Avances de Rusia en el Ártico y su impacto en la geopolítica internacional
Russia's progress in the Arctic and its impact on international geopolitics
M. Sc. Yosmany Fernández Pacheco
Master en Historia Contemporánea. Profesor del Instituto Superior de Diseño, Universidad de La Habana, Cuba.
yosmany.fp@gmail.com 0000-0003-4580-8663
Cómo citar (APA, séptima edición): Fernández Pacheco, Y. (2024). Avances de Rusia en el Ártico y su impacto en la geopolítica internacional. Política internacional, VI (Nro. 3), 59-69. https://doi.org/10.5281/zenodo.12626533
Recibido: 11 de abril de 2024
Aprobado: 15 de mayo de 2024
publicado: 10 de julio de 2024
RESUMEN En el contexto del cambio climático, se está produciendo un deshielo en el Ártico que abre el acceso a sus importantes recursos naturales y lo convierte en una vía de comunicación estratégica entre Oriente y Occidente. Esta transformación ha convertido a la región en un escenario potencial de conflictos internacionales. Rusia se ha posicionado como un actor clave en esta área, demostrando avances significativos, especialmente desde la llegada del presidente Putin al poder, con el fin de reforzar su influencia militar y política en la geopolítica internacional. La visión de Rusia como una nación ártica influye en sus prioridades regionales, vinculando su seguridad nacional con el Ártico, lo que se relaciona con el concepto de "Alma Rusa". A esta rivalidad ruso-occidental se suma el interés de China en la zona, evidenciando su intención de conectar la Ruta de la Seda con la ruta ártica. Por tanto, resulta crucial analizar los avances de Rusia en el Ártico, así como los factores que determinan sus intereses en esta área y su impacto en la dinámica de la geopolítica internacional.
Palabras claves: Ártico, Geopolítica, Rusia, seguridad, Alma Rusa, China
ABSTRACT In the context of climate change, a thaw is occurring in the Arctic, opening access to its important natural resources and turning it into a strategic communication route between East and West. This transformation has turned the region into a potential scene of international conflicts. Russia has positioned itself as a key player in this area, demonstrating significant progress, especially since President Putin came to power, in order to reinforce its military and political influence in international geopolitics. Russia's vision as an Arctic nation influences its priorities in the region, linking its national security to the Arctic, which relates to the concept of the "Russian Soul." Added to this Russian-Western rivalry is China's interest in the area, evidencing its intention to connect the Silk Road with the Arctic route. Therefore, it is crucial to analyze Russia's advances in the Arctic, as well as the factors that determine its interests in the region and its impact on the dynamics of international geopolitics.
Keywords: Arctic, geopolitics, Russia, security, Russian Soul, China
INTRODUCCIÓN
El Ártico no es un terreno virgen, vacío u olvidado. En los últimos años, la región del Polo Norte y del océano glacial Ártico, pese a su gélido clima, se ha convertido en uno de los puntos de rápido calentamiento, experimentando una mayor descongelación. Esta zona muestra un gran potencial de recursos aún sin explotar, sobre todo desde el punto de vista energético, pues posee petróleo, gas natural, además de estaño, manganeso, oro, níquel, plomo y platino. A lo que se suma su valía como una rápida vía de comunicación entre Oriente y Occidente. Esto hace del área centro de atención, interés y conflictividad por múltiples actores internacionales, lo que la convierten en uno de los puntos potencialmente más explosivos del planeta.
En este contexto, y bajo el prisma de la conflictividad actual, el estudio de los avances rusos en el Ártico y su impacto en la geopolítica internacional cobra vital importancia. De esa forma, el presente trabajo se plantea el siguiente problema de investigación: ¿cuáles son los avances de Rusia en el Ártico y sus impactos en la geopolítica internacional? Para ello cumplirá el objetivo siguiente: valorar los avances de la Federación Rusa en el Ártico, los elementos que componen sus intereses en el área y como esto afecta la dinámica de la geopolítica internacional.
Para el desarrollo de la investigación, el método histórico–lógico permitió valorar las acciones rusas en la región ártica como parte esencial tanto de su política nacional como internacional, delimitar las características de sus intereses regionales, así como su impacto en la geopolítica internacional. Asimismo, se realizó un estudio y síntesis para valorar las características y dinámicas principales del tema, todo ello sobre la base de la interpretación y procesamiento de contenidos y datos relevantes de una diversidad de fuentes bibliográficas, pertenecientes a diversas áreas del conocimiento científico que tienen como objeto la geopolítica en el Ártico o que tributan a su estudio.
