LENTE CIENTÍFICO ESTUDIANTIL

 

Concepciones de Raúl Roa García acerca de la universidad1

Raúl Roa García´s thoughts about university

Grettel Gómez González

Estudiante de quinto año de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, La Habana, Cuba. grettelgg99@gmail.com 0000-0003-1041-2669

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8422915

Cómo citar (APA, séptima edición): Grettel Gómez González. (2023). Concepciones de Raúl Roa García acerca de la universidad. Política internacional, V (No. 4/2023), 222–231. https://doi.org/10.5281/zenodo.8422915

 

Recibido: 27 de julio de 2023

Aprobado: 29 de agosto de 2023

 

RESUMEN La trayectoria estudiantil, y sobre todo docente, recorrida por Raúl Roa García, hacen que en este destacado intelectual y patriota cubano pueda hallarse un análisis integral de los retos de la educación superior en Cuba. Se pretende en este artículo exponer algunas concepciones del también conocido como Canciller de la Dignidad, acerca de la universidad: definición, misiones, composición y papel de sus principales componentes, plan de estudios, inmueble y otras valoraciones. Para ello, se utilizó como principal método, la revisión bibliográfica de 15 textos de la autoría de Roa. Este ideario, más allá de distancia temporal, constituye un valioso referente para profesores, estudiantes y directivos de esta enseñanza, pues permite analizar, a través del prisma crítico de Raúl Roa, cuánto ha logrado la educación superior en Cuba, cuánto le falta, así como esclarecer los horizontes y metas que no deben perderse.

Palabras claves: Raúl Roa García; universidad; misión; plan de estudios; profesores; estudiantes

 

 

ABSTRACT The academic and mainly educational trajectory maintained by Raúl Roa García makes it possible to find, in this outstanding Cuban intellectual and patriot, a generalizing analysis of the challenges of higher education in Cuba. This article aims to expose some conceptions of the also known as Chancellor of Dignity about university: definition, missions, composition, the role of its main components, syllabus, property, and other valuations. For this purpose, the main method utilized was bibliography review of fifteen texts authored by Roa. This collections of ideas, beyond its far distance back in the time, represents a valuable reference for professors, students, and leaders of education at university. First of all, it allows to analyze, through Raúl Roa´s critical scope, what higher education has achieved in Cuba and what it still lacks, and also clarify the horizons and goals that must not be lost.

Key Words: Raúl Roa García; university; missions; syllabus; professors; students

 

 

INTRODUCCIÓN

Pudieron escogerse disímiles lugares simbólicos para dar el último adiós a sus restos mortales: sedes de organismos e instituciones fundadas por él o en las que desempeñó importantes responsabilidades. Sin embargo, desde la noche del martes del 6 de julio de 1982, hasta las 3 y 35 de la tarde, como precisa la prensa de la época, miles de personas pasaron a despedirse del féretro gris cubierto por la bandera cubana que reposó en el Aula Magna de la Universidad de La Habana (UH).

Años atrás, mereció pronunciar el discurso central por el 50 aniversario de la fundación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fue investido como Profesor de Mérito de la UH en 1977 y homenajeado por sus 70 años en la Plaza Cadenas (hoy Plaza Agramonte). Y es que, en Raúl Roa García podrá encontrarse al estudiante, alumno ayudante y profesor titular, jefe de la Cátedra de Historia de las Doctrinas Sociales, vicedecano y decano de la Facultad de Historia y Derecho Público, que supo además impulsar el desarrollo de la enseñanza diplomática en la Revolución Cubana desde la docencia y su responsabilidad como Ministro de Relaciones Exteriores.

 

Fig. 1 Velatorio en el Aula Magna de la Universidad de la Habana.

1

Entre las disímiles memorias de sus alumnos, uno de ellos lo recuerda como “aquel profesor, flaco, y nervioso, con un montón de libros bajo el brazo –del sobaco, como él decía–, resuelto y ágil, bien caminando o sentado en un banco en la Plaza Cadenas, hablando con elocuente verbo, gesticulando, ‘arañando el aire con sus manos’, contando anécdotas, rodeado siempre de estudiantes que lo escuchaban con entusiasmo, sin más protocolo que su prestigio” (Nuiry, 2007, 45). Otros, los discípulos no de pupitre, sino de la vida, afirman que las mejores enseñanzas de Roa no eran explicadas explícitamente o través de una tiza y una pizarra. Era su ejemplo, su modo de actuar ante las adversidades, la mejor savia que del Canciller recibieron muchos jóvenes diplomáticos recién entrados al MINREX en los primeros años de la década de 1960 (Comunicación Personal, Delgado, 2022).

