La formación de la teoría china del Tianxia de las relaciones internacionales y su influencia bajo el gobierno de Xi Jinping

The formation of China's Tianxia theory of international relations and its
influence under the Xi Jinping government

Lic. Chatoulinh Sihaphom

Licenciado en Derecho. Maestrante de la maestría en Relaciones Internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, República Democrática Popular Lao. tou_77@hotmail.com 0009-0001-3178-013X

 

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8422903

Cómo citar (APA, séptima edición): Lic. Chatoulinh Sihaphom. (2023). La formación de la teoría china del Tianxia de las relaciones internacionales y su influencia bajo el gobierno de Xi Jinping. Política internacional, V (No. 4/2023), 206–212. https://doi.org/10.5281/zenodo.8422903

 

Recibido: 20 de julio de 2023

Aprobado: 10 de septiembre de 2023

 

RESUMEN En el ámbito de las Relaciones Internacionales se ha hecho énfasis en las distintas escuelas occidentales que han dominado en los estudios académicos y en la proyección de las naciones. Sin embargo, China ha desarrollado su propia escuela de pensamiento que se ha vinculado con otras teorías occidentales. Con el ascenso de este país como gran potencia y la llegada de Xi Jinping al poder, se ha fortalecido la visión del vínculo entre el marxismo y las tradicionales escuelas chinas, particularmente el sistema Tianxia. Esta teoría se ha convertido en un marco fundamental para la política exterior del gigante asíatico y su comprensión es esencial para entender su papel en el mundo actual. En este contexto, el presente artículo tiene como objetivo explicar la formación de la teoría china del Tianxia en las relaciones internacionales y su influencia bajo el liderazgo de Xi Jinping, Secretario General del Partido Comunista de China y presidente del país.

Palabras clave: teoría de las relaciones internacionales, China, Tianxia, marxismo

 

 

ABSTRACT In the traditional analysis of the theory of International Relations, constant reference is made to the different Western schools that have dominated not only in the various global academic studies, but also in the way most nations project themselves. However, Asian countries and particularly China have for many years developed their own school of thought that has been linked to other Western theories. With the current rise of China as a great power and especially since Xi Jinping became the general secretary of the Communist Party of China, the view of the link between Marxism and traditional Chinese schools, especially the Tianxia system, has been reinforced. In this sense, the article aims to explain the formation of the Chinese theory of Tianxia within international relations and its influence particularly under the government of the current Chinese party leader and also President Xi Jinping.

Keywords: Theory of International Relations, China, Tianxia, Marxism

 

 

INTRODUCCIÓN

Es cotidiano percibir referencias sobre las tradicionales escuelas de pensamiento dentro de la Teoría de las Relaciones Internacionales enmarcadas en la parte occidental del planeta. Pocas veces se hace referencia a cómo estas incidieron en la preparación de los estudiosos y profesionales vinculados a la conformación de política exterior de la mayoría de los Estados en el mundo. Sin embargo, se habla poco de la influencia de categorías, enfoques o teorías desarrolladas en naciones asiáticas o africanas, y particularmente en China, que por el tamaño geográfico y la dimensión como Estado nación que posee ejerce influencia creciente en el sistema de relaciones internacionales.

Es cierto que dentro de las escuelas que hicieron influencias en la propia China está el marxismo, que a la vez constituyó fuente inspiradora en el proceso de transformación como República Popular desde 1949 hasta la actualidad. Pero también es importante destacar que en el mismo proceso de confrontación socialista a partir de elementos divergentes entre la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y China, surgieron conceptos que comenzaron a modificarse. El gigante asiático, particularmente, ha tenido una tradición milenaria que le ha valido introducir y reintroducir elementos de su propia cultura y escuela.

Hoy China avanza como gran país que requiere de la conformación de una política exterior ajustada a las condiciones reales. A la vez, ante las nuevas circunstancias de confrontación con la principal potencia global, ha promulgado la necesidad de articular acciones concretas que permitan un ascenso pacífico de China sobre conceptos nuevos como “un mundo compartido de mutuo beneficio para la humanidad” o el de “mutuo beneficio”. Para ello ha desarrollado proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta u otros que a la vez condicionan un camino hacia un mundo más multipolar. China está comprometida con la construcción de un mundo más justo y equitativo, en el que el diálogo y la cooperación sean los pilares fundamentales para el desarrollo sostenible y el bienestar de toda la humanidad.

