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El Mundo en Fidel1

The World in Fidel

Dr. C. Ernesto Molina Molina

Doctor en Ciencias Económicas. Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba. Profesor Titular en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, La Habana, Cuba. aisacuevas27@gmail.com
0000-0001-7825-5001

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8422945

Cómo citar (APA, séptima edición): Dr. C. Ernesto Molina Molina. (2023). El Mundo en Fidel. Política internacional, V (No. 4/2023), 252–258. https://doi.org/10.5281/zenodo.8422945

 

Recibido: 6 de mayo de 2023

Aprobado: 2 de agosto de 2023

 

RESUMEN Con este título feliz, que define muy bien el carácter abarcador del pensamiento político de Fidel Castro Ruz, se identifican las ideas y propuestas estratégicas de nuestro estadista, con vistas a responsabilizar al Norte con el desarrollo del Sur, incluso, como solución a los problemas globales de todo tipo; los que afectan a la naturaleza, y los que afectan a la sociedad; y, por tanto, al mundo en su conjunto.

Palabras clave: Fidel Castro, problemas globales, Sur, Norte; pensamiento político

 

 

ABSTRACT With this happy title, which defines very well the comprehensive nature of Fidel Castro Ruz's political thought, the ideas and strategic proposals of our statesman are identified, with a view to making the North responsible for the development of the South, even as a solution to global problems of all kinds; those that affect nature, and those that affect society; and, therefore, the world as a whole.

Keywords: Fidel Castro, global problems, South, North; political thought

 

¿Puede esperar el Sur desarrollarse con la ayuda del Norte?

Los autores de este excelente libro, María Elena Álvarez Acosta y Abel Enrique González Santamaría, contextualizan la trayectoria de Fidel en el escenario internacional, cómo nuestro líder y estadista logró sustentar con argumentos muy sólidos en el orden ético, histórico y científico, por qué el desarrollo del Sur ha de costarle al Norte, incluso, como solución a los problemas globales de todo tipo; los que afectan a la naturaleza, y los que afectan a la sociedad; al Norte y al Sur, y por tanto, al mundo en su conjunto.

Ello no quiere decir que el Sur no tenga que hacer nada para alcanzar su propio desarrollo. Precisamente, Fidel defendió en distintos escenarios internacionales la solución a problemas del Norte y del Sur, relativos a la paz, al desarme, a la lucha contra todas las manifestaciones del dominio imperialista, la desigualdad, el hambre y la miseria, la deuda externa de los países del Sur, la manipulación del tema de los derechos humanos, y de la integración legítima de América Latina y el Caribe.

Al triunfo de la Revolución en 1959, ¿quién fue el mejor Maestro del pueblo a partir de ese momento? ¿Quién supo conducir mejor al pueblo desde el sentido común hacia el buen sentir? ¿Cuántas veces el estado de ánimo del pueblo estaba siendo atacada, lleno de confusiones, y llegaba Fidel a las cámaras de televisión, hablaba seis, ocho horas, y el pueblo se levantaba por la mañana con buen ánimo; y como uno de nuestros mejores trovadores populares supo expresar: “¡Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar!”.

En la definición de pueblo, Fidel destaca que este no es homogéneo, abarca muchos sectores. Su primera misión, si de lucha se trata, es mantenerlo unido. Pueden existir contradicciones de todo tipo. Pero la nación es una; y lo primero es lograr la independencia nacional. Si Fidel representa ese interés nacional, con su acción política, ideológica, cultural, tiene que lograr mantener unido ese conjunto de fuerzas heterogéneas e impedir que cualquier contradicción existente entre estas fuerzas estalle, produciendo una crisis política de la Revolución.

¡Cuántas divisiones y microfracciones internas tuvo que resolver Fidel magistralmente antes y después del triunfo de la Revolución! Recordemos cómo enfrentó, con palabras cristianas, a la Iglesia que lo combatía desde su púlpito, a un pueblo creyente: “¡Quien traiciona al pobre, traiciona a Cristo!”.

La clase obrera, en el proceso de su formación, no puede ser aún consciente de sus propios intereses y de su función histórica. Es el resultado de su evolución lo que puede volverla consciente. En este fenómeno social se entrelazan las influencias y la lucha de hegemonías diversas, ya sean políticas o culturales.

