de los estados". Incluso, al cumplirse un año del conflicto, la posición de China seguía invariable. Según Simone McCarthy (2023), la CNN en Hong Kong publicó que “el alto diplomático chino Wang Yi le dijo a su homólogo ruso Sergei Lavrov que Beijing sigue siendo “imparcial” sobre la guerra en Ucrania”18. En esta comunicación, Wang le enfatizó a Lavrov que China y Rusia son “buenos amigos y socios confiables” y que “sobre la crisis de Ucrania, China mantendrá una posición independiente e imparcial, emitirá una voz objetiva y racional, promoverá activamente las conversaciones de paz y se esforzará por buscar una solución política en cualquier ocasión multilateral internacional”.

Diversos autores que abordan este tema, comprenden el porqué de la imparcialidad o neutralidad del gigante asiático. En ello coinciden Laura Martin (2022), Simone McCarthy (2023), Marisela Connelly (2023) y Shakira Salami (2023). Esta última reitera lo planteado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la RPCh de que su país “no tiene ningún interés en la clasificación en simples bloques y afirma que se debe “evitar la confrontación entre bloques y trabajar juntos por la paz y la estabilidad del continente euroasiático”.

A pesar de lo que plantean algunos medios y personalidades occidentales, China ha hecho grandes esfuerzos por lograr la paz en Ucrania. En el mes de febrero de 2023 propuso un Plan de Paz de 12 puntos para solucionar el conflicto, documento que no se tuvo en cuenta por Occidente al ser tildado unilateralmente de pro ruso. Haciendo un análisis retrospectivo, si se hubiera aprobado el plan se hubieran salvado miles de vidas y el nivel de destrucción no hubiera alcanzado las dimensiones que tiene hoy. Se conoce que EE.UU. realizó una fuerte labor de influencia para que no se aceptaran los puntos propuestos.

El documento hacía un llamado a: 1) Respetar la soberanía de todos los países; 2) Abandonar la mentalidad de la Guerra Fría; 3) Cese de las hostilidades; 4) Reanudar las conversaciones de paz; 5) Resolver la crisis humanitaria; 6) Proteger a los civiles y a los prisioneros de guerra; 7) Mantener la seguridad de las centrales nucleares; 8) Reducir los riesgos estratégicos -opuesto a la amenaza o el uso de las armas nucleares-; 9) Facilitar las exportaciones de grano; 10) Poner fin a las sanciones unilaterales; 11) Mantener estables las cadenas industriales y de suministro y 12) Promover la reconstrucción post-conflicto.

Si se analiza detenidamente este documento, se podrá apreciar que la RPCh no obtiene ningún beneficio e incluso llama a todas las partes, de manera clara, a detener las hostilidades. Pero como se aprecia, también afecta intereses occidentales y especialmente de EE.UU. cuando llama al abandono de la mentalidad de Guerra Fría, poner fin a las sanciones unilaterales, reanudar las conversaciones de paz y mantener estables las cadenas de suministros. No es China quien gana en este conflicto, porque no aumenta la venta de armas ni de petróleo y gas, tampoco tiene interés en enviar empresas privadas “a la reconstrucción del país”.

El Plan chino, sin embargo, fue visto positivamente por Putin, quien manifestó que podía “servir de base para un futuro arreglo del conflicto. "Rusia y China pueden encontrar una solución incluso a los problemas más complicados", dijo junto al líder chino, Xi Jinping, tras la firma de varios documentos en el Gran Palacio del Kremlin” (Carlos Kindelán, 2023). Sin embargo, su par ucraniano lo condicionó a la retirada de Rusia de todos los territorios “ocupados”, haciendo referencia a aquellos que por libre voluntad se separaron de Ucrania.

Pocos meses después, en mayo de 2023, China y Brasil presentaron una propuesta de paz conjunta de seis puntos, entre los que figuraba un “llamamiento a la celebración de una conferencia de paz “en el momento oportuno” que reúna a ambas partes. Xi afirmó que China está dispuesta a organizarla”19. Esta propuesta tampoco tuvo éxito.

Sin embargo, a petición del presidente Zelenski, se celebró en Suiza, entre los días 15 y 16 de junio de 2024, una cumbre de paz sobre Ucrania donde Rusia no fue invitada. Ello muestra el poco interés en la culminación del conflicto al no tenerse en cuenta a una de las principales partes involucradas.

China es considerado por algunos autores como un país clave para la paz mundial20, cuestión con la que coincidimos plenamente. En un artículo que lleva ese mismo nombre se plantea que “ante la guerra de Ucrania, China ha asumido una posición pacífica. Después de un año de iniciado el conflicto, solo China ha presentado una iniciativa de negociaciones para alcanzar la paz (…) A diferencia de los países que suministran armas a Ucrania para continuar el conflicto, China se ha mantenido al margen y ha insistido en resolver las diferencias a través del diálogo”.

