“Un
siglo de teoría de las Relaciones Internacionales”:
el libro que se remonta al pasado para comprender el presente con
pinceladas de futuro
"A
Century of International Relations Theory": the book that goes
back
to the past to understand the present with hints of the future
MSc. Gladys Fernández Martín
Licenciada en Educación, especialidad Marxismo-Leninismo e Historia. Máster en Estudios Sociales. Profesora Asistente en el Instituto Superior Pedagógico “Juan Marinello”, Matanzas, Cuba. gladysfernandezmartin@gmail.com
0000-0002-5227-1510
Lic. Ricardo Leyva Pérez
Licenciado en Educación, especialidad Marxismo-Leninismo e Historia, Diplomado en Economía Política y Pensamiento Económico Universal. Profesor Auxiliar del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García". Aspirante a Doctor en Ciencias Económicas por la Facultad de Economía por la Universidad de La Habana, Cuba. ricardoleyva70@gmail.com, 0000-0002-1888-2342
Recibido: 1 de marzo de 2022
Aprobado: 7 de septiembre de 2022
Introducción
Reflexionar sobre la actualidad académica del texto: “Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales” salido a la luz pública en el año 2017, escrito por el Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” y Doctor en Ciencias Históricas, Leyde Ernesto Rodríguez Hernández, unido a la necesidad de continuar promocionando los estudios transdisciplinarios de dicho saber científico desde la perspectiva marxista-leninista, tercermundista, así como latinoamericana y caribeña, constituye el propósito principal de las presentes líneas.
A lo largo de las últimas seis décadas de duro bregar histórico que ha caracterizado el devenir de la sociedad cubana contemporánea, un grupo de trascendentes documentos programáticos y normativos regulan la práctica social e incentivan los estudios académicos relacionados con la proyección internacional de la República de Cuba.
En este sentido, por tan solo citar algunos ejemplos concretos, entre las más recientes normativas podríamos destacar la nueva Constitución socialista, refrendada mediante referéndum popular por más del 80% de nuestro pueblo en el año 2019, y, cinco de los textos que compendian los documentos emanados del 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), celebrado en el mes de abril de 2021. Nos referimos al “Informe Central al 8vo Congreso del PCC”, presentado por el General de Ejército, Raúl Castro Ruz; el Discurso de clausura al 8vo Congreso del PCC, pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del PCC y Presidente de la República de Cuba; la Conceptualización del Modelo Económico y Social cubano de Desarrollo Socialista, los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2021-2026, unido, al folleto que contiene una síntesis de las principales Ideas, Conceptos y Directrices abordados en dicho cónclave partidista.
Sin lugar a dudas, constituyen textos cimeros llamados a regular la práctica social de nuestro país en cuestiones medulares de la vida ciudadana, mediante las instituciones estatales y partidistas encargadas de ello, organizadas en los diferentes niveles de concepción, decisión y gestión. Específicamente, hacemos referencia a aquellas entidades gubernamentales, así como organizaciones políticas y de masas que de manera oficial les corresponde la honrosa tarea de llevar a cabo el carácter multidimensional que distingue a la Política Exterior de la Revolución Cubana (PERC, por sus siglas) hacia el mundo y viceversa, así como incentivar los estudios teóricos inter y transdiciplinarios sobre las Relaciones Internacionales (RR.II., por sus siglas) enfocados desde el Sur Global y en función de solventar las crecientes demandas teórico-conceptuales y prácticas originadas desde la periferia capitalista.
Sobre la trascendencia de lo antes dicho, no debemos perder de vista la virtud que encierra aquella frase que inmortalizara en su tiempo al líder histórico de la Gran Revolución Socialista de Octubre en 1917 (GRSO, por sus siglas), V. Lenin (1870-1924), dentro del Movimiento Comunista Internacional y, por demás, con profunda repercusión en las luchas emancipadoras actuales. “Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento revolucionario”1, lo que constituye a nuestro juicio, en suma, el principal impulso para elaborar las presentes reflexiones.
Reflexiones iniciales
Con el texto Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales, de la Editorial Universitaria Félix Varela, La Habana, 2017, su autor, el Profesor Titular y Doctor en Ciencias Históricas, Leyde Ernesto Rodríguez Hernández, quien fungió además como vicerrector de Investigación y Posgrado en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” (ISRI, por sus siglas), así como director de la revista Política Internacional, editada por esa prestigiosa institución académica, nos regala una obra que rebasa el ámbito docente educativo, para sumergirse en las turbulentas aguas de una ciencia social independiente, relativamente joven, que tiene como objeto de estudio las complejidades multidimensionales que reviste el relacionamiento societal global.
