Dos tipos de capitalismo de Estado en pugna

Two types of State capitalism in pugnacity

Dr. C. Ernesto Molina Molina

Doctor en Ciencias Económicas. Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba. Profesor Titular de Economía Política, Historia del Pensamiento Económico y Teoría Económica, Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García. Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, e-mail: emolina@isri.minrex.gob.cu. ORCID: iD: 0000-0001-7825-5001



Recibido: 29 de abril de 2020 Aprobado: 25 de mayo de 2020



RESUMEN El capitalismo monopolista de Estado ha funcionado en el Norte político, ya sea con políticas keynesianas o neoliberales, pero en el Sur el capitalismo de Estado, unas veces se ha “diseñado” al servicio del Norte y otras veces al servicio del Sur. El propó- sito de este artículo es mostrar cómo los economistas del llamado Sur político han debatido este asunto, es decir: ¿cuáles pueden ser las mejores políticas de gobierno para orientar las economías de sus países frente a las condiciones de globalización del capital?

Palabras clave capitalismo de Estado; Sur político, Norte político, competitividad legítima.



ABSTRACT Monopoly State Capitalism has functioned in the political North, either with Keyne- sian or neoliberal policies. Nevertheless, in the South, state capitalism has someti- mes been “designed” at the service of the North and other times at the service of the South. The purpose of this article is to show how the economists of the so-called poli- tical South have debated this issue, that is: what can be the best government policies to guide the economies of their countries in the face of the conditions of globaliza- tion of capital?

Key words State capitalism; Political South, Political North, legitimate competitiveness.




INTRODUCCIÓN

Ciertamente las teorías macroeconómicas dise- ñadas desde enfoques keynesianos o neoliberales por la academia burguesa convencional no respon- den a las necesidades del desarrollo de nuestros países del Sur. Vincular el interés nacional con el interés clasista y hacerlo de una manera acertada, ha sido histórica y prácticamente uno de los proble- mas más complejos e importantes en la lucha de los pueblos del Tercer Mundo.


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En el diseño que los Estados del Sur deben lle- var adelante en sus políticas económicas para ele- var su capacidad de negociación frente al Norte, han de tener muy presente los posibles escenarios en que se van a desenvolver sus economías. Esto implica conocer cómo influyen las expectativas en

el análisis económico, pues antes de elaborar la política a seguir se ha de realizar un diagnóstico.

Partimos de la hipótesis: el diseño de la política económica de un Estado que aspire al desarrollo de su pueblo debe estar en función de una competitivi- dad legítima (en favor de las mayorías) en condicio- nes de globalización.


DESARROLLO

La salida del subdesarrollo se hace muy difícil en las actuales condiciones de globalización del capital. Mientras la economía mundial sea eminen- temente capitalista, los Estados del Sur se podrán abrir paso en la medida que sea capaz de competir con la economía de mercado dominante. La expe- riencia globalizadora del capital hace patente que


la mejor regulación que puede realizar un Estado del Sur al sistema empresarial nacional es hacerlo actuar como un aparato productivo único, altamente cooperativo y altamente competitivo.

Es lógico que una sociedad que intenta acceder al desarrollo desde el Sur, herede un aparato pro- ductivo nacional no homogéneo, con una estructura productiva muy desigual. La regulación estatal debe garantizar que sea contrarrestada la tendencia obje- tiva de la diferenciación social, la cual es originada sistemáticamente por el mercado y la existencia de ingresos que no provienen del trabajo equivalente o ni siquiera del trabajo.

El empresario de un país subdesarrollado –por muy competitivo que aspire a ser, nacional e inter- nacionalmente– no puede prescindir de una variable que lo condiciona socialmente: el salario medio real. Todas las demás variables dependen del salario medio, por tanto, en dependencia de los resultados cuantitativos y cualitativos del aparato productivo nacional y de la empresa, así debe incrementarse o no el salario medio.