Por estos motivos y, con seguridad, otros, es Roa un intelectual en el que puede hallarse un análisis integral de los retos de la educación superior en Cuba. Los 40 años de su deceso, que coinciden con el año en que la FEU arriba a su centenario y celebra su X Congreso, motivan las siguientes líneas. Se pretende en este artículo exponer algunas concepciones del Canciller de la Dignidad acerca de la universidad, ideario que más allá de la distancia temporal constituye un valioso referente para la actualidad. Para ello, se utilizó, como principal método, la revisión bibliográfica de 15 textos de la autoría de Roa.

DESARROLLO

La Universidad siempre podrá ser mejor de lo que es2

El concepto roariano de universidad tiene un enfoque profundamente dialéctico. Comprende que, “como institución, no podrá ser nunca perfecta y acabada. Terrible cosa si llegara a serlo. La Universidad es, constitutivamente, etapa y no meta, camino y no posada. Está en constante devenir”. (Fresneda, 2007, 436). Plantea que, de lo contrario, si detuviera su desarrollo, si se estancaran sus procesos fundamentales tales como la enseñanza-aprendizaje, la investigación, la vinculación estudio-trabajo no debería sentirse satisfecha.

Profesores y estudiantes, no “podrán declararse conformes, sin traicionarse a sí propios, con la etapa que la Universidad viva, por fecunda y definitiva que parezca. Unos y otros deben pujar, infatigablemente, porque siga su marcha hacia planos superiores, hacia objetivos más altos” (Fresneda, 2007, 360). Roa pormenoriza la idea del estancamiento de una universidad al explicar que esta no debe conformarse “con lanzar cada año, a una competencia sin perspectivas, promociones enteras de meros profesionales” (Fresneda, 2007, 360).

La Universidad ha de ser, como lo fue en su hora de plenitud, si no quiere adulterar y falsificar su vida ‘un principio promotor de historia3

El devenir histórico de las sociedades ha demostrado cómo la educación, con un marcado carácter clasista, reproduce la ideología dominante en cada formación económico-social. A su vez, la universidad refleja a la sociedad y sus contradicciones, porque quienes la integran son sujetos sociales que trasladan esta condición al centro de estudios. En palabras de Roa “Vivir es convivir. El hombre es, primariamente, un ser social” (Susi, 2021, 105).

No es posible escindir la política de la educación, como algunos, desconociendo la historia, plantean. Roa cuestiona “¿cómo podría la Universidad sustraerse a los efectos deletéreos de la atmósfera enrarecida que la circunda?” (Fresneda, 2021, 360). “La Universidad no puede ser apolítica. Reconoce la existencia de “antagonismos políticos y económicos en esta que la escinden en dos grandes porciones esenciales y sus ramificaciones correspondientes” (Susi, 2021, 220). De ahí que, “como institución, solo deberá pronunciarse en problemas que afecten, por igual, a todo el agregado estudiantil” (Susi, 2021, 220).

En esa militancia política por la que aboga, la rebeldía es un componente esencial de la identidad nacional: “Ningún habitante de este inefable planeta es tan disconforme como el cubano. La protesta es su actitud permanente…Todo le molesta y lo critica” (Fresneda, 2007, 594). Este rasgo se percibe más en la juventud, “biológicamente rebelde, generosa y altiva” (Susi, 2021, 134). La aceptación de su antítesis, una “juventud que acepta sin chistar la coyunda, que se casa con el pasado, que vive para el presente, que no siente la inquietud del porvenir, es vejez prematura” (Susi, 2021, 134). Fue así como Roa descubrió que era un revolucionario, cuando se sintió “disconforme con el mundo estante y anhelé uno más justo y bello” (Fornet, 2007, 27).

Los errores y desaciertos de la juventud tendrán necesariamente que interpretarse bajo el lente de la dialéctica, entendida como “la ley que regula el curso fluente de la historia, en la que nada es y todo deviene” (Fresneda, 2007, 73). La solución de sus inquietudes es impostergable. Afrontarlas crítica e inteligentemente es un imperativo cuando de asegurar la República socialista se trata.