De lenguaje sencillo, que para nada significa la vulgarización del tratamiento teórico-conceptual, metodológico e ideoclasista con que ha sido asumida una ciencia ya centenaria por parte de las diferentes escuelas de pensamiento, fundamentalmente anglosajona, el investigador se propuso no solo captar la atención de los estudiantes que cursan la carrera de Licenciatura en Relaciones Internacionales en nuestro país, sino también, que las más de 190 páginas que componen su libro están dirigidas a satisfacer las demandas de conocimientos formulados por los lectores cubanos en general, ávidos de comprender la naturaleza, historia y dinámica del sistema internacional contemporáneo, así como la multiplicidad de formas en que se involucra a Cuba en este sentido.
De igual forma, tanto por las peculiaridades que entraña la materia especial objeto de análisis en el texto, unido a la diversidad de enfoques teórico-conceptuales, metodológicos, prácticos, ideológicos y socioclasistas con que ha sido abordado este desde sus inicios, así como en su devenir lógico e histórico hasta la actualidad, por cuestiones obvias ha generado múltiples lecturas de un mismo asunto durante todos estos años; argumentos generales aprovechados por el autor para justificar el carácter inconcluso e inagotado de su obra, estímulo fundamental para continuar aunando esfuerzos colectivos en lo relativo a reescribir la dimensión internacional de la política a partir de las bondades que nos brinda la crítica marxista como forma concreta de manifestase el método dialéctico materialista.
Tenemos frente a nosotros una ciencia social particular en franco proceso de elaboración, que no solo diagnostica, sino también que, por su quehacer específico, coquetea con las fronteras de otras disciplinas afines, permitiéndoles a los investigadores la formación de un razonamiento totalizador sobre los fenómenos observables, además de ser proactiva en la formulación de sus respectivas regularidades. Todo eso y mucho más han sido las razones fundamentales que han permitido reinventarse al sistema de conocimientos que integran a esta disciplina en su primer centenario de vida, con claras ramificaciones hacia el futuro en ese sentido.
Leyde sintetiza la relevancia de las ideas tratadas en los tres últimos párrafos de nuestras reflexiones de la siguiente manera:
“Este libro es una breve síntesis de los conocimientos que he considerado fundamentales en el campo de la Teoría de las Relaciones Internacionales, por lo que no debe considerarse completo y acabado, es, en sí mismo, un incentivo para seguir investigando, para profundizar en cada uno de los temas que se abordan, buscando las obras de los principales autores mencionados, sometiendo a crítica cada supuesto, cuestionando cada definición hasta llegar a conectar la teoría con la práctica internacional”2.
Es así que, haciendo un recorrido breve por el conjunto de ejes temáticos que conforman el texto, no es difícil percibir que desde un enfoque marxista-leninista, tercermundista, latinoamericano y caribeño, además de autóctono, el académico, hace gala de sus vastos conocimientos teórico-prácticos acumulados luego de su prolífica carrera docente-investigativa, así como miembro directo del servicio exterior cubano en no pocas oportunidades.
A tales efectos, el autor inicia su obra abordando de manera sintetizada los antecedentes históricos inmediatos que posibilitaron el nacimiento de las RR.II. como ciencia autónoma a inicios del siglo XX en las principales universidades de Occidente –los campus universitarios anglo-norteamericanos, esencialmente, llevaron la delantera en ese sentido-; cómo los adelantos científico-técnicos intrínsecos a la Segunda Revolución Industrial, la profunda monopolización de las Relaciones Económicas Internacionales (REI, por sus siglas), y, en consecuencia, la agudización de las contradicciones interimperialistas contribuyeron al desencadenamiento de un nuevo reparto económico y territorial del mundo por potencias imperialistas “viejas” y “nuevas”, unido al antagonismo a flor de piel dado entre estas con la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS, por sus siglas),
Dicho de otro modo, la humanidad se vio envuelta en dos conflagraciones mundiales con efectos demoledores en el escenario donde se desenvolvieron las relaciones internacionales, permitiendo en última instancia la redistribución del poder mundial en uno u otro momento en la historia contemporánea, lo que trajo consigo su correspondiente orden internacional, hemisférico y regional resultante. Todo eso y mucho más requirieron, sin lugar a dudas, de un estudio teórico sistematizado por una ciencia particular, el que comenzó a gestarse posterior a 1945.
