Breve análisis de la economía japonesa en el contexto de la pandemia de la Covid-19 (2019-2022)

A brief analysis of the Japanese economy in the context of the Covid-19 pandemic (2019-2022)

Lic. Jocelyne Cabañas González*

Licenciada en Relaciones Internacionales. Especialista del Ministerio de Relaciones Exteriores, La Habana, Cuba. jocelynecabanas@gmail.com 0000-0002-6578-9183

Lic. Ana María Ortega Báez

Licenciada en Relaciones Internacionales. Especialista del Ministerio de Relaciones Exteriores, La Habana, Cuba. proyectocarpediem777@gmail.com 0009-0006-3600-1912

*Autora para la correspondencia: jocelynecabanas@gmail.com

 

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8422771

Cómo citar (APA, séptima edición): Lic. Jocelyne Cabañas González, & Lic. Ana María Ortega Báez. (2023). Breve análisis de la economía japonesa en el contexto de la pandemia de la Covid-19 (2019-2022). Política internacional, V (No. 4/2023), 46–57. https://doi.org/10.5281/zenodo.8422771

 

Recibido: 30 de agosto de 2023

Aprobado: 26 de septiembre de 2023

 

 

RESUMEN En el contexto de la pandemia de la Covid-19, Japón ha visto afectado su consumo interno y sus exportaciones de servicios, lo que ha generado una caída en varios de sus principales indicadores macroeconómicos. Ante esta situación, el primer ministro Fumio Kishida ha impulsado la estrategia del "nuevo capitalismo", que busca sostener el desarrollo sostenible y los niveles de competitividad del país. Esta estrategia se basa en las características culturales, históricas y geopolíticas de Japón y busca desarrollar un capitalismo diferente al existente. En este sentido, el artículo analiza la implementación de esta estrategia durante el período 2019-2022, en el contexto de la pandemia de la Covid-19.

Palabras claves: Exportación, Importación, Capitalismo, Economía, Abenomics, Covid-19

 

 

ABSTRACT In the context of the COVID-19 pandemic, Japan's domestic consumption and service exports have been affected, leading to a fall in several of its main macroeconomic indicators. In this situation, Prime Minister Fumio Kishida has promoted the "new capitalism" strategy, which seeks to sustain the country's sustainable development and competitiveness levels. This strategy is based on Japan's cultural, historical, and geopolitical characteristics and tries to develop a capitalism different from the existing one. In this sense, the article analyzes the implementation of this strategy during the period 2019-2022 in the context of the Covid-19 pandemic.

Keywords: Export, Import, Capitalism, Economy, Abenomics, Covid-19

 

 

INTRODUCCIÓN

La pandemia de la Covid-19 ha tenido un impacto global, afectando la economía, la política y la sociedad de muchos países. En el caso de Japón, esta crisis sanitaria ha generado una serie de desafíos, sacudiendo los cimientos de la política y la economía nipona. Además, ha afectado significativamente el consumo interno, que representa más del 50% del PIB, así como las exportaciones de servicios. Estos factores han tenido un impacto negativo en el desempeño económico del país.

En los últimos cuatro años, desde el comienzo de la era Reiwa en Japón1, el país ha visto suceder a tres primeros ministros. Ante una aparente inestabilidad, Fumio Kishida llegó al poder en noviembre de 2021, con las promesas de campaña de introducir una nueva estrategia económica, tomar medidas más drásticas contra la pandemia y liderar la lucha contra las armas nucleares, entre otros temas.

La estrategia del "nuevo capitalismo" japonés llegó en un contexto nacional e internacional complejo. Por una parte, las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 en la economía y el comercio internacional, la crisis en Ucrania que ha encarecido los precios de servicios básicos y materias primas, y la situación económica interna nipona, que necesita un cambio de estrategia para sostener su desarrollo y niveles de competitividad. Estos han sido algunos de los factores condicionantes de una versión del capitalismo ajustada a las características de Japón.

Este país se presenta como un Estado defensor de la libertad de comercio e inversión, que promueve la libertad de navegación y la no proliferación nuclear, así como el arreglo pacífico de las controversias. A diferencia del liberalismo europeo, que promulga la libertad individual y la maximización de ganancias personales, bases teóricas del individualismo, la tradición confuciana defendida por Japón se basa en el sentido colectivo y la responsabilidad social de tipo moral, como pilares ideológicos de la economía industrial japonesa. De esta manera, se debe analizar esta estrategia económica sobre la base de las características culturales, históricas y geopolíticas de Japón, que pretende implementar un modelo de desarrollo capitalista diferente al occidental.