Contextualizar la idea de diferentes posturas políticas en la universidad resulta un tema polémico. Roa se refiere como “dos grandes porciones esenciales” a la izquierda y la derecha. Aun en Revolución declarada como socialista hace más de 60 años, sería erróneo absolutizar que el ciento por ciento de la masa estudiantil universitaria se considera de izquierda. Si bien el sistema educacional se rige por principios marxista-leninistas y la universidad está comprometida con el sistema social socialista que construimos, todo estudiante cubano con aptitudes para ingresar en la universidad, debe ser respetado por sus concepciones políticas. No es una cuestión de tolerar, sino de comprender la diversidad de posiciones ideológicas. Esto no significa que, ante posiciones que amenacen la estabilidad del sistema, deba actuarse, como es natural. Es lo que Fidel Castro llamó el “derecho de existir” y sobrevivir.

Para Roa la principal misión de la Universidad “es elaborar y componer una clara y coherente imagen de su tiempo, exponer y discutir los temas fundamentales de la cultura y plantear y aprontar soluciones a los grandes problemas que afectan al hombre, individual y colectivamente” (Fresneda, 2007, 407). Además, señala que “la crisis de la Universidad se evidencia cuando esta no puede responder a la problemática que le plantea la existencia que la contorna” (Fresneda, 2021, 378). Por tanto, reconoce la universidad como reflejo de la sociedad, pero también le otorga un rol activo ante esta, que busca transformar y enriquecer a través de su creación cultural y científica.

Si bien para Roa no existe una Universidad ideal, a través de sus escritos pueden identificarse determinados rasgos necesarios de “una universidad, en suma, digna de llamarse así”, una Alma Mater no perfecta, pero sí mejor. En ella debe existir la “participación, por partes iguales, de los profesores y estudiantes en el gobierno de la universidad” con “planes de estudio rigurosamente científicos (…) enseñanza experimental, seminarios vocacionales, extensión universitaria” (Susi, 2021, 221). Resalta además la importancia que tiene en este nivel de enseñanza, la investigación científica. Debe aspirarse a una universidad “en la que la libertad científica tenga calor de hogar” y que mediante esta se contribuya a “difundir el saber y cultivar los valores estéticos, éticos y sociales” (Fresneda, 2007, 407).

La preparación del claustro de profesores figura como un elemento esencial. Roa propone la contratación de profesores trienalmente para lograr que estos estén “en forma si aspiran al renuevo”. Plantea la eliminación del “pernicioso sistema de copias” y para ello, la enseñanza teórica debe complementarse con la actividad práctica en forma de “seminario con trabajos de investigación, análisis de problemas concretos, debates sobre tópicos de interés, lecturas comentadas, crítica de textos y elaboración de monografías” (Fresneda, 2007, 429). Convida a que, paralelo a las actividades curriculares, se realicen cursos de divulgación general o de materias especiales a cargo de profesores cubanos y extranjeros. Requiere la obligatoriedad de la asistencia, la supresión de exámenes extraordinarios y que “el número de alumnos se limite a tenor del máximum de eficacia docente” (Fresneda, 2007, 429).

Roa también escribe acerca de lo que considera que no debe existir en la universidad: métodos pedagógicos anacrónicos; sistema de exámenes escolásticos donde el “alumnado sobrepasa con creces la capacidad docente, la consignación presupuesta es, a todas luces, ridícula para satisfacer sus más elementales necesidades” (Fresneda, 2021, 361); desmotivación de estudiantes por la investigación en las cátedras y cumplimiento mecánico de las obligaciones por parte de los profesores. Y “si existen estudiantes que quieren saber más y más de menos y menos, existen también profesores que quieren enseñar más y más de menos y menos” (Fresneda, 2021, 361). Su concepción antidogmática vuelve a relucir cuando expresa que “los apuntes de clase le han causado a la Universidad parejo daño que la guerra de pandillas” (Fresneda, 2021, 361).

La Universidad es un ayuntamiento de profesores, estudiantes y graduados con efectiva unidad orgánica y nítida conciencia de su quehacer, misión y destino4.

Para lograr una universidad mejor es imprescindible trabajar en la motivación y el compromiso de quienes componen dicha institución. Para Roa los egresados forman parte de esta unidad que “existe como un todo y, únicamente como un todo, ha de concebirse y funcionar” (Fresneda, 2007, 407).