Supo Fidel poner también la cultura al servicio del pueblo. La Campaña de Alfabetización fue una hazaña cultural para consolidar la hegemonía de la Revolución, como lo fue también su llamado a los intelectuales.

La hegemonía, por lo tanto, no es sólo política, sino que es además un hecho cultural, moral, de concepción del mundo. Con estos mismos principios éticos, históricos y científicos presentes en la lucha por la independencia nacional y el socialismo, enfrenta Fidel como estadista su desempeño en el escenario internacional en defensa del Sur Global y la salvación de la humanidad.

El desarrollo del Sur y la salvación del mundo.

Para Fidel el Sur y el Norte, no han sido más que dos polos del desarrollo desigual del mismo mundo capitalista, que ha devenido en un proceso de antagonismos de poderes inter imperialistas, tanto sobre el Sur como sobre el Norte; y aunque se suelen transferir los problemas del Norte al Sur y los beneficios del Sur al Norte, el hecho real es que el mundo hoy sufre el predominio de un imperialismo yanqui en declive con gran peligro de una catástrofe en ciernes para todos; lo cual hace que la lucha por la vida se convierta en la primera prioridad:

“Luchamos por los más sagrados derechos de los países pobres; pero estamos luchando también por la salvación de ese Primer Mundo, incapaz de preservar la existencia de la especie humana, de gobernarse a sí mismo en medio de sus contradicciones y egoístas intereses, y mucho menos de gobernar al mundo, cuya dirección debe ser democrática y compartida; estamos luchando —casi puede decirse— por preservar la vida en nuestro planeta.” Castro, F. (2000, abril 14).

Y mientras se pudo contar con la ayuda de la URSS, Fidel supo defender en el seno del Movimiento de Países No Alineados a la Unión Soviética; y rechazó la idea de los "dos imperialismos".

Fidel no desechó la ayuda militar de la Unión Soviética: las raíces del internacionalismo revolucionario estuvieron presentes en las luchas de los revolucionarios de Cuba a lo largo de más de un siglo. Si los cubanos estuvieron dispuestos a luchar por otros pueblos, antes y después de la revolución, ¿qué sentido hubiera tenido no aceptar la ayuda militar de la Unión Soviética, nación que liberó a gran parte del mundo de las tropas nazis?

Y en ese contexto histórico, cuando Cuba aceptó la solidaridad de la Unión Soviética, hay que mencionar tres documentos que caracterizan la política de principios de la Revolución:

El imperialismo norteamericano intentó aislar a Cuba del resto de los países del continente y poder agredirla desde el principio de la Revolución.

En agosto de 1960 se celebró la séptima reunión de consulta de los cancilleres de la OEA, donde se aprobó una resolución de carácter general que condenaba la intervención de una potencia extranjera en los asuntos de las Repúblicas americanas, en clara referencia a la ayuda que la Unión Soviética prestaba a Cuba. Se proclamaba que todos los Estados miembros de la OEA estaban obligados a someterse a la disciplina del Sistema Interamericano y a la carta de esa organización.

El 2 de septiembre de 1960, en la Plaza de la Revolución, en una multitudinaria manifestación, se acordó romper el acuerdo de ayuda militar entre Cuba y Estados Unidos y además establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. Se expresó que la ayuda soviética en caso de agresión extranjera debía tomarse como un acto de solidaridad que Cuba aceptaba y nunca como una intromisión. Defendía el derecho de los pueblos de luchar por su plena independencia nacional y señalaba lo inaceptable de las intervenciones norteamericanas en América Latina y condenaba la explotación del hombre por el hombre.

En la Octava Reunión de Consulta de la OEA, en Punta del Este, Uruguay (febrero de 1962) se excluyó a Cuba de la OEA, con la “tesis” de que “la adhesión de cualquier miembro de la OEA al marxismo–leninismo es incompatible con el sistema interamericano”. A la Octava Reunión en Punta del Este, Cuba respondió con la Segunda Declaración de La Habana.

En la Segunda Declaración de La Habana es importante destacar la siguiente afirmación:

“Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su revolución respondemos: las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos. Lo que Cuba puede dar a los pueblos, y lo ha dado ya, es su ejemplo...”.