Es necesario comenzar diciendo que, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, "el impacto del cambio climático está siendo mayor en el Ártico que en cualquier otra parte del mundo. Las temperaturas han subido en la zona el doble de la media mundial de los últimos 50 años" (Kindelan, C. G. 2022. 4). El deshielo conduce, casi inexorablemente, a la aparición de nuevas rutas comerciales, las posibilidades de acceso y explotación de grandes reservas de recursos, e incluso, en los últimos años las oportunidades turísticas también se abren ante la mirada de una región en otros tiempos olvidada. No se trata de encontrar algo que no existía, sino de mirar hacia donde, hace no tanto, no alcanzaba la vista. Y todos parecen querer tomar parte. Bajo estas circunstancias, se presentan dos importantes rutas: la Ruta del Mar del Norte, a lo largo de la costa de Rusia, y la del Noroeste, entre las islas del archipiélago ártico canadiense.
En términos internacionales, la Ruta Marítima del Norte (RMN, NSR en sus siglas en inglés o Ruta Marítima Septentrional), que transcurre entre el mar de Barents y el Estrecho de Bering por aguas cercanas al territorio controlado por Rusia, o que corresponden a su Zona Económica Exclusiva, puede suponer una alternativa al transporte que utiliza actualmente el canal de Suez o el canal de Panamá, conectando el Atlántico y el Pacífico a través del océano Ártico. En concreto, este nuevo recorrido puede llegar a reducir la distancia entre Europa y los países de Extremo Oriente en casi un 40%. A esto se añade que, bajo las gélidas aguas del Ártico, se espera encontrar el 25% de las reservas no exploradas de hidrocarburos.
En esta estratégica región, el territorio de Rusia suma una superficie de 3 millones de kilómetros cuadrados1, el 18 % de la totalidad del país, y viven en ellas cerca de 2,4 millones de rusos, que conforman el 40 % de la población total del Ártico en todo el mundo. Así es que Rusia tiene mucho que defender y ganar en esta área del Ártico, matizado por cuestiones muy relacionadas a su sentir, cultura e historia como nación. La política rusa en el Ártico se centra en el desarrollo sostenible de los recursos naturales, la defensa de sus intereses estratégicos y el desarrollo de la RMN. Es por ello que se ha podido constatar que desde que Vladimir Putin asumiera la presidencia del páis, el Ártico se ha convertido en un escenario cada vez más importante de la política nacional y exterior, militar y económica rusa.
Por otra parte, no solo hay que pensar en los países tradicionales, participantes geográficamente en la región. China, que no es un país ártico, también ha mostrado un creciente interés, habiendo obtenido el estatuto de observador en el Consejo Ártico2. En 2018 presentó una estrategia nacional para el Ártico, en el que se define como "Estado cercano al Ártico", y expresa su interés de contribuir al desarrollo de esta área. Esto tiene en cuenta que, entre otros elementos una ruta desde y hacia esa área reduciría significativamente los tiempos y los costos comerciales para el gigante asiático, al tiempo que le permitiría diversificar, y reducir su dependencia y vulnerabilidad de las rutas actuales.
DESARROLLO
Progreso de la presencia rusa en la región
Las primeras exploraciones rusas el ártico comenzaron en el siglo pasado, ya para los últimos meses de 1898. En aquella época, bajo el mandato de Nicolás II, el Ministerio de Asuntos Exteriores del Imperio Ruso envió una nota a los gobiernos de los países aliados, como fue el caso de Francia y Alemania, en la que afirmaba que Rusia era propietaria de las tierras e islas situadas al norte de la costa asiática del país. Se llevaron a cabo entonces expediciones en los rompehielos Vaigach y Taimyr. Como resultado, se incluyeron en el imperio ruso las islas Bennett, Herald, Jeanette, Henrietta y Solitude.
La relevancia estratégica del Ártico, ya en el contexto de la Guerra Fría, fue grande, pues encarnaba el área de menor distancia entre la URSS y Estados Unidos, lo que propiciaba su militarización, especialmente la referida a su espacio aéreo. En la época de los 90’s el Ártico fue perdiendo relevancia, y con ello, la presencia militar, mientras que la cooperación entre países por mantener la seguridad ambiental era algo que iba en aumento junto con la presencia de empresas petroleras multinacionales.