En consecuencia, podemos destacar que la sistematización teórica acerca del relacionamiento societal mundial nació y evolucionó de la mano de disímiles paradigmas3 interpretativos: liberal, realista, neoliberal, neorrealista, marxista, neoliberal, entre otros; reflejo, no solo de las constantes transformaciones del contexto, sino también, de la influencia ejercida por el desarrollo de otras ciencias sociales, al trasfondo metodológico, epistemológico, ideoclasista del que forma parte cada modelo teórico-conceptual y al que sirve cada investigador en particular.
Dicho de otro modo, hablamos de visiones encontradas sobre la naturaleza y dinámica del sistema internacional contemporáneo, las que se nos presentan como formas de pensar en pugna no excluyentes, proceso que de una u otra forma ha signado la trayectoria teórica de la disciplina hasta nuestros días. Y todo ello de manera sintetizada se refleja en la obra objeto de nuestras reflexiones.
Igualmente, son abordados los aspectos conceptuales vinculados al escenario mundial, entendido como el ámbito donde acontece el relacionamiento societal internacional, su carácter anárquico, semi descentralizado, complejo, la heterogeneidad que en todos los sentidos distinguen a los actores interactuantes en él, sus respectivas jerarquías a partir de los factores de fuerza que lo integran, unido a las limitaciones o no que poseen éstos para hacer uso de los mismos en función de concretar objetivos estratégicos.
No menos relevante en sus respectivos análisis, el investigador tiene en cuenta la tipología de los diferentes sistemas internacionales conocidos, unido a los que pueden emerger en la posteridad luego de transcurrida la transición intersistémica en curso hoy, a partir de la dispersión o no del poder, y, por lo tanto, el posible orden global resultante según la multiplicidad de vaticinios surgidos al respecto provenientes desde los organismos mundiales, los principales centros de estudios estratégicos, además, de la copiosa bibliografía científica especializada consultada por el autor al calor de los nuevos acontecimientos.
En un acápite amplio también fue tratado el tema de la política exterior, como subsistema de análisis de las RR.II., así como los factores que condicionan la proyección internacional de los Estados, principal actor en el escenario mundial según el paradigma interpretativo realista de dicha disciplina, y, por lo tanto, la necesaria correspondencia entre política interna-política exterior.
Asimismo, el investigador, dedica algunas cuartillas a reflexionar sobre el tema de la geopolítica mundial, o sea, nos referimos al conjunto de estrategias de política exterior imperialistas para alcanzar la supremacía global, es decir, hablamos de relaciones de poder de una potencia o grupo de potencias afines con respecto a la dominación de determinado espacio geográfico a partir de las ventajas geoestratégicas inherentes a este, y, que de su control parcial o total dependa la mantención del status quo dentro de determinado orden regional, hemisférico y/o global con respecto a otras potencias competidoras, eventuales o reales.
Como colofón final sobre su libro, quisiera agregar que el perspicaz analista subraya que la actual transición intersistémica en proceso no solo responde a las transformaciones del capitalismo en la actualidad, a la profundización de su sistema de contradicciones, y en consecuencia a la existencia de una nueva correlación de fuerzas en favor de los poderes emergentes liderado por China y de cierto modo por Rusia, sino también, que todo ello se complica por la profundización de los denominados problemas globales en todas sus dimensiones, junto, a la incidencia nociva de estos en las relaciones internacionales.
Otras reflexiones que se imponen antes de concluir
No quisiera concluir el presente artículo, sin antes rendirle un sencillo tributo al legado teórico de la academia cubana en lo relativo al estudio de las RR.II., especialmente, a aquellos estudiosos que durante más de 60 años encarnaron los análisis inter y transdisciplinares de dicha ciencia, pero también precisamos prestigiar a aquellas personalidades y funcionarios que desde la diplomacia revolucionaria contribuyeron a enriquecer la disciplina en cuestión.
Mi primer pensamiento, en este sentido, lo dedico a aquel incipiente servicio exterior revolucionario cubano, que a partir del primero de enero de 1959 tuvo que formarse “a la carrera” –como muchos ya conocemos de una forma u otra- para defender en el terreno ideológico la obra de la naciente Revolución en la arena mundial.
Entre tantos nombres de personalidades relevantes conocidos que vienen a mi memoria al respecto, así como héroes anónimos y mártires que sin lugar a dudas prestigiarían la elaboración de una lista interminable de esta naturaleza, solo haré referencia a cuatro figuras políticas de probada trayectoria revolucionaria, que a nuestro juicio sembraron las primeras semillas de la PERC, aquellos de pensamiento profundo y verbo filoso; me refiero al profesor, político y diplomático, el Dr. Raúl Roa García (1907-1982), nuestro “Canciller de la Dignidad”; en segundo lugar, debemos añadir al economista, ensayista, además, de politólogo, el compañero Carlos Rafael Rodríguez (1913-1997); y a continuación -pero no menos importantes- el lugar cimero que les reservó la historia de la diplomacia revolucionaria a las figuras de los comandantes de la Revolución Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), universalizado como “El Che” y Fidel Castro Ruz (1926-2016).