La introducción del concepto del "nuevo capitalismo" por Kishida genera la duda de si pudiera aparecer un nuevo debate epistemológico en la teoría de las relaciones internacionales, si es parte del discurso político de un gobierno que intenta perpetuarse en el poder, o si solo es una estrategia económica para garantizar la estabilidad de una de las primeras economías mundiales.

Con el inicio de la pandemia de la Covid-19, Japón fue uno de los primeros países a nivel mundial en limitar la entrada de extranjeros, limitar la movilidad y la apertura de locales recreativos y de concentración de personas. De igual manera fue uno de los últimos, incluso entre sus aliados del G-7, en abrir nuevamente las fronteras. Esta política restrictiva, unida a la crisis comercial mundial y la situación en Ucrania, contribuyó a la bancarrota de empresas, la depreciación del yen, la inflación y el aumento de los precios de los servicios básicos como el agua, la luz, el gas, al igual que alimentos de la canasta básica.

En tal sentido, el presente trabajo tiene como objetivo estudiar estas interrogantes a partir del análisis de la economía japonesa en el contexto de la Covid-19 (2019-2022). Para ello, se propone como objetivos específicos, por una parte, explicar la evolución de la política económica de Japón desde la post guerra hasta la Era Reiwa, examinar los principales indicadores macroeconómicos de la economía japonesa y exponer las características fundamentales de la estrategia del "nuevo capitalismo" impulsada por el primer ministro japonés Fumio Kishida.

DESARROLLO

I. Evolución de la política económica en Japón desde la segunda post guerra hasta la Era Reiwa

A partir de la Segunda Guerra Mundial, Japón alcanzó un dinámico desempeño económico que lo posicionó como segunda economía mundial, después de Estados Unidos, y tercera a partir del siglo XXI tras el ascenso de China.

El particular desempeño japonés tiene sus antecedentes en los diferentes reinos y las características de sus estados feudales, la apertura de la Era Meiji en 1868 y las alianzas entre el estado y grupos empresariales (Zaibatsu)2 con el objetivo de insertar la economía japonesa en el mercado internacional durante el siglo XIX.

La tendencia expansionista de Japón entre los siglos XIX y XX, y su afán por el militarismo como medio para alcanzar nuevos mercados en la región, conllevó a que se desplazara a la agricultura como principal sector económico en el feudalismo y alcanzara un alto nivel de industrialización durante el capitalismo.

Japón, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, se vio obligado a ceder importantes territorios, que habían sido apropiados por vías militares. Además, su capacidad productiva se vio seriamente afectada, llegando a producir únicamente un 30% de lo que había producido diez años antes (Ohno, 2006).

Aunque la situación nipona era compleja, la reconstrucción económica del país tuvo el acompañamiento del mando aliado. EE.UU. le proporcionó protección militar y apoyo económico, así como una reinserción privilegiada en el sistema financiero internacional. En este sentido, el principal propósito de las fuerzas estadounidenses fue asegurar la desmilitarización de Japón a nivel constitucional y garantizarse un aliado necesario en la región. Es por ello que el gobierno lanzó una ofensiva económica para fomentar el desarrollo del país, al estar las cuestiones de seguridad a cargo de EE.UU.

Para su protector, tanto los grandes grupos empresariales como las grandes empresas comerciales eran los culpables del militarismo japonés, viéndolos como un obstáculo para la “democratización” del país. De esta manera, los Zaibatsu fueron desarticulados, constituyéndose en su lugar empresas independientes, lo que conllevó a una mayor competencia económica.

Japón se benefició del sistema capitalista mundial de post guerra impulsado por EE.UU. Entre las décadas de 1950-1970, surgió el fenómeno catalogado como el "milagro japonés", caracterizado por el acelerado despegue económico, alta estabilidad e industrialización. Entre 1946 y 1973, el índice de crecimiento económico alcanzó un promedio de 9,3%, llegando hasta el 11% en la década del 60 (Briceño, 2013).