Tras la llegada de Putin al gobierno, la política rusa hacia el Ártico adquirió una dimensión más asertiva, con el objetivo de fortalecer su poder militar, económico y político, y restaurar su imagen como potencia. Así pues, progresivamente, se ha ido definiendo el Ártico como una zona estratégica para Rusia.
En agosto de 2007, dos minisubmarinos rusos, llevando a bordo a Artur Chilingarov, vicepresidente de la Duma, se dispusieron a depositar una bandera rusa de metal a algo más de 4 200 metros bajo la superficie del mar. Con ese gesto, Rusia sentó las bases de la reivindicación del lecho marino del Polo Norte, alegando que la cordillera marítima Lomonosov (punto estratégico, cuyo control garantiza también el dominio de la RMN), es una prolongación de la plataforma continental siberiana. La zona reivindicada por Moscú se extiende unos 1.2 millones de km² y es inmensamente rica en hidrocarburos.
Tan importante como ese hecho, lo es que, a partir de 2007, Rusia retomó las patrullas sobre el Ártico, con especial incidencia en los vuelos protagonizados por bombarderos, en muchas ocasiones hasta el límite del espacio aéreo de Estados vecinos, siendo esta una práctica propia de la Guerra Fría, que había sido abandonada desde 1993. Un punto importante tuvo lugar en marzo de 2009, cuando se publicó oficialmente el documento “Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el Ártico hasta el año 2020”, la cual sería ratificada por el presidente, en marzo de ese mismo año, hasta el 2035. Este documento establece cuáles son los grandes intereses de Rusia en el área, cómo tratar de conseguirlos y con qué plazos de actuación. La política rusa en el Ártico se centra en el desarrollo sostenible de los recursos naturales de la región, la defensa de sus intereses estratégicos y el desarrollo de la RMN. En este documento, Rusia plantea su política en la región desde dos enfoques: por un lado, la cooperación internacional y, por otro, el rearme militar para defender su soberanía.
De esa forma, los intereses de Rusia se agrupan en cuatro tipos: (1) recursos naturales, (2) transporte, (3) seguridad y (4) científico-medioambiente. Para alcanzarlos se considera que existirán tres etapas esenciales: 1 (2008-2010): concreción del territorio-aguas del Ártico sobre las que Rusia aspira a conseguir su jurisdicción; 2 (2011-2015): justificación jurídico-legal de la frontera rusa del Ártico, exploración de nuevos yacimientos de recursos naturales y explotación sistemática de los ya existentes. Etapa 3 (2016-2020): inicio en la explotación de recursos naturales del Ártico más allá de las fronteras actuales (Sánchez Andrés, A. 2010, 7) Estas etapas se cumplieron satisfactoriamente a pesar de contratiempos de financiamiento y complejidades propias del duro clima de la zona. En tal sentido en el documento ratificado hasta 2023 se recoge que "la implementación de la política estatal de Rusia en el Ártico en el período anterior permitió crear en la zona ártica rusa una agrupación de tropas capaz de garantizar la seguridad militar en distintas condiciones político-militares" (Definen los desafíos que le esperan a Rusia en el Ártico hasta 2035, 2020, 4).
En cuanto a sus metas y medidas que aseguren la realización de las políticas estatales rusas en el Ártico, se establece la necesidad de: 1- La creación de fuerzas armadas, formaciones militares y organismos en la zona del Ártico ruso, capaces de proveer seguridad militar bajo diversas condiciones de situaciones político-militares. 2- La introducción de un régimen de zonas fronterizas en formaciones territoriales-administrativas de la zona del Ártico ruso, y la organización de un dispositivo de control técnico sobre las zonas de estrechos, estuarios fluviales. Como medidas básicas para estas políticas, están: 1-La creación de un sistema de guardia costera del Servicio de Seguridad Federal en la zona del ártico ruso, y el incremento de la interacción con departamentos fronterizos de los estados adyacentes concernientes al combate del terrorismo marítimo, supresión de actividades ilícitas, migración ilegal y protección de recursos biológicos acuáticos. 2-La creación de un sistema capaz de reforzar el control del Estado sobre actividades comerciales en la zona del Ártico ruso (Sánchez Andrés, A., 2010, 16). De igual manera la ratificación del documento de dichos fundamentos llevo tanto a la confirmación del cumplimiento de muchas de las metas y medidas y la continuación en el tiempo de ellas dado al reconocimiento que "los principales retos de la seguridad nacional es el incremento de la presencia militar extranjera en el Ártico, el aumento del potencial conflictivo en la región y el descrédito de las actividades de Rusia en el Ártico" (Definen los desafíos que le esperan a Rusia en el Ártico hasta 2035, 2020, 6).