Por otro lado, constituye un secreto a voces que, “al mismo tiempo que China lanza iniciativas que buscan la paz y el desarrollo, Estados Unidos viola la soberanía china mediante el envío de armas y las visitas oficiales a Taiwán”21. Nada demuestra más el doble rasero de EE.UU., que torpedea las iniciativas de paz de China y busca afectar también su seguridad nacional.

China propuso, además, otras estrategias para la defensa de la paz mundial. El 2 de marzo de 2023, Ma Hui, embajador de China en Cuba, publicó en el medio cubano Cubadebate el artículo "Solución China para Salvaguardar la Paz Mundial", explicando en este de manera integral los conceptos y principios básicos de la Iniciativa para la Seguridad Global22. La Iniciativa aboga por abrir un nuevo camino de seguridad caracterizado por el diálogo, la asociación y la ganancia compartida, en lugar de la confrontación, la alianza y la competencia (…). La propuesta, apoyada por más de 80 países y organizaciones regionales, refleja las aspiraciones de la mayoría de los países del mundo. Sobre la cuestión de Ucrania, enfatizó que “apoya una solución política de la crisis bélica a través del diálogo y la negociación, razón por la cual seguiría impulsando conversaciones de paz, en lugar de “echar leña al fuego como hacen algunos países”.

En este aspecto, se coincide con Laura Martin (2022) en que “la posición oficial china ante la invasión rusa de Ucrania se podría resumir en lo siguiente: defensa clara de la soberanía e integridad territorial, comprensión de la ansiedad rusa ante el expansionismo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y un hipotético ingreso de Ucrania en la Alianza”. Esta posición es también compartida por otros autores23 quienes aseguran que “se trata de mostrar que la política exterior de China es pacífica y de presentar la imagen de un país grande, responsable y poderoso (…) Estos grandes principios para una "paz duradera" ya han sido mencionados varias veces por los dirigentes chinos y resumidos en la "iniciativa de seguridad global".

Según Zhao Tong, "China no quiere ver una derrota total de Rusia en esta guerra. China teme que, si Rusia se retira derrotada, esta presión política, económica y militar de Occidente se centre entonces en China, convirtiéndola en el próximo objetivo”.

En abril de 2022 Sergio Ley-López, exembajador de México en China, dijo que el gigante asiático defiende un concepto de seguridad común, integral, cooperativo y sostenible y argumentó que, para China, la base del conflicto ruso-ucraniano es resultado de las fallas del sistema de seguridad europeo, y la OTAN y Estados Unidos a la cabeza del contexto.

Marta Rey (2022) expone dos elementos claves aportados por Antonio Alonso24 y Gracia Abad25 en un foro para analizar la guerra ruso ucraniana. Alonso plantea que “Mientras que EE.UU. sea percibido como una amenaza para la seguridad de China y Rusia, ellos van a seguir siendo aliados”. Por su parte Gracia afirma que “China ha dicho que es neutral, no significa que sea imparcial”. Ambas cuestiones arrojan luz sobre la esencia del conflicto.

Esta misma idea la maneja Marisela Connelly (2023) al afirmar que “la relación ruso-china continuará fuerte; los dos líderes saben que no pueden desvincularse ante la amenaza que representan Estados Unidos y sus aliados en Europa y Asia. Los lazos económicos se profundizarán pues Rusia ve a China como su socio económico más confiable. Para China es claro que es la fuente de mayor preocupación para los líderes estadounidenses, por su crecimiento económico y presencia internacional…”26.

Se comparte la opinión de Damián Martínez (2023) en relación con que “sea como fuere, Pekín es, hoy por hoy, un actor clave en el plano internacional. Su dinamismo económico, su creciente presencia en los organismos internacionales y sus proyectos estratégicos a escala global y regional –como la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda y la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura– le dan a China un rol protagónico en el orden mundial. La guerra en Ucrania no es la excepción”.

Como resultado, además, de entrevistas realizadas a expertos en el tema, se puede apreciar plena coincidencia respecto de la posición de China en el conflicto. En tal sentido se plantean elementos comunes sobre: el papel clave de China en las relaciones internacionales, en especial en las esferas económica y política; la carrera desenfrenada de Estados Unidos por mantener su primacía global y la contención de Rusia y China, y el reconocimiento por la RPCh de las razones que impulsaron a Rusia a llevar a cabo la OME, que no influye en su decisión de neutralidad ante el conflicto con Ucrania.

