Geopolitics and Geoeconomics: a systemic view
Dr. C. Elaine Valton Legrá.
Doctora en Ciencias Económicas. Profesora Titular. Coordinadora de la Maestría en Relaciones Internacionales del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, La Habana.
valtonelaine@gmail.com 0000-0003-0587-1967
RECIBIDO: 15 DE JULIO DE 2021 APROBADO: 23 DE AGOSTO DE 2021
RESUMEN En este artículo se esboza desde una visión interdisciplinaria la relación sistémica entre la geopolítica y la geoeconomía en el contexto de la globalización, y la correlación existente entre los intereses económicos de las potencias capitalistas y las empresas transnacionales asociado a los conflictos a nivel mundial. En este sentido, las grandes corporaciones transnacionales se han apropiado de las tesis geopolíticas adaptándolas al escenario global caracterizado por crisis económica, sanitaria, conflictos y cambios tecnológicos, entre otros factores, para dominar los mercados globales y el control de recursos estratégicos concentrados en determinados países o regiones para la acumulación de capital e influencia política. En consecuencia, en los países subdesarrollados aumenta la deuda externa, la pobreza y el daño al medio ambiente. De ahí la necesidad de la construcción de un nuevo orden mundial justo y equitativo en pos de un desarrollo social inclusivo y sostenible.
Palabras clave: geopolítica, geoeconomía, globalización, transnacionales, tecnología
ABSTRACT This article outlines from an interdisciplinary perspective the systemic relationship between geopolitics and geoeconomics in the context of globalization, and the correlation between the economic interests of capitalist powers and transnational companies associated with conflicts worldwide. In this sense, large transnational corporations have appropriated geopolitical theses, adapting them to the global scenario characterized by economic and health crisis, conflicts and technological changes, among other factors, to dominate global markets and control strategic resources concentrated in certain countries. or regions for capital accumulation and political influence. Consequently, in underdeveloped countries, external debt, poverty and damage to the environment increase. Hence the need to build a just and equitable new world order in pursuit of inclusive and sustainable social development.
Keywords: geopolitics, geoeconomics, globalization, transnationals, technology
INTRODUCCIÓN
Las revoluciones industriales han favorecido el crecimiento económico a lo largo de la historia, pero también tuvieron repercusiones geopolíticas y geoeconómicas en los siglos XVIII y XIX. En ese contexto, los procesos geoeconómicos fueron los que tuvieron mayor impacto sobre la estructura del sistema internacional, como la primera y segunda Revolución Industrial, resultado de nuevas tecnologías e ideas económicas; y del desarrollo de organizaciones multilaterales (Giacalone, 2016).
La geopolítica surge como disciplina a finales del siglo XIX y principios del XX con el propósito de la expansión del poder territorial de los estados. Ha sido estudiada por diversos autores, y aunque no hay una única definición, se puede decir en términos generales que es la disciplina que estudia la relación entre la política exterior, las relaciones internacionales y el entorno geográfico y natural.
De esta manera, tiene un carácter multidisciplinar al integrar con visión sistémica la política y la economía por el poder mundial, en un entorno donde los riesgos geopolíticos crecen ante las tendencias de expansión económica y política de las grandes potencias capitalistas movidas por intereses geoestratégicos a nivel mundial.
Y es que la nueva geopolítica del siglo XXI se ha transformado en geoeconomía, y la situación mundial y los conflictos regionales y globales confirman su actualidad, asociada a nuevos elementos políticos y desequilibrios económicos que trascienden la geografía. De este modo el predominio político no se concreta solo en el territorio, sino que se adentra en la esfera económica, ya que el dominio de la economía se acaba imponiendo al dominio territorial (Olier, 2015).
Consecuentemente los intereses geoestratégicos se mueven hacia nuevos territorios o regiones para controlar zonas de influencia y a la vez los recursos naturales, el comercio internacional y los mercados globales en busca de mayores ganancias y acumulación de capital a nivel internacional.