No hace falta llegar a la cúspide del Ártico para darse cuenta de que la guerra en Ucrania está provocando mucha tensión en toda esta zona. Por ejemplo, el archipiélago de Åland3 se ha visto indirectamente implicado: los dos últimos bastiones nórdicos neutrales, Suecia y Finlandia, están ahora unidos a la alianza militar occidental, la OTAN. Desde el inicio de la operación militar en Ucrania, a finales de febrero de 2022, la frontera entre Noruega y la Federación Rusa es la única oficialmente abierta con Europa. El puesto fronterizo de Storskog, en Noruega, a 15 km de la ciudad portuaria de Kirkenes, es el único punto de entrada terrestre para los rusos en el reino escandinavo y el espacio Schengen. Sin embargo, los noruegos han reforzado notablemente los controles entre su territorio continental y el archipiélago de Svalbard. Por otro lado, en la actualidad, a pesar de las diferencias en relación con Ucrania, Rusia mantiene un diálogo activo con Dinamarca y Canadá sobre sus respectivas zonas en la plataforma ártica. Los vasos comunicantes entre la Operación Militar Especial y el Ártico se explican por la ascendencia que tiene Rusia sobre la conocida como RMN.
Cuestiones jurídicas
Al ser el Ártico una zona mayoritariamente de agua, no existe aún un tratado internacional que regule su uso, explotación y desarrollo económico, como es el caso de la Antártida, en el Polo Sur, que está protegida de toda actividad económica y militar por un tratado firmado en 1959. Ello constituye una fuente de conflictos, sitúa su solución como un tema aún pendiente y controversial, ya que no está esclarecido y definitivamente dividido jurisdiccionalmente entre países, al tiempo que no existen normas internacionalmente acordadas para establecer las fronteras. De hecho, entre los propios países vecinos existen diferencias acerca de la delimitación de su frontera limítrofe.
En el caso del Ártico, ha estado manteniéndose la primacía del Derecho Marítimo Internacional, con la que se atiende a su condición de espacio oceánico helado. Destaca así, en la gobernanza del Ártico, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982. Sin embargo, esta no ha sido ratificada por todos los actores interesados en esta región, como es el caso de Estados Unidos que, sin embargo, se remiten a ella de manera discrecional y selectiva para la resolución de las controversias en la región. Existe un Consejo Ártico conformado por los cinco países ribereños (Rusia, Canadá, Estados Unidos, Dinamarca y Noruega), más Islandia, Suecia y Finlandia, que no tienen costas implicadas. Otros estados europeos y asiáticos son miembros observadores, incluido China. Sin embargo, este organismo no tiene capacidad normativa ni regulatoria vinculante, y su único fin es promover la cooperación, coordinación e interacción entre los estados cercanos al Ártico. Sin embargo, cada uno de los países involucrados en el Consejo esgrime derechos sobre los fondos marinos y sus recursos.
Las principales controversias que existen sobre el estatuto jurídico del Ártico incluyen la validez de las respectivas reivindicaciones territoriales, la interpretación diversa del Derecho Internacional, el uso de diferentes teorías por los actores implicados para afirmar sus derechos, así como el papel del Consejo Ártico y otros foros internacionales en la determinación del estatuto jurídico de la región.
Rusia quiere darle a la ruta del Norte un carácter internacional, a condición de que se reconozca su soberanía sobre la misma. Con ese fin, los días 2 y 3 de diciembre del 2013, el Consejo Ruso de Relaciones Internacionales y el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias Rusa, con el respaldo de la Cancillería de ese país, organizaron un Congreso Internacional titulado: «El Ártico: una región de cooperación y desarrollo» en la cual, junto a la afirmación sobre los derechos soberanos de Rusia, se expresaba una abierta disposición a la colaboración internacional con otros Estados en esta materia.