Roa, jurista, escritor, polemista, hombre de vasta cultura y con suficientes méritos revolucionarios acumulados durante la revolución de los años 30 del siglo XX en nuestro país, así como en la continuidad de dicha gesta libertaria luego del golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista (1901-1973) y sus esbirros a partir del 10 de marzo de 1952, la cual no concluiría hasta la victoria definitiva por las fuerzas revolucionarias, le permitió llevar a todos los confines del mundo la voz de una Cuba independiente, soberana, antimperialista, socialista, tercermundista, solidaria e insurrecta; colocó en alto el reclamo de un país que dejaba de ser neocolonia norteamericana para construir su propio destino, que desde el punto de vista de las RR.II. significó dar a luz una política exterior principista cualitativamente nueva.
Todo eso y mucho más defendió nuestro “Canciller de la Dignidad” en su intensa actuación al frente de la diplomacia revolucionaria, específicamente, como embajador de Cuba ante la Organización de Estados Americanos (OEA, por sus siglas), con posterioridad Ministro de Relaciones Exteriores y más tarde máximo representante de la mayor de las Antillas ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU, por sus siglas).
Aunque de su autoría existe una vasta obra literaria y periodística, “Historia de las doctrinas sociales” (1949)4 constituye su aporte historiográfico más importante a decir de no pocos conocedores de su quehacer intelectual, pues si bien fue un texto elaborado con fines didácticos mientras fungía como docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana, logró profundizar en la evolución de las ideas sociales dentro del devenir histórico de la humanidad, tomando como referentes concretos las manifestaciones de estas en las sociedades clásicas del mundo antiguo hasta la revolución burguesa francesa en 1789, o sea, hablamos de una reinterpretación marxista de las luchas y las doctrinas sociales, elementos teórico-conceptuales y metodológicos que le servirían de herramientas ideo-políticas para enfrentar la confrontación revolucionaria, y posteriormente su actividad diplomática en ese sentido.
De igual manera, resulta cardinal hacer mención a otro grande en la esfera de las RPI y la PERC; nos referimos a Carlos Rafael Rodríguez. Su amplia cultura política le facilitó penetrar en las esencias del mundo colonial y el lugar de las Naciones Unidas en el complejo escenario mundial en fecha tan temprana como el año 1947, contenido de algunas de sus intervenciones y disertaciones en tribunas latinoamericanas a nombre de Cuba y el Partido Socialista Popular, del que era miembro.
El acercamiento que desde muy temprana edad tuvo con el pensamiento martiano, le facilitó la comprensión y articulación con la ideas de Carlos Marx (1818-1883), Federico Engels (1820-1895) y Vladimir Ilich Lenin; de ellos adquirió los conocimientos que le hicieron posible comprender la importancia de la paz y la unidad de los pueblos latinoamericanos, la necesidad de una concepción diferente sobre la lucha por la democracia en el continente, el papel del pueblo como sujeto político para la transformación revolucionaria en nuestro hemisferio y la urgencia de la lucha por la unidad entre todos los pueblos de América latina y el Caribe; fueron algunas de las ideas que expresó en sus múltiples recorridos por países del área. En 1958, viaja por Brasil y Venezuela, entre otros países, para dar a conocer la adhesión del PSP a las guerrillas revolucionarias bajo la dirección del Comandante en Jefe.
Desde los primeros momentos del triunfo revolucionario representa a nuestro país en múltiples eventos, reuniones y cónclaves en el escenario mundial, hemisférico y regional. En este sentido, no debemos perder de vista que Carlos Rafael fue miembro de la delegación cubana que participó en la Cumbre de Cancilleres de Punta del Este; preside, asimismo, las delegaciones de nuestro archipiélago en recorridos por países del área, de Europa, Asia y el continente africano como representante de la diplomacia cubana.
Desde esa responsabilidad encabeza, también, un grupo de negociaciones sobre asuntos importantes en la esfera socioeconómica vitales para el desarrollo del país; del mismo modo, asume, la presidencia del otrora Comité Ejecutivo del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME, por sus siglas), en octubre de 1980; acompañó, asimismo, al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en las Cumbres del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL, por sus siglas) en los años 1973 y 1980; no menos trascendente, su voz también estuvo presente en las reuniones de la Organización de las Naciones Unidas, en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, por sus siglas), unido, a las convocadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mundialmente conocida como FAO (por sus siglas en inglés), en congresos de Partidos Comunistas y eventos internacionales como autor de ponencias y discursos.