El salario medio traza un límite al valor de todas las demás rentas y esto cobra una importancia especial en una economía del Sur, en que participan diversas formas de propiedad, incluyendo el capital extranjero. Por eso, un Estado legítimo representante de su pueblo, en estrecha relación con el empresa- riado y los sindicatos obreros, debe elevar la capa- cidad de regulación y conciliación de intereses para defender un nivel de salario medio de acuerdo con el incremento de la productividad que genera el aparato productivo nacional, y al mismo tiempo debe regular el grado de diferenciación que expresa ese salario medio y su correlación con los ingresos que no pro- vienen del trabajo, lo que permite distinguir dos tipos de capitalismo de Estado: el que se pone al servicio del Norte y el que se pone al servicio del Sur.


Importancia de la competitividad legítima para el desarrollo

A principios de la décadad de los años ochenta del siglo xx, Keniche Ohmae y Michael Porter popu- larizaron el término competitividad, que ha resultado tan importante como el de globalización. Ambos autores partieron de la perspectiva gerencial y, sin embargo, unieron al enfoque microeconómico el macroeconómico.

En ambos autores interesan las ventajas diná- micas o adquiridas, y ello es lógico pues están

reflejando cambios objetivos de carácter técnico productivo y socioeconómico.

La competitividad es el conjunto de habilidades y condiciones requeridas para el ejercicio de la com- petencia. La competencia es más bien el resultado de la competitividad.

Michael Porter, quien participó en la Comisión sobre la Competitividad Industrial durante la Admi- nistración Reagan, y autor de varios libros, entre ellos: La ventaja competitiva de las naciones (1990), planteó este problema: “El concepto de empresa competitiva está claro, el de una nación competitiva no lo está”.

No existe una teoría convincente que explique la competitividad nacional. Y, sin embargo, el entorno nacional desempeña un papel estelar en el éxito competitivo de las empresas. Comprender el papel de la nación en la competencia internacional es tan valioso para las empresas como para los gobiernos, para mantener las ventajas competitivas.

El nuevo paradigma técnico-económico funda- menta su ventaja competitiva en las economías internas y externas:


Sin embargo, en el casillero correspondiente al gran dinamismo y buen nivel de equidad no aparece ningún país latinoamericano, aunque sí otros paí- ses de fuera de la región. Tal situación Fajzylber la definió como el casillero vacío del desarrollo latinoa- mericano, lo que indica que el modelo de desarrollo latinoamericano para una industrialización tardía no había logrado generar un crecimiento económico compatible con adecuados niveles de equidad. De aquí que Fajnzylber se pronunciara por generar un círculo virtuoso entre crecimiento, competitividad, progreso técnico y equidad. Una sociedad no equi- tativa solo favorecería la competitividad espuria.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe subraya que, dada la conexión existente entre equidad y crecimiento económico, se nece- sita implementar una política social activa, ligada con los ritmos y la estabilidad del propio crecimiento económico. No basta con aumentar los esfuerzos en materia de educación si es imposible una gene- ración dinámica de empleos de calidad. También es importante desarrollar mecanismos que promuevan una mayor adaptación de la fuerza de trabajo al cambio tecnológico, así como la capacitación labo- ral a niveles sectoriales y laborales.

Un aspecto de vital importancia lo constituye el logro de mayores niveles de integración regional. Este es uno de los ejes del pensamiento cepalino desde la época estructuralista y a la que la Comi- sión Económica para América Latina y el Caribe dedicó un gran espacio en su nueva estrategia y en este sentido difundió la idea del regionalismo abierto (CEPAL, 1994), que no se ajusta exactamente a la concepción de la desconexión de Samir Amin, por- que no deja claramente definido el carácter de la interdependencia entre el Norte y el Sur.


CONCLUSIONES

La pandemia del COVID-19 ha evidenciado que la desatención de la salud de la población es un problema global sin solución en la sociedad capi- talista; pues es un negocio más como cualquier otro servicio, no es un derecho humano. Y mientras los medios masivos a escala mundial informan el número de fallecidos todos los días ante esta pan- demia, los muertos por hambre, que son muchos más, nunca han sido noticias diarias, solo ponen nerviosos a los hambrientos.

Los economistas del llamado Sur político se debaten sobre cuáles pueden ser las mejores polí- ticas de gobierno para orientar las economías de sus países frente a las condiciones de globalización del capital. Ciertamente las teorías macroeconómi- cas diseñadas desde enfoques keynesianos o neo- liberales por la academia burguesa convencional no responden a las necesidades del desarrollo de nuestros países del Sur. Vincular el interés nacio- nal con el interés clasista y hacerlo de una manera acertada, es histórica y prácticamente uno de los problemas más complejos e importantes en la lucha de los pueblos del Tercer Mundo.