Todo ello parte de nuevos conceptos desde el ascenso del presidente Xi Jinping a la presidencia y dirección del Partido Comunista de China (PCCh), quien a su vez promovió un cambio de actitud dentro de la política exterior este país, más activa y asertiva en relación con sus antecesores. Ello llevó a la necesidad de reinstalar conceptos y teorías tradicionales chinas, mientras otras teorías aún están en el propio debate generado por los cambios.

En este sentido, el presente trabajo se propone exponer algunos elementos que conducen enfoques chinos sobre la teoría de las relaciones internacionales y su influencia en la conformación de la política exterior de esta nación.

DESARROLLO

Más allá y junto al debate que se desarrolla en el mundo académico y de pensamiento chino sobre la Teoría de las Relaciones Internacionales y la configuración y transformación del sistema internacional, el que se da sobre la política exterior de China en la actual coyuntura y ante su perspectiva de ascenso global es el debate que es objeto de análisis por Zhu Liqun en su trabajo China’s Foreign Policy Debates, en el que nos ofrece para ello un esquema de análisis basado en los conceptos de shi, identidad y estrategia, reflejando el estado de debate y los posicionamientos en torno a ellos (Montobbio, 2018: 240).

Se entiende Shi como configuración de poder, estado y tendencia de evolución del mundo, que sería hoy la paz, el desarrollo y la cooperación. Destaca el cambio de percepción de China respecto al sistema internacional, de la oposición y el aislamiento, al compromiso y la participación constructiva. Esto condiciona la identidad internacional del país, determinada por su progresiva integración en este, en la sociedad y la economía internacional, a partir de sus políticas de reforma y apertura, participando en el statu quo y asumiendo su responsabilidad y participación en su funcionamiento. Estrategia internacional del gigante asiático que afronta la disyuntiva entre concentrarse en el desarrollo y el incremento del bienestar de la población, o construir poder internacional y afirmarse como potencia. El debate sobre la política exterior de China ante su ascenso global presupone, por otro lado, y a su vez, el debate sobre su identidad global, que al tiempo que constituye expresión de este, lo relaciona con el debate sobre el Sistema Internacional y la Teoría de las Relaciones Internacionales (Montobbio, 2018: 240).

Las estructuras del pensamiento chino deben leerse desde la tradición clásica y contemporánea. En una sociedad (o civilización) milenaria, esta comprensión genera cuestiones metodológicas, antes que las conceptuales. Las bases confucianas en China han pervivido en los tiempos que corren, pero no de manera continua ni de forma lineal. A lo largo del tiempo, estas bases pasaron de ser una referencia en todos los rincones de las estructuras sociales a formar parte de un proceso de musealización y olvido en el periodo maoísta. No obstante, en la actualidad, muchas de las ideas y propuestas de esta filosofía tradicional china han salido del silencio y oscurantismo para cobrar fuerte presencia y relevancia en el discurso de los líderes del PCCH. Ahora bien, no se puede analizar los autores clásicos y contemporáneos de manera binaria-dicotómica, sino en el marco de una hibridez que busca deslegitimarse, según las coyunturas políticas de cada momento. Tampoco es posible entender los conceptos chinos de forma aislada, sino en un marco relacional, contextual y situado (Margueliche, 2019).

En este sentido debe entenderse que hay una recuperación de conceptos tradicionales y modernos dentro de la teorización china que han devenido en el discurso, no solo de su academia, sino incluso en la voz de algunos de los líderes chinos en la etapa del ascenso de Xi Jinping. Incluso, varias veces en su propia voz aparecen conceptos asociados a los enfoques teóricos asociados a la historia, donde se trata de articular de una manera diferente y original.

Para ello, es importante hacer referencia al Tianxia, que fue establecido en la Dinastía Zhou (1.046-256 a. C.) para garantizar la unidad en la diversidad de los pueblos de aquella época, lo que da lugar a una nueva relación, y asigna funciones para evitar los conflictos. Es en lo que hoy China se enfoca bajo el concepto de: “un mundo compartido de mutuo beneficio para la humanidad”. Por su parte, el líder Xi Jinping introdujo la noción de sueño chino. Aun cuando hay elementos hacia lo interno del país que sustenta este concepto, también se refiere a elementos de proyección externa, proponiéndose compartir estos beneficios al resto de los territorios fuera del país. Las nuevas políticas de Xi Jinping buscan escenarios extraterritoriales, comprometiendo a China y a su política exterior. El ejemplo más evidente de ello es la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), ya mencionada anteriormente, y que se produce poco después del ascenso de Xi Jinping en 2013. La IFR aparece como un claro exponente material de la política exterior de China que permite llevar los conceptos antes mencionados a un diálogo contextualizado y situado.