El 3 de junio del 2009, luego de 47 años, la 39 Asamblea de la OEA derogó por unanimidad la exclusión de Cuba aprobada en 1962. La OEA, en Washington (julio de 1964) aplicó las siguientes medidas contra Cuba:

En la Declaración de Santiago de Cuba se expone:

Que el pueblo de Cuba advierte, además, que si no cesan los ataques piratas... así como el entrenamiento de mercenarios... el envío de agentes, armas y explosivos... el pueblo de Cuba se considerará con igual derecho a ayudar con los recursos a su alcance a los movimientos revolucionarios en todos aquellos países que practican semejante intromisión en los asuntos internos de nuestra Patria. (D'Estéfano, M., Galego, J., & Solana, M. C., 1994)

Si intentamos identificar los antecedentes de esta política de Fidel para relacionarse con el mundo, tenemos que acudir ante todo a José Martí.

Cuando Martí escribió sobre el equilibrio del mundo, no eran tan graves los daños que la sociedad del capital le hacía al planeta. Y por eso, al igual que Bolívar, pensó en Nuestra América, primero, buscando fortalezas en la unidad de nuestros pueblos; pero también, cuidándose de no negociar únicamente con un vecino poderoso y ambicioso.

Martí previó que Estados Unidos se proponía dominar a América Latina mediante el empleo de un arma más eficaz aún que la dominación política absoluta; la supremacía económica:

Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia; ni pide examen más claro y minucioso, que el convite de los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa y cerrar tratos con el resto del mundo. De la tiranía de España pudo salvarse la América española; y ahora después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia. (Martí, J., 1975)

Martí prefería el comercio menos desventajoso con Europa:

1. Porque los productos europeos son más baratos y mejor manufacturados.

2. Porque de esta forma se puede mantener un equilibrio necesario entre las grandes potencias imperialistas, de forma tal que la América Latina puede mantenerse en medio de estas contradicciones, sin caer en manos de Estados Unidos.

Por todo ello expresa Martí:

Quien dice unión económica dice unión política. El pueblo que compra manda. El pueblo que vende sirve. Hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, el que quiere salvarse vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de otro se convierte en influjo político...Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios... Ni uniones de América contra Europa, ni de Europa contra un pueblo de América. (Martí, J., 1975)

El vaticinio de Martí se cumplió, no se pudo evitar. La tarea histórica que heredó Fidel de Martí fue ahora más difícil, si se quiere. Aquel imperialismo que Martí conoció en “sus entrañas”, ya estaba en pleno desarrollo a escala mundial cuando Fidel inició su lucha. El monstruo parecía invencible desde una pequeña isla a 90 millas del coloso.

Si Fidel junto a su pueblo demostraba lo contrario; y hería a la fiera en su costado, haciéndole perder su joya del Caribe, ganaría el odio eterno del monstruo, y la estimación y confianza de su pueblo.

En plena Guerra Fría, cuando el temor al comunismo había penetrado en Cuba (época del macartismo) y el Ejército Rebelde había logrado la victoria sin ayuda alguna de la URSS y el PCUS; a cada golpe del gobierno de Estados Unidos a la Revolución, la URSS brindó su apoyo. Por supuesto que no se podía ser neutral, hubo que tomar partido. Cuando se practica una política de principios, se toma partido, aun cuando las consecuencias pueden resultar adversas. Pero en este caso la Revolución Cubana sobrevivió en momentos muy difíciles.

Hoy la unidad de los proletarios y los pueblos oprimidos es el gran problema a resolver por la teoría revolucionaria. La tarea es lograr crear un Sujeto Sur para el desarrollo a escala global.

Para Fidel, el mundo capitalista desarrollado tiene además una gran deuda histórica y moral con los países que quedaron atrasados económicamente. De nuestro sudor y nuestra sangre salieron las riquezas que financiaron su desarrollo. Ellos fueron los culpables de nuestro subdesarrollo económico, y esa deuda sí tiene que ser pagada. Hoy el presidente Biden criminaliza a los emigrantes de Centroamérica y México; sin ver cómo Estados Unidos ha sido el principal culpable de esa situación de pobreza y desesperación en esos países.