Por toda su larga hoja al servicio de la PERC y sus relaciones con el mundo, jefes de Estado, movimientos de liberación nacional, partidos políticos y organizaciones, le fueron otorgados múltiples reconocimientos, honores y condecoraciones nacionales e internacionales. Entre las más destacadas quisiéramos resaltar dos como resultado de su significado a la obra del hombre que estuvo inmerso en los sucesos de trascendencia política, jurídica, educacional o cultural en el que no haya pesado su opinión e iniciativa, ellos son: en el año 1990 le fue otorgado el Premio Raúl Prebisch, y, en 1991, el Título de Doctor en Honoris Causa del ISRI “Raúl Roa García” de la República de Cuba.
El Che, por su parte, ciudadano argentino de nacimiento y cubano por adopción a raíz de su participación directa en la lucha definitiva por la independencia nacional a fines de la década del 50 del siglo XX, se convirtió en embajador de los pueblos oprimidos del Tercer Mundo por los cuales habló, defendió, reclamó la atención de las grandes potencias imperialistas con respecto al grado agudo de depauperación de la vida social en estos lugares.
A partir de las diferentes tribunas antimperialistas en las cuales pudo alzar su voz, Ernesto Guevara, unido a sus comparecencias en los diferentes organismos internacionales, regionales, así como entrevistas concedidas tanto a medios de prensas nacionales como extranjeros, tuvo la oportunidad de denunciar estas tragedias como consecuencia del carácter monopolista de las RR.II., además, de revelar la agresividad de la política anticubana de Washington hacia La Habana, lo que hicieron de su prolífera figura e ideales de lucha revolucionaria la combinación de mártir y héroe internacionalista; sin temor a equívoco posible, lo convirtieron en un genuino referente en los primeros pasos del quehacer revolucionario de la política exterior cubana.
Nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, por su parte, quien constituyó el principal artífice de la PERC, en infinidad de ocasiones le vimos defender los principios y prioridades que distinguen a la misma luego de más de cinco décadas al frente del Estado cubano.
Dentro de sus comparecencias más significativas al respecto, no debemos pasar por alto las incontables ovaciones que recibían sus palabras en el seno de la ONU y como máximo representante del MNOAL en dos oportunidades, como ejemplos más contundentes, respectivamente.
En ambas tribunas no solo se limitó a diagnosticar los temas más preponderantes agendados en la alta política internacional del momento, sino también, que desde la crítica marxista replanteó los asuntos cardinales de la economía mundial contemporánea e hizo de ella un genuino laboratorio social en función de la lucha de clases, especialmente, en el terreno ideológico, al tiempo que aportó soluciones originales a los principales flagelos que enfrenta la humanidad en su conjunto, por lo que dotó, sin lugar a dudas, a las naciones subdesarrolladas de las herramientas para sostener sus demandas socioeconómicas y políticas en el ámbito internacional.
Fidel Castro se colocó al servicio de las causas más nobles y justas de los pueblos del mundo; de manera descarnada desentrañó el contenido y dinámica de la aberrante relación suscitada entre imperialismo-subdesarrollo, de cuyas contradicciones agravadas con el paso de los años emanaron los graves problemas globales que hoy sacuden a todo el orbe.
El líder histórico de la Revolución Cubana desempeñó toda su actividad revolucionaria en cuestiones medulares de política exterior, en un contexto donde la agudización de la agresividad de los Estados Unidos contra Cuba se arreciaba cada día más; acontecía, del mismo modo, la última etapa del proceso de descolonización de los pueblos de África y Asia fundamentalmente, la Guerra Fría marcaba las peculiaridades de la confrontación Este-Oeste, y el desarrollo socioeconómico y político desigual del capitalismo acrecentaba sus brechas al calor de la globalización neoliberal.
Bajo este telón de fondo, el Comandante condujo de manera brillante también un grupo de sucesos que marcaron un hito en la historia de la diplomacia revolucionaria cubana. Me refiero, por ejemplo, a los sucesos de Playa Girón y la Crisis de Octubre en el año 1961, así como los acontecimientos vinculados a la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos y como respuesta de todo ello las Declaraciones I y II de La Habana, respectivamente.
No menos trascendente resulta la influencia del pensamiento fidelista, presente también en las negociaciones de paz con respecto a la independencia de los pueblos de Angola y Namibia, así como el fin del régimen segregacionista del apartheid en el continente africano, y a las valoraciones emitidas por él sobre las causas que condujeron a la implosión del socialismo euro-soviético.