A la par de la bonanza económica de Japón a lo interno, el contexto internacional también fue favorable para el país en diversos aspectos. Por una parte, el inicio de la Guerra Fría condujo a EE.UU. a utilizar el potencial industrial nipón para fortalecer su posición militar frente a la Unión Soviética. Es así como Japón se convirtió en la gran “despensa industrial” de Asia para EE.UU. (Collantes, 2008).

Por otra parte, EE. UU abrió sus mercados a las exportaciones industriales de Japón y permitió una política de protección gubernamental frente a las empresas extranjeras. Lo anterior se tradujo en un significativo aumento de las exportaciones de Japón y en un creciente déficit comercial de Estados Unidos con este.

A pesar del “milagro económico” japonés, desde los años 80 hasta el inicio de la Era Reiwa, en 2019, el país ha atravesado largos periodos con muy bajos niveles de crecimiento económico, y diversas coyunturas negativas, como la crisis financiera asiática de 1997, la crisis financiera internacional de 2008, las nefastas consecuencias del accidente de Fukushima en 2011 y el inicio de la pandemia de Covid-19.

Luego del fatídico accidente nuclear en Fukushima, el segundo mayor desastre nuclear en la historia del siglo XX, -conocido también como el triple desastre del 2011-, Japón debió atravesar importantes transformaciones económicas bajo el gobierno de Shinzo Abe (2012-2020), con el objetivo de reimpulsar la economía y fortalecer su presencia en la región y a nivel internacional.

La estrategia económica del primer ministro Abe encontró su apoyo en el plano geopolítico con la iniciativa del Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP, en sus siglas en inglés), expuesta en 2016, y continuada por sus sucesores, Yoshihide Suga (2020-2021) y Fumio Kishida. Esta proyección pretende combinar el reforzamiento de las cuestiones de seguridad como garantía de la estabilidad económica.

En el ámbito económico, se acometieron profundas transformaciones, conocidas como abenomics, derivadas del nombre de su principal promotor, que tuvieron su origen en la necesidad de garantizar un crecimiento económico estable y competitivo frente a otros actores de la región, pero también dirigido a la política interna y externa del país. Este plan contempló una serie de medidas monetarias y fiscales, junto a reformas estructurales, así como pretendía aumentar la circulación monetaria y la estimulación de las exportaciones. En el ámbito fiscal, se inyectaron unos 10.3 billones de yenes para dinamizar el crecimiento económico, mediante la ejecución de obras públicas. Por último, se intentó aumentar la productividad de los servicios y la agricultura, tradicionalmente sobreprotegidos por la política económica nacional. Asimismo, se incentivó el consumo interno, se promovió la inversión privada y se abrió el país a los tratados multilaterales de libre comercio (Senra, 2020).

En este contexto de importantes cambios económicos, la pandemia de la COVID-19 irrumpió en el escenario global, generando una crisis sanitaria y económica sin precedentes. Ante esta situación, las autoridades japonesas implementaron medidas para mitigar sus efectos negativos, como la implementación de paquetes de estímulo y la compra de activos financieros. Además, el Banco Central de Japón mantuvo la tasa de interés de referencia en -0.1% (Senra, 2020).

De igual forma, la administración de Abe inyectó en 2020 un paquete de estímulo por el valor de 193 mil millones de dólares y unos 4 mil 100 millones de dólares para socorrer a las pequeñas y medianas empresas (Yakışan, 2021). Su sucesor, el primer ministro Suga, impulsó similar iniciativa de recuperación económica, por un monto de 708 mil millones de dólares y 14 400 millones de dólares, con el fin de respaldar a restaurantes afectados por las medidas impuestas en el contexto de la pandemia (Santander Trade, 2021).

Junto a los retos que impuso la pandemia del coronavirus a la economía japonesa, se sumó la creciente deuda pública del país, la inflación, la devaluación de la moneda y el acelerado envejecimiento poblacional con la consecuente disminución de la fuerza laboral y el aumento de gastos en pensiones. De ahí que, para lograr un crecimiento sostenible y mantener la estabilidad del país, resulte vital la introducción de políticas económicas.