Asimismo, la globalización económica, financiera y el desarrollo de nuevas tecnologías, han dado espacios a la nueva geoeconomía como parte del proceso de cambio que afecta las relaciones internacionales, con impactos en los mercados en el contexto de la globalización y en los conflictos regionales y globales.
Así, en los últimos tiempos la geoeconomía ha sido un tema de relevancia para los estudiosos de las relaciones
económicas internacionales; y en particular la relación holista entre los intereses políticos y económicos por su importancia estratégica.
Además los acontecimientos internacionales agravados por la crisis sanitaria de la COVID-19, muestra como los intereses geopolíticos están íntimamente ligados a las ganancias económicas de las grandes potencias capitalistas y las empresas transnacionales que dominan las tecnologías de avanzada en su afán de incrementar sus ingresos, mantener y ampliar su área de influencia en otras regiones, a expensas de la explotación indiscriminada de los recursos naturales de los países subdesarrollados, con elevados índices de pobreza y el daño al medio ambiente.
De ahí, que la visión geopolítica imperial ya no apunta solamente al dominio territorial sino a la explotación de los recursos naturales estratégicos en condiciones favorables al sistema capitalista. Por ello, la combinación de los planes estratégicos de Estados Unidos y otras potencias, que ajustan lo económico con lo militar y que en el fondo persiguen el mismo objetivo: el control de los recursos para confirmar la existencia de un imperio sin competencias (Cadena, 2006).
Por su parte, la geoeconomía puede entenderse como la relación entre política económica y cambios en el poder de un Estado o en su geopolítica (consecuencias geopolíticas de fenómenos económicos)1, o como consecuencias económicas de tendencias geopolíticas o de la proyección del poder nacional (Baru, 2012). Sus raíces están en el mercantilismo francés, que buscaba mercados haciendo uso de medios militares para exportar más productos e importar menos.
Según (Baru, 2012, 2), el mercantilismo nunca desapareció totalmente y estuvo presente en acciones de Estados Unidos y Europa para enfrentar la crisis de 2008.
1 No se trata únicamente de la política económica propia, sino también de los efectos que las de otros Estados tienen en los objetivos o en el comportamiento geopolítico de un Estado-nación.
Desde otro punto de vista, la geoeconomía se refiere a las estrategias de orden económico-comerciales, decididas por los estados en el marco de las políticas dirigidas a proteger las economías nacionales, a adquirir el dominio de ciertas tecnologías claves o a conquistar ciertos segmentos del mercado mundial, relativos a la producción o comercialización de un producto o de una gama de productos, sobre los cuales su posesión o su control confiere a los propietarios Estado o empresa transnacional un elemento de poder o de proyección internacional, y contribuye al reforzamiento de su potencial económico y social (Olier, 2015).
En este sentido, recientemente un grupo de expertos expresó, que si quiere comprender muchos de los acontecimientos estratégicos más importantes que el mundo enfrentará en las próximas décadas, tendrá que reflexionar sobre la situación en la economía mundial.
Por otra parte, la evolución de la tecnología y el surgimiento de actores no estatales como las empresas transnacionales con influencia en el sistema internacional complejizan el escenario a nivel mundial, con el consecuente aumento de la brecha tecnológica entre los países desarrollados y los países subdesarrollados.
Resumiendo, se puede decir hoy que la geoeconomía es la geopolítica en el contexto de la globalización económica2; y toda acción en una dirección u otra permite alcanzar objetivos políticos (poder regional y global) y un beneficio económico. De ahí la necesidad de una visión sistémica del entorno geopolítico y geoeconómico
2 Olier, Eduardo. (2012). Geoeconomía. Las claves de la economía global. Pearson-Prentice Hall. Madrid. 2011-2013.
global para entender los procesos actuales en el escenario internacional.
DESARROLLO
En los análisis actuales del sistema internacional y su interacción con diversos elementos es importante estudiar la correlación sistémica entre geopolítica y geoeconomía, su vinculación con el dominio económico y las decisiones políticas en el proceso de la globalización, así como sus consecuencias en el crecimiento económico de los países y su influencia global.