Asimismo, recordemos la voz solitaria de Fidel Castro en las Cumbres de Jefes de Estado de organismos y organizaciones internacionales, específicamente, en las Cumbres Iberoamericanas, criticando al capitalismo globalizado transnacional, desafiando lo que parecía ser el sentido común de la época, aceptado y repetido por todos a partir de lo que fuera para Cuba el angustioso decenio de los 90 del siglo XX.
Y en este mismo contexto, los debates promovidos por el estadista cubano desde La Habana a raíz de los eventos de Globalización y Problemas del Desarrollo, unido a que fue precursor y participante activo en los Encuentros Hemisféricos de Lucha contra el ALCA, donde fundamentó, junto Hugo Chávez (1954-2013), presidente de la República Bolivariana de Venezuela un nuevo esquema de integración latinoamericana -ALBA- al margen de la visión comercializadora clásica.
En definitivas, existe una diversidad de fuentes bibliográficas que documentan todo lo antes dicho hasta aquí acerca del quehacer de nuestro Comandante en Jefe,
Fidel Castro Ruz, con motivo de la PERC, Entre otros no quisiéramos dejar de mencionar: La Crisis Economica social del Mundo (1983); El Dilema de la Deuda Externa y el Nuevo Orden Económico Internacional como Única Alternativa Verdadera (1985); Un Encuentro Con Fidel. Entrevista realizada por Giani Miná (1987); Desarrollo, subdesarrollo y Tercer Mundo (1991); Un Grano de Maiz. Entrevista concedida por Fidel Castro a Tomás Borges (1992); Globalización neoliberal y crisis económica global (1999); Cien horas con Fidel: conversaciones con Ignacio Ramonet (2006); Diálogo de Civilizaciones (2007); y las Reflexiones del Compañero Fidel (2006-2016).
Y, si ahondáramos en el quehacer teórico cubano sobre las RR.II., propiamente dicho, la interminable lista podría encabezarla el jurista, periodista, fundador de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional y profesor del ISRI, Miguel Ángel D' Estéfano Pisani (1918-2004), con su vasta obra relacionada con el Derecho Internacional, tanto público como privado, así como el tratamiento ofrecido por el académico sobre los elementos medulares del devenir histórico de dicha disciplina desde la antigüedad, unido a sus textos y artículos vinculados con la PERC.
Otra importante contribución teórica sobre el tema en cuestión corrió de la mano del Dr. Roberto González Gómez (1939-2005), político, historiador y Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). De su autoría son los títulos los literarios Política exterior de Estados Unidos (1988), Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales (1990), Doctrinas de la Guerra Fría (1947-1991) (2003), asimismo, publicó un sinnúmero de ponencias y artículos académicos en importantes revistas nacionales e internacionales vinculados a estos temas, y, del mismo modo, representó a la institución en diversos certámenes cubanos y foráneos, donde contribuyó a dilucidar la naturaleza de los diversos paradigmas interpretativos de la disciplina de las RR.II.
Igualmente, nuestro entrañable amigo, economista y Profesor Titular, Dr. Silvio Baró Herrera (1947-2015), también realizó importantes contribuciones desde su disciplina a los estudios teóricos sobre las RR.II. Globalización y desarrollo mundial (1997), Globalization and Cuba-US Conflict (1999), Globalización y relaciones internacionales (2012), El subdesarrollo: Una visión crítica desde la economía política marxista (2019, post morten), serían algunos de los más representativos títulos donde profundizó en estos temas, además, de un torrente de artículos y ponencias científicas en los que abordó el devenir histórico de las Relaciones Internacionales como consecuencia del desarrollo lógico e histórico del capitalismo y, en consecuencia, la evolución desigual en el orden socioeconómico-político intrínseco al sistema.
Sería una injusticia de nuestra parte, si en este breve recorrido de remembranza académica nacional en cuestiones relativas a la Teoría sobre las RR.II. -el cual ocupa el presente apartado de nuestras reflexiones- no tuviésemos en cuenta las aportaciones generales, que en este sentido ha realizado y continúa haciendo la Doctora en Ciencias Históricas y Profesora Titular del ISRI, María Elena Álvarez Acosta.