Ante esta situación, el primer ministro Fumio Kishido ha propuesto una estrategia de "nuevo capitalismo japonés" que pretende salvar al país. Esta se enfoca en mantener políticas fiscales, y en buscar un modelo económico más equilibrado en la distribución de la riqueza. Para lograrlo, se ha comprometido a elevar los salarios de la clase media para impulsar la demanda interna y aumentar el empleo, sin afectar los impuestos de los más adinerados. Con esto, se espera promover un crecimiento económico sostenible a largo plazo y mejorar la calidad de vida de la población. Es importante destacar que esta propuesta se alinea con las intenciones del gobierno anterior, liderado por Abe y Suga, de mantener políticas fiscales en medio de la crisis.

II. Indicadores macroeconómicos de la economía japonesa (2019-2022)

El comercio y las finanzas internacionales de Japón en el período 2019-2022 sufrió inevitablemente el impacto negativo de la pandemia de la Covid-19 sobre los principales indicadores macroeconómicos del país. Como se explicó previamente, la economía japonesa es muy dependiente de las exportaciones y de la demanda interna, apreciándose en el período una caída drástica de estos indicadores. Por ejemplo, en 2020 se registró una contracción de 4.8 % de su producto interno bruto (PIB) (CAO, 2021). Por su parte, la exportación de bienes y servicios de Japón representó el 15.6 % de su PIB en 2020, (Ver Fig. 1) frente a un 18,4% en 2021 (Banco Mundial, 2023).

La evolución de estos indicadores durante el periodo comenzó también a mostrar gradualmente una recuperación, retomando valores previos a la pandemia. Por su parte, en 2021, las importaciones aumentaron en un 24,3%, de manera significativa en el sector del petróleo, el gas natural licuado, en metales no ferrosos, y en la industria farmacéutica, ocasionado también por el aumento de los precios de los recursos y a la debilidad del yen.

Se debe resaltar, de manera particular, que el gas licuado es el principal recurso que Japón importa de Rusia, mientras que exporta a esta vehículos y maquinarias de construcción. En el contexto del conflicto en Ucrania, Japón, como otros países que impusieron sanciones a Rusia, ha tenido que sufrir afectaciones serias en la importación de este recurso durante el 2022. Como resultado, la balanza comercial de Japón en 2021 registró un déficit de 1,47 billones de yenes (Nippon, 2022).

Fig. No. 1 Exportaciones de bienes y servicios de Japón (% del PIB)

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Desde 1970 hasta la fecha, Japón ha mostrado una tendencia al superávit en su balanza de pagos (Ver Fig. No. 2), con breves periodos deficitarios (Banco Mundial, 2021). No obstante, el alza en los precios de los recursos y servicios produjo que el país registrara un déficit comercial por primera vez en dos años (Nippon, 2022).

En este contexto, la cuenta financiera de Japón registró una disminución de la capacidad de financiación neta en 9.5 billones de yenes (86 450 millones de dólares), debido principalmente a un descenso de los préstamos en concepto de inversiones directas. Las reservas disminuyeron de un año a otro en 1.6 billones de yenes (14 560 millones de dólares), de 2.8 a 1.2 billones de yenes (BOJ, 2021).

En el año 2022, los principales socios comerciales de Japón en cuanto a productos exportados e importados fueron China y Estados Unidos, así como otros países de Asia y Medio Oriente (Santander Trade, 2021). Resulta interesante destacar que, a pesar de los esfuerzos internacionales por contener a China, este país se mantiene como uno de los principales socios comerciales de Japón, lo que refleja una cierta dependencia. Los bienes de exportación más importantes fueron equipos de transporte, maquinaria pesada, maquinaria eléctrica, productos químicos y bienes manufacturados (BOJ, 2021).

Por sectores, la agricultura representa el 1,2 % del PIB. La industria, altamente diversificada y competitiva, constituye el 29,1 %. Dentro de esta última, destaca la producción de automóviles; productos electrónicos, robóticos, biotecnológicos; nanotecnología y energía renovable. Sin embargo, el sector de mayor dinamismo en los últimos años es el de los servicios, el cual ocupa el 69,3 % del PIB. Ahí sobresalen la banca, los seguros, el turismo, el transporte y las telecomunicaciones, etc (Santander Trade, 2021).

Además, mediante la firma de múltiples acuerdos comerciales de libre comercio3, Japón ha disminuido paulatinamente la imposición de barreras arancelarias, incluyendo el sector de los servicios y la agricultura, que han sido tradicionalmente más protegidos. Con ello manifiesta una mayor tendencia al librecambismo en el diseño de su política comercial, encaminada a maximizar los beneficios de las ventajas comparativas del comercio internacional.