Animar constantemente aquello que Roa llama el corpus espiritualis de la Universidad, es necesario para mantener la vitalidad y esencia de la casa de altos estudios. “El desaliento, la vacilación y el escepticismo son propios de los espíritus que nacen viejos y se resignan a vegetar, oscuramente, a contrapelo de los reclamos vibrantes del ideal” (Fresneda, 2007, 356). En el mismo escrito expresa que “si la juventud estudiantil no renaciera a la fe, al entusiasmo y a la acción en el inicio de cada curso académico, no sería juventud” (Fresneda, 2007, 356).

Ser estudiantes, para el Canciller de la Dignidad significa “además del ánimo tenso para peripecia heroica, el cerebro en perpetua ebullición y una clara conciencia de sus intereses específicos” (Susi, 2021, 81). Por tanto, “el estudiante no debe perder jamás de vista su posición política en el engranaje de la lucha de clases, ni las reivindicaciones y anhelos que le son propios”. No se trata solo de instaurar un sistema, como ya ha logrado la Revolución Cubana, sino de sentirse comprometido con edificar y desarrollar una sociedad más justa. “No se es estudiante por el hecho de matricularse, ni por el hecho de asistir a un aula. Se es estudiante por algo más serio, más bonito, más personal: por una conducta ante la vida” (Fresneda, 2007, 376).

La vinculación política-universidad es reiterativa en Roa. “El estudiante debe estudiar cumplidamente su carrera; pero, sin olvidar que el horizonte de la vida no es el horizonte de los libros. El estudiante debe estudiar empeñosamente su carrera. Es su obligación primordial. Pero, a la vez, tiene el derecho y el deber de preocuparse por los problemas de la Universidad y de su patria” (Fresneda, 2007, 369).

Mi divisa profesoral es, por eso, la misma de Gorgias en su memorable despedida: Por quien me venza con honor en vosotros5

El cinquismo, ausentismo, facilismo y muchos otros -ismos son síntomas de mala salud en una universidad. No puede aspirar el estudiante a estudiar (o memorizar) por un 5, ni reproducir acríticamente el criterio del profesor. “El mejor discípulo es aquel que, negándolo supera al maestro” (Fresneda, 2007, 163).

Semejante a los progenitores, el maestro “es el que va delante, el que alumbra la ruta, el que guía. Formar maestros con clara conciencia de sus fines y responsabilidades es deber inherente a la educación permanente. Sin maestros esta es labor baldía” (Susi, 2021, 144). La admiración de estudiantes hacia un profesorado con principios, vocación, cultura academicista y a la vez, pies en la tierra, es divisa para una mejor educación. “Soy profesor y nada de lo que afecta al destino de mi patria me es ajeno” (Susi, 2007, 178).

Un profesor que comprenda que “el magisterio es estéril si no existen discípulos dispuestos a la negación constructiva” (Fresneda, 2007, p.50) y que solo pueda imponer “su autoridad intelectual y moral”, garantizará el éxito de su misión social. “Donde quiera que hable y como quiera que se vista, el profesor incapaz será siempre lo que es: un simulador de la cultura y un estafador de la juventud”. (Fresneda, 2007, p. 62)

Para Roa, otra cualidad esencial del profesor es la honestidad y la moral. “No hay peor obstáculo para entenderse con los jóvenes que el eufemismo, la media tinta o el ademán oblicuo. Los jóvenes por el mero hecho de serlo, repelen la hipocresía” (Fresneda, 2007, 438).

Escribió Roa en el prólogo de su obra cimera “Historia de las Doctrinas Sociales”:

“He tratado de infundir a mi clase el rumor de la colmena […] Creo sobremanera provechosa, que la enseñanza se administre con la activa participación del estudiante. Hacer útil, vivaz, coloquial y alegre la tarea de aprender ha sido mi céntrica preocupación. Ni vacuas solemnidades, ni distanciamientos filisteos. Jamás, afortunadamente, he sentido proclividad alguna por los obsoletos rituales de la pedantería académica. El profesor debe producirse en su oficio por la propia naturalidad del pez en el agua. La mayoría de los que suelen asumir aires lejanos y ademán de perdona vidas, pertenecen por derecho propio, a la flatulenta dinastía de los Pachecos” (Roa, 1949, 15-16).