Fidel destacó la polarización entre el “Primer Mundo” y el “Tercer Mundo”; y cómo la hegemonía prácticamente incontestable que ejercieron los Estados Unidos dentro de esa parte del mundo desarrollado a la terminación del conflicto bélico (la Segunda Guerra Mundial) comenzó a variar en la década de 1950 con la recuperación y crecimiento que imprimieron los grandes consorcios industriales a las economías de Europa Occidental (sobre todo la RFA) y Japón. En la década de 1960, el proceso continuó acentuándose, para irrumpir en la de 1970 con el virtual establecimiento de tres centros de poder capitalista mundial: Estados Unidos –el más dominante-, la Comunidad Económica Europea y Japón. En otras palabras, claro que existen contradicciones inter imperialistas; pero el Norte alcanzó una unidad subordinada a Estados Unidos con el Plan Marshall y la OTAN; y con un Japón desarmado, pero con una inmensa base militar yanqui en Okinawa.

¿Puede esperar su desarrollo el Sur de la ayuda del Norte?

No ha sido el criterio de Fidel. Para este el Tercer Mundo no debe esperar sólo por impulsos externos procedentes de los países capitalistas desarrollados para salir de la grave crisis económica y social en que se halla sumido. Hoy se necesita como nunca antes de la cooperación internacional. Pero, coincidiendo con él, es en nuestra determinación y nuestras acciones enérgicas y unidas donde están la clave y la esperanza para transformar la agobiante situación actual.

Cuando en 1998 se produce el evento internacional Economía 98 en La Habana, Fidel propone iniciar los eventos de Globalización y Problemas del Desarrollo a partir de 1999; porque, precisamente los problemas globales ponían en peligro la vida en el planeta y hacían necesario el debate a escala global, con la participación de todas las escuelas de pensamiento y todas las instituciones internacionales que estuvieran dispuestas a una confrontación sensata. La participación de Fidel fue muy activa en esos primeros eventos.

En el año 2006 tiene lugar la salida del compañero Fidel de sus responsabilidades como gobernante por razones de salud, pero no cesó de trabajar su intelecto hasta su fallecimiento a finales de 2016.

Durante esos años mantuvo activa su inteligencia, su sed de saber y su vocación de servicio a Cuba y a los humanos de cualquier nacionalidad. Sus Reflexiones, publicadas en los medios de información en forma de breves notas, dan cuenta de la amplitud de su registro intelectual.

Muchas de las Reflexiones fueron dedicadas a insistir sobre la catástrofe ambiental que continúa incubándose, sin que las muchas reuniones internacionales aporten acuerdos definidos para detener la suicida carrera y sin que los gobiernos de los países que más contribuyen a acelerarla asuman sus responsabilidades.

Fidel Castro había hecho referencia en numerosas intervenciones al modelo consumista norteamericano -destructivo del medio ambiente- y que se exporta al resto del mundo. La conservación de este modelo consumista, que tiene como basamento el petróleo, encontró en los biocombustibles una nueva justificación económica, de espaldas a los intereses alimentarios de los pueblos.

Los llamados biocombustibles o agrocombustibles fueron objeto de un análisis crítico por representar un ejemplo de la capacidad del sistema capitalista transnacional para convertir los avances científicos en instrumentos de valorización del capital, antes que recursos para mejorar la vida de la especie. Esos agrocombustibles extraídos de cultivos comestibles como el maíz, la caña de azúcar, el aceite vegetal y otros, y transformados en combustibles para el consumo de automotores, significan una carga adicional sobre la crisis alimentaria, disminuyendo las tierras dedicadas a producir alimentos, estimulando la ocupación de nuevas tierras mediante la deforestación, y la expulsión de comunidades campesinas. Todo para satisfacer el consumo creciente de combustible en los países ricos y contribuir con más emisiones contaminantes.

El tema de la crisis volvió a entrar en escena. La escasez de liquidez y crédito en países con severas perturbaciones financieras permitió a Estados Unidos –vía absorción de capitales ajenos– contar con liquidez abundante: Gloria al billete verde, Dios de la Economía Casino. ¿Hasta cuándo este pilar de Estados Unidos –el dólar– sostendrá el sistema monetario mundial? La burbuja hipotecaria, con sus célebres “hipotecas subprime”, explota en agosto del 2007.