CONCLUSIONES

La génesis del conflicto ruso-ucraniano está ubicada mucho antes del inicio a la Operación Militar Especial de Rusia en Ucrania de febrero de 2022. Desde la década de 1990, Ucrania se había convertido en una zona inestable en lo político, económico y social, plagada de conflictos armados y resentimientos nacionalistas alentados desde el exterior. En el año 2014, ya se contaba con más de 5 000 muertos y un millón de desplazados como consecuencia de la guerra.

Todas estas cuestiones, así como la presencia de un gobierno pro estadounidense (que llegó al poder en buena medida gracias a la ayuda de EE.UU. con la aplicación de medidas de Guerra No Convencional que condujeron al golpe de estado de 2014), fueron utilizadas por EE.UU. y sus acólitos occidentales para acercar a la OTAN a las fronteras de Rusia, con el ánimo de debilitarla y contrarrestar su fortalecimiento, así como para dirigir posteriormente todas sus fuerzas contra China, vista como la única potencia emergente capaz de desplazar al país norteamericano de su primacía global.

El análisis realizado sobre la posición de la República Popular China ante el mencionado conflicto, así como sus implicaciones geopolíticas, tiene respuesta clara en los elementos que caracterizan su política exterior, basada en el respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial; la no agresión; no injerencia en asuntos internos de otros Estados, igualdad y beneficio mutuo, y coexistencia pacífica en el desarrollo de las relaciones diplomáticas e intercambios económicos y culturales con otros países. El cumplimiento de esta política ha elevado su prestigio y autoridad ante la mayoría de los países del mundo.

Desde el inicio del conflicto, China ha hecho múltiples esfuerzos por encontrar una solución pacífica que sea ventajosa tanto para Ucrania como para Rusia. Entre otras, el gigante asiático ha hecho las siguientes propuestas: 1) Plan de paz de 12 puntos -que incluía el cese de hostilidades por ambas partes, evitar el uso de armas nucleares, respetar la soberanía, y el fin de sanciones unilaterales-; 2) Plan de paz conjunta de seis puntos (junto a Brasil) que tenía como eje central un “llamamiento a la celebración de una conferencia de paz “en el momento oportuno” que reúna a ambas partes y 3) Iniciativa de Seguridad Global donde se propone una solución a las preocupaciones de seguridad internacional más prominentes y apremiantes en la actualidad. Ninguna de estas iniciativas se ha tenido en cuenta.

Por último, la posición de China también se basa en la realidad que caracteriza la esencia del conflicto, entendiéndolo como parte de la estrategia de EE.UU. y otros países para garantizar su hegemonía a nivel global. Asimismo, se sustenta en las relaciones de cooperación y amistad que posee China con Rusia. Todo ello lleva a la consideración de que, aunque China es neutral en relación con el conflicto al ser fiel a su política exterior, no es imparcial respecto de las partes involucradas.

notas

1 Recordemos a Carl P. G. Von Clausewitz: “la guerra no es un fenómeno independiente, sino la continuación de la política por diferentes medios”.

2 Ver el referido artículo de Fernández Riquelme relacionado con el análisis histórico y doctrinal de Rusia.

3 Bellamy Foster es catedrático de la Universidad de Oregon y MonthlyReview, en Estados Unidos.

4 Rober Fico es líder del Partido Dirección- socialdemocracia (Smer) de Eslovaquia. Aunque no se caracteriza por ser pro ruso, ha expuesto su opinión sobre el conflicto y ha expresado su desacuerdo con el envío de armas a Ucrania por parte de Occidente.

5 Así se analiza en el artículo de Sánchez Ramírez “El conflicto en Ucrania: El primer enfrentamiento serio de Rusia con Occidente durante la etapa de la post guerra Fría”.

6 Así lo manifestó en la mesa organizada por el Proyecto Resonancias de la Militarización en la Seguridad Humana del Siglo XXI. Guadalupe pertenece al Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y es profesora del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia de la FCPyS.

7 Mario Weitx es consultor del Banco Mundial. Aseguró en 2022 que el sector de las armas americanas iba muy bien.

8 Ferrero es una experta de la Universidad Complutense de Madrid.

9 Ana Teresa es profesora del plantel Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana. Planteó que Estados Unidos ha conseguido que la Unión Europea le compre sus objetivos estratégicos.

10 UnHerd es un sitio web británico de noticias y opinión fundado en julio de 2017.

11 Robert Kennedy J. es un abogado y político estadounidense. Es hijo de Robert F. Kennedy y sobrino del expresidente John F. Kennedy. Es el presidente de la junta directiva de Waterkeeper Alliance, un grupo ambiental sin fines de lucro y es candidato a la presidencia de EE.UU por el partido demócrata para las elecciones de 2024.