Julio Le Riverend, eminente historiador cubano y discípulo de Roa, escribió de su maestro: “Recuerdo los debates de sus clases de Historia de las Doctrinas Sociales… Más de una vez, su verdadera función -la mayor de cualquier maestro que lo sea de veras- consistía en un apretado y pródigo resumen de lo dicho por unos y por otros, coronado por una fulgurante sabiduría” (Lechuga, Bueno, 2004, 205). Roa considera que “el diálogo socrático es la clase perfecta” (Roa, 1949, 16), de ahí que la elaboración conjunta y la crítica constituyeran elementos claves en su labor docente-educativa.

La modificación de los métodos de enseñanza y de los planes de estudios es tarea central de toda genuina transformación universitaria6

Un elemento que determina la relación profesor-alumno es, sin duda, el plan de estudios. Puede un profesor estar bien preparado, pero si el estudiante considera que es poco pertinente la asignatura que imparte o cree que la estructuración de la asignatura está mal concebida, se desmotivará irremediablemente. No se debe denigrar la participación del estudiantado en la estructuración de los planes de estudios, tema que debe ser tomado con seriedad y capacidad conciliatoria.

Roa considera que:

“No basta la autonomía ni la corresponsabilidad del estudiantado en el gobierno de la universidad para que esta cambie de fisonomía y de contenido. Precisa que la docencia se organice sobre bases enteramente científicas. Destierro del discurso. Prioridad al laboratorio, a la observación, a la crítica, a la experiencia. Es necesario que los planes de estudio no sean, como hasta ahora, un mero atiborramiento de asignaturas, sino sistemas de conocimientos perfectamente entrabados, capaces de orientar y no confundir al alumno. Solo de esta manera podrá la Universidad rendir, plenamente, su específica función docente” (Susi, 2021, 220).

En este proceso no se trata de lograr facilismos: “Democratizar la cultura no es precisamente aplebeyarla. Democratizar la cultura es proporcionarle al pueblo los elementos indispensables para que adquiera clara conciencia de sí y de su destino. Es elevarlo y no degradarlo” (Susi, 2021, 54).

Valiosas contribuciones para la conformación de los planes de estudios de la enseñanza diplomática revolucionaria, aporta Roa en las secciones sindicales del MINREX. Señala que “el dominio de nuestra hermosa lengua es presupuesto capital para no maltratarla o empobrecerla cuando se hable o escribe” (Roa, 1970, 13). Toda carrera deberá fomentar la lectura y la perfección de la lengua materna, porque, entre otros beneficios permite “emprender el aprendizaje científico de otros” y “ensanchar y enriquecer los horizontes de nuestra cultura” (Roa, 1970, 18).

Se podría perfectamente transpolar estas ideas al aprendizaje de idiomas extranjeros. Cada día es más fácil el acceso a traducciones online, sin embargo, ninguna tecnología podrá desplazar la comunicación directa como medio eficaz para estrechar vínculos profesionales. Existen carreras cuya urgencia es más expedita que en otras, pero en todas es esencial para una formación académica integral.

En el caso específico de los estudiantes de relaciones internacionales, Roa plantea que “necesitamos que nuestro personal diplomático hable otras lenguas a fin de eludir el traductor ajeno, que uno no sabe efectivamente si lo que dice está textualmente traducido o el intérprete lo traduce como le conviene al interlocutor”. Como él mismo concluye, “manejarse por cuenta propia en estos casos constituye una necesidad política” (Roa, 1970, 14).

El estudio de la historia y del método marxista también son elementos cardinales del pensamiento pedagógico roariano. En el primer caso, porque para entender los problemas del presente: “hay que adentrarse también en el pasado del hombre en su multiforme curso de desarrollo (…) se precisa aprehender, en una palabra, el hilo del desarrollo de la vida del planeta donde vivimos”. “Un diplomático que no sepa dialogar con la historia será cualquier cosa menos un diplomático” (Roa, 1970, 13).