Entonces en este contexto, la geoeconomía puede ser entendida como el uso de instrumentos económicos para promover y defender los intereses nacionales y producir resultados geopolíticos beneficiosos; y los efectos de las acciones económicas de otras naciones en las metas geopolíticas de un país (Olier, 2012).
Teniendo en cuenta lo expresado, la búsqueda de fines geopolíticos y económicos a veces puede ser poco definida, y en consecuencia ante determinados conflictos y desequilibrios económicos y financieros se entrelazan y se producen al unísono.
De esta manera, la interacción recíproca entre intereses geopolíticos y geoeconómicos de estados y empresas transnacionales es una realidad en el escenario internacional.
Geopolítica y Geoeconomía: visión sistémica
A partir de las tendencias y cambios basados en la rápida globalización de los mercados, la crisis sistémica del capitalismo, el capital transnacionalizado y los efectos de una economía digital sustentada en el valor del conocimiento, la tecnología y la innovación, las transformaciones en las relaciones económicas globales son vertiginosas e impactan en el sistema de relaciones internacionales.
Según (Giacalone, 2009) las comunicaciones y en especial los medios de comunicación, de conjunto con la virtualidad contribuyen a la transformación de la geopolítica en la actualidad. De igual forma, el rendimiento macroeconómico de una nación, la política económica internacional y los instrumentos económicos que se aplican para lograr fines geopolíticos, son dimensiones relevantes que muestran la relación entre el poder económico y político.
Sin embargo, las principales diferencias están relacionadas con los actores involucrados y los instrumentos que usan para ejercer influencia y tener el control del territorio o del mercado para su dominio mundial (Gligorov, 2015).
Entonces en este entramado “geopolítico-geoeconómico”, ¿Cuál es el papel de las empresas transnacionales?
En este proceso de transformaciones del sistema, las empresas transnacionales también son actores no estatales con sus propios intereses y proyectos geopolíticos y geoeconómicos para ampliar su influencia política y económica.
En el espacio globalizado, la economía es usada por los Estados y las Empresas Transnacionales (ETN) como una nueva arma militar que busca alcanzar el poder económico en los mercados globales. Por ello, la Geoeconomía es un tema determinante para las relaciones internacionales, la economía global y el comercio internacional asociado a los recursos estratégicos.
El rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología de los últimos tiempos, no sólo permite explicar el auge del mundo de las finanzas, sino también el gran dinamismo y el poder creciente de las empresas transnacionales, que las han convertido en los agentes más eficientes, adaptables y dominantes de la economía internacional; y son una referencia clave en la aceleración del sistema capitalista, pero al mismo tiempo propician su inestabilidad, impulsan la centralización del ingreso y son las portadoras de las tendencias a la concentración del capital que caracterizan a la acumulación.
Desde comienzos de la década del noventa, se registra el mayor crecimiento en la historia de las empresas transnacionales, y su expansión en la economía mundial en los últimos años ha estado determinada por las políticas de inversión y el ambiente macroeconómico en el que ocurre este incremento.
Asimismo, los cambios en leyes, reglamentos y regulaciones en materia de inversión con el propósito de crear mejores condiciones para atraer inversión extranjera directa (IED), eliminan restricciones o establecen condiciones para que los capitales se desplacen de una actividad a otra o de un país a otro.
En el escenario geopolítico mundial, la inversión extranjera directa es dominada por las empresas transnacionales, que tienen el poder de las nuevas tecnologías, lo que le ha permitido gradualmente ir consolidando y ampliando su creciente dominio en la economía mundial, al controlar los sectores de alta tecnología y por ende estratégicos de la economía digital.
El papel de la inversión extranjera directa y de las corporaciones transnacionales implica el análisis de diversos problemas complejos, como la contribución de las inversiones a la cuenta de capitales de la balanza de pagos, el papel de las ETN en la difusión de la tecnología y el impacto en la dinámica del empleo, entre otros. Por otro lado, la expansión de las ETN ha estado centrada en las operaciones de compra de empresas, las fusiones y adquisiciones transfronterizas.
Mediante nuevos mecanismos de inserción, con la conformación de un orden basado en cadenas productivas globales de valor, que aprovechan al máximo las fortalezas del acceso a fuentes de energía y materias primas baratas, el bajo costo o la elevada calificación de la fuerza de trabajo, les facilita dominar los mercados globales y alcanzar niveles de rentabilidad tales que llegan a sobrepasar el Producto Interno Bruto de importantes países, alcanzando un poderío que les permite operar sin tener en cuenta las reglas de la economía internacional.
Según la UNCTAD (2011), en 2010 la producción mundial de las ETN generó un valor agregado de 16 billones de dólares, lo que representa la cuarta parte del PIB mundial. A las filiales extranjeras de estas empresas les correspondió el 10% del PIB y un tercio de las exportaciones mundiales.
En 2020, el umbral de ingresos3 de las 500 empresas transnacionales fue de 5,7 mil millones de dólares, un 1% más que el año anterior. En total, las 500 empresas más grandes representan dos tercios del PIB de Estados Unidos. Con 14,2 miles de millones de dólares en ingresos (4% más), 1,2 de miles de millones en ganancias (8% más) y con un 29,2 de millones de empleados en todo el mundo (Fortune, 2020).
Todo lo contrario ocurre en los países subdesarrollados, en los cuales la inversión extranjera directa ha estado focalizada en las industrias extractivas con la explotación indiscriminada y la apropiación de sus recursos naturales sin tener en cuenta la protección ambiental, el mantenimiento de un patrón comercial basado en la exportación de materias primas y productos de bajo valor agregado, con el consiguiente aumento de la dependencia tecnológica, la desigualdad y la exclusión social, evidenciando el carácter desigual del desarrollo capitalista.
De este modo, las empresas transnacionales y el cambio científico-tecnológico, constituyen las bases de las tendencias actuales de la economía internacional. Por tanto, el control de las nuevas tecnologías asociadas a la cuarta revolución industrial refuerza el poder global de las transnacionales en los mercados internacionales (Valton, 2019).
En este contexto, la “Cuarta Revolución Industrial”, marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas, anticipan que cambiará el mundo tal como lo conocemos, y los “nuevos poderes” del cambio vendrán de la mano de la ingeniería genética y las neurotecnologías, que transformarán a los mercados internacionales con la introducción de diferentes innovaciones: impresoras 3D, inteligencia artificial, robots, biotecnología, nanotecnología, Internet de las Cosas (IoT).
De ahí que las competencias por lograr la superioridad en Internet sea un modo de lograr el poder económico y un campo permanente de actuaciones geopolíticas en la actualidad.
De este modo, las grandes transnacionales han hecho pleno uso de las teorías geopolíticas ajustándolas a la nueva era y a los cambios tecnológicos produciendo la Metamorfosis de la Geopolítica en Geoeconomía como una nueva forma de recolonización (Cadena, 2010).
En este sentido, diversos mecanismos “geopolítico-geoeconómico”, se ponen de manifiesto como un sistema integrado: la política de comercio, política de inversión, política financiera y monetaria, sanciones económicas y financieras, conflictos, guerras, ciberespacio, energía, recursos, etc.
De igual forma asociado al ciclo de las crisis económicas capitalistas, se manifiestan un conjunto de factores geopolítico-geoeconómico en el escenario internacional, entre ellos:
Control de los cambios tecnológicos y las nuevas tecnologías que refuerza el poder global (Internet-Tecnología 5G-4ta Revolución Industrial).
Acceso a los mercados mundiales.
Transnacionalización del capital.
Ámbito económico-financiero.
Los conflictos.
Las guerras por el control de los recursos mundiales estratégicos.
Ciberespacio.
3 Ver: Revista Fortune (2020). Lista anual de las 500 mayores empresas estadounidenses. Recuperado de http://www.marketersbyadlatina.com/articulo/6747fortune-500-la-lista-de-2020-la-historia-y-la-cantidad-de-ceos-mujeres-
Al mismo tiempo, el contexto mundial actual se caracteriza por la incertidumbre y la inestabilidad, agravado por la crisis sanitaria de la COVID-19, que está generando un nuevo entorno global con riesgos políticos y económicos:
» Crisis e incertidumbre financiera.
» Bajo o lento crecimiento de la economía mundial.
» Desaceleración del comercio internacional.
» Volatilidad de los precios de los productos primarios.
» Alto endeudamiento de los gobiernos, sector financiero y no financiero y de los hogares.
» Disminución de los flujos de IED en el mundo. El impacto, aunque es cardinal en todas partes, varía de una región a otra.
» Tensiones geopolíticas (política comercial y fricciones tecnológicas).
Al respecto, las tensiones en torno a los conflictos comerciales y políticos entre EE.UU. y otras naciones, principalmente con China, le impone una complejidad adicional al mundo, tanto en el plano económico, como político, tecnológico, militar y social. Además, el posible impacto que ello puede tener tanto sobre la evolución macroeconómica de esos países como a escala global, y los riesgos geopolíticos que puede generar.
Otro aspecto a resaltar son las tensiones entre EE.UU. y China, relacionadas con el dominio de las nuevas tecnologías, por ejemplo, la tecnología 5G, el ciberespacio y su influencia política; y los beneficios económicos en el crecimiento del PIB de China, que actualmente es la segunda economía mundial, y se estima que en los próximos años alcance la primera posición desplazando a Estados Unidos.
En correspondencia, los efectos del desarrollo tecnológico son impredecibles, y se prevé que la cuarta revolución industrial creará una transformación total en la estructura económica, política y social de las naciones, que puede traer un aumento de las desigualdades sociales y económicas.
Por lo tanto, representa un gran desafío para los países subdesarrollados debido a las asimetrías estructurales existentes entre los países desarrollados y los subdesarrollados, lo que acrecienta la brecha tecnológica, retarda el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, evidenciando la incapacidad del neoliberalismo del siglo XXI para solucionar los problemas financieros, económicos, políticos, sociales, sanitarios y ambientales que agobian a la humanidad.
De hecho, se ha incrementado la injusta repartición de la riqueza en el planeta, y se ha agudizado la concentración del capital en poder de pocas empresas transnacionales en los últimos años. Asimismo, continúa la tendencia a que las empresas tecnológicas y digitales desempeñen un papel más importante en las 100 principales multinacionales.
Por ende, la búsqueda de nuevos mercados se ha convertido en una prioridad para el incremento de la rentabilidad de las empresas transnacionales tecnológicas, por ejemplo, Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (Google), Facebook, Tesla, lo que implica un flujo continuo de capitales y tecnología, que desborda cualquier tipo de previsión.
De ahí que las empresas transnacionales en la economía mundial han agudizado las desigualdades sociales, el deterioro ambiental y reforzado las asimetrías entre los países.
Al mismo tiempo, en un entorno de innovación caracterizado por el comercio de productos de mayor valor agregado, los países subdesarrollados deben aumentar el gasto público en la formación de los recursos humanos y en investigación y desarrollo, que propicie la inversión productiva y un desarrollo social con igualdad y sostenibilidad.
Riesgos globales en el siglo XXI
En la coyuntura actual, es de esperar que las crisis económicas, el cambio climático, la volatilidad de los precios de las materias primas, la deuda externa; unido a la lucha por los recursos naturales, permanezcan en el futuro como retos globales de la geoeconomía con implicaciones geopolíticas.
De la misma forma, el acceso al petróleo y el gas han jugado un papel importante en la configuración de la geopolítica mundial, y han originado conflictos geopolíticos motivados por un interés geoeconómico en los recursos petroleros geoestratégicos, por ejemplo, las guerras de Irak y Afganistán en Oriente Medio.
Por otra parte, la crisis sanitaria de la COVID-19 les adiciona una mayor complejidad a las tensiones en todo el mundo, acentuando los conflictos geopolíticos y sociales en el escenario internacional.
Asimismo, el progreso hacia la inclusión digital en muchos países se ve retardado por la creciente dependencia digital, la automatización acelerada, la manipulación de la información, los vacíos existentes en la regulación tecnológica y en desarrollar habilidades y capacidades tecnológicas.
Son muchos los informes que examinan los riesgos previsibles a medio y largo plazo, desde distintos enfoques, perspectivas e intereses. Desde la perspectiva del “Informe Global de Riesgos 2021”, los riesgos globales más relevantes en 2021 y durante la próxima década pueden ser los ciberataques, las armas de destrucción masiva y, especialmente, el cambio climático”.
De igual forma revela la magnitud de la crisis causada por la pandemia: "el costo humano y económico inmediato de la COVID-19 es severo y amenaza con dar marcha atrás a años de progreso en cuanto a la reducción de la pobreza y la desigualdad, debilitando aún más la cohesión social y la cooperación global” (World Economic Forum, 2021).
4 Ver: World Economic Forum-WEF (2021). Informe de Riesgos Globales de 2021.16.a edición. Disponible en: http://www3.weforum.org/docs/WEF_GRR21_Executive_Summary_Spanish.pdf
En resumen, el Informe destaca varias categorías de riesgos globales, incluidas las siguientes4:
Entre los riesgos más probables de los próximos diez años: los eventos meteorológicos extremos, el fracaso de la acción frente al cambio climático y los daños medioambientales provocados por el hombre; así como la concentración del poder digital, la brecha digital y el fracaso de la ciberseguridad.
Entre los riesgos inminentes (los más probables en los próximos dos años): crisis de empleo y de modo de vida, la brecha digital, el estancamiento económico, los daños medioambientales provocados por el hombre, la erosión de la cohesión social y los ataques terroristas.
Los riesgos económicos ocupan un lugar destacado en un plazo de 3 a 5 años, incluyendo burbujas de activos, inestabilidad de precios, crisis de materias primas y de deuda; seguidos de los riesgos geopolíticos, incluyendo las relaciones y los conflictos internacionales y la geopolitización de los recursos.
En un horizonte de 5 a 10 años predominan los riesgos ambientales como la pérdida de la biodiversidad, las crisis de recursos naturales y el fracaso en la acción climática. Junto con ellos están las armas de destrucción masiva, los efectos adversos de la tecnología y el colapso de estados o instituciones multilaterales.
A la par, las respuestas a la pandemia han provocado nuevas tensiones geopolíticas y geoeconómicas que amenazan la estabilidad. Es probable que la brecha digital y el decrecimiento económico unido a la falta de cohesión social dentro de los países aumenten la fragmentación geopolítica y la fragilidad económica global, afectando fuertemente a la globalización y al comercio mundial.
También, los riesgos comerciales y empresariales que emanan de estas tendencias se han visto amplificados por la crisis e incluyen el estancamiento en las economías avanzadas y la pérdida de potencial en los mercados emergentes, la ampliación de las brechas entre las grandes y pequeñas empresas, la reducción del dinamismo del mercado, y el incremento de la desigualdad, obstaculizando el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
1st 2nd 3rd 4th | 5th | ||||
Extreme weather | Climate action failure | Human environmental damage | Infectious deseases | Biodiversity loss | |
6th 7th 8th 9th 10th | |||||
Digital power concentration | Digital inequality | Interstate relations fracture | Cybersecurity failure | Livelihood crises |
Top Global Risks by Impact | ||||
1st | 2nd | 3rd | 4th | 5th |
Infectious diseases | Climate action failure | Weapons of mass destruction | Biodiversity loss | Natural resource crises |
6th | 7th | 8th | 9th | 10th |
Human environmental damage | Livelihood crises | Extreme weather | Debt crises | IT infraestructure breakdown |
Fig.1. Riesgos Globales.
En las condiciones actuales, las reservas de minerales como litio, cobalto, cobre, níquel y los elementos de tierras raras, configuran un riesgo geopolítico con implicaciones geoeconómicas visión sistémica, por ser recursos vitales para el desarrollo de las nuevas tecnologías y la fabricación de productos con alto valor agregado.
Debido a que las reservas están concentradas en pocos países, los mercados asociados a los nuevos productos estarían expuestos a la escasez de esas materias primas, la volatilidad de los precios y la influencia geopolítica.
Por consiguiente, el interés de Estados Unidos y las grandes potencias capitalistas por el control de las materias primas del futuro y las reservas mundiales de petróleo, gas, agua, etc., localizadas en determinadas zonas estratégicas de la economía mundial, constituye un riesgo para la proliferación de potenciales conflictos y guerras por su dominio mundial y mantener su status quo de dominación imperial.
Fig. 2. China y la demanda de minerales “tierras raras”.
Del mismo modo, se evidencia la relación existente entre las guerras, el complejo industrial militar y el aumento creciente de los gastos militares asociados al mercado mundial capitalista de armas y a la reproducción del capital.
De esta manera, las variables económicas y las geopolíticas confluyen, en aras de la consecución de sus objetivos de dominio mundial por parte del capital transnacionalizado. A tales efectos, no se puede dejar de mencionar el ciberespacio, donde se desarrollan con fuerza en este espacio virtual, y existe una verdadera lucha por el poder económico y político, armonizando una nueva manifestación de la geoeconomía mundial.
De la misma forma, la pandemia de la COVID-19 ha provocado una crisis global de consecuencias aún impredecibles con la destrucción de empleos, aumento de la brecha digital, alteración de las interacciones sociales y cambios rápidos en los mercados. Y la incertidumbre se mantendrá generando en los países disímiles problemas económicos, financieros y el incremento del endeudamiento externo, como resultado de mayores necesidades de financiamiento para enfrentar los impactos negativos de la pandemia y el decrecimiento del Producto Interno Bruto.
La deuda externa de los países subdesarrollados creció en un 8.5% como promedio anual desde la crisis del 2008 (período 2008-2018), alcanzando en ese último año casi 8 millones de millones de dólares. El incremento en el 2018 fue más del 5% con relación al 2017 (World Bank, 2020).
En resumen, los países y regiones del mundo tendrán que enfrentar importantes desafíos a superar en 2021 y mediano plazo en relación con el crecimiento/deuda y el aumento de las tensiones sociales y geopolíticas.
Fig. 3. Acumulado de Deuda Externa por regiones (miles de millones de USD) Crecimiento vs. Deuda.
Fuente: Banco Mundial, 2020
CONCLUSIONES
De manera general, en una primera aproximación se ha puesto en perspectiva el entramado geopolítico y geoeconómico en que se desenvuelve la economía mundial en el contexto de la globalización, así como la correlación sistémica entre los problemas económicos globales y la geopolítica en la actualidad, como parte de un sistema integrado.
En este complejo escenario internacional participan diversos actores del sistema internacional que disputan entre sí por lograr el poder político y la defensa de sus intereses económicos. Para ello aplican diferentes mecanismos y medidas geopolíticas-geoeconómicas, para dominar los mercados globales y mantener o ampliar su área de influencia política.
Y en la actual aceleración tecnológica es necesario que los países subdesarrollados tengan la capacidad de integrarse e insertarse con rapidez al cambio de paradigma y a los nuevos desarrollos tecnológicos, ya que será un factor de dominio que redelineará el sistema de relaciones internacionales del siglo XXI, con especial énfasis en un mayor impulso a las tecnologías de la información y las comunicaciones y el uso de los medios de comunicación en función
de las necesidades de la sociedad, como soporte de todo el proceso de cambio tecnológico a nivel mundial.
Una mirada hacia el futuro presupone riesgos y conflictos globales por el dominio de las reservas de materias primas estratégicas, lo que despoja a territorios, poblaciones y recursos comunes en el Sur Global, con impacto negativo en la naturaleza y la existencia humana. Es vital que los gobiernos adopten políticas gubernamentales destinadas a fomentar la cooperación internacional, la innovación y el progreso tecnológico, e incluyan políticas ambientales e industriales para reactivar sus economías, tendencia que tiene repercusiones en la relocalización de las cadenas regionales y globales de valor, las corrientes comerciales y las normas por las que se rige el comercio mundial, garantizando un desarrollo social sostenible.
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