Como importante referente nacional e internacional sobre el quehacer teórico de la disciplina en cuestión, la docente, a nuestro juicio, ha realizado cuatro importantes contribuciones al respecto, las que sugerimos sean interpretadas integralmente y solo separadas para su análisis: 1) logra fundamentar desde una mirada transdisciplinaria en sus estudios la interrelación dialéctica que guardan el desarrollo lógico e histórico del modo de producción capitalista con el devenir que en este sentido encierran las relaciones internacionales, tanto en el orden práctico, pero, también teórico; 2) en consecuencia, y a partir de la racionalidad marxista-leninista con que ha tratado las complejidades asociadas a los fenómenos objeto de investigación, la analista demuestra una vez más que el Capitalismo es un sistema global, aunque en su seno alberga un desarrollo socioeconómico y político desigual, fruto del accionar de sus leyes, así como contradicciones objetivas fundamentales; 3) a tales efectos, es capaz de argumentar mediante ejemplos concretos cómo los elementos subrayados con anterioridad se ponen de manifiesto con las peculiaridades relacionadas con el colonialismo y a los correspondientes procesos de descolonización en los pueblos periféricos africanos y asiáticos, específicamente, unido a las particularidades enarboladas por sus respectivos contextos históricos, etc.; 4) y por último, quisiéramos destacar asimismo, un grupo de premisas en el orden teórico-metodológicas, identificadas por la investigadora, que como síntesis de los tres aportes antes mencionados tienen el propósito de contribuir al esclarecimiento de las constantes confusiones que acarrean el entendimiento de dichos temas en su conjunto.
Tales referentes, sin lugar a dudas, se ponen de manifiesto en no pocos artículos científicos, ponencias, así como textos escritos de su puño y letra, o elaborados en coautoría con otros cientistas sociales. No obstante, en plena concordancia con las afirmaciones aseveradas en los dos párrafos precedentes, quisiéramos resaltar tres de sus más prominentes obras: África Subsahariana: sistema capitalista y relaciones internacionales (2011), coordinado a dos manos con el profesor Silvio Baró Herrera; África subsahariana: colonización y descolonización (2014), quien redactó en coautoría con los intelectuales Abel Torres Guerra y Carlos Escalona Carrillo; y Asia: colonización y descolonización (2015) de su propia autoría.
De igual modo, podríamos añadir a este recorrido reflexivo, las aportaciones teóricas efectuadas por la exrectora del ISRI, la Embajadora Lic. Isabel Allende Karan con su artículo “Las relaciones internacionales en el mundo de hoy” (2010); el del Dr. C. Jorge Casals Llano y la MSc. Georgina Németh Lesznova en su material.
“Una contribución a la comprensión de la geopolítica y los cambios geopolíticos en la actualidad.” (2016); la realizada por el Dr. C. Pedro Álvarez Mederos en su documento “¿Qué es la prospectiva? Y su antecedente necesario para el diagnóstico “Análisis de Inteligencia” (2016); asimismo, el texto “Las relaciones interamericanas: continuidades y cambios” (2008) que responden a la autoría del Dr. C. Luis Suárez Salazar y la Dra. C. Tania García Lorenzo; unido al material más reciente elaborado por el Dr. C. Juan Sánchez Monroe: El orden geopolítico global y sus posibles derroteros (2019); entre otros memorables estudios que sin temor a equívoco constituyen importantes esfuerzos para estudiar la disciplina desde un enfoque alternativo al capitalismo.
Finalmente, y no menos trascendentes, utilizando lo más avanzado del pensamiento teórico internacional, también hallamos los aportes teórico-conceptuales efectuados por los siguientes académicos, al estudio y divulgación de la materia en cuestión: los profesores y doctores Carlos Alzugaray Treto, Jorge Hernández Martínez, Thalía M. Fung Riverón, Ernesto Molina Molina, Ramón Pichs Madruga, Mariano Bullón Méndez, así como la Msc. Gladys Cecilia Hernández Pedraza, y otros tantos más que desde Cuba profundizan en la disciplina desde sus múltiples miradas inter y transdisciplinarias, contemplando en sus obras lo más avanzado del pensamiento teórico internacional.
A manera de reflexiones finales
El libro Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales, que responde a la autoría del Profesor Titular y Doctor en Ciencias Históricas, Leyde Ernesto Rodríguez Hernández, es un texto de obligada consulta tanto para los estudiantes de las modalidades de pregrado como de postgrado vinculados a las RR.II. Asimismo, por su lenguaje sencillo, recomiendo su consulta al ciudadano común, ávido de instrucción en materias relativas a dicha disciplina.
De igual forma, Leyde, logra situar un lugar cimero a las RR.II. dentro del conjunto de las Ciencias Sociales, como disciplina independiente, joven, nacida al calor del tránsito del modo de producción capitalista a su fase imperialista, cuyo desencadenamiento y futuro desenvolvimiento del fenómeno debía ser estudiado, sin lugar a dudas, por un sistema de conocimientos particulares con un objeto de estudio especial.