La crisis económica desatada en la economía de Estados Unidos en 2008 –con un preámbulo en 2007-, que arrastró al mercado inmobiliario registrando sucesos, desde la explosión de créditos chatarra hasta la quiebra de gigantes financieros como Lehman Brothers, expresó lo acertado del pronóstico sobre el estallido de otra crisis de mayor intensidad. La afanosa aplicación de programas de rescate de los especuladores entregándoles financiamiento concedido por el estado mediante procedimientos llamados de flexibilización cuantitativa, fue tratada desde diferentes ángulos en las Reflexiones.

Con los procesos de globalización neoliberal, las relaciones externas inciden de manera cada vez con más fuerza en el diseño de las políticas internas. Las disciplinas internacionales tienden a abarcar ámbitos cada vez más amplios. En lo económico inciden en las políticas fiscales y monetarias, en los impuestos y subsidios, en las condiciones de competencia, las prácticas laborales y los planes de promoción del desarrollo. En otras áreas abarcan campos tan diversos como el ámbito de competencia del Estado, la propiedad intelectual, la administración de justicia, la participación de la mujer, la preservación del ambiente, la gobernabilidad y la lucha contra la corrupción.

La crítica de Fidel Castro a la teoría y la política neoliberal merece un destaque especial. Muy temprano advirtió que esa corriente de pensamiento, en su esencia profundamente reaccionaria, es la teoría y la política que se adapta como anillo al dedo al capitalismo del mercado financiero desatado y al dominio del capital transnacional sobre las economías del Sur. Denunció también que la voracidad empresarial que incita, acelera la agresión al medio ambiente y exacerba las contradicciones que amenazan con hacer estallar una devastadora guerra nuclear.

Y si se incorpora el tema «naturaleza» asociado al capital, entonces salta a la vista la necesidad de un Sujeto Mundo para salvar al planeta. Los Estados del Norte han impuesto a los del Sur el «mercado medio ambiental» como supuesta solución a la protección ambiental. Así, la naturaleza se convierte en una forma de capital en el mercado de valores. Mediante el control de los Estados nacionales y sus políticas económicas, los Estados del Norte establecen el monopolio sobre todo tipo de recursos: el petróleo, la biodiversidad, el agua, así como las patentes.

El 12 de junio de 1992, Fidel Castro pronuncia un breve discurso en Río de Janeiro en que define y enriquece las ideas que defienden el equilibrio del mundo:

Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. (....) Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. (....) Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. (....) Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezaron a padecer. (.....) No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.” (Castro, F., 2007).

Conclusiones

En la mayoría de los trabajos científicos que identifican los problemas globales, no siempre se atribuyen sus causas a la dinámica del capital global. Los autores de esta obra destacan la concepción científica de Fidel Castro, cuando identifica el vínculo esencial entre la dinámica capitalista y el desarrollo de los problemas globales. Ello supone también considerar todos los intereses legítimos de la humanidad, pues con cierta lógica racional se puede aceptar la existencia de un “tercer mundo” a lo interno del “primer mundo”. Ello hace posible y necesaria la búsqueda de una alianza global, concebida con gran creatividad, pues sin ella no es posible acceder a todas las formas de lucha efectiva contra el capital global. Aquí reside en nuestro criterio un mérito indudable de este libro, que de cierta manera resulta un homenaje a nuestro líder histórico.

notas

1 Introducción realizada por el autor al libro titulado: El Mundo en Fidel ¿Dibujando nuevos paradigmas?, Editorial Universitaria Félix Varela, 2020, de los autores María Elena Álvarez Acosta y Abel Enrique González Santamaría.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Castro, F. (2000, April 14). Discurso pronunciado por el presidente del consejo de estado de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la sesión de clausura de la Cumbre Sur, Palacio de las Convenciones, La Habana, Cuba.

Castro, F. (2007). Discurso pronunciado en Rio de Janeiro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992. En El Diálogo de Civilizaciones (pp. 13-14). Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado.

D'Estéfano, M., Galego, J., & Solana, M. C. (1994). Fidel y el Tercer Mundo. Editorial Chinh Tri Quoc Gia.

Martí, J. (1975). Obras Completas (Vol. 6, p. 46). Editorial de Ciencias Sociales.

 

CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses.