Dime desde donde miras… un recorte del espacio diplomático argentino frente al '98 cubano
Tell me from where you are looking... a clipping of the argentine diplomatic space in front of the Cuban'98
MSc. Adriana Claudia Rodríguez.
Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre nuestra América “José Martí” (CEINA). Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur (UNS), Argentina. Profesora Titular. Directora del CEINA. Investigadora Nacional. Miembro del Núcleo General del Posgrado del Departamento de Humanidades de la UNS. Ex decana del departamento de Humanidades de la UNS (2006-2013) acrodribb@gmail.com 0000-0001-8954-7413
MSc. Natalia Paula Fanduzzi Ciancaglini.
Centro de Estudios Interdisciplinarios sobre nuestra América “José Martí” (CEINA). Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur (UNS), Argentina. Profesora Adjunta del Departamento de Humanidades de la UNS. Miembro pleno del CEINA. Investigadora Nacional. natalia.fanduzzi@uns.edu.ar 0000-0002-4848-2497
Recibido: 2 de noviembre de 2021
Aprobado: 8 de diciembre de 2021
RESUMEN Este artículo se centra en un espacio estratégico de fuerzas convergentes materializadas en la isla de Cuba en el año 1898. Focaliza su análisis en la percepción argentina del conflicto hispano-cubano-norteamericano a partir de una franja del campo de observación centrada en los actores diplomáticos. Se intenta dar cuenta de la construcción de framings políticos e históricos que inciden en las opiniones y tomas de posiciones, las cuales dan cuenta también de algunos tópicos de la política exterior argentina durante esta etapa.
Palabras clave: 98 cubano, Argentina, actores diplomáticos
ABSTRACT This article focuses on a strategic space of converging materialized forces on the island of Cuba in 1898. The analysis focuses on the Argentine perception of the Hispanic-Cuban-American conflict from a stripe of the field of observation focused on diplomatic actors. An attempt is made to give an account of the construction of political and historical framings that influence opinions and positions. Positions that also give an account of some of the topics of Argentina’s foreign policy during this stage.
Keywords: 98 Cuban, Argentina, diplomatic actors
INTRODUCCIÓN
Sobre quienes miran y las miradas
En este trabajo abordaremos las estrategias, la dinámica y las acciones emanadas de un recorte del espacio diplomático argentino a través de sus representantes oficiales en Buenos Aires y España que manejan a su vez información sobre Estados Unidos. La selección de actores hegemónicos en la esfera decisoria obedece a la posibilidad de construir una versión más completa de los hechos en estudio, sumando intereses, permeabilidades y condicionamientos que se asientan en la toma de decisiones determinando un accionar específico.
La problemática se centra en el análisis de los informes diplomáticos argentinos en las Legaciones de Estados Unidos y España en la franja temporal que va del momento inmediato previo al conflicto hispano-cubano-norteamericano de 1898 hasta los prolegómenos de la paz. Los actores seleccionados se asocian con el ámbito político y son hegemónicos en función de su ubicación privilegiada en relación con los hechos y al rol oficial que ocupan. Se delimita así un campo de percepción del enfrentamiento que se analiza.
Estos agentes se expresan a través de documentos diplomáticos producidos en las distintas sedes, colaborando de este modo con la estructuración de la imagen de la confrontación que asume y recrea el gobierno argentino. Asimismo, componen las versiones de más peso que emanan desde la esfera oficial en el extranjero hacia la esfera oficial nacional. Al identificar a estos actores como emergentes del campo diplomático resultará clave detectar en sus opiniones, las temáticas que enlazan y sus justificaciones en torno a sus tomas de posición. Las mismas ofrecen nodos centrales de asiento que se presentan como verdades asumidas y que impactan en el plano histórico e ideológico, delineando también el camino en que se direccionan las relaciones internacionales.
En la construcción de las distintas versiones analizadas, son importantes los recursos empleados para la elaboración de los informes acerca del tema estudiado, como por ejemplo, las transcripciones y el envío de recortes de periódicos de los lugares de origen, como también, la remisión de documentos oficiales de los Estados en pugna vinculados con la guerra. Los mismos actúan como soporte para lograr un abanico de información determinado que cristaliza a los distintos grupos actuantes, sustentando las opiniones de los diplomáticos y valorizando su función.
Asimismo, la prensa escogida para ilustrar las problemáticas situacionales es considerada como un medio importante en la formación de la opinión pública, como generadora de consenso y como determinante de acciones concretas. Así por ejemplo el Embajador argentino en España, Vicente Quesada justificaba la incorporación de recortes periodísticos en sus informes al Ministro de Relaciones Exteriores Amancio Alcorta, del siguiente modo:
“…Juzgo prudente fundar mi juicio en las opiniones de los diarios, puesto que esta guerra ha sido el resultado de las agitaciones producidas precisamente por la prensa, que en los Estados Unidos y aquí precipitaron la guerra al calor de las pasiones patrioteras agitadas por los diaristas de todos los partidos y de todas las fracciones…"
El papel de la prensa en el conflicto gira en torno a la importancia de los periódicos norteamericanos para insuflar un espíritu proguerra en este país y a su caracterización de la difícil situación de España en caso de continuar involucrada en una guerra fuera de la península:
“…La influencia que el periodismo ejerce no puede ponerse en dudas, desde que a esa influencia se debe en los Estados Unidos la guerra actual, y es evidente que agitando las pasiones populares se siembran tempestades que pueden encender sin grandes esfuerzos la guerra civil. Las mismas disensiones presentes en las siguientes cartas revelan profundo apasionamiento, y quizá mayor deseo por satisfacer pasiones y venganzas internas, que voluntad serena y firme para dar nervio a la guerra defensiva y carísima, por ser guerra marítima y en lejanas colonias…”
Este corpus constituye un material importante para el estudio del tema, así como también para observar cómo se recrean los framings o encuadres políticos desde los cuales se estructura la percepción que modela las visiones individuales de los actores en cuestión. Estas se filtran claramente en los documentos analizados tanto en forma explícita -cuando anticipan claramente su opinión respecto de un tema-, como implícita, a través de la inclusión/exclusión/jerarquización de las temáticas abordadas.
Cómo se lee la independencia de Cuba y cómo se valida esa lectura constituye una pregunta clave; esto nos lleva a vincularnos a una problemática como la recepción, teniendo en cuenta que la percepción de un acontecimiento conlleva a una reelaboración subjetiva de la realidad, en este caso a través de versiones realizadas por los agentes ya mencionados, tal como se enmarca en la teoría del framing, que nace en el campo comunicacional. Su origen no invalida utilizarla en otras ciencias ya que permea un enfoque determinado de esa realidad leída y releída, como resultado de las estrategias de selección de los hechos, los actores y los conceptos que se vierten de manera cualitativa para legitimar o deslegitimar posturas y acciones.
La teoría del framing define marcos que son funcionales para validar una interpretación o favorecerla y la misma no es solamente aplicable a los medios sino también a los individuos y a las comunidades o grupos sociales. Según Sábada (2001: 145-146) “…las personas no responden directamente a los hechos objetivos, sino que lo hacen como referencia a su interpretación. Esta interpretación, con contenidos normativos y sociales, condiciona su respuesta”. En efecto, según la autora debe señalarse que:
“tanto los encuadres de los medios como los marcos de la acción colectiva coinciden en la visión constructivista de la realidad. Lo que para los primeros es simple consecuencia de su papel mediador, con el que contribuyen generando significados sociales, para los segundos se trata de la necesidad de aportar su visión particular de los acontecimientos a la sociedad…” (Sádaba, 2001: 155).
Los marcos de composición y expresión se ven modelados por sujetos que expresan la forma de acaecer de un hecho según su mirada particular y su grado de compromiso en el mismo. Desde este lugar, la contemporaneidad del país observador está signada por características sui generis que devienen de la reciente consolidación del estado moderno en Argentina y a la vez la puesta en marcha de un proyecto de articulación con el mercado mundial anclado en la etapa del capitalismo comercial y financiero. En concordancia con lo señalado nos interesa resaltar como la clase dirigente y la clase dominante suturan en el direccionamiento del país como parte de un mismo grupo: la llamada generación del 80 heredera sin duda de la generación de 1837, pero aún más, heredera de las facciones políticas que se despliegan entre 1860 y 1880.
El campo de opinión de la diplomacia es parte de un grupo con objetivos similares, pero que, al ser interpelados por un hecho como el 98 cubano, se encuadran en posicionamientos que hospedan también la disputa con otros campos, configurando entonces un ámbito de controversia con otros espacios de recepción en la Argentina.
En el marco del diseño de discursos políticos, se inscribe este tipo de producción discursiva que exhibe una racionalidad particular propia del paradigma de modernidad predominante en el mundo occidental. Desde ese lugar, estos actores —todos ellos exponentes de las élites tradicionales de fin de siglo y miembros de la clase dirigente— desempeñan el rol diplomático resignificando la mirada sobre los hechos.
Los enunciadores o emisores considerados en el trabajo son: el ya mencionado Embajador en España, don Vicente Quesada y el Cónsul en Barcelona, don Eduardo Calvari. El primero de ellos si bien retoma los diarios de mayor difusión, a partir de los cuales se filtraría la opinión mayoritaria, describe un universo reducido espacialmente a la capital española y de manera inteligible a las confrontaciones producidas en el ámbito gubernamental y su entorno inmediato de poder, haciéndolas extensivas a toda la península. Por su parte, el Cónsul en Cataluña reporta la situación española rescatando las perspectivas regionales del accionar estatal en los ámbitos interno y externo, ofreciendo a su vez mayor cantidad de datos económicos y financieros asociados con la guerra.
Desde el punto de vista expresivo, Quesada adopta una postura pro gubernamental, que no surge con tanta evidencia en el caso de Calvari. Se observa como el Embajador argentino opina con profunda preocupación sobre las vicisitudes que afronta el régimen monárquico, en tanto el Cónsul se muestra más permeable, al menos en cuanto a lo referido a su relevamiento informativo, a las posturas esgrimidas por grupos opositores al status quo vigente en España. Finalmente, la función directiva en el discurso de ambos emisores coincide apuntando a generar adhesión a sus apreciaciones hacia el destinatario inmediato de sus informes, vale decir en el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, el Dr. Amancio Alcorta, residente en Buenos Aires.
Desarrollo
El relato en la arena de la complejidad
La guerra por la independencia de Cuba es descripta como un conflicto reducido a dos potencias en pugna: España y Estados Unidos, advirtiéndose una ausencia total en los planos referenciales y valorativos hacia quien denominaremos sujeto genuino de la lucha, constituido por los grupos cubanos revolucionarios.
La negación es observable en la no mención, en la exclusión narrativa que evita su denominación quitándole una entidad autónoma. La isla de Cuba es referenciada como un dominio español que también refleja la realidad metropolitana, ya sea como territorio ocupado exclusivamente por españoles que resisten la invasión norteamericana.
Los documentos diplomáticos analizados exhiben dos ejes temáticos centrales susceptibles de ser reducidos a la definición de: a) España como metrópoli en decadencia y b) al peligro yankee, ambos cohesionados por un denominador común constituido por la guerra y sus distintas concepciones. El tema de la guerra nos direcciona a mencionar autores como Abad, D (1995), Azcárate, P (1968) y Chidsey, D (1973).
En el primero de los casos se hace referencia a varios puntos que modelan una imagen de desgaste de la metrópoli, que a su vez parece anticipar el desenlace de la misma en la confrontación bélica. De esta manera, se presentan detalladamente los conflictos internos comprendidos en una crisis integral, en la que se enfrentan grupos y facciones políticas, se agudizan las contradicciones de las medidas adoptadas en el ámbito económico y agravan las pugnas sociales. Paralelamente se deslegitima la imagen del gobierno de manera creciente a medida que se profundiza el conflicto y se preanuncian los resultados de la paz de manera recurrente en los informes observados. A manera de ejemplo:
“…Juzgo por todo lo que precede que se agrava la situación de éste gobierno, y crece el descontento general, de tal manera que pudiera producir pronunciamientos y la guerra civil para completar el desastre. V.E. estará al corriente de lo que ocurre por el servicio telegráfico; creo, sin embargo, de mi deber exponer a V.E. lo que aquí está aconteciendo. La imprecisión ha sido inexcusable, como lo fue no haber sabido ceder a tiempo, en vez de cerrar los ojos para ir a una guerra sin estar preparado el país, sin recursos y sin posibilidad de evitar el fracaso final...”.
En la descomposición del gobierno asistimos a las confrontaciones internas dentro de la Unión Conservadora, así como también a las originadas en los sectores republicanos, carlistas y militares, y a las reivindicaciones nacionales/regionales, como por ejemplo la postura asumida por la "Unión Catalana"1. Todas ellas esgrimidas durante la crisis en cuestión y explicitadas en el accionar de las cortes; accionar que se erige en el termómetro político del momento2.
El análisis económico-financiero realizado por los actores considerados demuestra el agotamiento del tesoro español y las implicancias de una economía de guerra en el futuro de la nación:
“…He juzgado conveniente reproducir el texto de este documento, que hizo en Madrid una impresión profunda de sorpresa y de disgusto. Sin embargo, esa misma mañana del sábado 9 me había asegurado un banquero extranjero que la guerra se creía imposible, porque de hacerla, la perspectiva era la bancarrota del tesoro, quizá la revolución interna y la intervención europea, sin que fuese posible pretender vencer a los Estados Unidos; me aseguró que la creencia de los banqueros era que el gobierno español cedería…”.
Puntualmente se resalta la importancia de la libre navegación durante el desarrollo de la contienda, el otorgamiento de permisos de corso y la determinación respecto de la navegación de neutrales, todos ellos factores que afectarían a los intereses económicos nacionales, revelando cierta relación soslayada, que se asocia con la centralidad de los vínculos argentinos con el mercado internacional.
Otro de los aspectos señalados lo constituye el marco estratégico vinculado en su faz táctica con la evaluación de los materiales bélicos, que evidencia como resultado una inferioridad manifiesta de España frente a Estados Unidos. Paralelamente la ubicación geográfica, marítima y lejana del conflicto problematiza la logística española, en aquello referido al abastecimiento y mantenimiento de sus tropas en las islas de Cuba y Filipinas.
Simultáneamente se observa una sobrevaloración por parte de los españoles de su posicionamiento como potencia ultramarina en el universo de dominio internacional. Dicha representación se asienta en elementos del pasado recreados en el inconsciente colectivo y trasladados al presente en forma de metáforas funcionales, que traslucen un desfasaje entre el plano material arriba esbozado y el plano simbólico o ideal construido a nivel discursivo:
“…Por fin los temores de que los buques norteamericanos vinieran a bombardear los puertos españoles, ha pasado, y restablecida la libre comunicación con la cesación de las hostilidades, de las relaciones marítimas y comerciales, no queda a España sino reflexionar sobre las consecuencias dolorosas que ese arranque de un recuerdo de grandeza y de orgullo mal fundado motivó y costó a la que fue reina y dominadora de un Imperio Indiano, y con el recuerdo el remordimiento de no haberlo comprendido y sabido conservar…”.
Otro de los puntos centrales es el referido a la guerra, que se puede abordar temporalmente en tres etapas sucesivas: 1) los preliminares, 2) el conflicto armado y 3) los prolegómenos del tratado de paz.
En primer lugar, los documentos analizados resaltan la intransigencia norteamericana respecto de la resolución del conflicto entre España y sus posesiones coloniales, el segundo punto se vincula con la mediación encarada por la Santa Sede y las naciones europeas, que es desconocida por el gobierno americano. La acción de las naciones europeas inicialmente exhibe el interés de las mismas por buscar una salida pacífica al conflicto, para luego focalizarse en los posibles resultados de la guerra y sus consecuencias en el ámbito internacional.
Paralelamente se efectúa una lectura constante y recurrente acerca de la debilidad del gobierno peninsular, que registra como características sustanciales la imprevisión en las medidas adoptadas y la imprecisión del accionar materializado en los hechos.
Tomando como base la atmósfera de conflicto que se respiraba en la Argentina en 1898 —fielmente retratado por Satas—, el embajador en Madrid establece cierto paralelismo entre el enfrentamiento hispano-norteamericano y el conflicto territorial en el que se hallaba subsumido este país con respecto a Chile:
“…Creo innecesario llamar la atención de V.E. sobre los principios que la actual guerra establecerá, tanto más cuanto que, a juzgar por los diarios chilenos y argentinos, nuestras relaciones internacionales se encuentran en peligro, con los síntomas precursores parecidos al conflicto que al fin ha ocurrido entre España y los Estados Unidos, no habiendo podido evitarlo las sucesivas concesiones del gobierno español…
El balance de la guerra se expresa en términos sumamente desfavorables para la metrópoli, revelando la impericia del régimen monárquico frente a coyunturas conflictivas3, que en el desarrollo del enfrentamiento armado terminará fomentando el deseo de lograr una paz honrosa ante la inminencia de la derrota y del agotamiento del modelo vigente en España.
La participación de Estados Unidos en el conflicto se evalúa principalmente resaltando la peligrosidad de sus acciones intervencionistas en distintos planos territoriales: Europa, América y particularmente en la isla de Cuba, como inicio de una ofensiva posible de ser extendida hacia la región caribeña abriendo paso hacia el Pacífico a través de su injerencia en la guerra de Filipinas.
De lo expuesto podemos señalar que la centralidad del tema reside en el principio de intervención como acción inicial y directa de la ampliación de los fines de una política que tiende a ejercer su dominio en áreas más extensas y a la vez reducir o compartir el poder de las metrópolis coloniales que se vislumbraban en las postrimerías del Siglo XIX. Al respecto es dable observar, la información retomada por el enviado argentino en Washington refiriéndose a los temores de las naciones europeas frente a la intervención norteamericana:
“…el deseo manifestado de que se resuelva en paz la cuestión entre Estados Unidos y España no obedezca solamente al sentimiento humanitario invocado por las naciones europeas, sino también al interés que ellas tienen de que este país no consiga sus pretensiones con la España por medio de la fuerza y violencia, lo que dejaría establecido un principio peligroso para el futuro, y haría á esta Nación más fuerte é impetuosa, con el entusiasmo de una victoria, y con la mayor unidad y organización que resulta naturalmente en los países, después de una guerra feliz…”.
Para Argentina específicamente, el tema adquiere interés en relación con las acciones estadounidenses en América, sus posibilidades de hegemonía sobre el continente y su avance hacia América del Sur. En este sentido se hace alusión al informe Morgan y sus repercusiones políticas.
“…Sr. Ministro: Aun cuando es de suponer que la legación argentina en Washington habrá informado a V.E. de los planes que el senador Morgan atribuye a su país para el futuro, creo conveniente llamar la atención de V.E. sobre el artículo adjunto que se relaciona con las repúblicas americanas...” ...telegrafían de Nueva York que el senador Morgan ha dicho a un periodista que la guerra de España no es sino el comienzo de una nueva era de la política de América. "Harto tiempo, ha dicho el belicoso senador, hemos estado viviendo en la oscuridad. Queremos realizar los grandes fines de una raza joven y prepotente, que dotada de un modo singular para todo género de empresas, sólo necesita un ancho cauce por el que pueda dilatar sus energías. No vacilaremos, ni tendremos un punto de reposo en nuestro empeño de poseer un gran ejército y una marina invencible. Dentro de diez años seremos dueños de una flota de guerra superior a la británica, nos sobra el dinero y podemos construir los barcos en arsenales con obreros y materiales norteamericanos. Aspiramos a ser el núcleo de un inmenso estado, en el que estén unidos México, la Argentina, el Uruguay y todas las demás naciones de Centro y Sud América. Queremos que desde el norte al sur se extienda el poderío de nuestra bandera sembrada de estrellas y así podremos desafiar el egoísmo de la vieja y rutinaria Europa rémora de la civilización, con sus cardenales de Roma, sus anabaptistas de Londres, sus generales empolvados de spree y sus sabios inútiles de la Sorbona..." estas expresiones de Morgan han producido gran enojo en las repúblicas hispanoamericanas que tan celosas son de su independencia...".
Asimismo, en España se teme que el teatro de operaciones se amplíe y las acciones ofensivas deriven en el ataque y la ocupación norteamericana de puertos peninsulares.
“…Creo que ahora la poderosa escuadra americana podrá dividirse, y vendrá, como se anuncia, a bombardear los arsenales y playas españolas, quizá con la mira de apoderarse de las naves de guerra en construcción o reparación para postrar absolutamente a esta nación como poder colonial y marítimo. Tanto la revolución fomentada por el oro de los Estados Unidos, como lo han hecho en Filipinas y en Cuba…” (Ibidem).
Se esboza la idea de que Estados Unidos fomentaría la anarquía, la revolución y el separatismo en los distintos lugares de confrontación para lograr de este modo la imposición de su hegemonía4.
¿La pregunta central consiste entonces en ver dónde se coloca la aspiración libertaria del sujeto genuino revolucionario? ¿Desde qué ethos es desplazado? En la guerra y el marco interno, esto es claro, ya que en el campo material se externaliza un triunfo y como contrapartida una derrota. Ahora bien, ni el triunfo, ni la derrota se centran en el problema neurálgico de la lucha que es la independencia de Cuba y sin embargo nuestros actores colocan allí su horizonte de observación. Es aquí donde decimos que las ausencias son omisiones propias del grupo que está mirando y valorando el conflicto y este el encuadre encriptado en una élite atravesada por el imitivismo, el afán de crecimiento material y hasta por prejuicios de raza y color, siguiendo a Terán (2004:14). “Estos discursos encuadrados dentro de matrices fundamentalmente positivistas mantendrán su vigor hasta el año del Centenario. En la segunda década del siglo, perderá la hegemonía dentro del campo intelectual…”.
La relectura del hecho en cuestión se realiza a distancia y se reelabora desde una subjetividad que permea miradas ancladas en encuadres que apelan a lugares comunes y valores compartidos, tal es el caso de la postura hispanófila que afirma cualidades de la identidad española como parte de una herencia en Latinoamérica que se asimila y rescata positivamente, buscando precisamente lugares comunes y legitimaciones compartidas.
Esta postura se distancia del claro antihispanismo que surge a partir de la revolución de1810 y crea la línea histórica de mayo, de la que se siente heredera la generación de 1837 y que se desplaza de manera muy tamizada a la generación de 1880. Esta franja de opinión desconoce el derecho de los cubanos a su independencia y en ella influye la inmigración española, no solo por ser una comunidad numerosa, sino también porque antes de este fenómeno masivo ya existían exponentes a tener en cuenta que se habían radicado en Argentina, tal como queda validado en el texto de Hugo Biagini (1998). Asimismo, utilizan el antimperialismo como escudo frente a la penetración de Estados Unidos en el continente con la casi expirada esperanza de que Argentina conserve el liderazgo en Sudamérica.
CONCLUSIONES
Los emisarios argentinos en España constituyen lo que hemos denominado como actores-informantes privilegiados del campo diplomático nacional. A través de los mismos el país construye su percepción del conflicto hispano-cubano-norteamericano del 98, generada por actores hegemónicos situados en los países involucrados en la confrontación bélica, portavoces de la visión oficial argentina, signada a nivel internacional por la neutralidad.
En este contexto, la guerra adquiere una centralidad absoluta funcional a su definición como ámbito de acción del conflicto, como factor de cohesión de los distintos elementos en pugna. La guerra es el teatro en el cual interactúan los protagonistas de la confrontación, a saber: España, caracterizada como una metrópoli en decadencia y los Estados Unidos, percibidos como el peligro yanqui, junto con las grandes potencias europeas que encarnan al concierto internacional en el rol de los actores secundarios. Al respecto, cabe destacar, la significativa exclusión de los grupos independentistas cubanos y de sus reivindicaciones libertarias del elenco estable del conflicto, transmitido por los documentos diplomáticos argentinos; ausencia devenida en la no mención de los mismos y en su no consideración durante las distintas etapas evolutivas de la confrontación armada. Etapas que pueden delimitarse de la siguiente manera: Primera Etapa: determinada por los preliminares del conflicto. Incluye al conjunto de acontecimientos cualificados por la intransigencia norteamericana frente a la problemática colonial española y a la intervención de las grandes potencias europeas en pro del logro de una solución pacífica de las diferencias. Segunda Etapa: que abarca la consumación de la guerra. Se asocia con la declinación sufrida en el ámbito internacional por España y la crisis global atravesada por la antigua metrópoli colonial. Tercera Etapa: definida por los prolegómenos de la paz, que engloban a la derrota española y al balance negativo del accionar gubernamental durante el conflicto presente en la opinión pública. Así como también por la elaboración del concepto de paz honrosa en contrapartida a lo expresado. Todo lo mencionado forma parte de la completud de un contexto que para su ampliación puede ser visto en Naranjo, C. et all (1995), Hidalgo Paz, I (1992).
Por último, observamos como en las fuentes consideradas la percepción de la guerra en todas sus etapas surge transversalmente atravesada por la presión de la opinión pública. Opinión funcional a los intereses dominantes de los distintos sectores en pugna que buscaban denodadamente generar el consenso necesario entre sus receptores para legitimar su accionar, contribuyendo de esta manera a formar adherentes a los diferentes proyectos confrontados.
La teoría del framing habilita la interpretación de una realidad o acontecimiento reconociendo al contexto como la llave de sentido del acontecimiento a través de las interacciones culturales. De este modo nos acercamos al concepto de representación que abreva directamente de las llamadas resonancias históricas y culturales y de la experiencia personal y colectiva. Asimismo, y siguiendo a Entman (1993), la selección que realizan tanto los comunicadores como la clase política está nutrida de frames que favorecen puntos de vista.
La identificación de signos y marcas en las argumentaciones que se registran en los relatos acerca del proceso independentista cubano, dan cuenta de una asimetría en el tratamiento del tema con respecto al sujeto genuino en la lucha. Esta aparente llamativa ausencia reafirma los frames o encuadres desde donde son construidas las representaciones de este acontecimiento. Asentando la premisa de que toda representación paradójicamente contiene aquello que está y no está representado. Las ausencias son esos frames latentes que en algún momento de la historia toman cuerpo en la representación, se hacen presentes y esto es claro en la historia de Cuba. Y es claro también en la historia argentina, que no contempla en ese momento un común nacional que focalice su interés en aspectos genuinos del recorrido independentista. Las resonancias históricas y culturales son otras, se centran en una mirada hacia afuera que coincide con su crecimiento extravertido y el anudamiento de la dependencia al ciclo capitalista que transita. Esta coincidencia de los exo, los extra y afuera desequilibra y vacía de contenido lo endógeno. Este ámbito se intenta suturar a través de la penetración simbólica de un estado cuya finalidad consiste en uniformar/ordenar una sociedad cosmopolita. No pasa por reconocer todos los aspectos de una historia común porque el encuadre todavía está impregnado por la dicotomía entre civilizados y bárbaros.
REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS
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Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (Junio 10 de 1898). Carta del Embajador argentino en España, Don Vicente Quesada al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 72), Caja 651, Informe 22. Madrid.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (1898, Abril 11). Carta del Embajador argentino en España, Don Vicente Quesada al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 43), Caja 651, Informe 18. Madrid.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (Junio 18 de 1898). Carta del Cónsul argentino en Barcelona, Don Eduardo Calvari al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 456), Caja 651, Informe 22. Barcelona.
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Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (1898, Abril 25). Carta del Embajador argentino en España, Don Vicente Quesada al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 52), Caja 651, Informe 20. Madrid.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (Madrid, Julio 6 de 1898).Carta del Embajador argentino en España, Don Vicente Quesada al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 87), Caja 651, Informe 22.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (1898, Abril 12). Carta del Encargado de Negocios argentino en Washington, Sr. A. del Viso al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, (N° 29), Caja 651, Informe 18. Washington D.C.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. (1898, Junio 27). Carta del Embajador argentino en España, Don Vicente Quesada al Ministro de Relaciones Exteriores Don Amancio Alcorta, ( N° 79), Caja 651, Informe 30. Madrid.
BIBLIOGRaFíA
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Terán, O. (2004). Ideas en el Siglo. Intelectuales y cultura en el Siglo XX Latinoamericano. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
1 "…Opina la “Nación Catalana” que el mal de hoy es ya viejo en la historia de España. Añade que no es resultado de este gobierno, ni de otro, del gobierno absolutista ni del parlamentario, sino del desorden y de la imprecisión. Recuérdase en el documento que Felipe II perdió a Holanda, el conde duque de Olivares, Portugal y Rosellón; Felipe V: Bélgica, Cerdeña, Nápoles, Sicilia y Gibraltar; Carlos III, La Florida; Fernando VII: Méjico, Perú, la República Argentina y otras posesiones americanas. Creen los catalanes que España está en los comienzos de una guerra peligrosísima. Afirman que la conducta de los Estados Unidos es injusta y su agresión incalificable, pero no hallan en ello motivo justificado para que España persista en una lucha desigual que entienden ha de ser para ella una ruina espantosa. Entienden más práctico llegar a una amputación, por dolorosa que sea, antes de una guerra terrible, fuente de mil desastres, que después de ella…"
2"…El 24 del mes corriente fueron cerradas las sesiones de las Cortes, después de haber votado las leyes financieras y las autorizaciones amplias pedidas por el gobierno que queda bajo la tristísima imprecisión de las acusaciones formuladas en los últimos debates, demostrando la incapacidad en la gestión oficial y la imprecisión y desacuerdo en la guerra, haciendo alardes levantiscos y agresivos las minorías republicana y carlista…"
3 "…La impresión que este horroroso combate ha producido es profunda, y lo probable es, cuando menos, la caída del actual gabinete, inhabilitado para la paz después de haber dado pruebas de culpable imprecisión en la guerra…"
4 Ver extracto enviado del diario español La Época y el tono de la recomendación del Embajador "…Llamo la atención de V.E. sobre estas palabras: “Si como se repite, vienen cruceros norteamericanos aprovechando la larga navegación de la escuadra de Cámara, a bombardear puertos mal defendidos de la Península, no se imagine que su objeto sea solo el de intimidar, sino más bien el de provocar aquí, como en Luján y en Cuba la anarquía, denominada entre nosotros revolución, como en aquellas provincias separatismo”…".