Conferencia Internacional: ¿Qué está pasando en América Latina? Una mirada desde afuera: percepciones e intereses de los actores globales

International Conference: What’s Happening in Latin America? A view from the outside: perceptions and interests of global actors

Dr. C. Leyde Ernesto Rodríguez Hernández

Doctor en Ciencias Históricas. Profesor Titular. Vicerrector de Investigación y Posgrado del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García, e-mail: leyde@isri.minrex.gob.cu



Recibido: 18 de diciembre de 2019 Aprobado: 10 de febrero de 2020




Del 27 al 29 de noviembre de 2019 se realizó la “Conferencia Internacional: ¿Qué está pasando en Amé- rica Latina? Una mirada desde afuera: percepciones e intereses de los actores globales”, celebrada en la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador, organizada por la Coordinadora Regional de Investigacio- nes Económicas y Sociales (CRIES) y la Fundación de Alemania Friedrich Ebert Stiftung.

Esta conferencia promovió el intercambio de evaluaciones y percepciones sobre América Latina entre personas expertas en, por una parte, las perspectivas de los actores globales más significativos y, por la otra, especialistas latinoamericanos expertos en la política exterior de otros países y regiones.

Cuba participó en el panel que abordó la presencia geoestratégica en América Latina y el Caribe de la Federación Rusa: percepciones y prioridades. Seguidamente le ofrecemos esta conferencia.


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El profesor Dr. C. Leyde Ernesto Rodríguez Hernández, primero de izquierda a derecha.



Rusia: Nueva etapa de relaciones con América Latina y Caribe

Russia: New stage in relations with Latin America and the Caribbean


No se puede estudiar la nueva etapa de las rela- ciones Rusia-América Latina y el Caribe sin reco- nocer que esos nexos tienen una historia de casi dos siglos, a pesar de las enormes distancias geo- gráficas entre el Estado euroasiático y la región latinoamericana.

En el periodo del fin de la guerra fría, los acerca- mientos de finales de la década de los años noventa del siglo xx fueron retomados con fuerza tras el ascenso al poder de Vladimir Putin. La intención rusa de reactivar su accionar global requería de un fortalecimiento de sus vínculos con los actores de América Latina y el Caribe, como había sucedido en la etapa anterior de la confrontación bipolar o guerra fría.

Para Rusia la región de América Latina y el Caribe es especialmente atractiva, desde una perspectiva geoestratégica, debido a su proximidad geográfica con Estados Unidos, su principal rival geopolítico. La región atrae la atención política y diplomática de Rusia porque algunos de sus países también sufren sanciones políticas, económicas y financieras de Estados Unidos y la Unión Europea, medidas que ella misma ha tenido que soportar de sus “socios” occidentales.

En ese sentido, Rusia reaparece en el escena- rio de posguerra fría latinoamericano y caribeño en calidad de proveedor de armas, para promover la expansión exitosa de su Complejo Militar-Industrial; como contratista de significativos proyectos energé- ticos, especialmente los del vector petróleo-gas y sus ductos, y el fomento de sus plantas nucleares, además de promover sus intereses comerciales, con una mirada estratégica que privilegia el cam- bio de la distribución de poder mundial, en cuyo proceso América Latina y el Caribe tiene un peso fundamental.

La colaboración ruso-latinoamericana es una tendencia ascendente en la política internacional del siglo xxi, en la búsqueda de respuestas colecti- vas a los problemas globales que afectan a la huma- nidad. En este escenario estratégico la ampliación de vínculos comerciales y de seguridad con los paí- ses tradicionalmente pertenecientes a la órbita de influencia de Estados Unidos es una oportunidad que Rusia ha sabido aprovechar, especialmente

durante el conflicto Estados Unidos-Venezuela de los últimos años.

Visto así Rusia desplegó un mayor acercamiento con Brasil y México, por sus respectivas influencias como potencias regionales, y con Venezuela, por su accionar antiimperialista hacia Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución Bolivariana ini- ciada por Hugo Chávez Frías. En Centroamérica ese acercamiento ha sido evidente con Nicaragua, país con el que comparte las alianzas forjadas en la guerra fría y posicionamientos internacionales más cercanos –a diferencia de Costa Rica–, respecto a conflictos específicos como los casos de Osetia, Abjasia y la península de Crimea.

La Federación de Rusia ha puesto en práctica, en sus relaciones con América Latina y el Caribe, el “nuevo concepto” de la política exterior, en el que se reafirman sus posiciones a favor del manteni- miento de la estabilidad y de la no injerencia en los asuntos internos de otras naciones, ateniéndose al principio de que los conflictos internacionales tienen que solucionarse por medios pacíficos, mediante un rol activo de la Organización de Naciones Unidas en el fomento de la cooperación en las relaciones internacionales.

Ese posicionamiento internacional de Rusia puede considerarse relacionado con su conducta histórica de evitar involucrarse directamente en uno u otro conflicto en América Latina y el Caribe, por su lejanía geográfica de Rusia; por tratar de no par- ticipar en una confrontación militar provocada por algunas de las potencias que han sido muy influ- yentes en la región en distintas etapas históricas, en especial por Inglaterra, España y Estados Unidos, por el deseo de mantener la libertad de opción en los asuntos internacionales; porque, en realidad, la principal prioridad de la política exterior de Rusia son los problemas europeos, más próximos y más actuales, y los desafíos diplomáticos y estratégicos con Estados Unidos y otras potencias de la estruc- tura dominante del sistema internacional actual.