Fig. No. 2 Evolución del saldo de la balanza de pagos de Japón.

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Fig. No. 3 Principales socios comerciales de Japón en 2022.

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Sin embargo, continúan existiendo importantes barreras no arancelarias que dificultan la exportación de terceros países hacia Japón, como son la demostración de experiencia previa que avalen el producto o servicio propuesto, con lo que limita la entrada de nuevos inversores; regulaciones nacionales que en la práctica priorizan los productos nacionales y discriminan a los extranjeros; dominio de las compañías nacionales sobre el mercado local, lo que impide la entrada de nuevos negocios fuera del círculo tradicional; carteles informales y formales; así como el aspecto cultural, las relaciones personales, la barrera idiomática y el rechazo a romper o modificar las relaciones de negocios existentes (International Trade Administration, 2020).

Igualmente, Japón otorga cuotas de mercado a determinados productos pesqueros con el propósito de proteger a ese sector de la economía nacional, similar medida aplica a los calzados y otros productos de piel. La importación de estas mercancías más allá de lo pactado está sujeto a mayores cuotas arancelarias. Existen también restricciones especiales para la importación de armas y explosivos, cuyos fines bélicos están prohibidos en su constitución (Moran et al, 2020).

Otras barreras no arancelarias están vinculadas con certificados de productos, etiquetados y normas para el empaquetado. Persisten también rigurosos controles fitosanitarios y zoosanitarios para productos agrícolas, animales y plantas.

Por otra parte, el porciento de Inversión Extranjera Directa (IED), disminuyó de 1,2% en 2020 a 0,6% en 2021 (Banco Mundial, 2022a). Debe señalarse que la IED que recibe Japón es relativamente baja, en comparación con otros países desarrollados (Ver Fig. No. 4). Sin embargo, es reconocida la versatilidad nipona para promover IED en el exterior, resultado de su mayoritario superávit comercial y en consecuencia la necesidad de invertir allende sus fronteras para la reproducción de esos capitales. Entre las principales barreras de Japón para la IED de terceros países se encuentran los elevados impuestos (antes de la COVID), la barrera idiomática y políticas de empleo restrictivas.

De interés ha sido el comportamiento del mercado bursátil japonés, el cual pareciera no haber sido afectado por la pandemia. Como observa Senra Hodelín (2020), el Nikkei 225 (principal índice de la bolsa de Tokio) se contrajo en marzo del 2020 y a partir de abril de ese mismo año mostró signos de recuperación al sobrepasar incluso los niveles anteriores a la pandemia. Téngase en cuenta que para ese entonces se percibieron los mayores efectos de la Covid-19 a nivel nacional e internacional.

 

Fig. No. 4. Entrada neta de Inversión Extranjera Directa en Japón (% del PIB).

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Por tanto, la economía japonesa debió enfrentar diversos desafíos en los últimos años. Estos factores, sumados a las consecuencias de la pandemia, llevaron al gobierno a buscar alternativas económicas. En este contexto, surge la estrategia del primer ministro Fumio Kishida del "nuevo capitalismo japonés". Sin embargo, no se puede atribuir la situación actual únicamente a la pandemia, ya que la economía nipona ya venía enfrentando problemas como el envejecimiento poblacional, una creciente deuda pública, inflación y devaluación de la moneda y la disminución de la fuerza laboral. Expertos han destacado la importancia de implementar políticas innovadoras para lograr un crecimiento sostenible en Japón.

III. Estrategia del "nuevo capitalismo japonés" de Fumio Kishida

En noviembre de 2021, Fumio Kishida asumió como primer ministro con una característica distintiva: es el único líder japonés desde la Segunda Guerra Mundial con conocimientos financieros especializados. De 1982 a 1987 trabajó en un banco que apoyaba la recuperación de empresas, siendo testigo del quiebre de gran cantidad de empresas. También trabajó en asesoramiento para promover la restructuración corporativa. Comparte con el gobierno anterior la intención de mantener políticas fiscales atractivas, y ha expresado el propósito de perseguir un modelo económico con mayor equilibrio en la distribución de la riqueza.

"Nuevo capitalismo" fue el lema de campaña de Fumio Kishida, que le garantizó la victoria luego de que Yoshihide Suga renunciara, a finales de 2021. Su objetivo de campaña entre sus electores y partidarios fue de mostrarse capaz de garantizar un sólido crecimiento de la economía japonesa con sus propuestas económicas. En términos básicos, según sus propias palabras: "es una versión más fuerte y sostenible del capitalismo" (Kishida, 2022).