Sin embargo, el 8 de junio de 2023, siete de los ocho miembros del Consejo Ártico tomaron la decisión de funcionar a escala limitada, es decir, sin Rusia. Al día siguiente, el embajador de Moscú en Washington, Anatoli Antónov, manifestó que “es imposible” resolver los asuntos árticos sin la presencia de su país en dicho organismo. El embajador en Misión Especial del Ministerio de Asuntos Exteriores del país euroasiático y presidente del Comité Superior del Consejo Ártico, Nikolái Korchunov, había subrayado antes que se observaba un aumento de la actividad militar de la OTAN en el Ártico y que esto era “motivo de preocupación” para Rusia. Apuntó, además que, a raíz de estos movimientos militares, surgían “riesgos de incidentes involuntarios que, además de los riesgos de seguridad, pueden causar graves daños al frágil ecosistema del Ártico”.
Relación del ártico con el Alma Rusa
Para Rusia, el Ártico representa un asunto de identidad nacional de gran importancia, así como una prioridad económica y de seguridad fundamental. Debido a su cultura, geografía e historia, se consideran a sí mismos como una Nación Ártica, lo que influye en sus prioridades en esta región y su sentir como nación. De esa manera, podemos analizar que el interés ruso en el Ártico tiene un sentido que va más allá de la mera geopolítica. Rusia es heredera histórica del Imperio Zarista y de la antigua URSS, manteniendo hasta hoy muchos de esos sentires y percepciones que componen a la denominada Alma Rusa. Y aquí podemos referirnos a las posiciones dadas al sentir y la percepción de la seguridad del propio pueblo ruso. Este sentimiento es uno de los componentes de la mencionada Alma Rusa. Partiendo de ello, uno de los elementos esenciales de la política nacional y exterior rusa está presidida por una constante acción para garantizar su seguridad, asegurar sus propias fronteras, y prevenir ataques de otras potencias.
El desarrollo de acciones geopolíticas sobre la base de su identidad, inherente al espacio ártico, va de la mano de la percepción del peligro de un ataque por un área que tradicionalmente, ha estado siempre cerrada al paso por las dificultades climáticas. Sin embargo, este está variando gradualmente, debido a los efectos del cambio climático, lo que ha empujado a Rusia a asumir cada vez más roles de liderazgo en este espacio. Esto ha estado marcando su historia y haciendo que el gigante euroasiático se mantenga alerta ante cualquier poder extranjero que represente una potencial amenaza a su seguridad nacional. No se puede esperar otra cosa de un gran país que se ha visto envuelto en grandes conflictos. Así, se observaría que cuando Putin visitó el archipiélago de Franz Josef Land, en 2008, sostuvo que, geopolíticamente, los intereses más profundos de la nación rusa estaban relacionados con el Ártico y que la región debía ser asegurada (Fernández Montesinos, F. A., 2020, 17).
Por todo lo anterior, la presencia de Rusia en el Ártico presenta una gran diferencia en comparación con su principal antagonista en la región, Estados Unidos, el que presenta un predominante y prioritario interés por los recursos naturales que ahí existen.
En comparación a otros países, Rusia, aparte de los recursos que la zona ofrece económicamente, necesita resguardar su seguridad. Esto es un interés que responde a su identidad y sentir como pueblo, y a la importancia geopolítica de ese entorno, ya que, como zona con una gran extensión de fronteras con el territorio ruso, conduce a que resulte una pieza clave para la soberanía y la seguridad de Rusia.
El aumento de la presencia militar del gigante euroasiático en el Ártico es una forma de brindar seguridad a su nación, y quizá, proyectar una imagen fuerte en el exterior, pero es muy difícil que otros países entiendan esto. Tras la Operación Militar Especial rusa en Ucrania, ha aumentado el esfuerzo militar de Moscú en el escenario Ártico, que anima al Kremlin a fijar líneas rojas con un Occidente que se expande estratégicamente en dicha región con el proceso de ingreso en la OTAN de Finlandia y Suecia, miembros ambos del Consejo Ártico.
Desarrollo de la infraestructura civil y militar
El dominio de Rusia en el Ártico es indiscutible, con sus capacidades de rompehielos, militares y de investigación muy superiores a las de otros países que operan en el área, como Estados Unidos. Actualmente, este último país opera dos rompehielos: el gran Polar Star y el buque mediano Healy. El primer nuevo rompehielos pesado de EE.UU. en cuatro décadas, el Polar Sentinel, ha estado plagado de retrasos, y no navegará hasta mayo de 2025, con fecha más temprana, según la Guardia Costera de EE.UU. que opera esta flota. Por otro lado, la flota de rompehielos universal estatal y privada de Rusia consta de más de 40 embarcaciones, incluidas las nucleares, diésel-eléctricas y diésel. Con el objetivo de ampliar su flota y reforzar su presencia en la región ártica, Rusia izó en 2021 la bandera en el Ural y el Yakutia, dos flamantes rompehielos nucleares que pertenecen a la clase más poderosa del mundo, la clase LK-60, equipados con tecnología avanzada y diseñados para navegar por el océano Ártico durante todo el año, en condiciones meteorológicas adversas. Cabe destacar en este sentido que el Yakutia es el mayor rompehielos de propulsión nuclear jamás construido, con 170 metros de eslora y 57 metros de manga.