En cuanto al incremento de la relación económi- co-comercial de América Latina y el Caribe con la Federación Rusa es una de los nuevos escenarios que podemos observar en la región, el cual no está exento de marcadas diferencias cuando compa-

Rodríguez Hernández Conferencia Internacional: ¿Qué está pasando en América Latina?...


ramos el intercambio entre Rusia y los países de mayor desarrollo relativo. En este sentido Brasil, México, Argentina y Venezuela concentran la mayor parte del comercio con Rusia. Ese resultado ha sido muy importante para la región por el liderazgo de la potencia euroasiática en el grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y también porque Rusia justiprecia la participación de América Latina en el G-20, que incluye a Brasil, Argentina y México, luego de su salida del G-8.

En un periodo crítico de la política internacional condicionado por la crisis económica capitalista, Rusia ha valorado la creativa contribución de Amé- rica Latina y el Caribe en la búsqueda de una nueva arquitectura económico-financiera global, la coope- ración con los países latinoamericanos y caribeños tiene un carácter estratégico, pues algunos países de la región son aliados naturales en asuntos tales como la necesidad de garantizar la supremacía del derecho internacional, la consolidación de los meca- nismos multilaterales para solucionar los problemas internacionales, el papel central de la Organización de Naciones Unidas y la importancia de respetar la diversidad cultural.

Rusia tiene legítimas pretensiones de convertirse en un actor multivectorial, es decir, seguir un modelo de política exterior que le permita cumplir un mayor papel en todos los segmentos de poder nacional, no solo en el estratégico militar como lo hacía la antigua Unión Soviética. El ingreso de Rusia a la Organización Mundial de Comercio fue un paso en esta dirección, lo que se vincula directamente con el interés de Moscú de que América Latina y El Caribe representen una fuerza unida, económicamente sostenible y políticamente independiente, en contri- bución a la articulación de un sistema internacional multipolar y policéntrico, pues es una región que ha evidenciado posibilidades de apertura de frentes económicos diversos y novedosos: recursos, inicia- tivas espaciales, energías diversas y agroindustria, proceso que necesariamente implica asociaciones con otros actores regionales y globales.

Los problemas asociados al fracaso de las polí- ticas económicas neoliberales, las recurrentes cri- sis económicas del sistema capitalista, la volatilidad del precio de las materias primas y las sanciones económicas de Estados Unidos y la Unión Euro- pea contra Rusia, empuja a los países a diversificar productos para el intercambio comercial, algo que puede corroborarse a través de los acuerdos firma- dos y comprometidos entre los países latinoameri-

canos y Rusia, durante los últimos años, en materia de transporte, energía nuclear, sector aeroespacial, armas y equipos, recursos naturales, emprendi- mientos biotecnológicos, farmacéuticos, entre otros. Es por eso que el acercamiento a distintos paí- ses de América Latina y El Caribe tiene un carácter estratégico y requerirá de un gran esfuerzo de largo plazo en medio de la convulsa y turbulenta coyun- tura política que ha impuesto la administración de Donald Trump en una región que consideran su traspatio luego de redimir la denominada Doctrina Monroe, la cual parecía una concepción del pasado. En este sentido varios gobiernos en América Latina y el Caribe defienden una mayor presencia de Rusia en esta región, lo cual parece ser favo- recida, en términos de imagen, por su asociación estratégica con China, porque ambas potencias representan un contrapeso a la tradicional influencia de Estados Unidos, que intenta nuevamente forta- lecerse con los viejos mecanismos de dominación aplicados a través de la Organización de Estados Americanos y mediante agrupaciones de Estados que intentan legitimarse como el llamado Grupo de

Lima y Prosur.

Con esas instancias de reciente creación, aso- ciados al auge de los gobiernos de derecha y a la agresión contra Venezuela, Estados Unidos ha inten- sificado la ideologización de las relaciones hemisfé- ricas, con su discurso contra el socialismo, en un peligroso juego político hacia su mayor presencia, control y penetración en una región que parecía incli- narse hacia su segunda y definitiva independencia, proclamándose Zona de Paz, según se estableció en la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, aprobada por los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, reunidos en La Habana en ocasión de la II Cumbre de la Comuni- dad de Estados Latinoamericanos y Caribeños cele- brada los días 28 y 29 de enero de 2014.

Rusia ha continuado el proceso de reordena- miento, aumenta su liderazgo y estabilidad y ha asumido una nueva relación con Occidente más conflictiva. Los cambios en la correlación de fuerzas políticas y regionales han motivado que Rusia se concentre en sus intereses económicos con el obje- tivo de abrir nuevos mercados para los productos rusos. Este nivel de pragmatismo ruso es especial- mente notable en los casos de Argentina y Brasil, que han sido socios estratégicos de Rusia desde los tiempos de Kirchner en Argentina (2003-2015) y Lula en Brasil (2003-2016).


En este sentido, la reorientación política hacia la derecha liberal en países como Brasil, Perú, Ecua- dor y Bolivia, sugeriría una mejora en las relaciones con Estados Unidos, pero sin deteriorar los existen- tes con actores externos como Rusia y China, defi- nidos en términos de imperativos económicos más que geopolíticos.

En América Latina, Rusia intensifica su interés de hacer negocios y el desarrollo de relaciones económi- cas con México, Brasil y Perú. La relación con Vene- zuela, Cuba y Nicaragua se fortalece, lo que significa también apoyo político internacional. En tanto Argen- tina, México, Colombia, Perú y Chile e incluso ahora Bolivia, tradicionalmente más sensibles al apoyo a Estados Unidos, son vistos con potencialidades para el impulso de las relaciones económicas bilatera- les. Los casos de Venezuela y Cuba representan un cierto reequilibrio a la influencia alcanzada por Esta- dos Unidos en su entorno eslavo y son incluidos en su estrategia mediática de contrapeso.

De este modo, para Rusia, la región de América Latina y El Caribe es parte esencial de la aguda lucha geopolítica global y es un componente de su reposicionamiento en el emergente sistema interna- cional multipolar.

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