12 Sachs es profesor universitario y director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia. Kagan es un ensayista político neoconservador estadounidense, dedicado al comentario político.

13 Según datos recogidos en el informe Central al 20 Congreso Nacional del Partido Comunista de China.

14 Ver Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos del año 2022.

15 Ver artículo en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007‐53082023000100009.

16 En el año 2022, el Departamento de Comercio de EE.UU. incluyó a cinco empresas de Hong Kong en la lista de entidades de la Oficina de Industria y Seguridad por supuesto apoyo al ejército ruso e implementó controles relacionados con la informática avanzada y la fabricación de semiconductores en China. Por su parte, la Oficina de Control de Activos Extranjeros sancionó a Sinno Electronics de Shenzhen por “suministrar” una red de adquisiciones militares rusa. En 2023, el Departamento del Tesoro sancionó a Spacety China, por proporcionar imágenes satelitales al Grupo Wagner; el Departamento de Comercio añadió a AOOK Technology Ltd, Beijing Ti‐TechScience and Technology Development Co, Beijing Yunze Technology Co. y China HEAD Aerospace Technology Co. a la lista de entidades por ayudar al ejército ruso. El Departamento del Tesoro sancionó a otras cinco por suministrar equipos a la Iran Aircraft Manufacturing Industries Corporation, que (supuestamente) fabrica los drones HESA Shahed utilizados por Rusia contra Ucrania. El Departamento de Comercio añadió 28 empresas chinas adicionales a la Lista de Entidades, incluidas Inspur, Loongson Biren Technology y Moore Threads, por adquirir tecnología estadounidense en apoyo del EPL. El Departamento de Comercio añadió otras 42 empresas chinas a la Lista de Entidades por suministrar a Rusia microelectrónica para sistemas de guía de misiles y drones.

17 Ver artículo sobre el tema en https://www.rfi.fr/es/asia‐pacifico/20230223‐china‐presenta‐su‐visi%C3%B3n‐de‐una‐soluci%C3%B3n‐pol%C3%ADtica‐a‐la‐guerra‐en‐ucrania. Consultado en diciembre de 2023

18 Ver artículo sobre la publicación en https://cnnespanol.cnn.com/2023/08/08/china‐rusia‐imparcial‐guerra‐ucrania‐conversaciones‐paz‐arabia‐saudita‐trax/

19 https://www.swissinfo.ch/spa/politica‐exterior/por‐qu%C3%A9‐china‐se‐mantiene‐al‐margen‐del‐proceso‐de‐paz‐ de‐ucrania‐liderado‐por‐suiza/80659469.

20 Es un excelente artículo publicado en el sitio https://cemees.org/2023/03/12/china‐pais‐clave‐para‐la‐paz‐mundial/ donde se expone claramente el porqué de esta afirmación

21 Ver artículo en https://cemees.org/2023/03/12/china‐pais‐clave‐para‐la‐paz‐mundial/. Consultado en 2023.

22 El documento, que se publicó en China el 22 de febrero de 2023 y con el nombre "Documento Conceptual de la Iniciativa para la Seguridad Global", para proponer una solución a las preocupaciones de seguridad internacional más prominentes y apremiantes en la actualidad.

23 El corresponsal de RFI en Pekín, Stéphane Lagarde se entrevistó con Zhao Tong, investigador del Centro Carnegie‐Tsinghua de Pekín. Ver artículo sobre el tema en https://www.rfi.fr/es/asia‐pacifico/20230223‐china‐presenta‐su‐visi%C3%B3n‐de‐una‐soluci%C3%B3n‐pol%C3%ADtica‐a‐la‐guerra‐en‐ucrania. Consultado en 2023.

24 Antonio Alonso es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad San Pablo Ceu

25 Gracia Abad es profesora de Relaciones Internacionales especializada en política exterior china en la Universidad Nebrija

26 VER ARTÍCULO http://www.scielo.org.mx/scielo.php?Script=sci_arttext&pid=S2007‐53082023000100009

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CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses relacionados con el artículo.

CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA:

Roberto Urgellés González: Conceptualización, Curación de datos, Análisis formal, Adquisición de fondos, Investigación, Metodología, Administración del proyecto, Recursos, Software, Supervisión, Validación, Visualización, Redacción–borrador original, Redacción –revisión y edición

Abel Perdomo de Vales: Conceptualización, Curación de datos, Análisis formal, Adquisición de fondos, Investigación, Metodología, Administración del proyecto, Recursos, Software, Supervisión, Validación, Visualización, Redacción–borrador original, Redacción –revisión y edición

AGRADECIMIENTOS

No aplica.

FINANCIACIÓN

No aplica.

PREPRINT

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DERECHOS DE AUTOR

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