El primer ministro Kishida ha expresado que la protección de los intereses económicos es un eje clave de su política, por lo que creó un nuevo puesto gubernamental (Ministerio de Seguridad Económica). Para este empeño, propuso a un viceministro de la cartera de Defensa y ex ministro de Finanzas, con experiencia en las negociaciones con Estados Unidos, otros aliados y China. Sin embargo, las medidas adoptadas hasta el momento no han revertido la crítica situación de la economía nacional, por lo que habrá que esperar sus resultados a largo plazo.

Kishida ha mantenido en sus discursos y en sus medidas de corte económico y político la idea de establecer un "nuevo capitalismo", basado en la corrección de los errores del mercado y la defensa de valores universales. Hace un llamado al trabajo conjunto entre los sectores privados y estatales para el desarrollo del país, trabaja para identificar nuevas áreas de crecimiento económico, nuevas maneras de incentivar la economía y estimular a los trabajadores. Propone mayor inversión en ciencia, tecnología e innovación, en economía verde y en transformaciones digitales; defiende un espacio virtual multipolar.

Sin embargo, esta estrategia también incluye, o al menos en su concepción, una visión de protección social que promueve reformas educacionales, ONGs que solucionan problemas sociales, apoya los esfuerzos de todas las generaciones en el desarrollo del país, estimula la competencia y el aumento de salarios; entre otros elementos contemplados en el "Gran diseño y plan de acción para una nueva forma de capitalismo" (Japón, 2022).

Según palabras del Primer Ministro, busca establecer un capitalismo que supere las disparidades a nivel global y que se centre en las lazos culturales e identitarios entre los individuos. "Me gustaría que Japón implantara una forma de capitalismo que superara las disparidades y divisiones que se han convertido en un problema global" (…) "La razón es que la orgullosa tradición y cultura de Japón hacen hincapié en la colaboración y los vínculos entre las personas" (Kishida, 2021).

En el mismo discurso, el primer ministro reconoce que:

"Japón enfrenta muchos desafíos. Pero estoy preparado para liderar los esfuerzos de reforma para enfrentar estos desafíos de frente. Una característica de la economía japonesa es la estabilidad. Debido a que vivimos en una era de incertidumbre geopolítica con interrupciones en la cadena de suministro y cambios drásticos en la energía y otros recursos, veo esto como una ventaja para Japón" (Kishida, 2021).

Esto demuestra que Kishida reconoce las condiciones económicas y geopolíticas existentes actualmente y que proyecta su estrategia de "nuevo capitalismo" como la única opción viable ante la presente crisis internacional y las condiciones particulares de Japón. Según expone, el capitalismo debe renovarse para mantener su existencia. En su discurso en el Guildhall de Londres, en mayo de 2022 explicó, a su entender, las transformaciones necesarias que ha experimentado el capitalismo, de laissez-faire al estado de bienestar y del estado de bienestar al neoliberalismo, donde el péndulo osciló entre dos ideas: "mercado o estado", "público o privado", respectivamente. Para él, la próxima transición tiene que ser, necesariamente, hacia una "nueva forma de capitalismo", en la que los sectores público y privado trabajen de conjunto.

Esta forma de trabajo que propone Kishida es un "ciclo virtuoso de crecimiento y distribución", donde "se espera que el consumo aumente a través de la distribución a los trabajadores en forma de salarios, lo que a su vez estimula la demanda, conduciendo a la mejora de los beneficios empresariales y al crecimiento sostenible" (Hanssen, 2022).

El premier es a su vez, en su discurso, un crítico del neoliberalismo, por globalizar la desigualdad y la pobreza, atribuible a una excesiva dependencia del mercado y a la explotación del medio ambiente, en el afán de alcanzar acelerados crecimientos económicos, obviando el principio de desarrollo sostenible. Sin embargo, reconoce que el neoliberalismo es parte del proceso de corrección del sistema capitalista mundial (Kishida, 2021).

Sin embargo, ante las crecientes protestas del sector empresarial y las presiones políticas de miembros de su partido y la oposición, en octubre de 2022, el gobierno debió abrir las fronteras nacionales y flexibilizó las medidas para el control de la pandemia. Esto fue un proceso paulatino, con la clara contradicción entre la apertura y el florecimiento económico y el costo social de la expansión de la pandemia.