Con este trasfondo, existe una tendencia de Moscú hacia la mejora de las infraestructuras del Ártico. En primer lugar, se prevé una renovación de la zona occidental del país (en especial, las regiones de Murmansk y Arjangelsk), vinculada al desarrollo de yacimientos de hidrocarburos. En segundo orden, se extenderá la renovación y la actividad a toda la costa del Ártico. En tercer lugar, se prevé establecer en una ruta internacional a esta vía marítima. Paralelamente, se está renovando la flota de barcos que navegan en el Ártico y se está prestando una especial atención a la construcción de rompehielos de nueva generación.
También, existen importantes esfuerzos por reforzar las capacidades de tránsito aéreo por la zona. En los últimos años se han desplegado varios radares y centros de control aéreo, como en la Isla de Wrangel, Tierra de Alexandra y el Cabo Schmidt. Actualmente, además, se encuentran el “Trébol Ártico”, que se ubica en el grado 80 latitud norte y que forma parte de la infraestructura militar de la Flota Rusa del Norte, junto con otro complejo llamado “Trébol del Norte”, ubicado en el grado 75 de latitud norte, así como los avances en la modernización de la base aérea de la isla Kotelni, y el aeródromo de Rogachevo, localizado en la tierra de San Francisco José.
En visita del presidente Vladimir Putin a Múrmansk, en julio del 2023, aseveró en una reunión sobre el desarrollo de ciudades árticas y varias otras regiones: "La zona del Ártico es importante, ya lo mencionamos en muchas ocasiones en diferentes situaciones, es estratégicamente importante para el país. Allí hay temas de carácter de defensa, de una base de recursos, y otros". También expresó: "Permítanme recordarles que el año pasado, en una reunión dedicada al Ártico, decidimos elaborar un plan de acción para el desarrollo de la vivienda, la energía y la infraestructura social de las ciudades y asentamientos cerrados de la zona ártica donde están desplegadas nuestras unidades militares" (Putin califica el ártico de una región importante para Rusia desde el punto de defensa, 2023, 1).
Por su parte, el Consejo Europeo, reunido en marzo del 2008, analizó un documento conjunto del Alto Representante de la UE, Javier Solana, y de la Comisión Europea, en el que se afirma que «el aumento de la accesibilidad a los enormes recursos de hidrocarburos en la región del Ártico está cambiando la dinámica geoestratégica de la región, con potenciales consecuencias para la estabilidad internacional y la seguridad de los intereses europeos» (Missé, Andreu, 2008).
En medios de prensa, el medio ruso Rossiskaya Gazeta afirmaba en el 2007 que el reparto del Ártico será el inicio de la nueva división del mundo, mientras el comentarista Tony Allen Mills, del The Sunday Times, afirmó el 5 de agosto del 2007, que había empezado una nueva guerra fría y que el área de choque entre los imperios era el Polo Norte (Sánchez Monroe, 2018, 18).
Si nos detenemos a analizar cómo está conformada la zona del Ártico, se observa que de los cinco estados con costa en el océano Ártico (Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega y Estados Unidos), solo Rusia no es miembro de la OTAN, por lo cual, la frontera norte de la Federación Rusa estaría expuesta a la amenaza de los Estados miembros de la alianza atlántica. Por ende, dentro de los pasos para el mantenimiento de su seguridad, Rusia ha desarrollado la modernización en la ya mencionada base militar Arctic Trefoil. En tal sentido, esta instalación, la cual es la más septentrional de las fuerzas armadas rusas, ha llegado a albergar a unas 150 personas. Arctic Trefoil constituye ya la segunda nueva base importante de Rusia en el Ártico. La primera, denominada Northern Clover, se encuentra en la isla de Kotelny, al norte de Siberia.