Con respecto al marxismo, Roa es objetivo al afirmar que “no se nace marxista, ni tampoco se es marxista porque uno se declare como tal” (Roa, 1970, 12). En Cuba, las asignaturas relacionadas con la materia son currículo base de todas las carreras universitarias, pero ¿acaso se imparten con el mismo rigor científico en todas?, y como consecuencia, ¿es más importante en unas carreras que en otras? Pues lógicamente, para quien estudie Filosofía o Historia Pura estas asignaturas son de especial interés, pero en un sistema socialista como el nuestro debe ser prioridad su enseñanza, lo que incluye la capacitación de los profesores y un P1 bien estructurado que resulte de interés teórico y práctico.

El marxismo no es solo una asignatura, es una cosmovisión de la vida, de vital importancia para asegurar la construcción del socialismo en mano de generaciones futuras. “Es una ciencia y, como toda ciencia, hay que estudiarla y dominarla y precisamente no es de las ciencias más fáciles, sino de las más complejas. Es, ni más ni menos, que una concepción del mundo, de la historia y de la sociedad con todas sus implicaciones y engrases, que demanda un estudio riguroso y paciente” (Roa, 1970, 12).

Ser marxistas no implica que todo lo que se lea deba ser desde este enfoque “¿Cómo se podría ser marxista con los ojos tapiados o llevando orejeras en el caletre? Debe leerse cuanto se escribe en este mundo; pero armado del instrumento que permita discernir lo que es cierto o lo que no es, lo que es falso de lo que no es, lo que es marxista de lo que es pseudo marxista o no es marxismo” (Roa, 1970, 13). Es evidente que la literatura básica sea desde esta metodología, pero debe en la universidad fomentarse la crítica marxista hacia otro tipo de lecturas.

Roa estima además “que se puede ser marxista y admirar a un escritor no marxista. ¿No admiraba Marx a Aristóteles, Epicuro, Demócrito, Heráclito, Heine, Schiller, Shakespeare, Diderot y Balzac? ¿Y Lenin no se deleitaba con Tolstoi?” (Fornet, 2007, 31). Que el estudiante descubra qué método es mejor, garantiza un compromiso verdadero y no basado en la charlatanería, la simpleza y la superficialidad de los procesos.

Acerca de exámenes, “las horcas caudinas del estudiante”

Nadie duda de la importancia de los exámenes, más aún cuando representan un medidor de conocimiento y/o habilidad. Cuantificar el conocimiento lleva implícito la capacidad del profesor de comprender lo que es en sí un razonamiento lógico y no un análisis correcto o no. “Ni otorgo mercedes, ni ahorco a capricho. Doy a cada uno, lo que cada uno se gana y merece. Sin olvidar nunca, que el índice pedagógico se aprecia por lo que el alumno aprende y no por lo que el profesor sabe” (Fresneda, 2007, 420).

Incluso su aplicación requiere de factores subjetivos para los estudiantes. “No pocas veces, hay que reconocerlo, la inhibición mental fue causante del ajusticiamiento. El complejo de miedo suele, a menudo, amnistiar los conocimientos fatigosamente acumulados” (Fresneda, 2007, 418). El antídoto podría ser la sistematicidad de las evaluaciones, la debida retroalimentación de los resultados, la no mentalidad de aprobar sino de aprender para luego hacerlo mejor, el autoestudio no por presión sino por motivación, pero, sobre todo, más que un resumen de promedios, una calificación sobre la base del progreso o retroceso.

En “Examen de un Examen”, Roa cuenta su experiencia en la aplicación de pruebas: “Inspecciono el aula, primero con la vista; después, girovago, con la solemnidad de un policía londinense, entre los pupitres, fisgoneando los garabatos que se amontonan en el inmaculado candor de las hojas de papel. Compruebo, y me sonrío comprensivamente por dentro, que a mi paso se agudiza la inteligencia y se apresuran los lápices” (Fresneda, 2007, 419).

El fraude académico es la solución que muchos hallan ante la irresponsabilidad, la deshonestidad, o el finalismo. “El estudiante que copia será siempre, aunque venga al examen enfundado en la fúnebre severidad de un frac, lo que es: un legítimo descendiente de los bucaneros de las Tortugas” (Fresneda, 2007, 62). La lucha contra el fraude es atemporal, no debe pensarse resuelta ni tras esporádicas caserías de brujas. El desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación, a una velocidad ilimitada, propicia que estudiantes opten por este tipo de conducta. Sin embargo, si se considera que el fin último de la enseñanza universitaria es el desarrollo de habilidades y no la mera repetición memorística de contenidos, entonces el fraude pasaría a la historia antigua. Que la lógica y la habilidad sean las evaluadas.