En la actualidad, el concepto de Tianxia es también recuperado por el autor Zhao Tingyang (2009), quien, sin embargo, no desarrolla sus investigaciones estrictamente en el marco de las relaciones internacionales. Zhao se ocupa de la filosofía política en la Academia China de Ciencias Sociales, pero es considerado como un pensador relevante en el marco de las teorías chinas de las relaciones internacionales. Toma como base de su análisis la idea del sistema-mundo basado en el Tianxia, que ha sido un elemento relevante de investigación también en la teoría de otros autores, como Yan Xuetong, y premisa metodológica para Qin Yaqing (Staiano & Bordazar, 2017).

El Tianxia, pensado como un sistema internacional, es, primeramente, un intento de regulación política del conjunto de la humanidad. Este requiere de una jerarquía y una autoridad moral para la construcción de un mundo armonioso (Montobbio, 2017) y, por supuesto, de la aprobación de las otras naciones. El Tianxia es una idea retomada por los think tanks contemporáneos chinos a través de los laboratorios de pensamiento o institutos de investigación. Algunos autores lo definen como una estructura que vincula el orden cosmológico con la política, a través de una institución supranacional con características particulares que la diferencian del supranacionalismo occidental. El Tianxia está claramente influenciado por nociones confucionistas, que buscan exportarse fuera de la frontera del gigante asiático. Sin embargo, la propuesta del Tianxia, de la mano de los postulados de Zhao Tingyang, debe superar la instancia teórica para mostrar su efectividad material en el contexto global. Asimismo, ha de desafiar los propios obstáculos que puede enfrentar el gobierno chino. El interrogante gira en torno a si China podrá sostener los desafíos multidimensionales que le demanda el sistema internacional actual en el marco filosófico que propone el Tianxia, así como, si estas propuestas podrán ingresar en los territorios y lograr legitimarse (Cruz, 2019: 34).

Es importante entender que el proceso de ascenso chino bajo la conducción de Xi Jinping ha estado vinculado a recomponer los valores tradicionales del país y, con ello, las propias escuelas de pensamiento. En las tres décadas anteriores a 2013, la investigación china en materia de relaciones internacionales siguió en gran medida el modelo estadounidense y sus tres teorías dominantes en el ámbito de las relaciones internacionales, a saber: el realismo, el liberalismo y el constructivismo. A finales de la década de 2000, la mayor parte de la investigación mantenía dichas teorías estadounidenses de las relaciones internacionales como base de su marco analítico (Qin & Yan, 2013: 4).

Quizás también por ese cambio de proyección externa de China, sustentado en estos valores, especialmente con un enfoque más nacionalista, haya asentado preocupaciones al interior de Estados Unidos y otros actores. A la vez, generó desafíos que en el futuro con los nuevos enfoques conducirán a acelerar la competencia con la principal potencia global. No es casual que ya en el segundo mandato de Barack Obama, y las presidencias de Donald Trump y la actual de Joe Biden, se perciban mayores preocupaciones por el ascenso chino y promuevan una mayor confrontación con el gigante asiático. En cambio, el enfoque del ascenso chino y su proyección externa se aborda en otro sentido.

La dialéctica china entiende la metarrelación del yin y yang como fundamentalmente armoniosa, la interacción entre yin y yang es el proceso de armonización, y la armonía se logra a través del Zhongyong o «vía mutuamente inclusiva». Su relevancia para el estudio de las relaciones internacionales es que permite una comprensión fundamental de la cooperación y el conflicto entre actores. La dialéctica china no asume la no existencia de conflicto. Por el contrario, considera el conflicto como un eslabón hacia la armonía como forma suprema de vida. La utilización de la dialéctica china puede brindar una explicación alternativa de las relaciones entre actores de diferentes contextos culturales y civilizaciones en la sociedad global. La teoría occidental de las relaciones internacionales considera a menudo la naturaleza conflictiva de los opuestos. Basándose más en la dialéctica de conflicto conformada a partir de Hegel, la teoría occidental de las relaciones internacionales tiende a hacer hincapié en la naturaleza conflictiva de la política mundial, en la que tesis y antítesis evolucionan hacia una nueva síntesis, gracias a una interacción conflictual. El realismo sitúa el conflicto en el centro de las relaciones internacionales, visto bajo el prisma del estado natural Hobbessiano y el institucionalismo liberal, aceptando la tendencia al conflicto y la anarquía del sistema internacional y cómo este se contiene mediante el establecimiento y la implantación de reglas internacionales (Qin & Yan, 2013: 10).