Asimismo, la obra puesta a consideración de la opinión pública tanto nacional como foránea al conmemorarse el centenario de la aparición de las RR.II. como ciencia autónoma, es expresión del crecimiento del pensamiento lógico cognitivo de su autor, además, del reforzamiento del valor axiológico de la misma enfatizado por el escritor.
Además, el autor, desde una óptica marxista-leninista, tercermundista, latinoamericana y caribeña, profundiza en el carácter socioclasista de los conocimientos correspondientes a la disciplina en cuestión. Al investigador le podemos atribuir entre otros importantes méritos, el de desentrañar el enfoque racionalista y pragmático ajeno de valores, emociones y sentimientos con que ha sido interpretada dicha disciplina por parte del pensamiento hegemónico convencional durante los últimos 100 años, o sea, aparta el conocimiento fáctico de los fenómenos tratados para sumergirse en el contenido de los mismos con el propósito de replantearse mediante un orden coherente su correspondiente nueva comprensión de estos; enfatiza, además, en la necesidad de reinterpretar a las RR. II. desde un enfoque interdisciplinario con vista a poseer una visión más integral de la misma.
De antemano aplaudo y suscribo la concienzuda reseña que sobre el libro Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales, hiciese mi amigo y profesor de Economía Política, de Historia del Pensamiento Económico y Teoría Económica, en general, el Dr. C. Ernesto Molina Molina, a raíz de dar a conocer a la opinión pública el contenido de la obra en cuestión, cuyas palabras se encuentran recogidas en la revista Política Internacional No. 3, julio-septiembre del año 2019.
A nuestro juicio, finalmente, el texto Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales contribuye a coronar el vasto legado teórico-práctico revolucionario, socialista, tercermundista, latinoamericano y caribeño acumulado por nuestros cientistas sociales en lo concerniente a la recreación interpretativa, así, como divulgación de un grupo de ejes temáticos imprescindibles para comprender de manera proactiva el conjunto de complejidades intrínsecas al relacionamiento societal mundial en su devenir histórico desde un enfoque cualitativamente diferente, opuesto, ante todo, a la lógica exclusiva, excluyente y hegemónica que caracteriza a la racionalidad de los tanques pensantes al servicio del capital.
Y, no menos relevante, las más de 200 páginas que componen el texto objeto de nuestras reflexiones, devienen en un sencillo homenaje del autor a la diplomacia revolucionaria cubana; símbolo del combate ideo-política, que, como dimensión de la lucha de clases ha distinguido al servicio exterior de la mayor de las Antillas en su genuino derecho a proclamarse y defenderse como Estado libre, soberano, independiente, antimperialista, democrático y socialista.
notas
1 Cuando el máximo líder del proletariado ruso, V. Lenin (1870-1922), empleó la frase señalada lo hizo para significar el papel y lugar de la teoría revolucionaria en función de la lucha de clases que venía gestándose en Rusia contra el poder monárquico zarista a inicios del siglo XX, cuyas contradicciones socioclasistas también se agudizaron al estallar la guerra contra Japón en enero de 1904. Aunque los levantamientos revolucionarios acontecidos entre los años 1905-1907 culminaron con un fatídico saldo para campesinos y obreros, fundamentalmente, Lenin, los catalogó como ensayo general con respecto a la revolución socialista de 1917. Para más información sobre el tema proponemos consultar de Lenin, V.I. “¿Qué hacer?”. En Lenin, V.I. Obras Escogidas en 3 Tomos, Tomo 1. Ed. Progreso, Moscú, 1975. Pág. 137.
2 Ver: Rodríguez, Hernández, Leyde. E. Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales. Ed. Félix Varela, La Habana, 2017. Págs. 1-2.
3 Como bien señala Rodríguez (2017), un paradigma (del griego paradeigma, modelo, patrón, ejemplo), puede definirse como la manera fundamental de percibir el mundo, un marco de pensamiento que contribuye a entender y explicar la realidad. En suma, es un enfoque teórico básico sobre el mundo, que centra la atención del estudioso sobre ciertos fenómenos y determina su interpretación. Al respecto, como referente inmediato se hace necesario recurrir a la figura del historiador y filósofo de la ciencia británico, Thomas Kuhn (1922-1996), para quien un paradigma científico es un conjunto coherente de modelos, conceptos, conocimientos, hipótesis y valores estrechamente vinculados. Se produce una revolución científica cuando un marco conceptual (paradigma) es remplazado por otro.
4 En el año 2001, el Centro Cultural “Pablo de la Torriente Brau”, a través de Ediciones Memorias publicó una nueva edición del texto “Historia de las Doctrinas Sociales” como homenaje al quehacer teórico de Roa en materia de Ciencias Sociales.
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