¿Quién podrá negar que es preferible, desde todo punto de vista, enseñar y aprender en un aula espejeante y aireada que en un tugurio desarbolado?7

Si bien para Roa “lo fundamental y previo en instituciones de este linaje es la esencia y no la forma, el cuerpo invisible y no el cuerpo visible, lo que irradia y no lo que refleja” (Fresneda, 2007, 437), el estado constructivo de la Universidad es importante para el proceso docente-educativo. “La Universidad, como tal, existe independientemente de su atuendo… Ni sepulcro blanqueado ni cuartel. Lo más -el atuendo, la vestidura, el continente- el complemento necesario… El alojamiento confortable estimula y facilita la investigación, la enseñanza y el aprendizaje; pero no es menos cierto, que la calidad del saber no depende, en ningún caso del rango externo del aula, ni tampoco del instrumento de trabajo” (Fresneda, 2007, 62).

A la Universidad ha de tomársela como ara y no como pedestal de aspiraciones personales8

Las organizaciones estudiantiles y militantes juveniles son responsables de equilibrar y armonizar los elementos que componen a la universidad. Es esta vanguardia, el principal mecanismo de solución de conflictos entre la dirección universitaria y el estudiantado, y a su vez es la representación y portavoz de los intereses sociales y políticos de esas masas.

Debe señalarse que para Roa “la participación del alumnado en el gobierno de la Universidad exige probidad absoluta y afán de superación. De otro modo, se convertiría esa participación en simple instrumento de lucro o de “figurao” (Susi, 2021, 222). Se habla entonces de la calidad humana de los estudiantes y dirigentes estudiantiles. Incluso en las formas de esgrimir una decisión en las que “un voto solitario suele, a veces, salvar el decoro de muchos” (Susi, 2021, 231).

CONCLUSIONES

Roa ya no está físicamente para aguardar a sus estudiantes y “trabajar, como siempre, más allá de la hora de clases” (Fresneda, 2007, 359) pero queda su obra, que sigue invitando a la reflexión y a la consulta constante. Hoy también, como dijo 50 años atrás, “la coyuntura es decisiva; o la Universidad torna a ser guía y esperanza del pueblo cubano o se hunde, inexorablemente, en un abismo sin fondo, entre los cárdenos resplandores de sus detritus en erupción” (Fresneda, 2007, 362). En otra ocasión escribió que “solo amanece cada día para quien sabe renovar sus esperanzas y prosigue la brega sin desfallecimientos de alma ni quebrantos de voluntad” (Fresneda, 2007, 399). El horizonte únicamente se asoma para los optimistas que, en definitiva, son los únicos capaces de ser revolucionarios.

notas

1 El presente artículo fue galardonado con el primer lugar en el concurso del I Taller "Raúl Roa y la diplomacia de la Revolución Cubana", organizado por la Cátedra Raúl Roa García del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García".

2 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Rosas sobre un volcán de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. P. 360

3 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Yunques sonad, enmudeced campanas de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. P. 407-408

4 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Yunques sonad, enmudeced campanas de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. p. 407

5 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Mis oposiciones de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego(Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. P. 163

6 Susi Sarfati, Salomón. (2021). Pensamientos de Raúl Roa. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. P. 220

7 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). 3 de mayo de 1934 en Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. P. 62

8 Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). 3 de mayo de 1934 en Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana. P. 62

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Entrevista al Embajador Eduardo Delgado Bermúdez

Entrevista de Orlando Castellanos de Radio Habana Cuba por los 70 cumpleaños de Roa.

Fornet, Ambrosio. (2007). Tiene la palabra el camarada Roa. Entrevista. Letras Cubanas: La Habana.

Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). 3 de mayo de 1934 en Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana.

Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Examen de un examen de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana.

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Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Mis oposiciones. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana.

Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Palabras ante el claustro de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana.

Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Papalote sin cuchilla de Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 2). Imagen Contemporánea: La Habana.

Fresneda Camacho, Edel J. (Comp.). (2007). Reacción versus Revolución. Carta a Jorge Mañach en Raúl Roa. Homenaje en sus textos de fuego. (Vol. 1). Imagen Contemporánea: La Habana.

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CONFLICTO DE INTERESES

La autora declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.