China quiere alcanzar un estatus de país desarrollado para 2049. Su objetivo es alcanzar el rejuvenecimiento de la nación y el sueño chino (propuesto en 2013: lograr una China fuerte, civilizada, armoniosa y hermosa). China quiere recuperar el lugar que tenía antes de su forzada apertura al mundo a mediados del siglo XIX. Durante la mayor parte de los últimos 2000 años, China fue la economía más grande y avanzada del mundo, incluso justo antes de su apertura forzosa con la Guerra del Opio de 1839-1840. China quiere tener una mayor voz en los asuntos internacionales. Le gustaría aportar más al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional, pero EE. UU. no lo permitirá (ya que esto significará una mayor voz de China en esas organizaciones, con la correspondiente disminución de la influencia de EE. UU.) (Aquino, 2022)

En todo caso, China está creando mecanismos para tener una mayor presencia financiera en el mundo, para aprovechar mejor sus enormes reservas internacionales, y (a través de instituciones como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el Nuevo Banco de Desarrollo, el Fondo de la Ruta de la Seda), etc., participar en la financiación del desarrollo y la infraestructura de los países en desarrollo. Tiene planes para mejorar su estructura industrial y hacerla menos dependiente de la tecnología extranjera, como el Plan Made in China 2025 (anunciado en 2015), y con su Iniciativa de la Franja y la Ruta, IFR (anunciada en 2013, con cinco áreas prioritarias de cooperación: coordinación de políticas, conectividad de infraestructura, facilitación del comercio, cooperación financiera, y de intercambio pueblo a pueblo) busca aumentar su influencia en el mundo (Aquino, 2022)

El sistema Tianxia aparece sistemáticamente en los análisis del comportamiento internacional de China como potencia global. Según Zhao Tingyang, impulsor de esta teorización, el Tianxia es la mejor filosofía para la gobernanza mundial, presentándola como un concepto, más que como una teoría de las relaciones internacionales (Zhao, 2006). China busca acercar a los países en desarrollo, como es el caso de América Latina y el Caribe, a una reinterpretación del orden concéntrico, propio del sistema Tianxia, en el que la relación entre orden, amistad y beneficio mutuo y jerarquía se materializa en la narrativa del “sueño chino”, los planes de cooperación y la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Las relaciones internacionales convencionales no explican cómo piensa y se comporta una China en ascenso en la política internacional, sino que produce ciertas imágenes internacionales de una China en ascenso que racionaliza los entendimientos occidentales y justifica sus políticas. […] bajo el manto de la producción objetiva de conocimiento científico, refleja así la identidad y los intereses de Occidente, específicamente del mundo angloamericano, al alentar a sus académicos a excluir los sistemas de pensamiento no occidentales y utilizar sus perspectivas teóricas para justificar y perpetuar la hegemonía occidental (Cho y Hwang, 2020, 181-182).

Yan (2014) advierte que, con la llegada de Xi Jinping al poder, China ha ajustado su política exterior hacia la “búsqueda de logros”, estrategia que sería la más adecuada para lograr la meta del rejuvenecimiento nacional, considerando que: una potencia en ascenso no puede acumular su credibilidad estratégica global sin brindar protección de seguridad y los beneficios económicos de otras naciones, especialmente sus vecinos. Mientras que el KLP (keeping a low profile), que mantiene un perfil bajo, se centra exclusivamente en el desarrollo económico de China a través de la cooperación económica, la estrategia SFA (striving for achievement), que se esfuerza por alcanzar logros, tiene como objetivo hacer más amigos y permitir que otros se beneficien del crecimiento de China (Yan, 2014, 160).

Aun cuando este tema se ha tratado de rescatar, y muchos autores manifiestan el análisis en torno a ello, es importante destacar que debido a la ambigüedad del Tianxia, algunos autores han identificado enfoques de otros pensadores que constituyen los ejes del pensamiento chino en materia de relaciones internacionales; a saber, la teoría relacional de Qin Yaqing (2016) y el realismo moral de Yan Yuetong entre otros. Estos autores comparten una visión idealista basada en la identidad, historia y cultura de China, donde la naturaleza humana es apacible y, por lo tanto, los Estados deben cooperar y beneficiarse mutuamente para alcanzar una gobernanza global tendiente a la paz y que evite el conflicto.