En el diseño que los Estados del Sur deben llevar adelante en sus políticas económicas para elevar su

capacidad de negociación frente al Norte, han de tener muy presente los posibles escenarios en que se van a desenvolver sus economías. Esto implica conocer cómo influyen las expectativas en el análi- sis económico, pues antes de elaborar la política a seguir se ha de realizar un diagnóstico.

Partimos de la hipótesis: el diseño de la política económica de un Estado que aspire al desarrollo de su pueblo debe estar en función de una competitivi- dad legítima (en favor de las mayorías) en condicio- nes de globalización.

El cambio tecnológico se produce siempre en los marcos de determinado sistema social, sujeto, por tanto, al sistema de leyes que rige dicha sociedad. De ahí la importancia que concediera Marx al análi- sis socioeconómico del cambio tecnológico, por no considerarlo un fenómeno neutral o indeterminado socialmente, aun cuando por vía empírica podamos analizarlo como si obedeciera a tendencias propias, totalmente independientes y no sujetas a la regula- ción social.

En realidad, en los marcos del sistema capita- lista, el cambio tecnológico está sujeto al criterio de maximización de la ganancia, por lo que cada nueva tecnología se pone al servicio de un segmento de la división social del trabajo, sin medir las repercusio- nes que esa tecnología pueda tener sobre el con- junto, sea la división del trabajo, sea la naturaleza: no interesan. La empresa capitalista no está dise- ñada para tener en cuenta los efectos perversos del cambio tecnológico.

Todos estos problemas económicos globales han desencadenado una serie de consecuencias que influyen sobre los procesos sociales, jurídico-insti- tucionales, político-militares, ambientales y éticos, entre otros, conformando una tupida madeja de causas y efectos que se influyen mutuamente los unos a los otros, y ponen en peligro la seguridad a escala global.

Los problemas económicos globales, al agu- dizar la lucha de competencia entre las naciones, las empresas y hasta los individuos, han llegado a crear las condiciones para el estallido de importan- tes problemas políticos globales. Sin embargo, en el actual contexto internacional los problemas políticos globales han dado pie al desarrollo de novedosas

–y muy reaccionarias– concepciones económicas, éticas, entre otras, a escala mundial, mediante las cuales se está subvirtiendo o se intenta subvertir todo lo más positivo que ha alcanzado la evolución del pensamiento hasta nuestros días.

Los problemas ambientales globales que padece la humanidad y que son el resultado, en gran medida, de los problemas económicos globales, han moti- vado la presentación de notables problemas socia- les como la aparición de inmensas cantidades de personas que migran desde territorios cuyas tierras se han erosionado o esterilizado, o en que las fuen- tes de agua escasean o se han contaminado, hacia otras regiones del mismo país o de otros países, provocando una sobrecarga de este territorio y la eventual reproducción del mismo fenómeno o el de conflictos entre la población desplazada y la origina- ria del territorio.

Esto supone también considerar todos los inte- reses legítimos de la humanidad, pues con cierta lógica racional se puede aceptar la existencia de un “Tercer Mundo” a lo interno del “primer mundo”. Ello hace posible y necesaria la búsqueda de una alianza global, concebida con gran creatividad, pues sin ella no es posible acceder a todas las formas de lucha efectiva contra el capital global.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Homines, 13.

Baran, P. (1959). La Economía Política del crecimiento. México: Fondo de Cultura Económica, pp.39-61,.

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Furtado, C. (1978). Prefacio a una nueva economía política. 2da ed. México: Editorial Siglo XXI, p. 35.

Furtado, C. (1983). Breve introducción al desarrollo. Un enfoque interdisciplinario. México: Fondo de Cultura Económica.


BIBLIOGRAFÍA

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CEPAL (1994). El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe, la integración económica al servicio de la transfor- mación productiva con equidad. Santiago de Chile.

Fajnzylbert, F. (1978). Sobre la impostergable transformación productiva de América Latina. Revista Pensamiento Ibe- ro-americano, 16.

Molina, E. (2016). Devenir del Modelo Económico Socialista. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.