Japón, a pesar de ser un país altamente industrializado, con avanzado conocimiento científico técnico, capacidad económica y voluntad política, no fue capaz de crear vacunas propias para inmunizar a su sociedad y controlar efectivamente la pandemia. Tuvo que recurrir a las vacunas producidas por sus aliados y reconocidas por la OMS.

Las medidas de control de la pandemia en Japón han mostrado cierta inefectividad, al igual que las restricciones internas y en frontera. Además, se han presentado escándalos en la Iglesia de la Unificación y presiones políticas tanto en el partido como en la oposición. A esto se suman los cambios geopolíticos y las contradicciones con China y Corea del Norte, así como el fracaso de las sanciones unilaterales contra Rusia. Todo esto ha llevado a cuestionar la efectividad de la estrategia del "nuevo capitalismo" y del gobierno de Kishida para garantizar la estabilidad económica y política del país.

CONCLUSIONES

La evolución económica de Japón desde la Segunda Guerra Mundial hasta el presente demuestra que sigue siendo un país altamente competitivo en un contexto internacional incierto, aunque ha habido cierto descenso en algunos indicadores macroeconómicos. Sin embargo, el aumento proyectado del PIB para 2023, junto con los indicios de una recuperación económica gradual, indican que la coyuntura que atravesó Japón durante el periodo fue temporal.

Entre los retos inmediatos de Japón se encuentra el control de los niveles de deuda pública y una mejor distribución de la riqueza. Adicionalmente, el envejecimiento poblacional requerirá una atención especial, debido al aumento de los gastos en pensiones y el riesgo de afectar al mercado laboral.

Como en el resto del mundo, el comportamiento de la economía nacional en el corto plazo ha estado determinado por la efectividad de las medidas de control de la pandemia para la reactivación del mercado interno, así como para el despegue de sus principales socios comerciales.

En el ámbito interno, Japón ha seguido aplicando un proceso de reforma estructural junto a incentivos monetarios y fiscales, estos últimos con mayor intencionalidad ante el enfrentamiento de la pandemia. Su política exterior ha combinado los crecientes intereses de seguridad y estabilidad con una estratégica política económica. El papel de Japón como potencia media en un área tan dinámica para el comercio internacional pudiera catalogarse de proactivo e innovador.

El "nuevo capitalismo" impulsado por Fumio Kishida se ha tratado de presentar como una estrategia viable para alcanzar un desarrollo sostenible y recuperar la acostumbrada estabilidad de Japón. Además de introducir cambios económicos, tiene una importante agenda social y política, tanto nacional como internacional. No obstante, no ha logrado superar las desviaciones del sistema capitalista mundial y mejorar la situación económica de Japón, ni optimizar su carácter redistributivo. Aunque se concibe como una estrategia a largo plazo, se ha aplicado como medida coyuntural ante la crisis económica mundial.

Para Japón es difícil implementar la idea del decoupling respecto a China que propone EE.UU., viéndose obligado a mantener un balance en la región asiática, las relaciones comerciales con el gigante asiático, y las alianzas estratégicas con otros actores del sistema internacional.

El avanzado desarrollo tecnológico de Japón, el alto valor agregado de sus productos vinculados con la robótica, la nanotecnología y las comunicaciones podrían significar una ventaja en el mundo post pandemia, al estimular las exportaciones de estos rubros. La tradicional alianza entre el sector privado y el gobierno pudieran reforzar el papel del Estado como defensor de los intereses económicos nacionales.

notas

1 La era Reiwa del calendario japonés, comenzó en mayo de 2019 cuando el emperador Naruhito ascendió al trono.

2 Los zaibatsus son empresas en donde el dominio de un monopolio comercial recae en una familia adinerada que se posiciona como la cabeza de la empresa. Bajo la familia dominante se encuentran zaibatsu menores o pequeñas empresas que abastecen a la familia principal. Así, un zaibatsu puede estar conformado por 20 o 30 familias, siempre con una que lidera al resto.

3 Japón cuenta actualmente con 22 acuerdos de libre comercio principalmente con EE. UU y países de la región asiática.

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CONFLICTO DE INTERESES

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses relacionado con el artículo.