Rusia ha asegurado su ventaja militar en el Ártico principalmente a través de “una cantidad superior de rompehielos, nuevos drones militares capaces de operar en el Ártico, actualizaciones de misiles, sistemas de radar, bases navales y pistas de aterrizaje”, explicó James Rogers, profesor asistente de investigación militar en el Instituto Danés de Estudios Avanzados. Por otro lado, Jussi Kangasoja, especialista en drones de Arctic Drone Labs, en Finlandia, explica que Moscú ha tenido varios drones operativos capaces de operar en el Ártico durante muchos años. “En 2018, Kalashnikov Concern presentó la serie Zala Arctic de drones de doble propósito (incluidos el Zala 421-08M y el Zala 421-16E) adecuados para operar en la región”. En 2019, fuentes del gobierno ruso anunciaron la existencia de otro UAV capaz de permanecer en vuelo durante cuatro días en el Ártico sin tener que depender de la navegación por satélite (Kalashnikov presenta zala arctic , 2018, 22).
EE.UU. y sus aliados occidentales tienen varias brechas de capacidad operativa en el Ártico que deben abordar si pretenden ponerse al día y superar el desarrollo de Rusia en la región. En tal sentido, Estados Unidos está trabajando actualmente en el hecho de que muchos de sus vehículos aéreos no tripulados pierden la comunicación cuando vuelan por encima del paralelo 77. Además, el país carece de infraestructura suficiente para soportar la operación de tales sistemas.
Rusia, además, ha reactivado los ejercicios militares. Así, el Ejercicio de Escudo Oceánico de la Flota del Norte, realizado en agosto de 2019, tuvo lugar antes o simultáneamente a los ejercicios Vostok-18, Tsentr-19 y Grom-19 en otros lugares del Ártico. El ejercicio Vostok-18 se realizó en septiembre de 2018 en el este de Rusia y parcialmente en el mar de Bering. Involucró a un total de 300 000 soldados, y fue el mayor ejercicio militar realizado por Rusia desde 1981. Por una parte, Rusia está potenciando sus unidades de defensa costera, sobre todo a partir de lo que se ha definido como “brigadas árticas”. Se trata de una transformación de brigadas de infantería mecanizada, que han visto readaptada su doctrina de empleo, su orgánica y renovado su parque de vehículos. A su vez, los rusos tienen planes para reforzar a esas unidades árticas mediante el empleo de sus brigadas y divisiones aerotransportadas (VDV), que operarían a modo de segundo escalón en caso de conflicto armado.
Asimismo, en las bases se han desplegado algunos de los sistemas antiaéreos más modernos de Rusia. Ha quedado claro que, en caso de conflicto en el Ártico, las fuerzas aéreas serían fundamentales, y las terrestres aportarían las indispensables capacidades sobre el territorio. Pero Rusia también favorece la construcción de buques de superficie y submarinos capaces de lanzar ataques contra agrupaciones navales y contra objetivos terrestres enemigos. Estas unidades paliarían la escasez de grandes buques de combate de superficie de Rusia, a un costo reducido, pero con una capacidad disuasoria superlativa.
Relaciones ruso-chinas en el Ártico
En un contexto de creciente rivalidad entre potencias, el Ártico plantea un nuevo escenario geopolítico, donde todos quieren ganar.
Los principales conflictos inmediatos están relacionados con la pretensión de diversos países de que se les reconozca su jurisdicción sobre partes del Ártico. Por ejemplo, EE.UU. ha llevado a cabo varias expediciones desde 2005 para obtener argumentos y expandir sus fronteras. En el caso de otros países no limítrofes, como, por ejemplo, China, ha abierto una estación de investigación en el Ártico y envió allí un rompehielos que antes trabajaba en la Antártida.
Todo este movimiento del gigante asiático se puede enmarcar en las fuertes relaciones estratégicas entre Rusia y China.
Aunque no posee territorio en el ártico, Pekín si tiene intereses en esta región, por lo cual busca aumentar su influencia y cambiar el equilibrio de poder a través de grandes inversiones y sus propias rutas comerciales. En tal sentido, Rusia también invitó a China a participar en empresas conjuntas de exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos en su costa ártica, que fortalecen aún más los lazos económicos entre ambos Estados, al firmar diversos contratos comerciales y crear un fondo de inversión conjunto. No en vano, en diciembre de 2017, el presidente Putin invitó a su par chino, Xi Jinping, a conectar su Ruta de la Seda con la ruta del Ártico, generando así una mixtura que puede definirse como la Ruta Polar de la Seda (RPS). Ello es coherente con los intereses chinos en la zona, que tienen como emblema la autoproclamación de China como Estado cercano al Ártico.