Qin Yaqing, por su parte, defiende la viabilidad de una “Escuela China de Relaciones Internacionales” y propone la relacionalidad como condicionante de las interacciones entre Estados, lo cual corresponde a la forma en que comunidades culturales confucianas armonizan entre sí. Entendiendo el mundo como un universo de interrelaciones, los actores solo pueden ser tales, con una identidad específica, en el marco de relaciones que los moldean. Así, el análisis de la política mundial debería centrarse en esas relaciones en vez de abordar a los Estados como entidades independientes y racionales, pues estos reproducen sus identidades y redefinen sus roles constantemente (Qin, 2016).

Sin embargo, autores como el intelectual chino Yan Xuetong rechaza la idea de una Escuela China de Relaciones Internacionales, así como la validez teórica y empírica del sistema Tianxia, pues, según argumenta, la teoría de las relaciones internacionales debe tener aplicabilidad universal a otros casos de estudio. Por otro lado, los trabajos sobre Relaciones Internacionales en China son demasiado variados para articularse en una escuela única. Ello, no obstante, es la apreciación de uno de los autores cuando hay un desarrollo cada vez mayor del pensamiento chino en función de la proyección externa de esta gran nación, que sin dudas en la actual era ha predominado un enfoque más asertivo en cuanto a acciones en el marco de las relaciones internacionales.

Hablar de China y su actuar dentro de la escena internacional conlleva la comprensión de un legado histórico, por ello la importancia del Sistema Tianxia como concepto de la China Milenaria, que es retomado por los tanques pensantes chinos, y además como parte de la estrategia a seguir por el Partido Comunista Chino (PCCH).

En ese sentido también se puede ubicar al Tianxia como una vertiente del sinocentrismo hacia las relaciones internacionales. Respecto a este tipo de teoría dentro de las relaciones internacionales, es importante señalar algunos elementos como la clara vinculación entre el Confucianismo y el Tianxia, como una reinterpretación del mismo. Sin embargo, las divergencias entre el Marxismo y el Tianxia se enfatizan en la cuestión relativa a la ausencia del conflicto, debido a la manera en que se percibe al ser humano. En el Marxismo ante la existencia de la diferencia de clases sociales, hay conflictos sociales que deben resolverse. La principal diferencia entre el Liberalismo y el Tianxia radica en que uno pone al centro al ser humano como individuo, mientras que el otro sitúa al ser humano como parte de una comunidad. Otro punto importante es la “universalidad” con la que se ha construido la manera en la que se estudia y se explican los fenómenos sociales.

CONCLUSIONES

Si bien, el estudio de la teoría de las relaciones internacionales está predominantemente enfocada y dominada por las escuelas de pensamiento occidentales, no se puede dejar de tener en cuenta que aun con el predominio del Marxismo en China, existen también otras corrientes nacionales que, con el ascenso de China en el sistema internacional, se están mostrando con mayor fuerza.

Desde la visión de las relaciones internacionales chinas se puede identificar un contraste con la posición occidental, que plantea el término de internacionalidad, estableciendo dentro de la política exterior china el concepto de mundialidad, que a su vez es eje del sistema Tianxia y de la teoría del Tercer Mundo, y que a su vez se encuentra arraigado a lo que plantea China en su visión hacia las naciones subdesarrolladas.

Indudablemente, desde el ascenso de Xi Jinping a la dirección del país, la proyección externa china ha sido más activa a nivel internacional, con un enfoque más nacionalista. En ese sentido, se rescata el pensamiento milenario, desde las tradiciones de Confucio, hasta destacados intelectuales contemporáneos que enfocan el pensamiento en el sistema del Tianxia en el que prevalece que todas las naciones se encuentran bajo el mismo cielo. En este sentido, es que entonces surgieron términos que hoy se escuchan cotidianamente, como “un mundo compartido de mutuo beneficio para toda la humanidad”, “sueño chino”, entre otros.

La práctica china bajo esté enfoque está demostrando un ascenso en diferentes planos y a la vez una posición más activa con proyectos concretos, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta y otros procesos que se enfocan en el enfoque compartido. Aun así, se destaca la existencia también de otras corrientes autóctonas más allá del Tianxia al interior de China, a la vez que subsisten también persisten influencias de escuelas occidentales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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bibliografía

Rodríguez Hernández L. E. (2022). Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales. Editorial Félix Varela. ISBN 978-959-07-2490-9. La Habana, Cuba.

 

CONFLICTO DE INTERESES

El autor declara que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.