La invitación de Putin a Xi Jinping, en 2017, se ha visto reforzada por acciones de cooperación militar, como la presencia de más de 3 000 militares chinos en las maniobras rusas Vostok 2018, desarrolladas en Siberia Oriental, en septiembre del año pasado. Han sido las más espectaculares desde el final de la Guerra Fría. Para reforzar esto, durante la segunda semana de agosto del 2023, Rusia y China llevaron a cabo una patrulla naval conjunta cerca de las Islas Aleutianas. La entente chino-rusa no es una alianza, sino una asociación estratégica estrecha sin precedentes centrada en coordinar esfuerzos para acelerar la transición sistémica global hacia la multipolaridad. Con ese fin y en el contexto de las patrullas navales conjuntas realizadas, estas grandes potencias indicaron al mundo que responderán recíprocamente a ejercicios similares de los EE. UU. (Korybko, A., 2023, 2). Hasta ahora, cada uno reaccionaba por separado y restringía en gran medida esto a la retórica política, pero ahora, están reaccionando juntos de manera tangible.
CONCLUSIONES
El deshielo ártico conduce casi inexorablemente a la aparición de nuevas rutas comerciales. A lo que se añade que, bajo las gélidas aguas, se espera encontrar el 25% de las reservas no exploradas de hidrocarburos. Esto hace una zona que atrae a muchos, con o sin fronteras, a sus gélidas aguas. Estos recursos presentes en el Ártico aumentarían la proyección internacional de cualquiera que se haga fuerte en ella. Este último caso ya está sucediendo con Rusia, la cual es inequívocamente la de mayor presencia, cuyos avances en la región ártica constituirían una base sólida para empujar el crecimiento económico interior.
El Ártico no está aun correctamente dividido jurisdiccionalmente entre sus países limítrofes, al tiempo que no existen normas acordadas internacionalmente que delimiten sus fronteras. Esto ha incidido en las relaciones entre los propios países vecinos, propiciando controversias sobre la ubicación de sus fronteras limítrofes y limitando el mayor aprovechamiento de sus recursos. A pesar de ello, Rusia siempre ha enfatizado la importancia de las reglas internacionales, siempre ha trabajado de acuerdo con ellas, y ha promovido trabajar en cooperación en el área.
La nueva circunstancia, provocada por el calentamiento global, hace temer a Rusia que la OTAN aprovecharía la desaparición de esa barrera natural para expandir sus fronteras y su zona de influencia, lo que ya ha venido haciendo en Europa del Este, o en el Báltico. De ahí que Moscú considere prioritario defender su última frontera. La seguridad de esta región es para el gigante euroasiático una cuestión que, también, tiene profundas raíces en sus sentires y percepciones como nación. En tal sentido la geopolítica de Rusia en el Ártico tendría que analizarse bajo el prisma del Alma Rusa.
En un futuro próximo es previsible que se acentúen las tensiones entre los países limítrofes del Ártico. En primer lugar, se está llevando a cabo una disputa por la delimitación de las fronteras implicadas. Esta situación se complica debido a la participación de estos actores en posiciones opuestas en el contexto geopolítico mundial, y también por la pretensión de países lejanos, como China, de acceder a los recursos de la zona.
Aunque las sanciones impuestas contra Rusia por los países occidentales pudieran poner en riesgo algunos de los esfuerzos programados por este país, lo cierto es que el compromiso hasta ahora demostrado y la posibilidad de equilibrar la presencia internacional en la región, permiten considerar que Rusia seguirá siendo el actor internacional por antonomasia en el Ártico en los próximos años.
notas
1 La región rusa del Ártico incluye el océano Ártico, la parte septentrional de la Federación Rusa y los territorios de la República de Saja (Yakutia), el Distrito Autónomo de Nenets, el Distrito Autónomo de Chukotka, la región de Murmansk y la región de Arkhangelsk.
2 El Consejo Ártico es una organización intergubernamental integrada por ocho países: Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia. Además, el Consejo también incluye seis organizaciones indígenas como Participantes Permanentes.
3 El archipiélago de Åland es un grupo de islas situadas en el mar Báltico, entre Suecia y Finlandia, conformado por más de 6 500 islas, islotes y arrecifes, siendo este una provincia autónoma de Finlandia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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CONFLICTO DE INTERESES
El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.
AGRADECIMIENTOS
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FINANCIACIÓN
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PREPRINT
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